Capitulo 2

Nahir:

Miré hacia abajo, mis manos ya no aguantaban sosteniéndome más, negué con la cabeza, mis lagrimas recorrían mis mejillas, trataba de mantenerme firme, pero el aire estaba demasiado fuerte. No me quedaba de otra, no iba a poder resistir más tiempo. Por más que quise mantenerme fuerte y llegar a tierra Rusa, esto me sobrepasaba por todas las cosas.

Terminé por soltarme.

Nahir: AAAAAAAHHHHHHHH….

Mi corazón estaba tan acelerado, oprimí el botón del traje expandiéndose un poco, mi caía no era de la mejor, pero me haría llegar a tierra firme. Caía demasiado rápido, trataba de protegerme de no dar tremendo golpe y causar que perdiera a mi bebé.

Las ramas de los arboles iban causándome pequeños raspones, trataba de sostenerme entre las ramas. Mi cuerpo empezaba a rodas cuesta abajo… parecía como si de un precipicio se tratara…

Caí por completo extendiendo mis brazos sobre el piso. Me dolía mucho mi cuerpo. Negué con la cabeza mirando hacia el cielo.

Auuuuuuuuuuu….

Giré un poco escuchando algunos aullidos, no tenía la mínima idea de donde me encontraba. Me fui levantando quedando sentaba en el piso. Sostuve mi cabeza negando con ella. Solo en recordar el sonido del disparo, ver caer sin vida el cuerpo de Santino.

No, eso no podía ser cierto, por que cuando trato de que las cosas vayan bien, algo se interpone.

Me puse de pie, miraba por mi alrededor, ni siquiera tenía idea por donde ir. Solo me acompañaban las armas que Santino había hecho para mi...

Empecé a caminar por un camino, no había ni una sola casa, no había nada que me diera indicio que habían personas para ayudarme.

Mi corazón me dolía, estaba sin prestar atención por donde iba. Llevé mi mano en mi vientre. Esperaba tener respuesta por parte de mi bebé, pero aun estaba tan pequeño que las cosas se me iban a complicar.

(…)

No tenía idea de cuanto tiempo llevaba caminando, mi cuerpo estaba cansado y emocionalmente estaba deshecha.

Levanté mi mirada hacia el frente mirando que había como una pequeña hacienda, se notaba abandonada. Caminé hacia ese lugar.

Mis pasos eran demasiados cortos y pesados, solo quería comer un poco y beber un poco de agua, mi cuerpo lo estaba necesitando. Me estaba tambaleando sin poder mantener mi paso firme, sin poder seguir avanzando… caí al piso extendí mis brazos, girando, mi cuerpo estaba sacando sus ultimas energías que le quedaban, quería llegar a las escaleras de este lugar, mi cuerpo lo arrastraba, pero sentía que había dado todo… Cerré mis ojos con fuerza dejando salir mis lagrimas. Todo se veía completamente en negro.

(… Una semana después)

Abrí mis ojos lentamente… tragué saliva, me removí sentándome sobre la cama, miré de un lado y del otro viendo un cuarto de paredes de madera….

Aparté las sábanas, noté que tenía unos pants y una playera de pijama, mis manos tocaban mi cuerpo, me di cuenta en mi brazo que tenía un catéter con suero. Lo fui removiendo poco a poco, cerré mis ojos mordiendo mi labio inferior por el dolor que me había ocasionado.

Bajé de la cama, tuve la necesidad de sostenerme de una de las mesitas de estar, levanté mi mirada hacia la ventana que se dejaba ver que estaba nevando.

(Escuchen- Million Years Ago, Adele)

Di varios pasos pequeños acercándome hacia la ventana, se podía ver como el lugar estaba cubierto de nieve.

Levanté mi mano viendo la argolla de matrimonio, mis ojos se llenaron de lagrimas, recordé cuando le dispararon a Santino. Negué con la cabeza, me giré un poco escuchando voces en algún lugar… Caminé hacia la puerta abriendo lentamente. Aseché un poco viendo un largo pasillo, salí casi de puntillas, trataba de no hacer nada de ruido.

