T1 E2

*Minutos más tarde, al anochecer, Antonella regresaba a su casa con una sonrisa radiante en el rostro. Al abrir la puerta, fue recibida con alegría y emoción por todos (excepto Lorenzo)*

Pablo: (acercándose a ella) ¡Antonella!

Antonella: Hola...

Pablo: ¡Pudiste volver! Me estaba preocupando...

Antonella: Perdón, me entretuve con un amigo y se me fue el tiempo...

*En ese momento, Lorenzo se acercó a ella, con arrepentimiento y determinación. Antonella lo miró, confundida*

Lorenzo: (voz suave) Hola, Antonella...

Antonella: Lorenzo, hola... ¿cómo estás?

Lorenzo: (miró hacia el suelo, nervioso) Bien, bien. Escuchame, quería decirte algo...

Antonella: 'Dimmi'...

Lorenzo: (titubeó, atreviéndose a mirarla) Yo... te quiero pedir disculpas, por lo de hoy. No sé qué me pasó, me exalté y... no fue lo correcto...

Antonella: (sonrió para tranquilizarlo) No pasa nada, tranquilo. Pablo me explicó todo, y lo entiendo. Yo no quería hacerte pasar un mal rato...

Lorenzo: Sé que no, tranquila...

Antonella: (alternó su mirada a los tres) Yo a ustedes no les quiero dar ninguna molestia, ningún ajetreo, nada...

Pablo: (sonrió con cariño) Pero si no das ninguna molestia, Anto. Está todo más que bien.

Gina: (apoyó una mano en su hombro) Vos tranquila, querida, no te preocupes.

Pablo: Mañana yo te voy a dar plata para que te puedas comprar ropa, quedate tranquila.

Antonella: (sonrió, evadiendo la mirada) Está bien, gracias, Pablo.

Pablo: (tomó su mentón con suavidad) Podés decirme "tío"...

Gina: Querida, ¿no querés comer algo?

Pablo: (frunció las cejas, preocupado) Es verdad, hoy no comiste nada en todo el día, debés tener hambre...

Antonella: (haciendo un gesto despreocupado) No se preocupen, me tomé un jugo en una cafetería...

Gina: (voz firme) ¿Cómo que un jugo, querida? Nada de eso, tenés que comer. Ahora te preparo algo.

Pablo: (rodeó su brazo en ella, riendo) Gina cocina espectacular. Estoy seguro de que te va a gustar.

Antonella: Dale, me gusta la idea...

*Al día siguiente, por el medio día, en otra casa, en el centro de la habitación, Giuliana, una chica de cabello castaño ondulado hasta por debajo de los hombros y ojos castaños, con unos lindos hoyuelos, se probaba un vestido de novia. Su madre, Chiara, estaba detrás de ella, observándola con orgullo y preocupación a la vez*

*Chiara, una mujer de cabello largo y ondulado y ojos castaños, vestía un elegante vestido largo de color rosa. Giuliana, por otro lado, se veía incómoda y preocupada*

Chiara: (miró su figura, atentamente) ¿Y, mi amor? ¿Cómo te queda?

Giuliana: (se frotó la cintura, incómoda) Ay, no sé, me aprieta, mamá...

Chiara: (frunció el ceño, preocupada) ¿Cómo que te aprieta?

Giuliana: Me aprieta, lo siento demasiado ajustado...

Chiara: (algo alarmada) Pero Giuli, estamos a dos días de la boda... no tenemos tiempo de conseguir otro vestido...

Giuliana: (exhalando, frustrada) Ya sé, mamá, pero lo siento muy ajustado en la cintura...

Chiara: ¿Y ahora cómo hacemos?

Giuliana: (en un gesto engorroso) No tengo idea, mamá. Pero no quiero usar esto, es muy apretado...

Chiara: Y no lo vas a usar, quedate tranquila, vemos cómo hacemos.

*Giuliana bajó la mirada, sintiéndose abrumada. Chiara notó la tristeza en su hija y se acercó para consolarla*

Chiara: (susurró, con ternura) Ey, hija, ¿por qué te pones mal? Solo es un vestido, ahora vemos cómo hacemos...

Giuliana: (agachó la mirada) No es por el vestido, mamá.

Chiara: (ladeó la cabeza, confundida) ¿Entonces?

Giuliana: (finalmente la miró, su voz un hilo) Es que no sé si estoy lista para casarme...

Chiara: (alarmada, se inclinó hacia ella) ¿Y eso por qué?

Giuliana: Porque siento que esto es muy forzado y la única interesada soy yo. César no está haciendo nada...

Chiara: Porque César está ocupado con tu padre, arreglando otras cosas, mi amor.

Giuliana: (rió de forma desganada) Claro, los negocios, pero no nuestro casamiento, para variar, ¿no?

Chiara: (le sonrió, acariciando su cabeza) Ay, pero calmate, hija. No dejes que esos pensamientos arruinen un momento tan feliz como tu casamiento.

Giuliana: Capaz tenés razón, pero me gustaría ver un poco más de interés en él.

