En el corazón de un bosque olvidado, había una biblioteca que nadie recordaba. Sus estanterías estaban hechas de ramas vivas, y las hojas de los árboles servían como páginas donde el viento escribía historias.
Un día, llegó un viajero cansado, atraído por un susurro que no entendía. Entró con cautela y, al abrir el primer libro, se dio cuenta de que contenía su propia vida, escrita con todos los detalles que creía secretos. Pasó las páginas rápidamente, buscando respuestas, y se detuvo al encontrar una frase que aún no había vivido: "Y en ese momento, entendió que no debía regresar."
El viajero levantó la vista, y la biblioteca, silenciosa y sabia, cerró sus puertas detrás de él. Nadie volvió a verlo jamás.