Iiiiii!!!!

Mordí mi labio inferior al escuchar el rechinar de la madera… me apresuré reposando mi cuerpo en la pared, aseché viendo a un hombre que estaba sentado frente al televisor…

Tragué saliva, salí del pasillo mirando hacia el hombre que bebía algo en una taza resoplaba de lo hirviendo que se veía…

Nahir: Ho… (carraspeo) Hola.

El hombre dejó su taza girando, me sonrió amablemente, se puso de pie corriendo una de las sillas, me hizo seña que tomara asiento.

No podía confiar de nadie, no lo conozco, pero tenerme aquí ya era suficiente.

Pavel: Mi nombre es Pavel Luvov.

Nahir: Nahir Belov.

Pavel: Mucho gusto, pensé que nunca te despertarías. Ven toma un poco de te.

Asentí con la cabeza, me senté en la silla, lo seguía con la mirada, no fuera ser otro traidor, por el apellido parecía ser Ruso, y eso es de lo que debo tener cuidado en todo momento.

Sirvió un poco de te en una taza, me miró asentando sobre la mesa, sostuve la taza soplando un poco.

Nahir: ¿Dónde estoy?

Pavel: ¿Dónde te gustaría estar?

Sonreí negando con la cabeza, miraba fijamente la taza, mis ojos se llenaron de lagrimas, levanté mi mirada hacia él que me estaba mirando.

Pavel: Estamos en Saratov rusia.

Entreabrí mis labios, sorprendida al saber que estaba en territorio ruso. Levanté la taza bebiendo lentamente el te. La aparté de mis labios dejando sobre la mesa.

Pavel: Te encontré tirada en la puerta de mi cabaña. Estabas débil y sin fuerzas. Traías armas en tu traje. ¿Quién eres?

Nahir: Me llamo Nahir Belov, soy rusa.

Pavel: Perteneces a una federación rusa. Lo digo por el tipo de armas que tenías. Que para nada eran rusas.

Negué con la cabeza, no conocía a este hombre y tampoco quería dar demasiados detalles sobre quien era.

Nahir: Necesito llegar a unas personas. Es todo lo que te puedo decir.

Pavel: De acuerdo. ¿Puedo saber a que personas?

Bajé la mirada negando con la cabeza… jugaba con mis dedos alrededor de la taza.

Nahir: Mientras menos sepas, mejor para tu seguridad.

Pavel: Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras, aunque creo que tu esposo no le agradará saber que estas bajo el mismo techo de un hombre.

Miré mi argolla, mis lagrimas empezaron a caer, las aparté, levantando mi mirada. Él me miraba queriendo salir de tantas dudas que de seguro tenía.

Nahir: Mi esposo fue asesinado, estoy embarazada.

Pavel: ¿Embarazada? ¿Cuánto tiempo?

Nahir: Semanas. Prometo que cuando pueda me marcharé.

Pavel: Nahir, te he dicho, puedes quedarte el tiempo que quieras. Aquí vivo solo, prometo no meterme en nada que no quieras decir.

Asentí con la cabeza, agradecía la hospitalidad, tampoco es que me quedara mucho tiempo, tenía planes en mi cabeza, sin Santino las cosas para los italianos se iba a complicar y más ahora que la Pendrive Central había caído en manos de Lestad.

Nahir: Necesito unas cosas. Cosas que puedo pagar.

Pavel: ¿Cómo que?

Nahir: Una portátil para empezar.

Pavel: La recepción aquí no es la mejor, pero puedo ayudarte a conseguir lo que necesitas.

Sonreí apartando las pocas lagrimas que me quedaban en mis mejillas, le di un sorbo a mi taza, poniéndome de pie, él extendió su mano evitando que levantara mi taza.

Pavel: Ve a descansar, lo levanto.

