Llegamos casi al anochecer. Patrice me pidió poder ducharse primero ya que eso le daría tiempo de preparar la cena mientras yo me bañaba. Pese a que propuse que cocinaramos juntos se negó diciendo que quería agasajarme. Cuando llegó al living estaba realmente guapo y muy arreglado. Lo vi parado con su casi metro noventa. Parecía un actor de cine.
Cuando era mi turno dijo que me tomara mi tiempo, él haría la cena y enviaría unos mails a unos clientes ya que quería recomendarles la ciudad para la sesión de fotos que tenían pensado hacer. Al salir de baño me puse un lindo vestido y arregle mi cabello. Note que sobre la cama había una cajita lila con un moño. Al abrirla vi unos hermosos pendientes y una nota que decía:
"Princesa bella, me sentiría muy feliz si aceptarás llevar puestos estos pendientes. Te espero en el lago"
Sonreí y me apresuré a ponermelos. Cuando salí de la habitación en el piso habia un camino de pétalos de rosas de diferentes colores que iba en dirección a la puerta. Al salir el camino hacia el lago estaba iluminado por linternas de papel. Pude ver de lejos que en la orilla del muelle había una pérgola con luces cálidas. Todo estaba decorado con flores. Bajo la pérgola estaba la mesa y dos sillas. Mi corazón me latía muy fuerte. La luna llena reflejaba en el lago toda su luz, el cielo estrellado era inmenso. Era una noche espléndida.
-" Estás realmente hermosa princesa mía. Esos pendientes resaltan tus ojos."-
-" Gracias. Son muy bellos. Tú también estás muy guapo."- Se sonrojó y me señaló mi lugar me acomodó la silla y luego se sentó.
No podía creerlo. La mesa tenía todo tipo de platillos. La decoración era preciosa.
-" Cómo...cómo hiciste todo esto? Cuándo?"- dije desconcertada y complacida a la vez.
-" Bueno, era una sorpresa que planifiqué desde antes de venir aquí. La dueña de la cabaña me ayudó mucho y también otras personas que conoce. Yo encargué las flores antes de viajar, y compre las linternas. Claro que la pérgola, las luces y linternas me ayudaron a conseguirlas aquí y mientras te duchabas unos hombres que envió la dueña me ayudaron a colocar las luces, decorar el lugar todo. Espero que todo sea de tu agrado."-
-" Me encanta. Eres un cielo. Me haces muy feliz Patrice"-
Mientras cenabamos hablamos de muchas cosas. Le comenté que mi madre nos había invitado a cenar en la semana. Eso lo puso muy contento. También le comenté la juntada que íbamos a realizar las primas. Me dijo que eso era excelente! Luego hablamos de Fran, primero noté que le sorprendió oir su nombre pero enseguida estuvo a gusto cuando dije que era mi mejor amigo.
-" Me encantaría conocerlo. Parece ser una muy buena persona y si dices que siempre te cuida y está cuando lo necesitas tiene mi respeto y agradecimiento."-
Me sentí satisfecha que pensara eso. Fran era parte importante en mi vida. También quería que lo conozca pero antes debía contarle a Fran que estaba con Patrice.
Cuando terminamos de cenar caminamos por el muelle para observar el cielo y el paisaje. Me abrazó y dio un beso.
-" Sabes, en la cultura algoquina, pueblos originarios de Canadá, la luna era muy importante. Al igual que otras tantas culturas ellos le rendían culto y marcaba muchos aspectos de su vida. Hay una leyenda que cuenta que una noche la luna decidió bajar a la tierra convertida en una bella doncella. A su paso florecían miles de flores de color rosado iluminadas por su aura de luz platinada. Esa misma luz volvía reflectada hacia la luna haciendo que su vestido se tornara del mismo color que las flores. En ese camino conoció a un hombre que estaba sentado sobre una roca llorando. Su llanto parecía desesperado y lleno de dolor. Ella no dudó en acercarse y le hablo amablemente para atraer su atención. El hombre levantó la vista y vio a la mujer más hermosa que jamás piso la tierra. Se secó sus lágrimas y cuando ella le preguntó la causa de aquel llanto dijo:
-" Me encuentro perdido. No hallo la forma de volver a sentir calma. He cometido errores y aunque los reparé no encuentro la paz que ansío. Ya no quiero volver a mi tribu, pues sólo he traído el malestar de mis ancestros. Pero tampoco puedo seguir porque me siento incompleto."-
Ella lo escuchó atentamente y posó su mano en forma delicada sobre su corazón.
-" El peso que traes debes dejarlo ir. Eso ocurrirá si primero te perdonas. Vuelve con tu gente pero primero vuelve a ti."-
Sus manos emitieron luz que brilló en el pecho de aquel hombre. Y su alma sanó. Sus ojos volvieron a brillar y le agradeció pues era un hombre nuevo. Cuando él quiso saber su nombre ella respondió:
-" Tengo muchos nombres y rostros. Pero recuerda que en esta temporada florezco."-
La vio alejarse en su vestido rodeada de innumerables flores y levantar vuelo hasta fijarse en el cielo iluminando la noche.
Por eso para los algoquinos, la luna de abril no sólo es la que marca el cambio de estación y la llegada de la primavera sino también la que ayuda a sanar el alma en un viaje introspectivo hacia nuestro ser interior, provocando que renovemos fuerza y armonicemos nuestro ser permitiendo que nuestro corazón se abra al amor floreciendo al igual que las flores."-
-"Es una historia preciosa. Justamente estamos en abril. Esta es nuestra Luna Rosa."- lo miré profundamente.
Me miró. Llevó sus dedos a mis labios y me besó. Mi piel se erizó. Sus besos eran tan deliciosos que pronto comenzamos a besarnos más apacionados. Se apartó de mi para mirarme:
-" La Luna Rosa eres tú."-
Lo tomé del rostro y lo bese apasionadamente. Él me respondió con la misma intensidad. Dejé que recorriera mi cuello con sus besos. Empecé a recorrer su cuerpo con mis manos. Le susurré al oído:
-" Quiero que me hayas tuya."-
-" Estás segura?"- dijo con la respiración entrecortada. Asentí y volví a besarlo como si fuera a comerlo.
En un instante me levantó en sus brazos y me llevó dentro de la cabaña. En el cuarto me bajó y comenzamos a quitarnos la ropa mientras seguíamos besandonos.
-" Eres una mujer hermosa Amira. Tu belleza me tiene hechizado. Eres perfecta."-
Cada una de sus palabras resonaba en mi interior haciéndome arder y derritiendome. Quería decirle que todo eso era como un sueño, que no quería despertar porque no quería que se terminara pero preferí callar. En lugar de eso le dije que me hacía tan feliz, que me gustaba todo en él, que era el hombre más hermoso y maravilloso que había conocido. Él tomó su bolso y extrajo un condón. Suspiré aliviada y mientras se lo colocaba lo seguí besando.
Nos recorrimos sin dejar ningún centímetro de nuestro cuerpo. Nos hicimos uno.