capitulo 4

El jardín de rosas blancas era un espectáculo impresionante. Cientos de flores inmaculadas florecían en hileras ordenadas, su delicado aroma llenando el aire fresco de la mañana. En medio de las rosas, de pie junto a un cenador cubierto de glicinas, estaba él: el Duque Kaelen Varkos.

Incluso desde la distancia, su presencia era imponente. Alto, con cabello negro azabache que le llegaba hasta los hombros y una vestimenta elegante en tonos oscuros, exudaba una aura de poder y frialdad. Su rostro, de facciones afiladas y ojos grises penetrantes, reflejaba una calma imperturbable. Junto a él, discretamente a un lado, se encontraba Damian Thorne, el protagonista de la novela, con su cabello castaño rizado y una expresión de tranquila observación.

Mi corazón dio un vuelco. Era ahora o nunca. Caminé hacia ellos, tratando de mantener la compostura y recordando la humildad que el Sistema me había aconsejado.

"Buenos días, Duque Varkos", dije, haciendo una ligera reverencia, tratando de no parecer demasiado obsequioso. "Lord Thorne." Añadí una inclinación de cabeza hacia Damian, algo que el Liam original jamás habría hecho.

El Duque volvió su mirada hacia mí, sus ojos grises escrutándome con una intensidad que me hizo tragar saliva. Damian me dirigió una mirada ligeramente sorprendida.

"Lord Evergarden", respondió el Duque con su voz profunda y resonante. "A estas horas ya despierto." Había un ligero tono de ironía en sus palabras, recordando su habitual pereza matutina.

"Sí, Duque", respondí, tratando de mantener un tono de voz tranquilo y respetuoso. "La belleza de su jardín me ha atraído."

Sus ojos se posaron de nuevo en las rosas, y aproveché la oportunidad para seguir el consejo del Sistema.

"He estado admirando sus rosas blancas, Duque", dije, acercándome un poco más al cenador. "Son excepcionalmente hermosas. Me preguntaba... ¿tiene alguna variedad en particular que prefiera o algún método especial de cuidado para mantener su pureza?"

Hubo un breve silencio. El Duque me miró de nuevo, con una expresión que no pude descifrar. Damian también parecía curioso por mi repentino interés en la jardinería.

[Alerta del Sistema: Nivel de riesgo de la misión 'Impresionar al Duque Kaelen Varkos': Ligeramente aumentado.]

¿Aumentado? ¿Por qué? ¿Había dicho algo mal?

El Duque finalmente habló, su voz ligeramente menos fría de lo que esperaba. "Las rosas 'Iceberg' son mis favoritas por su resistencia y la pureza de su color. Requieren un cuidado constante y una poda precisa para mantener su forma y evitar enfermedades."

Sus palabras fueron concisas pero informativas. Parecía que mi pregunta no lo había ofendido.

"Ya veo", dije, asintiendo con interés. "La dedicación que requieren debe ser considerable. Es admirable que encuentre tiempo para ello con sus numerosas responsabilidades."

[Alerta del Sistema: Nivel de riesgo de la misión 'Impresionar al Duque Kaelen Varkos': Disminuido ligeramente.]

Bien. Parece que halagar su dedicación fue una buena jugada.

El Duque pareció considerar mis palabras por un momento. Una sombra fugaz cruzó su rostro antes de que volviera a su expresión habitual.

"El jardín es un refugio de paz", respondió, con un tono ligeramente más suave. "Un lugar donde las preocupaciones del mundo pueden desvanecerse, aunque solo sea por un instante."

Esa respuesta me tomó por sorpresa. Era una visión inesperada de la personalidad del frío Duque.

"Entiendo perfectamente, Duque", dije, sintiendo una conexión inesperada con sus palabras. "A veces, encontrar un momento de tranquilidad en medio del caos es esencial."

Damian asintió suavemente, con una pequeña sonrisa en sus labios. El Duque me miró una vez más, y por primera vez, sentí que su mirada no era puramente de escrutinio, sino quizás... ¿de una ligera sorpresa?

[Misión 'Impresionar al Duque Kaelen Varkos': Progreso del 25%.]

¡¿Solo el 25%?! Bueno, al menos no había fallado miserablemente. Todavía tenía que mantener la compostura y encontrar más oportunidades para demostrar esa "humildad y perspicacia" que el Sistema tanto enfatizaba. El primer obstáculo, al menos, parecía haber sido superado sin una "muerte inmediata". Por ahora, eso era una victoria.

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