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UN CORAZÓN DE LUZ, EN UN MUNDO OSCURO

SHARON

Sharon Ruiz, una mujer de 24, buen cuerpo, se vestia cómo queria, blusas cortas, ropa escotada, ajustada mostrando su hermosa figura. