Álgido el aire, pero no más alguido que este frío infernal que siento en mi pierna, es el augurio de un dolor demoníaco en cada línea nerviosa de mis músculos.
Me levanto quitando la presión a sabiendas de que no tengo mayor opción que enfrentarme este avernal dolor. Entonces comienza, un cosquilleo que me envuelve la pierna como si estuviera siendo invadido por hormigas heladas. No importa qué haga solo puedo quedarme inmóvil quejandome del dolor mientras hago las muecas más indignantes.
En medio de la comosion pido ayuda, pero incluso si pido ayuda ¿como podrían aplacar este sufrimiento? Contrario a ello al tocar mi pierna ésta duele aún más que nunca. Estoy sola con este sufrimiento que parece eterno.
Después de una y mil vida el dolor comienza a disiparse y una sensación placentera de haber superado un viaje lleno de dolor me invade, la vida es bella sin dolor pienso mientras mi dignidad ya se ha ido por el caño.
Me levanto, los dedos de mies están fríos y mi pierna también, pero al menos puedo sentirlos.