—¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Qué hice para merecerlo? ¿Tan estúpida tuve que ser para no notar que ante mis propios ojos este par de... —La joven vestida de blanco se cuestionaba entre sollozos de angustia y agonía.
Dándole libertad a las lágrimas, que se esparcían por sus mejillas. El nudo en su garganta era tan grande, que de alguna forma no podía continuar soltando las blasfemias y frustración que sentía en ese momento.
Estaba desolada. Totalmente rota.
Adelaida Gutiérrez nunca imaginó que su vida tomaría un giro tan inesperado como ese.
Iba a casarse con el hombre que tango anhelaba. Ese que conoció en su adolescencia y se convirtió en el dueño de sus pensamientos, sueños y suspiros; quería pasar el resto de su vida con él, formar una familia y ser feliz a su lado.
Sin embargo, él al parecer no pensaba ni un poco parecido, pues hizo lo que ella ni nadie jamás esperaría hacerle.
El haberse metido con su propia hermana melliza y rematar esa infidelidad, con un embarazo no deseado.
Quizá, el dolor habría sido un poco menos si no se hubiera enterado justo en el mismo día que iba a sellar sus votos con él. No obstante, las cosas salieron de la peor manera posible y ahora se veía en una enorme encrucijada, entre salir y casarse con él para no quedar mal, o abandonar todo e irse de ahí.
—Ade, levántate por favor. Ya no llores.—Luna. Su única mejor amiga, se pone de cuclillas y le soba la espalda.
Ella también, sentía demasiado el sufrimiento de Adelaida. Al fin y al cabo, era como una hermana a la que ansiaba ver feliz, y ahora con este hecho confirmaba todas y cada una de esas sospechas que tenía sobre Gregory. Lo que le provocaba un gran aborrecimiento hacia ese tipo y la hermana de Adelaida.
—Es que...— Sorbe la mucosa de su nariz, manteniéndose agachada. — Luna, cómo voy a salir así. Esto me da muchísima vergüenza. No quiero. — Dice, apenas entendiéndosele.
La pelirroja, observa a su amiga y entiende perfectamente su postura. ¿Quién querría salir así al altar sabiendo que el novio estuvo saliendo con su misma cuñada y usando de excusa a la novia para estar con ella? Eso más que penoso, iba a ser humillante.
Y Adelaida, quien por tanto ya ha a pasado, no merecía algo como eso.
Entonces, se le ocurre una única solución.
—Adelaida, escúchame —Dice Luna, con determinación en su voz—. No te preocupes por la vergüenza, no tienes por qué enfrentar eso sola. Yo tengo una idea.
La joven levanta la mirada, buscando un destello de esperanza en los ojos de su amiga
—¿Una idea?
Luna asiente con una sonrisa reconfortante.
Pero al pensarlo con más detenimiento, esa expresión es reemplazada por una de preocupación. Por ello, se mantiene unos segundos en silencio, insegura de decirle.
No quería que viese su alternativa, cómo algo extremadamente necesario o egoísta, que la alejase de lo poco que tenía y quería en esa ciudad.
Después de todo, fue su hogar de crianza.
Pese a todo, esperaba que ella encontrara la tranquilidad que apenas hace poco había aprendido a experimentar, gracias a su oscuro pasado, y estando en ese lugar, con ese hombre y todas las personas que muy probablemente también sabían de lo ocurrido, esa calma mental y emocional nuevamente se volvería inexistente.
Sólo que ahora, para siempre.
Y no quería que eso sucediera otra vez.
—Sí, una idea que nos permitirá darle la vuelta a esta situación. —Responde. —Sólo habrá una condición.
—¿Cuál?
—Necesitarás confiar en mí y seguir mis instrucciones al pie de la letra.
Adelaida, viendo lo decidida que estaba siendo Luna, no vió otra razón para condenarse a sí misma, por lo que asiente, dispuesta a aferrarse a cualquier atisbo de esperanza que se le presente en medio de su desdicha.
—Entonces, ¿qué debo hacer? —Pregunta, expectante a su respuesta.
Luna le sonríe, sintiendo una oleada de determinación al ver la disposición de su amiga a salir adelante.
—Primero, necesitamos deshacernos de ese vestido de novia. Después, te llevaré a un lugar donde puedas encontrar la fuerza y la confianza para enfrentar a ese par de traidores.
Adelaida afirma con decisión, sintiendo más confianza de su desafortunada situación. Con la ayuda de Luna, sabía que podría superar esta tragedia y encontrar la felicidad que tanto anhelaba, aunque el camino hacia ella fuera más difícil de lo que jamás había imaginado.
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NOTA:
HOLA SERES DEL BIEN Y DEL MAL, NOMÁS PASO A PRESENTARLES ÉSTA PEQUEÑA INSPIRACIÓN QUE TUVE.
LA SEGUNDA PARTE ESTARÉ PUBLICÁNDOLA POR ACÁ TAMBIÉN.
ASI QUE, ESPERO QUE LES GUSTE, Y SI ES ASÍ DENLE MUCHO AMOR.
¡GRACIAS!