Elena se despertó temprano esa mañana, antes de que el sol saliera. Había estado teniendo dificultades para dormir desde que sus padres le contaron sobre los problemas financieros que tenían. Se levantó de la cama y se asomó por la ventana de su habitación. El sol aún no había salido, pero el cielo se estaba iluminando lentamente. La ciudad estaba en calma, excepto por el sonido de los pájaros cantando.
Elena era la mayor de cuatro hermanos. Sus padres habían trabajado duro para darles una buena educación y una vida cómoda. Pero las cosas habían cambiado recientemente. Su padre había invertido todo su dinero en lo que resulto ser una estafa y su familia estaba al borde de la quiebra.
Ella sabía que sus padres estaban haciendo todo lo posible para resolver la situación, pero aun así estaba preocupada. Si su padre no recuperaba el dinero pronto, tendrían que vender la casa y despedir a los empleados. Todo lo que habían construido se desmoronaría.
La noticia de que el duque Samuel había regresado de la guerra y que el rey había anunciado un baile para que encontrara esposa se había extendido por toda la ciudad. La gente estaba emocionada de ver al duque, a quien todos admiraban, respetaban y temían.
Pero Elena no estaba emocionada. Sabía que su familia no podía permitirse el lujo de asistir al baile y que era poco probable que el duque se interesara en ella. Además, había escuchado historias sobre su frialdad y crueldad.
Elena se vistió y bajó a la cocina, donde encontró a su madre haciendo el desayuno. Hablaron un poco sobre el baile, pero su madre evitó mencionar la verdadera razón por la cual la familia no podía asistir.
Después del desayuno, Elena se fue a dar un paseo por el campo cercano. Le gustaba caminar por allí, pensar y respirar aire fresco. Mientras caminaba, pensaba en la situación de su familia y en cómo podrían salir de ella.
Asi pasó Elena toda la mañana perdida en sus pensamientos, mientras que la gente de la ciudad se preparaba para la gran celebración que habia anunciado el Rey. Todas las damas preparaban sus mejores atuendos pues no querían perder la oportunidad de estar con un hombre de gran estatus.
La ciudad estaba llena de vida esa noche, los ciudadanos de todas partes habían salido a celebrar la victoria del Duque Samuel en la guerra. Elena y su familia también se unieron a la multitud que se reunía en la plaza principal para la gran fiesta que se había organizado.
La música sonaba, los fuegos artificiales iluminaban el cielo nocturno y todo el mundo estaba feliz. Pero Elena no podía evitar sentirse nerviosa ante la idea de conocer al Duque. Había oído hablar de él, y sabía que era un hombre desalmado y cruel, pero también había oído rumores de que había regresado de la guerra paralizado. Finalmente, llegó el momento de la presentación. Elena y su familia se acercaron al lugar donde el Duque estaba sentado en su silla de ruedas, rodeado de sus cortesanos.
Buenas noches, Duque Samuel - dijo la madre de Elena con una reverencia.
Buenas noches, señora - respondió el Duque con una voz suave y controlada.
Elena se sintió atraída por la intensidad de su mirada, pero también percibió cierta amargura en su expresión. El Duque se veía cansado y agotado, como si hubiera visto demasiado dolor y sufrimiento durante la guerra.
Permita que le presente a mi hija mayor, Elena - dijo la madre de Elena, mientras la joven se inclinaba en una reverencia.
Es un placer conocerla, señorita - dijo el Duque, con una pequeña sonrisa.
El placer es mío, Duque Samuel - respondió Elena, sintiéndose un poco más cómoda al ver que el Duque parecía más amable de lo que había imaginado.
Elena se encontraba perdida en sus pensamientos mientras caminaba por el salón, cuando de repente se topó con la princesa Isabella. La princesa la saludó cordialmente y le preguntó si había visto al duque. Elena asintió y la princesa aprovechó la oportunidad para hablar mal de él.
"¿Sabías que mi padre pretendía casarme con ese hombre?", dijo la princesa con desprecio. "Aparte de ser paralítico, no tiene modales. Ya no es el mismo hombre fuerte que solía ser, ahora es un inútil. No entiendo cómo mi padre pretendía casarme con semejante hombre".
La princesa seguía hablando mal del duque, Elena solo se quedaba viendo a la princesa sin decir nada, pues no quería ser grosera con la realeza, lo que no sabía Elena era que el duque se encontraba detrás de una enorme columna, acompañado de uno de sus hombres, escuchando atentamente lo que la princesa decía. Pasados unos minutos y al ver que Elena no decía nada y ya sabia el porque la princesa actuaba así, decidió dar media vuelta y marcharse. Cuando Raúl, quién era el hombre que acompañaba a el duque, lo fue a seguir escucho la voz de Elena y se detuvo para saber cuál era la actitud de ella frente a los cometarios ofensivos de la princesa, pues a pesar que el baile lo había programado el Rey, el duque había echo unos arreglos.
Flashback
Estaba preparando el carruaje pues Samuel me había dicho que fuera a buscar a alguien, pero aún no me decía a quién, nunca lo he cuestionado y siempre hago lo que me ha ordenado, pues es mi mejor amigo, de repente escucho que me llama y me dirijo a su despacho, a tocar la puerta escucho.
