NovelToon NovelToon

*LA CEO DE DOBLE FILO*

-PROLOGO

Estimados lectores,

Les doy la bienvenida a esta novela y les agradezco de antemano su comprensión respecto a las posibles faltas ortográficas que puedan encontrar. Esta obra representa uno de mis primeros esfuerzos en la escritura, y a través de la narrativa he llegado a reconocer las deficiencias en mi ortografía, las cuales aún estoy en proceso de mejorar.

Agradezco sinceramente los comentarios críticos y sinceros que me han motivado a superarme y a ser una persona más consciente y mejor. No importa cuán severos sean sus juicios, siempre los consideraré como oportunidades para mi crecimiento personal y profesional.

Finalmente, soy consciente de que encontrarán numerosos errores en el texto, ya que no he realizado una corrección exhaustiva y persisten algunas palabras mal escritas. En algún momento, me dedicaré a mejorar esta obra; mientras tanto, si lo prefieren, pueden optar por leer mis publicaciones más recientes.

Si deciden continuar con la lectura, lo hacen bajo su propio consentimiento. Les deseo un feliz resto del día.

.

.

.

Me conocen como la CEO de doble filo. ¿Desean conocer la razón? Les invito a leer mi historia y descubrirlo.

Mi nombre es Arianne y actualmente ocupo el cargo de CEO en una empresa multimillonaria ubicada en la ciudad E.

Soy la menor de cuatro hermanos, dos mujeres y dos hombres. A pesar de mi juventud, he logrado ganarme el respeto y el temor de todos, siendo reconocida por mi carácter vengativo. Acepto este apodo, ya que es una reputación que he construido a lo largo del tiempo.

En cuanto a las razones que me han llevado a ser quien soy, las conocerán más adelante. Sin embargo, en este momento me encuentro en una situación complicada: me están presionando para que contraiga matrimonio. Mi padre sostiene que es lo mejor tanto para mí como para la empresa, dado que mis tres hermanos ya han formado sus propias familias. No obstante, debo confesar que esta idea no me interesa en absoluto, y él lo sabe. La situación se complica aún más, ya que mi prometido es un CEO multimiLlonario, lo que me obliga a ceder. Sin embargo, debo aclarar que no existe compatibilidad alguna entre nosotros.

Sin más preámbulos, permítanme presentarme adecuadamente.

Arianne Ybarra, de 22 años, es una graduada con honores de la Universidad de Harvard, donde cursó estudios en diseño, ingeniería y contabilidad. A través de estas disciplinas académicas, ha encontrado una profunda pasión por su ejercicio profesional. Su interés se extiende hacia actividades que implican adrenalina, tales como la lucha y el boxeo, lo que refleja su inclinación hacia lo desafiante y lo intenso. Arianne es especialista en el manejo de armas y posee una notable agilidad.

En cuanto a su apariencia, Arianne tiene piel clara, cabello negro que puede cambiar de color a voluntad, ojos de un marrón claro y labios gruesos. Su figura se asemeja a la de un reloj de arena. Aunque no es aficionada a los vestidos, su posición como CEO la obliga a utilizarlos en ocasiones.

A continuación, les presento a mi prometido, quien se presentará a sí mismo:

—Hola, soy Racet, tengo 24 años y soy CEO de una de las empresas más grandes de la ciudad E. Tengo dos hermanos, una hermana y un hermano. Como ya habrán notado, me encuentro vinculado a esta mujer, lo cual no me agrada, ya que su comportamiento no se asemeja al de una dama. Es una persona de carácter muy fuerte, fría, calculadora y sumamente inteligente. Sin embargo, como se suele decir, dos individuos con temperamentos similares no pueden coexistir armoniosamente. Ambos compartimos un temperamento similar y soy consciente de que ninguno de los dos está de acuerdo con esta insensatez que es el matrimonio.

Permítanme presentarme: soy arquitecto, graduado con honores de la Universidad de Harvard, y tengo una profunda pasión por la adrenalina. Poseo una piel bronceada, ojos de un profundo color café oscuro y cabello negro, con un cuerpo que podría considerarse esculpido por los dioses.

capítulo 1

— Padre, ¿me has mandado a llamar? -

Padre de Adrianne, conocido como Álvarez: — Mi querida hija, por favor, toma asiento.

