—Estoy embarazada Jhon... Al fin tendremos un hijo... Un bebe.

Mi voz sale algo temblorosa de los nervios y la emocion a la misma vez.

Jhon mira la habitacion que he preparado con rosas, velas, y una pequeña caja con la prueba de embarazo donde esta la prueba y el ultrasonido.

—¿Que es esto?

Pregunta de manera brusca y doy dos pasos hacia atrás sonriendo mientras los nervios hacen que me comience a temblar las mano de manera ligera.

—Amor... Vamos a ser padres... yo al fin nosotros...

—Si, si, Isabela te escuche perfectamente. No soy sordo.

El camina en nuestra habitacion mirando la decoracion con rostro serio sin expresión alguna.

—No puedo creer que te pongas a gastar de mi dinero en estas cosas sin sentido e insignificante.

Murmura en un tono que escucho perfectamente y siento como mis ojos se llenan de lágrimas... No entiendo como el nunca esta feliz con las cosas que hago... Siempre le encuentra un defecto a todo.

—Hay no puedo creerlo... ¿Ahora vas a llorar?

Suspira con fastidio y siento como mi pobre corazon se oprime... La verdad es que imaginé un dulce momento como en las películas, al decirle que tendremos un hijo... Un hijo que hemos esperado y buscado por tanto tiempo.

—¿Por que me haces esto? ¿Por que me lastimas de esta manera Jhon?

Mi voz sale quebrada y un poco temblorosa mientras las lagrimas comienzan a bajar por mis mejillas sin poder detenerlas.

—Ya me tienes harto, estoy cansado de ti.

Observo como saca su billetera y coloca varias papeletas en la cama.

—Creo que esto es suficiente para un aborto, ya estas muy vieja para tener hijos, dejale eso a las mujeres mas jovenes.

Sus palabras me terminan de romper y él como sin nada camina a la salida de nuestra habitacion, pero antes de abrir la puerta se detiene mirandome con fastidio.

—Me he puesto en contacto con mis abogados... Estoy harto de este matrimonio... Creo que ya es momento de separarnos, aquí soy completamente infeliz ¿Un bebé? ¡Qué ridiculez?

Su voz resuena en mi cabeza con la palabra divorcio y a mi mente llega la pregunta... Quince años de matrimonio... ¿De que valió?

Jhon de un portazo, cierra la puerta y las lagrimas comienzan a bajar por mis mejillas sin parar.

Mis rodillas se doblan y caigo al suelo con la mano en el pecho.

Muerdo mis labios sin poder conternerlo, el dolor y la decepcion que siento me ahoga sin poder respirar.

—¿Por que? ¿Que he hecho mal? Le he dado quince años de mi vida, fui la esposa perfecta, devota al hogar, callé lo que me gustaba por complacelo a él... Me encargue de la casa como tanto le gustaba... Hice de todo para mantenerlo feliz... ¿Para que? Para que me termine botando como un trapo sucio... Ahora ¿Que voy a hacer divorciada y con un embarazo reciente?

No sé por cuánto tiempo lloré hasta quedarme dormida en el suelo ¿Por qué la vida es tan injusta cuándo tratamos de ser buenas personas?

(Holis familia, les quiero dar la bienvenida a esta nueva novela, espero les gusten y si esta es la primera vez que me leen, les invito a ir a mí perfil donde tengo más novelas y si no es la primera vez. Bienvenidos otra vez y gracias por siempre apoyarme)

El sonido de mi celular me hace abrir los ojos y al tomarlo observo el número de mi mejor amiga Amelia.

—¿Diga?

Pregunto con la voz algo ronca y pastosa.

—¡Isa!

Grita atraves del celular y tengo que alejarlo un poco.

—No es necesario que grites, puedo escucharte perfectamente.

—Lo sé.

Escucho su voz muy entusiasmada y antes de que diga algo ella habla.

—¿Tienes planes?

Pregunta y miro mi habitación con pereza.

—Tal vez sí.

Miento por qué la realidad es que no tengo ánimos de nada.

—No te creo ¿Qué te parece si vamos de compras y luego a un café? Necesito hablar contigo.

—No se, no tengo ánimos.

—Oh vamos, paso por ti en dos horas.

La linea se corta y solo miro mi celular con un suspiro para luego levantarme de la cama.

Hago mi rutina de limpieza para luego pararme en el espejo desnuda, con un suspiro miro mi vientre plano y una sonrisa triste se forma en mis labios.

—Te prometo que saldremos de esta bebé.

Murmuro mirando mi terrible reflejo.

Mis ojos azules están sin brillo, sin vida... Y mi cabello rubio parece una maraña de tela de araña.

Me arreglo lo mejor que puedo y salgo de la habitación para esperar a Amelia.

—Hasta que sales de la habitación Isabela.

