Vivía en una pequeña aldea un hombre temido por todos de nombre Benibaire. Era un ser fuerte y egoísta que no solía compartir nunca sus bienes materiales.
Allí también vivían tres cabras muy pobres que sin saber muy bien cómo conseguir alimento, dijo una un día:
– ¡Tengo una idea! ¡Vayamos a casa de Benibaire y nos llevaremos tres cántaros de leche!
– ¡Fantástica idea!- dijeron las otras dos. Y las cabras se pusieron en marcha.
Por el camino se encontraron con un carnero. Al verlo, se asustaron, pero él les dijo:
– No os asustéis, que no os embestiré. ¿Dónde vais?
– A casa de Benibaire, a por tres cántaros de leche.
– ¿Queréis que vaya?
– ¡Sí, ven!
Y siguieron todos andando, hasta que se encontraron con un gato en mitad del camino, y claro, se asustaron.
– Miauu… no temáis, que no os arañaré… ¿dónde vais?- preguntó el gato.
– A casa de Benibaire, a por tres cántaros de leche, pues nos morimos de hambre.
– ¿Queréis que vaya?
– ¡Sí, ven!
Más encuentros de camino a casa de Benibaire
Y siguieron andando un poco más, hasta que se encontraron con un gato y sí, se asustaron:
– Kikirikii… – dijo el gallo– no temáis, que no os picaré. ¿A dónde vais?
– A por tres cántaros de leche a casa de Benibaire.
– ¡Iré con vosotros!
Y andando y andando se encontraron con un trozo de estiércol y también se asustaron.
– ¡No temáis, que no os ensuciaré! ¿Se puede saber a dónde vais?- dijo el estiércol.
– A por tres cántaros de leche a casa de Benibaire… ¡Tenemos mucha hambre!
– Ah, pues entonces con vosotros iré.
Y por último, antes de llegar, se encontraron con una aguja, y al verla, también se asustaron.
– ¡No os preocupéis, que no os pincharé!- dijo la aguja- ¿A dónde vais?
– A casa de Benibaire, a buscar tres cántaros de leche.
– ¡Pues yo también iré! – dijo la aguja.
Y al fin llegaron a casa de Benibaire y como era de noche, se escondieron en diferentes lugares de la casa: el gallo, en el humero de la chimenea, el gato en las cenizas, el estiércol entre la paja, la aguja en una toalla y el carnero detrás de la puerta.
El encuentro con Benibaire
Las cabras se disponen a sacar la leche de las tinajas. Pero entonces, una de las cabras se cayó e hizo tanto ruido, que Benibaire se despertó.
– ¿Quién anda ahí?- dijo enfadado.
Al asomarse por el hueco de la chimenea para ver si había alguien, el gallo le picó en los ojos. Entonces, como no podía ver, Benibaire fue a encender la paja, pero se ensució las manos con el estiércol. Cuando iba a limpiarse con la toalla, se clavó la aguja. Decidió entonces prender la ceniza, y el gato le arañó. Desesperado, intentó salir de la casa, pero entonces el carnero le dio tal coz, que terminó en el río y la corriente se lo llevó.
Y así fue cómo las tres cabras y todos sus amigos se quedaron con la leche y la casa de Benibaire.