Chiara: (exhalando, suavizó el tono) Bueno, esas cosas las podés charlar con él. No quiero que un día tan feliz para vos se estropee, hija...

Giuliana: (pequeña pausa, luego forzó una sonrisa débil) Tranquila, mamá. No se va a estropear. Capaz estoy exagerando un poco y ya está...

Chiara: (tocó suavemente su mejilla) Está bien, hija. Y por el vestido no te preocupes, vemos cómo hacemos...

Giuliana: Bueno, mamá, gracias...

*Chiara le dio un beso en la mejilla y se retiró de la habitación, dejando a Giuliana sola con sus pensamientos. Giuliana bajó la sonrisa y se entristeció nuevamente*

*Más tarde, en la casa de Pablo, Antonella entraba con dos bolsas llenas de ropa. Mientras Pablo estaba sentado en la mesa del comedor, leyendo un diario*

*Antonella se acercó a él, sintiendo una mezcla de timidez y entusiasmo*

Antonella: (sonrió, llena de energía) Hola...

Pablo: (levantó la vista del diario, sonriendo) ¡Hola, Anto! ¿Fuiste a comprar ropa al final?

Antonella: (ladeó la cabeza, con ternura) Sí, solo lo justo y necesario. Gracias...

Pablo: (sonrió) No me agradezcas, está todo bien, Anto. Lo que vos necesites, me lo podés pedir.

Antonella: (lo miró, tímida) Gracias por ser tan bueno conmigo...

*Pablo se sintió feliz al escuchar eso y le devolvió la sonrisa. En ese momento, Lorenzo entró en la habitación, con una expresión pensativa*

Lorenzo: Papá...

Pablo: ¿Qué pasa, Lorenzo?

Lorenzo: ¿Hoy vamos a lo de los Montero?

Pablo: (frunció el ceño, mirándolo rápidamente) ¿Qué? No, ¿por qué querés ir a esa casa?

Lorenzo: Faltaron asuntos por resolver, y lo sabés.

Pablo: (respondió, mirándolo con desdén) No seas tonto, Lorenzo. Marco no me puede ni ver, y de preferencia, yo tampoco.

Lorenzo: (sonrió, com picardía) Pero Chiara sí te puede ver.

Pablo: (negando con la cabeza) No tiene nada que ver, no mezcles, es un no.

Lorenzo: (mirada persuasiva) Pero pensalo...

Pablo: (desvió la mirada, exhalando) Por favor, no me estreses más, Lorenzo. Además, ¿y Antonella, qué?

Antonella: (hizo un gesto despreocupado) Por mí no se preocupen, me quedo con esa señora agradable... Me olvidé su nombre...

Lorenzo: (mirando fijo a Pablo) Ni hace falta que te quedes. Papá, puede venir con nosotros ella. Así de paso conoce un poco a nuestros "vecinos"...

Pablo: (dejando el diario a un lado, exhausto) No la metas a la pobre en estos líos, por favor...

Lorenzo: No la estoy metiendo, la estoy integrando, que es diferente. (gesticulando sarcásticamente) Sino, que se aburra acá, con Gina, y juegan al veo-veo o a las adivinanzas...

Pablo: (lo interrumpió, exasperado) Lorenzo, Lorenzo... no digas pavadas, ¿sí? Además, Gina va a salir a comprar ahora.

Lorenzo: (suavizó el tono, fingiendo preocupación) ¡Con mayor razón, papá! ¡No vamos a dejarla en casa sola!

Antonella: Yo puedo ir, si ustedes quieren. Me quedo callada y no molesto.

Pablo: (ya perdiendo la paciencia, lo miró de reojo) No, no, no se trata de eso, Anto. Lorenzo, ya te dije que no. Andá vos solo si querés ir, pero yo no quiero saber del tema.

Lorenzo: (suspiró, resignado) Uff, bueno...

Antonella: (levantó una mano, sonriendo) Aunque si querés, yo te puedo acompañar... así conozco un poco más...

*Lorenzo volteó a verla, frunciendo el ceño. Desvió la mirada, frustrado*

Pablo: (sonrisa burlona) Eso, que Antonella te acompañe, así no vas solo.

Lorenzo: (rodó los ojos, frustrado) Está bien... ¿vamos, Antonella?

Antonella: (dio un pequeño salto, entusiasmada) ¡Vamos!

*Antonella le extendió la mano a Lorenzo con una sonrisa amplia, Lorenzo le correspondió, con una expresión de fastidio, y ambos fueron hacia la puerta*

Pablo: Cuídense, chicos, y la traes de vuelta enseguida, Lorenzo.

Lorenzo: (forzó una sonrisa) Sí, papá, no te preocupes...

*Lorenzo y Antonella finalmente se fueron, cerrando la puerta con un suave clic*

*Segundos después, Gina salió de la cocina y fue hasta el comedor, con una taza de té en sus dedos. Se acercó a Pablo, con una sonrisa juguetona*

Gina: (acomodó la taza en frente suyo) ¿Así que se fueron juntos? Se escuchó de la cocina...

Pablo: (suspiró) Sí... Lorenzo está loco, encima quedó la pobre Antonella en el medio...

