Capítulo 4

Después de encender una antorcha, las demás se encendieron mágicamente.

Al fondo de la cueva había varias rocas, todas con una pieza de plata y el nombre escrito encima de la pieza, una roca en el centro indicaba quién era el líder del clan que en ese momento consistía en ser la roca de mi madre con su nombre y la pieza de plata con el elemento agua dibujado en el centro.

Las brujas eran regidas por los elementos de la naturaleza, mi madre seguía la tradición, aunque en el futuro no tuviéramos poderes iguales a los de ella, cuando cumplíamos diecisiete años nos daba un collar según el elemento que ella decía regir nuestro nacimiento.

- Louise cumplirá diecisiete años pronto\, su piedra está allí. - Mamá parecía orgullosa de ver la roca con el nombre de Louise.

- Solo despertará a los diecisiete años\, lo cual será dentro de dos meses\, la traje de vuelta para que se conectara con nuestras tradiciones e historias. - Dije al caminar hasta agacharme en la roca manchada de rojo\, el nombre de Benjamin ya estaba gastado en la roca.

- Sabes que ella puede ser... - Necesité interrumpir a mi madre con una suave limpieza de garganta.

- Sí\, lo sé\, y también sé que antes que nada ella es mi hija\, mi sangre. Será amada por igual. - Respondí al levantarme y echar un vistazo rápido a la roca de Sebastian. Me dolía solo pensar que mi hija no sería una loba como nosotros\, ni siquiera podría ser una bruja\, ya que los genes más fuertes eran los de lobo.

- Sebastian fue asesinado por un lobo\, hacía años que no aparecía uno por estas tierras. Pensé que finalmente habían olvidado la existencia de nuestra familia. - Mi madre soltó las palabras haciendo que la mirara con recelo\, entonces\, si mi hijo murió debido a un accidente\, mi cuñado fue asesinado.

No intercambiamos muchas palabras, ya que las luces de las sirenas del coche de policía que entraba en el camino de tierra que conducía directamente al rancho llamaron nuestra atención. Mi madre salió caminando para bajar por el sendero nuevamente y yo seguí en silencio esperando el momento exacto en el que retomaremos ese tema, si había un lobo suelto en la ciudad dispuesto a matar a Beauchamp, eso significaba que nuestros problemas apenas comenzaban.

Cuando el coche se detuvo, el policía saltó de adentro con un aspecto cansado pero logré reconocer al hombre parado allí sosteniendo ahora la puerta del pasajero.

- Buenas noches\, Kevin. ¿Dónde lo capturaron esta vez? - Aparentemente\, esa visita de Kevin era constante.

- Ojalá fuera una buena noche\, Agnes\, pero lo atraparon pintando la iglesia de Santa María\, los ancianos quieren mandarlo a una cárcel en el desierto por tres meses. Solo no lo hicieron por consideración a la memoria de George. - Kevin habló mirando fijamente a mi madre\, por unos minutos su mirada se cruzó con la mía\, pero hizo todo lo posible por ignorar mi presencia\, no lo culpo\, después de todo elegí a Calleb y eso debe haber herido el ego de Kevin.

- Vamos\, Juan\, directo a tu habitación. - Era la primera vez que escuchaba ese nombre\, pero cuando el chico salió del coche sentí que por unos minutos veía a mi hermano mayor Esteban\, parpadeé algunas veces antes de darme cuenta de lo parecidos que eran.

- Agradezco la consideración\, con permiso\, iré a cuidar de mi nieto ahora. - Sentí la acidez en la voz de mi madre mientras su mirada era dura sobre la expresión del alfa. La manada solía jactarse de la consideración que tenían por mi padre\, pero no dudaron en expulsarlo.

El chico bajó insultando e intentando discutir con mi madre, su mirada se volvió hacia mí con cierta insolencia.

- ¿Quién es esta ahí? ¿Haces caridad ahora\, Agnes? - Juan soltó las palabras y la forma en que trató a mi madre me enfadó\, mi madre se dio cuenta de esto porque mi mirada cambió y un gruñido escapó de mis labios.

- Esta aquí es tu tía\, Mary Beauchamp. Y ya hemos hablado de cómo debes llamarme. - Mamá respondió y Juan simplemente entró pateando las cosas al subir las escaleras. Kevin entró en el coche sin despedirse y se marchó\, crucé mis brazos y miré a mi madre de manera interrogativa.

– Dos años después de que te fueras, Esteban apareció con Juan... Dijo que la madre había muerto durante el parto, que el niño tenía ocho años y pidió refugio. Esteban es de la familia, lo acogimos y criamos al niño, pero es esquivo. Tiene el mismo temperamento que su padre, odia recibir órdenes y no tiene ninguna pizca de control sobre su transformación. Ya no sé qué hacer con él, lo expulsaron de dos escuelas, siempre está metido en problemas y solo piensa en sí mismo. Somos renegados por la manada y tengo miedo de la decisión final de los ancianos. – Mi madre parecía cansada al hablar sobre el joven Juan. Le di dos palmaditas en la espalda y finalmente besé su mejilla.

– Somos considerados impuros para vivir entre ellos, pero no lo suficiente como para que se entrometan en nuestra vida... Somos nuestra propia manada, yo me encargo de Juan. – Le dije mientras pasaba mi brazo por encima de su hombro y la guiaba hacia la casa, primero iba a poner a mi sobrino en línea y luego revelar la verdad a Louise y esperar que no se vuelva loca.

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