Despertar en el sueño

Azura daba vueltas desesperadamente. Aún sabía muy poco de la vida del personaje extra en el que había reencarnado, excepto por una cosa: una semana después de cumplir diecisiete años moriría a causa de una enfermedad. Tenía que descubrir cuál era y buscar una cura, si existía.

—No puedo morir... no quiero despertar todavía —susurró para sí misma.

Además, algo la inquietaba: ¿por qué no podía ver los recuerdos de Azura? B. J., su verdadero yo, había leído muchos libros sobre reencarnación, y en todos ellos las personas podían acceder a la memoria del cuerpo que habitaban. Pero en su caso, no había ni un solo recuerdo, lo que la dejaba completamente desorientada.

La duda creció cuando escuchó a su doncella decir que su hermana la había golpeado. No podía ser posible; en la novela, la protagonista era descrita como un ángel bondadoso y amable. ¿Cómo podía ser?

—Saldré a conocer el Ducado —decidió.

Se puso un vestido azul que encontró y vagó sin rumbo por los jardines. Allí se encontró con su doncella, Ana.

—Ana, ¿cuántos años tengo? —preguntó.

—¿Mi señorita ha perdido la memoria? ¡No puede ser!

—Sólo estoy un poco confundida —mintió Azura.

—Bueno, no hay problema, le diré todo lo que necesita saber... Usted tiene dieciséis años. Hace un mes fue su cumpleaños. Además, es la tercera señorita del Ducado Windsor.

—Y otra cosa... ¿por qué dijiste que mi hermana me golpeó?

Ana bajó la mirada, temerosa.

—Eso fue lo que sucedió, señorita. Hace tres días, su hermana mayor la golpeó, y mientras usted intentaba llegar a su habitación, su prima Clara la empujó por las gradas. Yo fui la única que lo vio. Usted cayó inconsciente y estuvo dos días en cama. Perdóneme, señorita, por no haberla protegido... me asusté demasiado.

—Bien, gracias por recordármelo —respondió Azura, mientras pensaba: Esa protagonista y mi querida prima me las pagarán si intentan lastimarme de nuevo. No pienso quedarme de brazos cruzados.

Tras hablar con Ana, Azura regresó a su habitación.

En su mundo anterior, como B. J., había soportado maltratos de su hermanastra. Lo hacía, no porque fuera débil, sino porque sentía culpa: su padre había dañado a su madre y a su hermana, y soportar los abusos era su forma de pagar por ello. Además, sentía gratitud porque su hermanastra la había cuidado cuando era una niña.

—Pero ahora... —murmuró Azura—, si la hermana de este cuerpo quiere hacerme la vida imposible, no pienso tolerarlo. En el mundo real soporté humillaciones. Aquí, en mis sueños, tengo el control. ¡Nadie tiene derecho a tocarme!

Al mediodía, preguntó a Ana si había algo de comer. La respuesta fue brutal:

—Su hermana ordenó que no se le diera comida. Dice que está castigada por su mal comportamiento.

—No hay problema. Puedes retirarte —dijo Azura, pensando: Ni crean que moriré de hambre. La bruja de mi hermana espera que le ruegue para que me den de comer. No pienso darle ese gusto.

Esa tarde, mientras caminaba por el jardín, se cruzó con Kami y Clara, que tomaban el té. Al verla, ambas se quedaron en silencio, hasta que Kami habló con una sonrisa cruel.

—Pensé que ya estabas muerta. Vaya, tienes resistencia.

—Es bueno que estés bien —añadió Clara—. Mis padres llegarán en un mes. Espero que te comportes como una señorita.

—Además —agregó Kami—, deberías cubrir tu ojo derecho... pareces un monstruo.

Azura sintió que la ira le subía como una ola ardiente. Estas dos son insoportables. Tengo ganas de hacerlas desaparecer, pensó.

—Querida hermana y prima —dijo con una sonrisa fría—, ¿por qué no se miran al espejo y descubren quiénes son los verdaderos monstruos? Me hablan de modales cuando ni siquiera tienen un ápice de ellos.

Y sin esperar respuesta, se marchó, dejándolas pálidas de rabia. Esa noche, bajó a escondidas a la cocina, donde algunos sirvientes le dieron frutas a escondidas.

Una semana después de haber despertado en ese mundo, Azura decidió que no sería una víctima. En secreto, comenzó a entrenar con el comandante de la guardia del Ducado, el señor Albert, un apuesto hombre de cabello negro que rondaba los treinta años. Era el hijo mayor del mejor amigo de su difunto padre, el duque Feliciano de Windsor.

La primera vez que lo vio, Azura se quedó muda ante su atractivo.