Gina: (lo miró a los ojos, en cómplice) Ay, Pablo, no la sobreprotejas tanto. Dejala que conozca, de paso, si se van y vuelven juntos, pueden reforzar su vínculo...

*Pablo dejó el diario sobre la mesa, y acercó el té a él, reflexionando profundamente las palabras de Gina*

Pablo: Espero que tengas razón...

*Después de unos minutos, en la casa de Giuliana, todos estaban en el sillón. Marco leía el diario, mientras Chiara y Giuliana conversaban. El ambiente era tranquilo, hasta que se escucharon golpes en la puerta que interrumpieron la tranquilidad*

Marco: (sin levantar la vista del diario) Chiara, andá a ver quién es...

Chiara: (suspirando, apartó un mechón de su cara) ¿Siempre tengo que abrir yo la puerta?

Marco: Pero claro, cariño. Yo estoy leyendo.

*Chiara se levantó, cruzando la habitación con una mezcla de molestia y curiosidad. Al abrir la puerta, se encontró con Lorenzo y Antonella*

Chiara: (exclamó, sonriendo con sorpresa) ¡Lorenzo, qué sorpresa!

Lorenzo: (sonrió, respondiendo cordial) Hola, Chiara, ¿qué tal?

Chiara: (haciendo un gesto con las manos) Pasen, pasen.

*Ellos dos entraron en la casa. Giuliana, César y Marco se levantaron del sillón, con expresiones de incomodidad y confusión. César y Marco veían con enojo a Lorenzo y desdén a Antonella, mientras que Giuliana los veía a ambos con confusión*

Lorenzo: (titubeante) Hola, Marco, hola... Giuliana... (sonrió, un brillo en sus ojos)

Giuliana: (frunció el ceño, sus hombros tensos) Hola...

Marco: (suspiró, con fastidio) Lorenzo Santander, ¿qué hacés por acá?

Lorenzo: (tartamudeó, rascándose la cabeza) Ehh... vine a resolver un asunto que nos quedó pendiente...

Marco: (lo miró fijo, entrecerrando los ojos)¿Ah sí?

Lorenzo: Sí, así tal cual.

Marco: (mirando a Antonella) ¿Y esa chica?

*Todos dirigieron sus miradas a Antonella, quien se sentía incómoda bajo tanta atención*

Chiara: (entrecerró los ojos, con duda) Es verdad, Lorenzo, ¿quién es ella? Nunca la vi antes con ustedes...

Lorenzo: (sonrió, tomando a Antonella por los hombros) ¡Qué grosería de mi parte! Ella es mi prima, Antonella...

Chiara: (arrugando la nariz) ¿Prima? ¿En serio? ¿Pero cómo? ¿Ella no estaba...?

Antonella: (mirándola fijamente, alzó las cejas) ¿No estaba qué?

Chiara: (titubeó, evitando la mirada) Nada, nada...

Marco: (tono sarcástico) ¿Con que tienen un nuevo integrante en su familia? ¿Y esto cuándo pasó?

Lorenzo: Ehh... fue ayer...

Marco: ¿Y por qué la trajiste con vos?

Lorenzo: Porque... porque ella es nueva en el pueblo y quería conocer...

*Giuliana se acercó a Antonella, extendiendo la mano con una sonrisa amigable*

Giuliana: (sonrisa radiante) ¡Hola, soy Giuliana!

*Antonella la miró con recelo, pero finalmente le devolvió el apretón de manos*

Antonella: Hola, soy Antonella...

Marco: Bueno, si querés hablar de lo que nos quedó pendiente, vení conmigo a mi despacho...

Lorenzo: (asintió, sonriendo) Bueno, dale. Antonella, ¿me esperás?

Antonella: Tranquilo, no hay problema...

*Ellos dos se dirigieron a la oficina de Marco, dejando a César, Giuliana y Antonella en la sala. César también se preparaba para irse*

Giuliana: (susurrando, triste) Amor, ¿te vas?

César: Sí, amor, tengo que ir con Marco ahora que soy su mano derecha...

Giuliana: (arrugó los labios, frustrada) Pero quería que viéramos juntos los detalles de la boda...

César: Pero esto es importante, querida. Además, en esas pequeñeces sos muy buena...

Giuliana: (susurró apenas) ¿Pequeñeces?

César: Claro, vos lo dijiste. Son detalles, y los detalles son pequeñeces. Vos sos muy buena en eso, así que confío en que te encargues vos solita.

*César se fue, dejando a Giuliana triste y a Antonella incómoda, mirando hacia todos lados*

Antonella: ¿Está... todo bien?

Giuliana: (suspiró, resignada) Sí, los hombres y el trabajo. Ya sabés cómo son, viste...

Antonella: No, no lo sé... ¿son así?

Giuliana: (rió bajito) Y a veces hasta peor. ¿O no, mamá?

Chiara: (asintió, casi riéndose) Ni me lo digas...

Antonella: Bueno, gracias por decirme... así me preparo para el futuro...

*Giuliana y Antonella rieron juntas*

Giuliana: (ladeó la cabeza, curiosa) Así que te llamás Antonella... qué lindo nombre...