Una vez que Adrianne se acomodó en la silla, asintió con la cabeza, indicando a su padre que continuara, deseando comprender el propósito de dicha reunión y la razón por la cual había interrumpido su entrenamiento.

— Bien, como te mencionaba, sé que no es fácil para ti dar este paso tan significativo como lo es el matrimonio. Sin embargo, mi querida Adrianne, ha llegado el momento de que dejes el nido y comiences a forjar tu propia vida.

— Padre, puedo construir mi propia vida en soledad. Entiendo que lo dices con la intención de suavizar la situación y soy consciente de que no Tengo muchas opciones. No obstante, deseo que me prometas algo, por favor.

— Expón tus sugerencias y, si están dentro de mis posibilidades, me comprometo a cumplirlas.

—Ustedes desean unir las familias Evans e Ybarra, y entiendo que esto responde a su interés en un beneficio mutuo. Sin embargo, debo expresar que, en caso de contraer matrimonio y tener un hijo, procederé a solicitar el divorcio de inmediato. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Al escuchar estas palabras, el padre de Adrianne se mostró visiblemente molesto. Él, más que nadie, comprendía que para una joven, el matrimonio a menudo cerraba las puertas a futuras oportunidades de casarse nuevamente. Sin dudarlo, respondió: —No, y no; esa condición no es objeto de discusión. Sabes que cuando una mujer es utilizada, los hombres no la valoran de la misma manera.

—Padre, no tengo intención de discutir. No me importa permanecer soltera por el resto de mi vida; si dependiera de mí, nunca me casaría y no permitiría que nadie Me tocara. Lo que estoy haciendo, lo hago por ti.

Ella sentía que la ira le provocaba que los ojos se le enrojecieran. Se levantó indignada y, antes de marcharse, declaró:—Si no se cumplen esas condiciones, no me casaré.

Su padre observaba la figura de su hija alejarse, consciente como pocos del sufrimiento que había experimentado. Sabía que el trauma que había vivido dejaría cicatrices que jamás sanarían; un profundo pesar invadió su corazón. La única opción que le quedaba era entablar un acuerdo con la familia Evans. Era consciente de que tal propuesta no sería bien recibida, pero si su hija lograba proporcionarle un heredero, tal vez ellos aceptarían dicha condición. Con un suspiro, dirigió su mirada hacia la puerta.

Al día siguiente, el Sr. Ybarra se dirigió a la fortaleza de los Evans. Al llegar, solicitó a los sirvientes que informaran al Sr. Evans de su presencia. Se acomodó en un sillón, aguardando la oportunidad de mantener una breve conversación con Jarol.

—Jarol: Es un placer verlo por aquí.

Álvarez se levantó, ajustó su vestiMenta y le tendió la mano: —El placer es mío.

—Jarol: ¿Qué le trae por aquí?

—Álvarez: No deseo tomar mucho de su tiempo, así que iré directo al punto. Mi hija ha accedido a contraer matrimonio; los ojos de Jarol se iluminaron, pero Álvarez le advirtió: —No celebres aún, ella ha aceptado bajo una condición.

—Jarol: ¿Cuál es esa condición?

Álvarez suspiró y, sin más opción, reveló la noticia: —Se casará y, tras engendrar un heredero, se divorciará de su hijo.

La propuesta no pareció perturbar a Jarol, ya que su objetivo era la unión de ambas familias, y consideraba que la llegada de un heredero era más que aceptable, por lo que accedió.

—Jarol: Informaré a mi hijo sobre las condiciones y espero organizar la boda lo antes posible. Además, es fundamental que se conozcan antes de la fecha del enlace. Ah, y una cosa más: deberán estar casados durante un año, ya que eso sería lo más sensato.

Al señor Álvarez le agradó la idea; pensó que, en el transcurso de un año, su hija podría enamorarse del joven Racet, lo que podría evitar el divorcio.

—Excelente. Se estrecharon la mano y cada uno regresó a sus ocupaciones.

Al enterarse de que su padre había regresado, Adrianne se dirigió rápidamente a su despacho y, sin saludar, exclamó: —¿Qué has dicho acerca de mi propuesta?

