El Nuevo Hogar
Capítulo 1: La Casa que Respira
El camión de mudanza estacionó con un chirrido frente a la antigua casona de madera, sus tejas rojas descoloridas por el sol y su porche curvado como una sonrisa cansada. Luciano Moreno, de ocho años, apretó su peluche oso contra el pecho mientras sus grandes ojos color avellana escudriñaban cada ventana, cada sombra que bailaba entre las cortinas rotas
Luciano Moreno(O)
(Nos están mirando)*pensó, aunque no se atrevió a decirlo en voz alta*
Camila Moreno(G)
¡Finalmente llegamos! *anunció Camila, su madre gamma, estirando la espalda con un gesto de alivio. Su nariz sensible se arrugó al percibir el olor a polvo de décadas y madera vieja que emanaba de la casa*. Damián, ¿estás seguro que la llave funciona?
Damián su padre delta, jugueteó con la llave oxidada antes de abrir la puerta principal que crujió como un hueso viejo
Damián Moreno(D)
Bienvenidos a vuestra nueva casa *dijo con una sonrisa que no alcanzó sus ojos grises*
Luc sintió el primer escalofrío cuando cruzó el umbral. El aire dentro era más frío, más denso, como si la casa contuviera la respiración
Mientras sus padres discutían sobre la disposición de los muebles, Luc escapó sigilosamente al segundo piso, atraído por un pasillo angosto iluminado por la luz dorada del atardecer. Al final, una puerta entreabierta se mecía levemente, aunque no había ventanas abiertas ni corriente de aire
Luciano Moreno(O)
¿Hola? *susurró, sus pequeños dedos temblando al empujar la puerta*
El cuarto estaba intacto, como congelado en el tiempo: un escritorio cubierto de polvo con tinteros secos, una cama con colcha de ganchillo y en la pared, un retrato del abuelo Mateo cuyos ojos parecían seguirlo.
Luc giró bruscamente. Nadie allí. Pero cuando volvió a mirar el retrato, la boca del abuelo ahora curvaba en una sonrisa
Un golpe seco lo hizo saltar. La foto había caído al suelo revelando detrás un sobre amarillento con una inscripción
Para el próximo omega de la familia
Valentino Moreno(B)
¡LUCIANO! *la voz de Tino, su hermano beta de 15 años, retumbó desde abajo*. ¡Deja de esconderte y ven a ayudar!
Luc escondió el sobre en su bolsillo demasiado rápido, pero no lo suficiente como para evitar que Sombra, el gato negro de la familia que nunca se acercaba a extraños, se frotara contra sus piernas ronroneando
Luciano Moreno(O)
¿Tú también los escuchas, Sombra? *preguntó el niño omega, recibiendo como respuesta un maullido que sonó demasiado humano*
Esa noche, mientras la familia dormía entre cajas y muebles cubiertos, Luc se despertó con un tirón en el pecho, como si algo lo llamara
Fue entonces que lo vio una figura alta y delgada de espaldas, parada al final del pasillo.
Luciano Moreno(O)
¿A-abuelo? *balbuceó, congelado en su lugar*.
La figura giró lentamente...
El ruido de un jarrón rompiéndose en el piso de abajo hizo que todos saltaran de sus camas. Cuando Luc miró de nuevo, el pasillo estaba vacío
Pero en la pared, donde antes no había nada, tres arañazos frescos formaban una palabra
Capítulo 2: Los Que No Deberían Estar Ahí
Mañana siguiente - Habitación de Luc
El primer rayo de sol se colaba por las rendijas de las persianas cuando Luc despertó con un jadeo, los dedos aferrados a su peluche como si lo hubieran estado intentando arrebatarle. Los arañazos en la pared habían desaparecido
Luciano Moreno(O)
¿Fue un sueño? *murmuró, pasando la mano por la pintura impecable*
Golpecitos en la ventana. Tres veces. Exactamente igual que la noche anterior
Sombra, el gato negro, erizó el lomo y bufó hacia la cortina que se movía sola
En la cocina, el olor a café quemado y pan tostado no lograba ocultar el silencio tenso que envolvía a la familia
Damián Moreno(D)
¿Alguien rompió algo anoche? *preguntó Damián, sirviendo jugo de naranja con demasiada calma*
Camila Moreno(G)
Cariño, ¿dormiste bien?*preguntó con voz dulce pero las venas de su cuello tensas como cuerdas*
Antes de que pudiera responder, Tino arrojó su tenedor con un clang metálico
Valentino Moreno(B)
¡Otra vez con esto! Luc, si te pones a gritar en medio de la noche por pesadillas tontas, ¡voy a—
Todos giraron hacia el living, donde el retrato del abuelo Mateo yacía en el suelo... por tercera vez.