Antonella: (asintió, orgulloso) Gracias... a mí también me gusta un poco... me dijeron que significa "bella como una flor"...

Giuliana: Ahh... a mí me dijeron que el mío significaba "mujer fuerte o poderosa"...

Antonella: (rió bajito, con timidez) Mirá vos... bueno, tu nombre es más copado que el mío...

*Giuliana rió entre dientes, con ternura. Antonella dudó, pero también rió*

Giuliana: Sos simpática, Anto... ¿te puedo decir "Anto"?

Antonella: Claro... todos me dicen "Anto"...

Giuliana: Ah, bueno... ¿tenés teléfono? Así me podés dar tu número y hablamos en cualquier momento...

*Antonella sacó su teléfono del bolsillo y se acercó a Giuliana, emocionada*

Antonella: Claro, acá está, te dicto mi número...

*Chiara observaba toda la situación con curiosidad y un toque de desconfianza*

Giuliana: Dale...

*Chiara seguía observando, todavía confundida, viendo el teléfono de Antonella*

*Un minuto más tarde, Lorenzo, César y Marco salieron del despacho. Antonella, Giuliana y Chiara los observan con confusión*

Antonella: (abrió los ojos, incrédula) ¿Tan rápido? ¡Visita de doctor!

Lorenzo: Sí, solo eran unos asuntos que se resolvían fácil...

*Antonella asintió, aunque la confusión aún persistía en su mirada*

Antonella: Ah...

Chiara: (rió, irónica) No pasaron ni 3 minutos...

Marco: Somos eficientes, querida...

*Lorenzo se volvió hacia Antonella, extendiendo la mano con un gesto de confianza y cariño*

Lorenzo: ¿Vamos, Antonella?

Antonella: Claro... vamos...

*Justo cuando Lorenzo y Antonella estaban a punto de irse, Giuliana se interpuso en el camino de Lorenzo. Un instante de sorpresa se apoderó del ambiente, y ambos intercambiaron sonrisas nerviosas*

Lorenzo: Chau, Giuliana...

Giuliana: (titubeó, devolviendo la sonrisa) Chau, Lorenzo...

*Antonella observó el intercambio, notando la chispa entre ellos. Sonrió de forma pícara*

*Segundos después, Lorenzo y Antonella comenzaron a alejarse, pero Lorenzo, sin pensarlo, lanzó una mirada rápida hacia Giuliana, de forma involuntaria*

*Unos minutos más tarde, Antonella y Lorenzo caminaban por las calles y las veredas del pueblo, Lorenzo sonrojado y pensativo, y Antonella curiosa*

Antonella: (sonrió, mirada divertida) ¿Qué onda al final?

Lorenzo: (rascó su nuca, nervioso) ¿Qué onda con qué?

Antonella: No, porque no tardamos nada, yo me imaginaba que íbamos a tardar como 1 hora...

Lorenzo: (desvió la mirada, riendo) Ah, eso... ya te dije, lo arreglamos enseguida, fue una pavada... ¿por qué preguntas?

Antonella: (mirándolo con picardía) No, por nada, solo... se me hizo raro que entraste y saliste así, en un santiamén... y como vivimos lejos, me dio la sensación de que...

Lorenzo: ¿De qué?

Antonella: De que estabas buscando un pretexto para ir... capaz para ver a alguien...

*Lorenzo se sintió acorralado, y reaccionó sorprendido y a la defensiva, fingiendo enojo*

Lorenzo: (titubeó, inseguro y tímido) ¡Pero...! ¿Qué decís, Antonella? ¡No seas desubicada!

*Antonella soltó una leve risa, disfrutando del momento*

Antonella: Ay, ay, Lorencito... yo solo decía, no te pongas histérico...

Lorenzo: Bueno, cambiemos de tema... ¿qué onda con Giuliana? Las vi muy juntas cuando salí...

Antonella: (asintió, emocionada) Ah, sí... nos pusimos a charlar, me cayó bien...

Lorenzo: Por raro que parezca, yo tenía la sensación de que ibas a conectar con ella. Y no sé por qué...

Antonella: Bueno, acertaste...

Lorenzo: Giuliana es buena chica, solo algo sensible... tené cuidado con ella...

Antonella: (sonrió, confundida) Sí, no te preocupes...

*Ellos se quedaron en silencio unos segundos, disfrutando de la brisa del viento, hasta que Antonella decidió romper el silencio*

Antonella: (mirándolo, curiosa) Lorenzo... ¿de qué trabaja el tío? Me da curiosidad...

Lorenzo: Ehh... cuando lleguemos a casa, te contamos...

Antonella: Wow, cuánto misterio...

*Lorenzo soltó una pequeña risa estando en cómplice. Mientras caminaban, Antonella vio la cafetería de Mariano y una sonrisa se dibujó en su rostro. Se quedó atrás, observando el lugar con alegría*

*Lorenzo se dio cuenta de que Antonella no estaba con él y se detuvo, girándose para buscarla*

*Segundos después, Lorenzo se volvió a donde estaba Antonella, algo confundido y preocupado*

Lorenzo: Antonella... ¿todo bien?

