Ella es una chica que tenía una bella relación con un compañero de su misma clase. Para todo los del salón, incluso estudiantes de otros salones, ellos eran la pareja perfecta, hasta que llegó el tercer año de secundaria...
Ella estaba tan acostumbrada a pasar el rato con su novio que, cada vez que el se alejaba, ella sentía que ya no era suficiente para él. Como "hombre" que se sentía él, pensó que siempre tendría a la chica sin importar que... Aún estando juntos en su relación como una pareja oficial, a él no le importó los sentimientos de ella y comenzó a salir con otra chica.
Evidentemente ella no soportaba verlo en los brazos de otra, eso la quemaba por dentro pero ya su autoestima estaba por debajo de la tierra y comenzó a creer que si le daba libertad a su novio, él se daría cuenta de cuánto la ama y volvería. Pasaron los días, semana, el mes completo. Todas sus esperanzas se fueron al contenedor de basura, ella lo amaba demasiado y, por mucho que el sufrimiento de su amor la estaba matando, decidió alejarse de él. Claramente le era imposible, pues habían ocasiones en las que se arrepentía «¿y si él regresa y yo no estoy?» eso era lo único que la detenía y como tonta lo seguía esperando, hasta verlo con otra era donde su burbuja explotaba y volvía a la realidad.
Con el pasar del tiempo ella dejó de comer, a veces comía pero no se alimentaba bien.
—¡Hola! —se le acercó un chico y junto a ella se sentó para comer juntos.
—Hola... —vagamente devolvió el saludo y sacó su almuerzo; una hamburguesa, un refresco de dieta, papas fritas y churros.
—Vaya, si que debes tener hambre. —comentó el chico a su lado mientras comía su almuerzo: vegetales hervidos y sazonado con sal, una botella de agua de limón y dos gelatinas— ¿Sabías que?... la comida rápida puede dañar tus intestinos.
—No te importa, Sólo vete.. déjame tranquila.
Sin que ambos supieran, ese fue el inicio de su amistad.