“Adelante” dice el duque, al verme entrar pregunta “todo listo”
“Si mi señor” respondo
“Sabes que puedes llamarme por mi nombre, te lo he dicho muchas veces” dice el duque.
Simplemente asiento.
“Ve al palacio, por la entrada de la servidumbre te estará esperando alguien, ve a traerla, si esa persona, no quiere mostrar su rostro, no importa, tu simplemente encargarte de que llegue a salvo” me ordena el Samuel.
“Algo más” le pregunto. El niega con la cabeza y salgo de su despacho a buscar la persona que me indico. Cuando llego allí esta con una capa, al abrir la puerta se sube sin decir nada y yo regreso nuevamente a la mansión.
Al entrar a la mansión y llegar al despacho, toco y nuevamente escucho que Samuel dice que entre, así lo hago, cuando estamos dentro la persona a mi lado sale corriendo a abrazar al duque.
“¿Cómo estás?, ¿Qué esa locura que papá nos quiere casar?, ¿está loco o qué?, y porque me enviaste una carta diciéndome que te tratara mal, ¿Cómo es que perdiste tu movilidad?” escucho decir a la mujer, a la cual reconocí, era la princesa Isabela y se veía muy alterada y preocupada por Samuel.
“Vamos cálmate, pareces una niña” dijo Samuel, mientras sonreía.
“Quieres que me calme cuando no me dices que pasa, espera un momento, estas de pie. Entonces...” decía la princesa Isabela que hasta ese momento había caído encuentra que el duque fingía su parálisis. De repente empezó a golpearlo, “no me asustes así sabes lo preocupada que estaba, y que es eso que te trate con desprecio delante de mi padre, estás loco, eres mi mejor amigo”
“Entonces quieres casarte conmigo” dijo el duque.
“Que dices, te quiero, pero no para atar mi vida a ti, eres un adicto al trabajo y después de lo que paso con la innombrable, no eres nada romántico, no hay manera de que nos enamoremos, nos conocemos demasiado bien” dijo la princesa mientras volteaba sus ojos.
“Y es por eso que te dije que hicieras los que hiciste delante de tu padre”. Le respondió Samuel.
“Bueno olvidemos esa absurda idea” dijo la princesa con una sonrisa. “Me alegro que estes bien, y ahora que vas hacer” preguntó
“Pues, necesito tu ayuda, como te conté en la carta que te envié tu padre quiere casarme, pero no tengo tiempo ni ganas de buscar esposa y por eso él preparo un baile y aunque no lo voy a desobedecer, tampoco quiero casarme con alguna loca. Y ahí es donde entras tú”. Dijo Samuel. La princesa simplemente se sentó y lo escuchó atentamente.
“Quiero que te acerques a cada una de las jóvenes que se acerquen a mí y habales mal de mí, quiero ver si alguien, me defiende o por lo menos no te sigue la corriente” termino de decir.
La princesa empezó a reír y dijo “Quieres que sea tu casamentera” al ver que el duque no respondía continuo en tono serio, “está bien buscare a tu esposa”.
Fin del Flashback
Elena se cansó de escuchar lo que decía la princesa, y aunque no quería ser grosera, tampoco podía quedarse callada ante las palabras despectivas hacia el duque. Finalmente, reuniendo valor, respondió: "Su majestad, no debería referirse de esa forma al duque. Él es un ser humano y, por lo que sé, hizo todo lo posible para garantizar la seguridad de los ciudadanos de esta nación. Tuvo el infortunio de perder la movilidad en sus piernas, pero eso no lo hace menos hombre".
La princesa Isabella, molesta por la respuesta de Elena, se giró y se fue, dejando a Elena sola en el salón. Sin embargo, lo que no sabia Elena era que la princesa no se fue molesta, por el contrario, estaba feliz, ya que por fin entre tanta joven una de había defendido al duque y su misión estaba completada. Por otro lado, Raúl fue a buscar al duque y le contó lo ocurrido dejándolo asombrado, pues no imagino que hubiese alguna dama que lo defendiese.
Samuel había decidido observar de cerca a Elena después de lo que le había dicho Raúl. Aunque había planeado actuar fríamente hacia ella.
Elena comenzó a buscar al duque, pero no lo encontró en ninguna parte. Se sentía cada vez más curiosidad por aquel hombre. Finalmente, después de dar varias vueltas por el salón, Elena lo vio sentado en un rincón, rodeado de guardias y criados. A pesar de que estaba fingiendo ser paralítico, su presencia era imponente y dominante.
Elena se acercó con paso decidido, tratando de no mostrar su nerviosismo. El duque la miró con frialdad y ella sintió un escalofrío recorrer su espalda. Pero se obligó a sonreír y a saludarlo con cortesía. Después de unos minutos de conversación formal, el duque la dejó con un ademán frío y seco. Elena se quedó parada allí, sintiéndose humillada y avergonzada.
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Comments
🪼 βE𝕋Ť¥ 🦋
tonto duque te vas a arrepentir de tus palabras groseras
2023-05-12
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