Antonella: (girándose a ver a Lorenzo) ¿Eh?

Lorenzo: De la nada te desconectaste...

Antonella: (rió, nerviosa) Ah, no, es que me detuve viendo el paisaje, solo eso...

Lorenzo: Wow, ahora veo lo fascinada que estás con el pueblo...

Antonella: (asintió rápidamente) Sí, es solo eso...

*Ellos siguieron caminando, disfrutando del tranquilo atardecer. Antonella no pudo evitar mirar una vez más hacia la cafetería de Mariano, con una pequeña sonrisa*

*Por otro lado, en la casa de Chiara, todos estaban en el patio, merendando bajo una sombrilla, mientras conversaban*

Marco: ¿Y vieron a la... a la sobrina esa de Santander?

Chiara: (suspiró, con hartazgo) Y dale, se llama Pablo.

Marco: (se encogió de hombros, indiferente) Es lo mismo, se entiende.

Giuliana: (sonriendo) A mí me cayó bien, es simpática, y conectamos un montón...

Chiara: Sí, dentro de todo era simpática, aunque algo defensiva...

Marco: Con todo respeto, yo no creo que sea familiar de los Santander.

Chiara: (abrió los ojos, confundida) ¿Cómo?

Giuliana: ¿Por?

Marco: (tono lleno de desdén) No sean ingenuas, ¿le salió una sobrina de la nada? Ella ni vivía con él.

Chiara: Tiene sentido que sea la sobrina. Entre nosotros, yo conozco a la hermana de Pablo, y me acuerdo que había abandonado a un bebé cuando era más joven.

Giuliana: (ladeó la cabeza, asombrada) ¿Cómo? ¿No tiene padres?

Chiara: Y no, hija.

Marco: (rió con burla) Bueno, tiene sentido igual. Capaz la sacó de la calle...

Chiara: (lo miró de reojo, con fastidio) ¿Por qué lo decís así? ¿Y qué problema hay si así fuera?

Marco: Querida, ¿no la viste? ¿No viste su apariencia, cómo estaba vestida?

Giuliana: Ehh... a mí me gusta esa vestimenta...

Marco: (la miró, indignado) Ay, no, hija, haceme el favor. Me hizo acordar a una hippie vestida así. Tanta vulgaridad en una sola persona...

Chiara: ¿Qué problema tiene cómo está vestida? Es su elección, no seas anticuado.

Marco: Y no me puede importar menos si es su elección. Yo solo digo lo que yo creo.

Chiara: (algo pensativa) Bueno, pero no es lindo que hables así de una chiquita. Aunque... a mí algo que me pareció raro fue lo del teléfono...

Giuliana: (frunció el ceño, curiosa) ¿Qué tiene el teléfono?

Thiago: (riendo) ¡Giuliana, espabilate para la vida!

Chiara: Hija, es un teléfono muy caro. ¿De dónde lo habrá sacado?

Marco: Seguro lo robó, no me sorprendería tampoco.

Giuliana: No la acusen así solo por cómo se viste o de donde viene. La forma de vestir no importa, es una chica muy linda. Es risueña, alegre, divertida, simpática, no sé, me cayó bien... parecía buena chica...

Thiago: (rió irónicamente) ¿Qué pasa, Giuli? ¿Tenés una nueva amiga? Si hacen pijamada, ¿me invitas?

Giuliana: Ay, Thiago, cortala... ¿dale?

Chiara: Ey, dejala en paz, prefiero esa amiga que todas esas otras "amigas" que tiene.

Giuliana: (suspiró, agotada) Uff, mamá, ¿ya vas a empezar a criticar a mis amigas?

Chiara: Esas amigas hablaron mal de vos el año pasado, ¿o me equivoco?

Giuliana: Sí, mamá, pero ya está.

Marco: De todas formas, no sé si es mejor que seas amiga de la sobrina de Pablo Santander.

Chiara: (desafiante) ¿Y por qué no?

Marco: Porque son la competencia, Chiara. Además, no está a la altura de nuestra hija. Ninguno de ellos.

Chiara: (replicó, enojada) No metas a nuestra hija en esos asuntos. Que sea amiga de quien quiera, y ya está. Y dejá de hablar así de esa chica, ni la conocés.

Marco: Yo entiendo lo que pasa. Vos la defendés así porque es la sobrina de Santander. Por eso.

Chiara: (dejó la taza sobre la mesa, frustrada) Basta de decirle así, se llama Pablo. ¿Y qué tiene que ver que sea su sobrina?

Marco: Y que estás enamorada de él, no soy tonto, podrías disimular mejor, Chiara.

Chiara: (abrió los ojos, indignada) Y ya empezaste de nuevo...

Giuliana: ¡Papá! ¡No digas esas idioteces!

Thiago: Mamá, papá, ¿por qué se pelean por esas personas? No vale la pena.

Marco: Es tu mamá quien los defiende.

Chiara: ¿Sabés algo, Marco? Ya me pusiste de malhumor, así que mejor me voy.

