En los siguientes días, Madre me llamaba de vez en cuando para cenar cuando tenia tiempo libre, y me preguntaba siempre como iba en mis clases, al parecer no era una mala madre solo estaba muy ocupada y no tenia mucho tiempo, pero estaba al pendiente del informe de los empleados.
En las clases me iba bien por los recuerdos de este cuerpo, pasaron los días y llego el día en que llegaba de la capital el conde, salimos a recibirlo los principales empleados, mi madre y yo. El llego y saludo a madre con un beso en la mejilla y a mi me dio una palmadita en la cabeza y me dijo que me había traído un regalo, de seguro era uno de esos vestidos de la capital con mucha tela, ya entramos y yo subí a dormir que ya era tarde. Al día siguiente después de mis clases le pedí a Nana que me llevara al despacho de mi padre para hablar con el. Ella me guió por la casa y llegamos a la puerta, tocamos para pedir permiso de entrar y el nos dijo que pasáramos. cuando entre el estaba sentado en el escritorio firmando unos documentos y no levanto la cabeza para mirarme. yo lo salude con una reverencia y el me dijo que me sentara aun sin levantar la cabeza, yo me senté en la silla frente al escritorio.
- Cuéntame Bella para que quieres hablar conmigo. Aun no me miraba.
Padre, quiero pedir su permiso para poder empezar a entrenar con los caballeros del condado, ya que no quiero ser tratada como una damisela en peligro.
- Levanto la cabeza y me miro directamente a los ojos, tiene una mirada que puede ver mi alma completa, Sabes que el entrenamiento de los caballeros del condado no es un juego y no puedes tomarlo como un capricho.
Padre no es un capricho, de verdad quiero empezar a entrenar.
- Creo que vio mi determinación, y asintió, dijo, haré los arreglos con el capitán Marcelo para que el te guié en el entrenamiento, no me hagas quedar mal Bella con que solo es un capricho, no nos vayas a hacer perder tiempo a todos con esto.
No padre, no se va a arrepentir, le hice una venia y salí muy feliz de allí, le dije a nana que me guiara al despacho de mi madre para pedir nuevo vestuario sin tanta tela y uno adecuado para entrenar, al llegar allí tocamos en la puerta y ella nos dio el pase, entramos y yo salude e hice una reverencia, ella mirándome me indico que me sentara en la silla frente a ella, pregunto que necesitaba.
Madre quiero empezar a entrenar, ya le pedí permiso a Padre y el acepto, pero ahora quiero llamar a la modista y solicitar la nueva ropa para entrenamiento. Madre era la encargada de la modista asignada a la casa principal del condado, al pago de las facturas y cosas necesarias de la casa.
- Como es que quieres entrenar, eso no es apto para una dama de sociedad como tu!!
Madre quiero empezar a entrenar mi cuerpo, tu sabes que las mujeres estamos expuestas a muchos peligros y quiero también saber defenderme, no siempre podre contar con la ayuda de una guardia o de padre.
- Pero eso se vería muy mal delante de las otras damas de sociedad, ademas si es un capricho tuyo seria peor todo el mundo dirá cosas malas de ti.
Madre pero nadie debería enterarse por el momento, solo tengo seis años no es como que vaya a empezar a andar con una espada a la cintura, (seria muy cool) ja,ja,ja, ademas tampoco es que vaya a necesitar usar mi entrenamiento (eso espero).
- Esta bien, le pediré a la modista que venga a tomarte medidas. Su cara mostraba que no estaba muy convencida todavía, seguro pensaba que se me pasaría rápido.
Agradecí y salí rápido del despacho sin darle tiempo de arrepentirse, Nana no estaba tampoco muy contenta con la idea, pero no dijo nada, seguro también pensando que era un capricho pasajero de mi parte.
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