—Álvarez respondió: Ellos han aceptado, pero...

A Adrianne no le agradaba en absoluto ese "pero" y replicó: —¿Pero qué? ¿Qué más desean?

Álvarez le instó a ser paciente. —Tendrán que conocerse un poco antes de la boda y deberán estarán casados durante un año.

—Adrianne resopló; un año no le parecía un gran sacrificio y se dio la vuelta para continuar con sus actividades.

—He oído que has aceptado casarte; pensé que nunca lo harías— comentó Marcos.

—Adrianne respondió: Al parecer, los rumores se propagan rápidamente, hermanito. Además, ¿qué otra opción me queda si no es aceptar? A ustedes también los obligaron a lo mismo.

—Marcos asintió. Lo sé, y no nos va mal. Con el tiempo lo entenderás; no es tan malo como parece.

—Adrianne replicó: Claro... sí, eso lo dices ahora, pero te recuerdo que cuando padre te habló sobre tu matrimonio, estabas que echabas fuego.

—Marcos: Recuerda que soy mayor; no intentes burlarte de mí, o de lo contrario, enfrentarás graves consecuencias.

—Adrianne: Bufó y giró los ojos, consciente de que ninguno de sus hermanos se atrevería a enfrentarse a ella en una pelea. No era por presumir, pero se había convertido en una experta en defensa personal.

—Marcos: Cambiando de tema, ¿ya le has informado a Yuli y Jorge, nuestros dos hermanos, sobre tu aceptación del pedido de nuestro padre?

—Adrianne: Si tú lo sabes, ¿crees que ellos no lo habrán descubierto a estas alturas? Y deja de distraerme; ve a tu casa a brindarle cariño a tu esposa. Vete, adiós.

—Marcos: Solo podía reír ante la audacia que había adquirido su hermana; se atrevía a echarlo de la casa de sus padres. Quería darle una lección, pero sabía que no podía competir en un duelo con su hermana menor. Con ellos, ella era amigable y a menudo reía, pero poseía un aura fría que resultaba intimidante.

capítulo 2

—Jarol: A partir de este momento, deseo que asistas todas las tardes a la mansión de los Ybarra y que pases, al menos, una hora en compañía de tu prometida.

—Racet frunció el ceño: Padre, usted sabe que Arianne es sumamente molesta y ni siquiera me agrada. Esto lo hago únicamente para complacerle, ya que, de ser por mí, nunca me casaría. Además, ella es peculiar y posee un temperamento bastante fuerte; en este momento, sería un desafío convivir juntos. No iré; la veré cuando se realice la ceremonia de nuestro matrimonio y eso será suficiente.

—Jarol hizo caso omiso a las palabras de su hijo y respondió: Me importa poco lo que digas. Ah, se me olvidó mencionarte que tú y ella estarán casados únicamente por un año; esa fue la única condición que ella impuso. Durante ese tiempo, deberán concebir un hijo, pero si el primero no es varón, deberán continuar casados hasta que logren tener un heredero. ¿Está claro?

Racet se sintió aliviado al escuchar que solo tendría que soportar a esa mujer durante un año. Sin embargo, al oír las palabras de su padre, un escalofrío recorrió su cuerpo. No deseaba casarse con ella, y la idea de prolongar esa situación más allá de un año le resultaba intolerable. A pesar de ello, tras reflexionar, decidió que al día siguiente iría a ver si la joven había logrado moderar un poco su temperamento tan desagradable.

Adrianne se encontraba vestida con ropa deportiva, como era habitual en sus tardes. Esta rutina diaria consistía en hacer ejercicio y trabajar; cuando se sentía estresada, se dirigía al área de entrenamiento para liberar toda su energía a través del boxeo y las flexiones. Por la noche, disfrutaba de paseos en su motocicleta.

Al llegar Racet, preguntó por la señorita Adrianne y le informaron que se encontraba en el área de entrenamiento, por lo que se dirigió allí en su búsqueda. Al entrar, quedó cautivado por sus curvas y su figura esculpida; no pudo evitar reconocer que aquella mujer poseía un atractivo considerable.