*Chiara se levantó y se fue, frustrada. Marco la quedó viendo con desdén*

Marco: (señalandola) Ay, por favor, que sensible que es su mamá...

Giuliana: Ajá, sí...

*Giuliana lo miró con molestia y cansancio, sin embargo, decidió quedarse callada*

*En otra parte del pueblo, en la cafetería, Antonella estaba sentada en un sillón, dibujando. No había nadie más en el lugar, y Mariano no estaba. De repente, la puerta se abrió y Malena entró, con una expresión de confusión al no ver a Mariano*

*Cuando Malena vio a Antonella, su expresión se tornó molesta y se acercó a ella*

Malena: (tono sarcástico) Hola...

Antonella: (levantó la mirada, tranquila) Ah, vos otra vez...

Malena: Sí, lo mismo digo... ¿cómo era que te llamabas, 'darling'? Me olvidé...

Antonella: Antonella...

Malena: (sonrió, con desdén) Ah, ok. ¿Y Mariano?

Antonella: (encogiéndose de hombros) Ni idea, no estaba cuando vine...

*Malena notó el cuaderno de Antonella y su curiosidad se encendió, una sonrisa de maldad floreció en su rostro*

Malena: ¿Y eso?

Antonella: (mostrándolo) ¿Esto? Un cuaderno...

Malena: Ay, ja, ja, qué graciosa. ¿Qué estás haciendo?

*Malena le arrebató el cuaderno de las manos. Antonella se confundió y se enojó*

Antonella: ¿Qué hacés? ¡Damelo!

*Malena observó el dibujo del paisaje de la cafetería*

Malena: Wow, cómo se nota que te encantó la cafetería, ¿no?

Antonella: (estirando la mano, molesta) ¡Dame eso!

Malena: Bajame un cambio, eh. Vos no podés estar dibujando estas cosas sin permiso, ¿sabías?

Antonella: ¡Pero si no hago nada malo, dame eso!

Malena: (mirándola con desprecio) ¡Es educación básica, pedir permiso, rústica ordinaria!

*En ese momento, Mariano entró con unas bolsas y se detuvo al ver la escena*

Mariano: (interviniendo) ¡Ey, ey, chicas! ¿Qué pasa acá?

Antonella: (señalandola) ¡Ella tiene mi cuaderno y no me lo quiere dar!

Malena: ¿Sabés por qué se lo saqué? Porque estaba dibujando este lugar, sin tu permiso.

Antonella: (alzando poco a poco la voz) ¡Pero por qué permiso? ¡Literalmente solo es un dibujo! ¡No hago nada malo!

Malena: (la miró de arriba a abajo, despectiva) Pedir permiso es una cuestión de educación, aunque entiendo que es mucho pedirte, ¿no?

Mariano: Malena, ¿no estarás exagerando un poco? Solo está dibujando, a ella le gusta dibujar.

Malena: (bajando la voz en cómplice) Yo tendría cuidado, Mariano, vos sos muy confiado... no vaya a ser que esta chinita intente aprovecharse de tu confianza y buena voluntad...

*Antonella, escuchándola, cerró los ojos y suspiró, intentando mantener la calma*

Mariano: ¿Por qué cuidado? No me molesta, es más, me agrada saber que le gustó tanto como para dibujarlo.

Malena: Y con esa pinta que tiene, para mí deberías sospechar. No vaya a ser que te quiera robar.

*Antonella logró recuperar su cuaderno de las manos de Malena, arrebatandoselo en un gesto agresivo*

Malena: (fingiendo dolor) Ay, qué atrevida sos.

Antonella: Esto es mío, y no vuelvas a tocarlo. ¿Está claro?

Malena: (la miró, intimidante) Tené cuidado, Antonella. Te observo...

Mariano: (rodó los ojos, cansado) Ay, Malena, cortala. Dejala en paz.

*Malena se fue, sonriendo de manera despectiva. Mariano vio a Antonella molesta, y aprovechó para acercarse a ella, con una mirada suplicante*

Mariano: En serio, perdonala por las molestias. Ella es así a veces...

Antonella: (bajó la mirada, triste) Yo solo estaba dibujando...

Mariano: (extendió una mano, sonriendo) ¿Me querés mostrar?

*Antonella le dio el cuaderno y Mariano observó el dibujo, apreciando cada detalle con admiración*

Mariano: (sonriendo) Es hermoso. Dibujás muy lindo, Antonella.

Antonella: (sonrojándose) Gracias, supongo...

Mariano: ¡Y, ey! ¡Te acordaste de este lugar para volver!

Antonella: (sonrió con cariño) Obvio, ¿cómo no volver? Sos copado...

Mariano: (frunció el ceño, señalando la puerta) ¿Pero hace cuánto estás acá? ¿Y cómo entraste?

Antonella: Estoy hace como 20 minutos, en la puerta está el cartel de "abierto". Por eso pasé.

Mariano: (chocó una mano con su frente, sorprendido) ¡Ay, qué cabeza la mía! Me olvidé no solo de cerrar, sino de cambiar el cartel.

Antonella: ¿O sea que hoy no debería estar abierto?

