Pienso en las veces que mis experiencias me han dado señales, que algo en mi es diferente a los demás. No puedo sentir atracción a los cuerpos de las personas, el tan solo imaginar una situación así, me estremece y siento náuseas.
Estuve enamorada de alguien, no era humana y pero ella amaba a la humanidad. Cuidada a cada ser vivió y creía que todo era importante. Que yo era importante. No veía nada roto en mi, no quería arreglarme o buscar una explicación sobre el porque yo era así. Ella no lo comprendía pero se quedó, cuando no tenía ningún motivo para hacerlo.
Su sonrisa era molesta y más sus chistes rancios, la forma en que me miraba cuando hablaba, las flores que traía todos los días desde que le dije que me gustaban las flores. Paso el tiempo, y su compañía se convirtió en el momento favorito del día, el escucharla hablar de su trabajo, las noticias que le parecían interesantes, las personas que conocía, se volvió importante para mi, ella es lo importante. Quería saber más, estar más tiempo caminando junto al atardecer, crear un mundo donde estemos juntas.
—Memoria de Leena.
Fragmento de la novela: Mundo apocalíptico, déjame tener mi romance adolescente.