La oscuridad de la noche me sorprendió pensando en la vida que había llevado hasta ahora; estaba yo sobre un duro sillón de madera, en la vieja casa que un día me llenó de grandes alegrías y esa noche sería mi máquina del tiempo, mi viaje al pasado.
Y…
¡Joder!
Sé que no puedo vivir del pasado, pero él parece no querer dejarme.
Volver aquel pueblo y caminar sus calles era como revivir cada día de lo que hace ya ocho años comenzó, pero estos hechos ya no los podía recordar como felices. Quizá es cierto que la felicidad no existe, pero en aquel entonces saboreé lo más parecido a ella, era una niña que no supo apreciar lo que tenía y hoy me doy cuenta de que era hermoso.
Estaba rodeada de personas que hoy son un recuerdo nostálgico, porque ya no están, vivía sin problemas ni cargas, lo que hoy me agobia, en aquel punto de mi vida parecía tener solución, pero hoy, en este aterrador y cruel presente, solo me basta mirar este pueblo, colorido y silencioso que es azotado por el oleaje del mar, y darme cuenta de que todo acabó que lo que un día me hizo feliz hoy me entristece porque no lo volveré a sentir, quería crecer y ser grande para solucionar mis propios problemas, sin saber que no tenía, y que no era necesario resolverlos, al crecer dejé tantas cosas que ahora me duelen, me aprietan el pecho y no sé cómo sentirme siento que a medida que avance, dejaré muchas cosas atrás, dejaré una parte de lo que soy, lo que una vez me gustó, a quien algún día creí amar, también a quienes me amaron, porque ya he dejado a quienes me vieron crecer y a los que crecieron conmigo, en tan solo 20 años de mi existencia he vivido muchos cambios que me están marcando el alma y que ya me la habían marcado antes.
Recuerdo el día que llegue a este pueblo mi familia parecía estar completa aunque nos habíamos dividido, en aquel momento parecía divertido, pues habíamos llegado a un lugar nuevo en el que solo estaríamos unos díasy era fascinante, porque siempre me gustó la playa aunque de noche me aterraba, pero en aquel momento era divertido porque cuando la luz de la mañana hiciera acto de presencia podría disfrutar del sol y la arena.
Solo tenía una hermana de padres, pero tenía todo un ejército que crecía conmigo y eran mis hermanos, teníamos caracteres incompatibles, pero podíamos juntarnos y sonreír por mucho rato, ellos estarían siempre cerca de mí.
Eso pensé no siendo consiente de que la vida me demostraría lo contrario, unos estábamos más marcados que otros, algunas familias estaban completas, pero rotas, otras estaban incompletas y rotas, recuerdo ver a mi abuela portando más fortaleza que sus hijas jóvenes, pero realmente no entendí lo que a mi alrededor pasaba, en ese momento pensé:
Dentro de 15 días volveré a mi casa iré a la escuela, al volver pasaré por casa de mi abuela y luego iría a la mía para cambiarme y volver a casa de mi abuela, dónde están mis amigos eternos, esos que son mis primos, pero también mis hermanos, esos con los que juego y también discuto, los mismos que comparten a sus madres y padres conmigo y yo nunca dudaría en hacer lo mismo.
Pero no fue así, pasado un mes en una casa de dos cuartos y un baño, con más de 20 personas me di cuenta de que mi vida ya no tenía un retorno, que lo que una vez viví no volvería. Pero puedo jurar que aquello no parecía tener mayor peso para mí, después de un mes viví dos mudanzas que me marcaron, pero que igualmente me parecían una mejor que la otra, en la segunda casa pasó lo que siempre soñé tener en una casa ¡una piscina! Por primera vez en mi vida estaba viviendo en una casa con piscina y cerca de la playa y lo mejor es que no necesitaba hacer amigos porque a todos los traía conmigo.
¿Quién necesita amigos cuando tienes a tus hermanos que son tus primos y tus amigos?
Y allí me creé mi propio universo, uno dónde mi papá era parte de mi antiguo vida y ahora tenía una casa repleta de gente y niños como yo, que no se iban al atardecer.
Entonces cuando el cambio se había convertido en algo aceptable, pasó lo que creía que solo le pasaba a los demás, viví la primera muerte que me dolería para siempre, mi tío, él tenía una familia rota, pero que al juntarla se veía completa, eran solo él y sus dos hijos que ahora eran huérfanos, cada uno tenía una madre, pero ninguna los acompañaba en aquel viaje tan extraño, mi mamá adoptó a la más pequeña y el más grande con menos suerte le brindaron un amor incompleto a cómo se podía vivir en una casa llena de adultos ocupados. Después de ahí nada volvió a ser igual, pero en ese momento no lo entendí, uno de mis padres/tíos se convirtió en un recuerdo triste, y mi prima ahora mi hermana ya no volvió a pronunciar palabras de alegría y ya no volvería a sonreír de la misma forma, en ese momento tampoco entendí, tampoco me di cuenta de que mi sonrisa también se estaba rompiendo, pero al final de cuentas solo era una niña.
Los días pasaron y los juegos volvieron, los grandes lloraban y los pequeños corríamos, llegó el momento en que las cuentas ya no cuadraban y lo que para nosotros parecía simple, a los mayores les significaba un gran problema, entonces aquella casa se volvió un campo de batalla, mi gran familia se había dividido, sus corazones más vividos que los nuestros empezaron a endurecer y puede ver aun sin entender lo que la falta de dinero le hace al amor.
El dolor no mermó en ningún corazón, solo los hizo alejarse unos de otros ya después todo empezó a pasar muy rápido una nueva desgracia no tardó en tocar las puertas de aquella casa que en un abrir y cerrar de ojos parecía ser el triángulo de las bermudas de nuestras desgracias empezamos a atraer millones de tristezas que amenazaron con corroer nuestras almas, y aun así no lo noté.
Pero qué voy a notar si solo tenía 12 años, en ese momento lo que más me afectaba eran mis propias discusiones con mi pandillita de hermanos/primos.
Un accidente fue el detonante, que provocaría la dispersión de aquella gran familia, quien al inicio de este viaje parecía nómada.
Recuerdo cuando llegó el turno de mudarnos a mi primera casa solo con mi mamá y mis dos hermanas, aquella era oscura y sin vida no había risas, ni discusiones o llantos, solo existía el silencio y la tristeza que en el rostro de mi madre se albergaba…
Ese día marcaría el rumbo de mi andar en el valle de las sombras del dolor y la tristeza, dónde el alma se marchita y la conciencia conoce lo que la muerte le causa a los vivos 🥀