Mariano: Hoy de día sí, pero por la tarde y noche no, porque fui a comprar cosas para cambiar y eso.

Antonella: (apretó los labios, incómoda) Ah, perdón, entonces... ¿querés que me vaya?

Mariano: (negó, algo nervioso) Ehh... no. No quiero que te vayas. No sería muy justo. Pero no sé...

Antonella: (se acercó un paso, sonriendo) ¿Entonces querés que me quede?

Mariano: (sonrió, con timidez) Ehh... bueno, está bien. No creo que haya problemas... si a vos no te molesta, obvio...

*Antonella se levantó y fue hasta la puerta, cambiando el cartel de "abierto" a "cerrado"*

Mariano: ¿Y eso?

Antonella: Ah, es que vos dijiste que querías cerrar. Supongo que también para limpiar y esas cosas, ¿no?

Mariano: (asintió) Sí, sí, exacto.

Antonella: (sonrió, entusiasmada) Bueno, hoy es tu día de suerte, entonces. Si querés te puedo ayudar y dejar este lugar reluciente...

Mariano: (se rascó la nuca, pensativo) ¿Segura? No sé, Antonella... la cafetería es mía, yo debería limpiarla...

Antonella: Pero a mí no me molesta ayudar.

*Antonella bajó las persianas mientras hablaba, y se ató el cabello con una gomita*

Antonella: (sonrió, haciendo gestos) Y una mano no te vendría nada mal. Dos son más que uno, por si no sabías...

Mariano: (mirándola, preocupado) Te vas a aburrir, y no te quiero molestar...

Antonella: Pero ya te dije que no me molesta, Mariano.

Mariano: (sonriendo finalmente) Bueno, dale.

*Antonella sonrió, sintiéndose entusiasmada y feliz*

Mariano: ¿Me esperas? Voy a traer escoba y esas cosas...

Antonella: (asintió con energía) Claro, no hay problema.

*Mariano se fue, y unos segundos después volvió con escobas y trapos*

Antonella: Che, Mariano...

Mariano: (la miró al instante) Sí, decime.

Antonella: Vos de casualidad... ¿no tenés música?

Mariano: (perplejo) ¿Música?

Antonella: (haciendo un puchero al sonreír) Así, tipo, como una casetera... Yo pensaba que podría ser más divertido para los dos... no sé...

Mariano: (sonrió, pícaro) Sí, tengo. Me gusta la idea. Además, posible decirte que no si me hacés esa mirada...

*Mariano se dirigió hacia una casetera en la esquina del local y colocó un casete. La música comenzó a sonar*

*Antonella sonrió ampliamente y comenzó a limpiar con entusiasmo. Con la música de fondo, todo parecía más ligero y alegre*

*Después de unos minutos, Antonella se encontraba limpiando mientras bailaba felizmente al ritmo de la música. Mariano la observaba con una sonrisa de admiración, contagiado por su energía*

*Por otro lado, en la casa de los Santander, todos estaban charlando en el salón. De repente, Pablo recibió una llamada. Miró el número en la pantalla, frunciendo el ceño con curiosidad, y contestó*

Pablo: ¿Hola?

"Chiara: Hola, Pablo..."

Pablo: (erguido en la silla, sorprendido) ¿Chiara?

"Chiara: Sí, yo..."

Pablo: (sonrió, con nerviosismo y sorpresa) Qué gusto tu llamada...

"Chiara: (sonriendo, titubeó) Ehh... sí..."

*Gina, sentada cerca, hizo una expresión de hartazgo, rodando los ojos*

Pablo: ¿Pasa algo que me llamás?

"Chiara: La verdad, no... Pero te quería preguntar algo..."

Pablo: Decime...

"Chiara: ¿Viste tu sobrina?"

Pablo: (asintió) Claro, Antonella.

"Chiara: Sí, sobre ella te quería hablar..."

Pablo: ¿Pasó algo? Me enteré que se hicieron amigas con tu hija, ella estaba re feliz...

"Chiara: No sé, pero más vale prevenir..."

Pablo: (frunció el ceño, confuso) Me confundís...

"Chiara: (suspiró, incómoda) Mientras ustedes no estaban, ella sacó un teléfono que tenía guardado."

Pablo: ¿Un teléfono?

"Chiara: Sí, y me llamó la atención. Es de uno de esos teléfonos que están de moda este tiempo..."

Pablo: (inclinó la cabeza, pensativo) No tengo idea... ¿pero qué tiene?

"Chiara: Que me preocupa de dónde lo haya sacado..."

Pablo: O sea, ¿vos querés decir que...?

"Chiara: No quiero prejuzgar, solo me extraña..."

Pablo: (suspiró) Bueno... Gracias por decírmelo, lo tendré en cuenta.

*Pablo cortó la llamada, pensativo. Gina lo observaba con una mezcla de curiosidad y confusión*

Gina: ¿Qué te dijo?

Pablo: Que está preocupada porque le encontró un teléfono carísimo a Antonella.

Gina: (ladeó la cabeza, molesta) ¿Y eso qué tiene?

Pablo: Ella piensa que lo pudo haber robado...

