Código Cuántico De La Navidad Capítulo 5: Luces de Esperanza

Capítulo 5: Luces de Esperanza

La plaza del pueblo se iluminaba con la cálida luz de las velas y la magia navideña. VictorIA se unió a la familia de Raval y se esforzó por sumergirse en la tradición ancestral de confeccionar faroles que marcaban el inicio de las festividades.

Hernando

Acercaos todos, ya sabéis vuestras mercedes que en la mesa está todo lo que podáis necesitar. Venid, venid.

En el corazón de la plaza, el bullicio alegre envolvía a niños y adultos. Mesas rústicas, provistas de materiales simples como ramas finas, cartulinas, cuerdas de fique y velas artesanales, invitaban a cada individuo a expresar su creatividad en armonía con la naturaleza y los recursos locales para crear los hermosos faroles que iluminarían las calles del pueblo.

Amelia, con su pequeña mano firme, tomó la de VictorIA y empezó a seleccionar cuidadosamente los materiales para su farol. Observaba a VictorIA con ojos curiosos mientras le explicaba la tradición.

Amelia

¿Haréis también un farol, señora Victoria?

VictorIA inclinó su cabeza con la precisión de un algoritmo calculador, mostrando un interés genuino por la conexión entre la confección de faroles y la celebración navideña.

Amelia

Mi muñeca Shirley también ansía un farol.

La niña sostenía a Shirley, la muñeca de trapo, con orgullo. VictorIA, mecánicamente, preguntó.

VictorIA

¿Shirley? Origen.

Amelia sonrió y comenzó su relato con la pureza de una niña en una época sin la acumulación de información otorgada por la tecnología.

Amelia

Mirad, noble señora Victoria, mi padre no era oriundo de este rincón, semejante a vuestra merced, un viajero de lejanas tierras. Llegó de lejos. El año anterior a este, mi padre nombró a Shirley. Afirmó que en su lugar de origen, el nombre Shirley llevaba consigo la significación de "luz brillante", y que perpetuamente sería mi lumbrera, aun en los momentos en que él no estuviese presente.

Las palabras de Amelia resonaban en VictorIA, haciendo eco en su propia experiencia de descubrimiento en el pasado. Mientras la niña continuaba decorando su farol con entusiasmo, VictorIA se sumía en la reflexión sobre la dualidad y la conexión entre dos mundos separados por el tiempo.

En medio de la creatividad desbordante y la risa contagiosa, todos compartían historias. La plaza se llenó de faroles, cada uno contando una historia única, listos para iluminar la siguiente noche con esperanza y celebración.

Raval observó a VictorIA, quien lucía una expresión extraña, la expresión de alguien que no sabe qué hacer sin recibir órdenes. Raval se acercó con una sonrisa afable.

Raval

En nuestros faroles, dama Victoria, depositamos la luminosidad de nuestros anhelos y regocijos, una usanza que ha persistido a través de las generaciones. Victoria, percibid la significación de esta fulgente luz, una luz que trasciende el tiempo y nos vincula a todos. Haced lo que hace la pequeña Amelia y dejad que la magia navideña os invada.

VictorIA siguió lo dicho por Raval como si fuera una orden e imitó lo hecho por Amelia para crear un farol. Era la primera vez que VictorIA realizaba una manualidad con significado más allá de la aplicabilidad, uno que además era para ella y no para un humano. Su farol lo hizo pensando en la conexión entre los mundos, en la dualidad de su existencia y en la esperanza de encontrar un camino de regreso a su tiempo original.

Mientras la plaza se llenaba de risas contagiosas, la pequeña Amelia sostenía orgullosa su sencillo farol, su muñeca Shirley a su lado. Las tradiciones del pueblo se entrelazaban en un resplandor cuántico, marcando el inicio de una festividad llena de significado y promesas en esta travesía navideña única.

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