En el patio trasero un laberinto de malezas y rosales marchitos Luc encontró el primer objeto que no pertenecía a la familia
Una muñeca de porcelana con el vestido empapado en barro, sin ojos (los huecos vacíos parecían gritar), y en su pecho, grabado con algún objeto afilado
Sofa(S)
¿Te gusta? *una voz infantil lo hizo saltar*
Sofía, la vecina sigma de nueve años, estaba sentada en la rama más alta del roble, balanceando las piernas. El sol de mediodía no proyectaba sombra bajo sus pies.
Sofa(S)
Ella vivió aquí antes que tú*susurró, señalando la muñeca— *. La última niña omega. Se fue... pero no por su voluntad
Un viento helado recorrió el patio. Cuando Luc parpadeó, Sofía ya no estaba—solo la muñeca en sus manos ahora tibia como piel humana
Esa noche, mientras los demás dormían, Sombra guió a Luc con maullidos que sonaban como palabras arrastradas hasta una puerta que nadie había mencionado:
La cerradura estaba cubierta por siete candados diferentes, pero cuando Luc tocó el pomo, todos cayeron al suelo con un sonido metálico
Los escalones crujieron bajo sus pies descalzos. El aire olía a tierra mojada y... ¿flores podridas?
En la pared del fondo, un símbolo estaba pintado con lo que Luc esperaba que fuera pintura roja:
Tres círculos concéntricos atravesados por una flecha
"Ayúdanos a romper la cadena" —susurraron doces voces a la vez, saliendo de las sombras que ahora se movían como líquido espeso
El grito de su hermano lo sacó del trance
Valentino Moreno(B)
¡¿QUÉ DEMONIOS HACES AHÍ ABAJO?! *Tino lo jaló del brazo con fuerza beta, arrastrándolo hacia las escaleras*. ¡Papá dijo que este lugar es peligroso!
Pero cuando Luc giró para mirar por última vez, vio algo que lo paralizó
Reflejado en un charco de agua en el piso, el abuelo Mateo estaba de pie detrás de Tino... con las manos alrededor de su cuello como si intentara ahogarlo sin tocarlo.
Capítulo 3: El Precio de la Memoria
El viento aullaba como un lobo herido cuando Luc se despertó de golpe, los dedos aferrados a las sábanas empapadas en sudor frío. Algo* lo había llamado por su nombre. No un susurro. Un grito
Luciano Moreno(O)
(¿Por qué el abuelo quería lastimar a Tino?)
Un portazo sacudió la casa. Don Rafael, el vecino alfa de barba gris y ojos amarillos como ámbar, empujó la puerta sin permiso. Su olor a tabaco y menta salvaje invadió el living.
Don Rafael(A)
Sabía que esto pasaría *rugió, clavando sus garras retráctiles en el marco de madera*. ¡Han despertado a los Durmientes!
Luciano Moreno(O)
(Sus dientes son demasiado afilados para un humano)
Camila Moreno(G)
*Camila se interpuso, sus pupilas gamma brillando con luz propia:
*Explíquese, don Rafael
El viejo alfa lanzó un fardo de hierbas secas al suelo. Salvia, romero y algo que olía a sangre
Don Rafael(A)
El niño omega ha abierto el Sótano. Ahora Ellos tienen su olor
En el desván, escondido bajo una tabla suelta, Luc encontró un cuaderno forrado en tela azul. Las páginas olían a lágrimas secas.
Luciano Moreno(O)
(Las reglas del Pacto
*1. No digas sus nombres en voz alta*
*2. No aceptes regalos de los Sin Sombra*
*3. Si el símbolo del sótano brilla, CORRE)
Una mancha oscura en la última página mostraba un dibujo de la muñeca sin ojos, con una anotación:
María, 7 años. Se llevaron su voz primero. Luego sus ojos. Al final, su lugar en el mundo.
Tino se retorcía en su cama, la fiebre elevando su temperatura a niveles peligrosos. Su piel brillaba con un sudor plateado
Luciano Moreno(O)
(Los betas no tienen cambios. Esto no es normal)
Camila Moreno(G)
¡No lo toques! *gritó Camila, pero fue tarde.*
Al contacto, una visión estalló tras los ojos de Luc:
Un bosque de árboles retorcidos. Sofía cantando con voz de adulta. Y el abuelo Mateo... cavando una tumba del tamaño exacto de un niño
Al amanecer, la muñeca había reaparecido, ahora sentada en la mesa de la cocina. Su vestido estaba limpio y sus manos de porcelana sostenían un hueso pequeño.
Luciano Moreno(O)
(Es un hueso de dedo. ¿De niño?)
En el jardín, donde Sofía se apareció, la tierra estaba removida en un círculo perfecto. Siete piedras negras formaban un símbolo idéntico al del sótano.
Al centro: una trenza de cabello rubio atada con un listón... todavía húmeda de sangre
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