Es demasiado guapo... creo que empezaré a coleccionar chicos lindos, pensó.

Le pidió a Albert que le enseñara a usar la espada y que mantuviera sus entrenamientos en secreto. Él aceptó, leal a su ama.

Un mes después, el duque Carlos de Windsor y su esposa Elena regresaron de un largo viaje de negocios. Administraban los viñedos del Ducado y de varios reinos vecinos, herencia del fallecido duque Feliciano hasta que Azura alcanzara la mayoría de edad.

Azura se sintió feliz de verlos; sus tíos la trataban con un amor que jamás había sentido antes.

Pocos días después, Kami y Clara regresaron, inventando una excusa sobre obras de caridad en el Reino de Aquario. Sin embargo, el duque no creyó sus palabras y las castigó severamente por haber dejado sola a Azura en el Ducado.

Furiosa, Kami envió a su doncella para citar a Azura en el lago, que se encontraba a 100 kilómetros de distancia.

—Mi señorita —dijo la criada—, su tía la espera en el lago.

—Enseguida voy —respondió Azura, sospechando algo.

Cuando llegó, vio a su hermana mayor, Kami, con una sonrisa retorcida.

—Hermanita... ahora te enseñaré a respetarme

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Azura miró horrorizada cómo el agua del lago, antes calma, comenzaba a levantarse, formando un látigo enorme que Kami blandió con fuerza.

—Hermanita, ahora te enseñaré a respetarme —dijo Kami con una sonrisa fría.

Azura sintió un escalofrío recorrer su espalda. El látigo de agua se agitaba con un silbido mortal, y sin pensarlo dos veces, giró sobre sus talones.

—¡Patitas para qué las quiero! ¡Hora de una maratón! —se gritó a sí misma mientras echaba a correr.

Pero Kami no pensaba dejarla escapar fácilmente.

Con un movimiento de su mano, el agua volvió a agitarse, esta vez formando dos lobos enormes y furiosos, hechos enteramente de agua cristalina. Los lobos, con ojos brillantes como perlas, soltaron un rugido ensordecedor y comenzaron a perseguirla a gran velocidad.

—¡Atrápenla! ¡No la dejen escapar! —ordenó Kami, mientras también enviaba a varios de sus guardias tras ella.

Azura corría con todas sus fuerzas por el sendero que bordeaba el lago. Sentía la tierra resbalar bajo sus pies, su respiración se aceleraba, y su corazón latía tan fuerte que parecía querer salirse de su pecho.

Los lobos se acercaban, saltando de un lado a otro, salpicando el terreno. Cada vez que giraba la cabeza, podía ver cómo sus fauces hechas de agua amenazaban con alcanzarla.

—¡Maldita sea! ¡Estos monstruos son rápidos! —pensó, apretando los dientes mientras esquivaba ramas y raíces que salían del suelo.

El sonido de los cascos de los caballos de los guardias retumbaba tras ella. No podía enfrentarlos todavía. Necesitaba tiempo, necesitaba un plan.

Azura divisó entre los árboles un pequeño puente de piedra que cruzaba un arroyo. No lo dudó. Corrió hacia él, pensando que quizá podría ganarles algo de ventaja.

Cuando llegó al puente, improvisó. Tomó una rama gruesa del suelo y, justo antes de cruzarlo, la lanzó hacia el arroyo, provocando un gran chapoteo.

Los lobos de agua, confundiéndose con el movimiento, saltaron tras el ruido, deshaciendo su forma momentáneamente.

Aprovechando esa breve distracción, Azura cruzó el puente y se internó en el bosque más espeso, donde el terreno se volvía más complicado para los caballos.

—No pienso dejar que me atrapen. No esta vez —se prometió, mientras corría hacia la espesura, decidida a luchar por su vida y su libertad.

Desde lejos, los gritos furiosos de Kami resonaban en el aire.

—¡No podrás escapar para siempre, Azura! ¡Te encontraré!

Pero Azura, aún jadeando, solo sonrió para sí misma.

—Entonces ven y atrápame, si puedes.

Corrió a toda velocidad mientras Kami seguía creando lobos de agua y les ordenaba cazarla.

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Comments

Sara Rojas Retamal

Sara Rojas Retamal

que Azúcar tenga muchos poderes y de oscuridad, creación para que se defienda, que sea buena en los negocios y se case con un papuchi

2023-12-19

1

Jenifer 🤓💫

Jenifer 🤓💫

Que perra envidiosa 😤.. Me pregunto si ella no tendrá magia tambien🤔

2023-10-01

0

Jenifer 🤓💫

Jenifer 🤓💫

Ahh.. Entonces ahí esta la causa de su repentina enfermedad y muerte 😐

2023-10-01

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