Mi corazón late fuerte al escuchar la voz de Jhon... ¿Será que se va a disculpar? Tiene tres días que no viene a casa.

Pienso mientras lo busco con la mirada y lo veo sentado en uno de los sofás.

—Jhon...

Sonrío un poco y él se pone en pies mirándome de arriba abajo.

—Espero que pronto te deshagas de esa cosa.

Señala mi vientre para luego dejar un sobre amarillo encima de la mesa.

—Son los papeles de divorcio, en cuanto firmes llama a mi abogado, el número está en la última página.

Jhon vuelve a mirarme de arriba abajo para luego hacer una cara de fastidio y se marcha sin más.

Con las manos un poco temblorosas tomo el sobre entre mis manos y al abrirlo lo primero que leo es divorcio.

Mis ojos se llenan de lágrimas, pero no me permito derramarlas, ya he llorado demasiado ¿No?

Mi celular timbra con un nuevo mensaje y al mirar la pantalla observo el número de Amelia.

“Ya estoy en frente de tu casa”

Leo y con un suspiro dejo los papeles donde estaban y salgo... Creo que un poco de aire me hará muy bien.

...

Amelia al verme algo decaído canceló su salida de compras y solo fuimos a un café.

—Entonces ¿Vas a abortar?

Me pregunta ella degustando unas ricas galletas.

—No lo sé, creo que no lo haré.

Amelia alza las cejas y sonríe.

—Tú decides que hacer cielo, es tu vientre, pero debes de pensarlo bien... A tu edad no es fácil tener un bebé...

Suspiro mirándola.

—Solo tengo treinticinco años, aún me siento joven... Además, sabes que siempre fue mi anhelo ser madre.

—Lo sé, lo sé... Lo digo por qué estarás sola y tendrás que trabajar, en estos tiempos no es fácil ser madre soltera.

—Lo sé, es un reto... Tendré que buscarme un departamento, un trabajo... Pero nada es imposible.

Ella asiente sonriendo.

—Es verdad, tú siempre logras lo que te propones cariño.

—Lo sé, pero ya no hablemos de mi triste vida, cuéntame de ti.

Su sonrisa se ensacha y me muestra su mano enseñandome un fino y elegante anillo.

—¿Te has comprometido?

Pregunto con sorpresa.

—¡Sí! Estoy muy feliz Isabela.

—Pero si no tenías novio ¿Cómo es que te has comprometido?

—Estoy saliendo con alguien, solo que no te había dicho por los problemas que estabas pasando... Y además tengo otra noticia... ¡Estoy embarazada!

Abro la boca por la sorpresa.

—Vaya, sí que me has sorprendido Amelia, dime ¿Cómo lo ha tomado el padre?

—Él está muy encantado... Siempre quise ser madre a los veinticinco... Siento que esto es un sueño.

—Entonces muchas felicidades por tu embarazo y tu compromiso, te lo mereces Amelia.

—Lo sé.

Dice feliz y ambas reímos.

Tiempo después llego a mi casa y me despido de Amelia, la verdad estaba un poco cansada de tanto escucharla hablar de su perfecto prometido y de lo feliz que están ambos por su reciente embarazo... Lo cierto es que me dieron ciertos celos, pero estoy feliz por ella. Amelia es como mi hermana menor y la quiero mucho.

Me detengo en medio de la sala y creo que ya va siendo hora que deje ser la mujer sufrida y forje mi propio destino, el hombre que juró amarme hasta que la muerte nos separe no me ama... Creo que ya va siendo hora de terminar con esto.

Tomo entre mis manos y leo el contenido, la casa en la que vivimos eran de los padres de Jhon, por lo tanto el se lo queda bla, bla, bla... Miro como una buena cantidad de dinero se me va a transferir y creo que con eso estoy bien... Así que sin pensarlo más firmo el papel de divorcio.

Con un suspiro de agotamiento y cansancio observo mi nuevo departamento, no es espaciosa como la casa en dónde viví por cinco años, pero será un espacio más que suficiente.

Tomo asiento en el pequeño sofá y por más que trato de mantener mi mente positiva... Los recuerdos de lo vivido invaden mi cabeza haciendo que mis ojos se llenen de lágrimas.

—No voy a llorar más.

Murmuro sintiendo como las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas.

—No voy a llorar más...

Murmuro otra vez en un hilo de voz sin poder contener mi llanto.

Al otro extremo de la cuidad Jhon llega a su casa y sonríe al ver como su exposa se ha llevado todas sus cosas y se ha largado.

—Esto es un milagro, creí que se tomaría más tiempo.

Dice con una sonrisa en su rostro y toma su celular para marcar un número en específico.

—Amor... La casa está sola ¿Me haces compañía?

Se escucha una risa contagiosa del otro lado de la línea.

—Ahora mismo pido un taxi y voy para allá.