Adrianne lo miró de reojo y, al notar que él no se atrevía a hablar, le preguntó:

— ¿Te gusta lo que ves?

Racet dirigió su mirada hacia otro lado.

A Adrianne le resultó molesto y, sin disimular su descontento, interrumpió su ejercicio y le dirigió la mirada. —Deja de hablar tonterías, corta el discurso aquí. Sabes perfectamente por qué estamos realizando esto; no pretendas querer conocerme, ¿de acuerdo? Porque no estoy interesada en perder mi tiempo en asuntos que carecen de relevancia.

Racet apretó los puños; si ella fuera un hombre, hace tiempo la habría estrangulado. Suspiró y simplemente observó su figura alejarse. No sabía cómo iba a soportar a tal espécimen de mujer; era bien conocida por su franqueza y frialdad, razón por la cual la apodaban la CEO de doble filo. —Pobre de mí—murmuró.

Se dirigió directamente a la sala de espera con la intención de conversar con ella, ya que no podía marcharse debido a su responsabilidad como padre. Sin embargo, dado que él se encontraba allí, quería aprovechar el tiempo y no deseaba regresar al trabajo.

En ese momento, Yuli descendió.

—Señor Racet, es un placer tenerlo en nuestra modesta morada. ¿Qué lo trae por aquí?

Hoy he venido a pasar un tiempo con su hermana, con el propósito de conocernos mejor.

Yuli levantó las cejas, consciente de que su hermana podría complicar la situación. Se limitó a observar en silencio.

Adrianne descendía las escaleras y, al notar que Racet aún no se había marchado, se limitó a mirarlo y se dirigió directamente hacia la puerta.

—Yuli le dijo: Adrianne, no seas descortés. ¿Qué te sucede?

Adrianne le lanzó una mirada fría a su hermana y respondió: —Yuli, ocúpate de tus propios asuntos. En cuanto al señor presente, ya le he manifestado que no tengo intención de perder el tiempo.—Luego, se dio la vuelta, subió a su motocicleta, aceleró a toda velocidad y se dirigió a la empresa.

Yuli se disculpó por el temperamento de su hermana, comentando: —Debemos aprender a sobrellevarlo. Lamento lo que te ha tocado vivir.

El pobre Racet, sin más ganas de permanecer allí, decidió marcharse a la empresa para continuar con su trabajo.

—Secretario de Adrianne: Señorita Ybarra, he traído algunos documentos que requieren su autorización, así como información sobre la colaboración que usted mantiene con la empresa Encor. ¿Cuál será el procedimiento a seguir?

—Señorita Ybarra: Agradezco que me haya traído los documentos. En lo que respecta a la colaboración, ya he solicitado una reunión con el secretario. Puede retirarse.

—Secretario: Muy bien, señora. - Se dio la vuelta y se marchó.

Transcurrieron las horas y la señorita Ybarra se encontraba tan absorta en su trabajo que no se percató de que la hora de la reunión se acercaba. Salió apresuradamente hacia su hogar para vestirse adecuadamente y asistir como representante.

Era una mujer que prefería la vestimenta deportiva y elegante. A pesar de su carácter reservado, su figura atrajo la atención de muchos hombres; sin embargo, su fuerte presencia intimidaba a quienes deseaban acercarse. Optó por una blusa negra, acompañada de una chaqueta y una falda del mismo color.

Al llegar al lugar designado para la reunión, fue recibida por un hombre de mayor edad, quien, a pesar de su edad, mantenía un aspecto muy atractivo.

Tomó su mano y besó suavemente los nudillos, mientras retiraba una silla para que la dama pudiera sentarse.

—Le agradezco sinceramente su amabilidad, señor Valentino, pero no era necesario tal gesto. Por favor, siéntese y continuemos con nuestro trabajo.

Él ya era consciente de que ella era una mujer de gran belleza y carácter fuerte; había escuchado mucho sobre su temperamento, por lo que inicialmente pensó que eran meras habladurías. Sin embargo, al contemplarla esa noche, se vio obligado a aceptar la veracidad de lo que se decía, ya que siempre emanaba una aura fría y su rostro permanecía impasible, sin mostrar ninguna expresión.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play