Gina: (sorprendida, rió sarcásticamente) Qué raro. Cuándo no el rico humillando al pobre.

Pablo: No creo que sea malo que me lo haya dicho.

Gina: Ay, Pablo, es obvio por qué lo dice. Hasta un nene de 10 años lo sabe. Lo dice por su pinta. No entiendo cómo te puede gustar la engreída esa. Que siempre prejuzga a todos, como el marido.

Pablo: (negó con la cabeza, rápidamente) No, no, ella no es como el marido.

Gina: (un gesto de desprecio) Ay, Pablo, date cuenta, están tallados por la misma madera...

*Pablo se quedó pensativo*

*Después de mucho rato, ya estaba anocheciendo. Antonella y Mariano habían terminado de limpiar, ambos con algo de tierra en la ropa y una expresión de satisfacción en el rostro*

Mariano: (sonriendo, con dulzura) Muchas gracias, Anto. Quedó hermoso el lugar, mejor que antes.

Antonella: No hay de qué. Me divertí mucho. Me gusta limpiar y también la música.

Mariano: (asintió sonriente) Yo también me divertí mucho. No me suelo divertir así cuando limpio. Y de nuevo, muchas gracias. Nunca la pasé tan bien...

Antonella: (apoyó una mano en su hombro, con ternura) No pasa nada, los amigos estamos para ayudarnos, ¿no?

Mariano: Sí... gracias. Mirá como quedaste, Anto, te ensuciaste la ropa...

Antonella: ¡Ay, no pasa nada! Al fin y al cabo, iba a ensuciarse. Y me alegro que se haya ensuciado pero de esta forma.

Mariano: (sonrió, con ternura) Gracias, Anto. Sos lo más. Ahora, andá, ya se está haciendo de noche.

Antonella: (mirando la hora, sorprendida) ¡Ay, no me di cuenta! ¡Gracias por decirme, amigo, nos vemos!

Mariano: ¡Nos vemos, Antonella, cuidate!

*Antonella salió corriendo de la cafetería, con una sonrisa en el rostro. Mariano la miró irse, sintiendo una calidez en el pecho. Justo cuando se dio vuelta, algo llamó su atención. En una de las mesas, vio el cuaderno de Antonella*

Mariano: (susurrando para sí mismo, ilusionado) Ay, no, se olvidó su cuaderno. Bueno, ya tengo una excusa para que venga mañana...

*Mariano recogió el cuaderno con cuidado y lo guardó en un lugar seguro, pensando en la próxima vez que vería a Antonella. Mientras lo hacía, no podía evitar sonreír*

*Minutos después, en la casa de Pablo, Antonella entró silenciosamente, tratando de no hacer ruido. Al entrar, se encontró con Lorenzo y Pablo discutiendo acaloradamente en el salón. Se quedó en silencio, observando la escena desde las sombras*

Lorenzo: (exclamando, furioso) ¡Toda la culpa es de él!

Pablo: Lorenzo, ¿te podés calmar?

Lorenzo: ¡No, no me puedo calmar! ¡Se la pasa ensuciando nuestro nombre el tipo ese! ¡No sé quién se cree!

Pablo: (se cruzó de brazos, serio) Puede hablar mal de nosotros todo lo que quiera, Lorenzo, eso no te tiene que afectar.

Lorenzo: (bufó, frustrado) ¡Pero me da bronca que lo haga! ¿Entendés? ¡Porque nosotros no hicimos nada, pero él está empecinado en que nosotros le robamos, y hasta que nadie le demuestre lo contrario, no va a dejar de ensuciarnos por todas partes!

Pablo: (suspiró, resignado) Vos sabés bien que Mariano siempre fue muy necio. Eso no lo vas a cambiar. Nosotros ya hablamos con él de más joven, pero ves que no sirvió.

*Antonella, oculta en la entrada, escuchaba con el corazón acelerado*

Lorenzo: (preocupado) Él nos odia, papá. Y más ahora, con Antonella, no siento seguridad.

Pablo: ¿A qué te referís?

Lorenzo: A que él es capaz de muchas cosas, y Antonella es nueva, no conoce. Temo que se aproveche de eso para hacernos algo.

Pablo: Lorenzo, no digas pavadas, no seas tan drástico. Mariano puede decir lo que vos quieras, pero no es capaz de hacer nada más allá de eso. Pensar así es muy rebuscado.

Lorenzo: Me baso en todo lo que lo conozco. Espero que no se cruce con Antonella. Ella no debe confiar mucho en nosotros, y quizá con unas palabras que ese tipo le diga, termina creyéndole.

Pablo: Antonella parece ser una chica inteligente. Y no tengas miedo, aún si se cruzara con Mariano, no pasaría nada.

Lorenzo: (levantó un dedo, enfurecido) Sí que pasaría, papá. Y eso no lo voy a permitir. Si Mariano Santana llega a poner un dedo en nuestra familia, incluso en Antonella, no dudes en que me va a conocer de verdad.

*Antonella, aún oculta, sentía una mezcla de confusión y miedo. Las palabras de Lorenzo resonaban en su cabeza*

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