Dice y la linea se cierra dejando un sonrisa en el hombre que solo piensa en lo mucho que va a disfrutar de un cuerpo joven y delicioso.

...

Los días pasan lentamente y poco a poco voy adaptandome a mi nueva vida como: Vomitar desde la primera hora de la mañana, tenerle asco a ciertos olores y por lo general mucho cansancio y sueño.

—Su bebé está en perfecto estado señora Torres.

Habla el doctor moviendo un pequeño aparato en mi vientre y sonrío mirando la pantalla que la verdad solo se ven manchas raras.

—Gracias doctor.

Le sonrío limpiando mi vientre cuando él termina.

Él hombre mayor solo asiente y anota algo en un papel para luego dármelo.

—Su bebé está en perfecto estado señora Torres, pero usted ha presentado una leve anemia, estos son los medicamentos que debe tomar, trate de seguir las indicaciones correctamente y lleve una alimentación adecuada.

—De acuerdo... ¿Es peligroso que tenga anemia?

—Es normal en algunas mujeres, pero se debe tratar a tiempo y llevar una alimentación saludable para que no afecte al bebé.

—Está bien... Doctor... ¿A los cuantos meses comenzará a notarse?

El hombre me mira con una sonrisa.

—Por ahora no debe de preocuparse señora Torres, tan solo lleva seis semanas, pero muchas mujeres varían... Puede que comience a notarse desde las dieciséis a veinte semanas.

—De acuerdo, gracias doctor.

Él asiente y yo me retiro del hospital mientras observo como muchas mujeres van acompañadas de sus parejas y eso me hace sentir miserable y más solitaria que nunca.

Salgo de mis pensamientos cuándo mi celular suena y sin mirar el nombre respondo.

—¿Diga?

—¡Amiga!

Alejo el celular de mis oídos con una sonrisa.

—Creo que tienes que ser menos ruidosa... Dime Amelia ¿Cómo estás?

—Todo está excelente... Dime ¿Has conseguido trabajo?

—Aún no.

Digo mientras salgo del edificio.

—Perfecto, en la empresa dónde trabajo están buscando una trabajadora ¿Qué dices? Les he hablado de tí.

Mis ojos se iluminan y una sonrisa se forma en mis labios.

—¿De verdad? ¿En qué área?

Pregunto entusiasmada?

Se hace silencio por unos segundos y luego ella dice.

—Es en el área de limpieza... Me hubiese gustado conseguirte algo mejor, pero es la única bacante que hay.

Mis ánimos se bajan y un suspiro sale de mis labios.

—Trabajo es trabajo... Dime ¿A qué hora es la entrevista?

—Mañana a las nueve ¿Vas a venir?

—Por supuesto, necesito el trabajo.

—Genial, entonces aquí te espero, adiós.

Ella cierra la llamada y yo un poco desanimada me dirijo a comprar las recetas y a prepararme para mañana.

...

Al día siguiente veinte minutos antes estoy frente a un enorme edificio lujoso y elegante.

—Vaya, este lugar es enorme.

Murmuro entrando y miro discretamente para no parecer una tonta.

Al llegar al lugar de recepción la chica me mira con una sonrisa amable.

—¿En qué puedo ayudarla señora?

—Vengo por la entrevista de trabajo.

—De acuerdo ¿A cuál de las dos entrevistas?

Me pregunta con amabilidad y yo me sorprendo un poco.

—¿Hay dos entrevistas?

—Si, asistente personal y aseo.

Mis labios se mueven para decir aseo, pero lo pienso mejor y hago algo más arriesgado.

—Para la de asistente personal.

—Perfecto, dígame su nombre por favor.

—Isabela Torres.

—Perfecto, la entrevista será en el quinto piso, pasillo a la derecha.

—Muchas gracias.

La amable chica asiente y yo camino hacia el ascensor para seguir con la dirección.

Al llegar al lugar me arrepiento de haber dicho asistente... Observo una larga fila de chicas jóvenes y modelos que al sentir mi presencia ellas se giran y me miran de arriba abajo con risitas discretas.

Sin prestar atención me ubico en el último lugar y espero... Ya me metí en esto, si me rechazan no pasa nada, solo debo buscar otro trabajo.

A las nueve en punto comienzan a llamar a cada una por su nombre y cada chica que va a entrar parece que lo va a hacer en una pasarela... Pero ¿Quienes somos para juzgar?

Espero pacientemente unas dos horas hasta que llega mi turno.

—Isabela Torres.

La última chica que sale me mira con enojo y yo le sonrío de medio lado mientras paso por su lado.

Toco la puerta para luego entrar a una lujosa y elegante oficina.

—Toma asiento.

Escucho una grave voz y al levantar la mirada unos profundos ojos hermosos me miran fijamente.

—De acuerdo.

Murmuro en un tono bajo mientras tomo asiento.