Hace cientos, o quizás miles de años atrás, todos vivíamos en un "paraíso". Uno lleno de felicidad, paz, armonía... blah, blah, blah. Pura palabrería.
"¿Por qué nos desterraron de allí?" Muchos religiosos afirman que fue "Eva", la primera mujer de la tierra, quién causó la exiliación de toda la raza humana. Bien, si eso es cierto, entonces... ¿a dónde vamos cuando morimos?
La mayoría afirma que al "paraíso" pero, si nos excluyeron de él por "pecadores", ¿cómo podríamos siquiera merecer volver a ese 'fantástico' lugar?
Son contradictorias esas afirmaciones. Solo dejan que la humanidad se pierda y, al final, crean que va a venir un "salvador" a rescatarnos y liberarnos de nuestros "pecados".
Sin embargo, no está mal tener fe pero... ¿eso no nos hace pensar que, lo que nosotros mismos deberíamos cambiar, debemos dejarlo en manos de aquel "mesías"?
Eso nos vuelve ignorantes, insensibles y despreocupados. ¿Por qué? Es simple. Porque nos hacen ver que no tendremos que mover ni un solo dedo para cambiar el desastre que nosotros mismo hemos creado, cuando somos los causantes y destructores del lugar en que hemos vivido durante años.
Y, aunque los seres humanos seamos ignorantes, no todos ignoramos lo mismo.
Unos ignoran la pobreza y el hambre; como los políticos.
Otros infravalorizan el estatus social; como los de "clase alta".
Y unos pocos quiénes ignoran la fe innecesaria y se ponen manos a la obra, haciendo lo posible para garantizar un mundo mejor para las generaciones venideras.
Entonces, ¿de qué paraíso me están hablando? Si al morir solo vamos a un solo lugar: al que merezcamos.
Y no. No hablo del "cielo" y el "infierno". Porque esos los vivimos en carne propia, ya sea por justas o injustas circunstancias.