Negué con la cabeza… La hospitalidad de este hombre era bien recibida, pero tampoco podía soportar ser tratada de la manera que no tenga que hacer nada.

Nahir: en algún momento de mi vida, me trataron de esa manera, no me agradaba que las personas estuvieran haciendo las cosas por mi. Solo pido que me dejes hacer las cosas por mi misma.

Asintió con la cabeza, apartó su mano, caminé hacia el fregadero, mirando a través de la ventana, la nieve caía y caía. Reposé mis manos en la meseta del fregadero, se paró a mi lado viendo hacia afuera.

Pavel: Nahir…

Levanté mi mirada hacia él.

Pavel: ¿Qué personas necesitas buscar?

Solté un gran respiro, me di la media vuelta reposando mi cuerpo en la meseta, crucé mis brazos.

Nahir: La persona que asesinó a mi padre, la misma que asesinó a mi primer hijo y la misma persona que asesinó a mi esposo a sangre fría.

Pavel: La venga nunca es buena.

Nahir: No pienso vengarme, pero si impedir que haga algo que pondrá en riesgo a muchas personas inocentes.

Pavel: ¿Sabes? Te me haces una mujer noble de un buen corazón. Solo que el dolor de las pérdidas de tus seres queridos te están cegando.

Nahir: Un día nos despedimos, pero la verdad es que nunca nos dijimos adiós. Uno nunca salió del corazón del otro, jamás se volverán a ver, pero jamás se olvidarán, por que amores así de fuertes quedan tatuados en el alma y permanecen para siempre. Así es satanás, le gusta tomar lo mas bello para después arruinarlo.

Mis lagrimas rodaban por mis mejillas, trataba de no querer seguir llorando pero no era tan fuerte como aparentaba no en este momento.

Pavel: hay personas que nacen para cuidar a otros.

Nahir: ¿PERO QUIEN ME CUIDA A MI?

Pavel: ¿Perdona?

Nahir: ¿Que quien me cuida a mi? que me paso la vida pendiente de todo el mundo, pero nadie está pendiente de mi y no hablo de que me pregunten que tal estoy, No. estoy harta de eso. No, no quiero preguntas, no quiero compasión, que de eso ya tengo suficiente para mi misma. Yo quiero personas a mi lado . Que.. que aguanten mis cambios de humor y que me aguanten si me comporto como una idiota y si vomito pues que me agarren el cabello y si me quedo dormida en el sillón que me tapen con una manta. Yo solo quiero que me cuiden como... como yo cuido al resto. Pero estoy tan sola que no tengo a nadie para darme ese cuidado que mi esposo me daba…

Cubrí mi rostro con mis manos, negaba con la cabeza, no sabía como poder salir de esta.

Nahir: He perdido a mi padre, a mi hijo y a mi esposo… Es normal que me derrumbe cuando…

Pavel: Ven, vamos, tienes que descansar.

Apartó mis manos de mi rostro, me sostuvo de los hombros, mirándome..

Pavel: Bienvenida al jardín de las flores secas al lugar en el que las maldades florecen y las esperanzas se pudren.

Asentí con la cabeza, los dos caminamos de regreso a la habitación donde me había dejado. Abrió la puerta cediendo el paso. Entré viendo la cama que ahora serían una eternidad las noches sin Santino… Me ayudó a recostarme en la cama, me cubrió con la sabana, mis lagrimas las apartaba con mis dedos.

Caminó hacia un ropero abriendo la puerta, sacó unas colchas, la extendió sobre de mi cubriéndome.

Pavel: Descansa. Recuerda Nahir… Te van a destruir de la manera mas bella y cuando se vaya finalmente entenderás por que los huracanes tienen nombre de personas.

Sonrió caminando hacia la puerta, apagó la luz, salió cerrando la puerta. Todo había quedado en completo silencio, un silencio que me mataría por dentro. Cerré mis ojos pero mis lagrimas no dejaban de fluir.

Ahora tenía que empezar desde cero, sin las personas que me rodeaban, sin Santino.

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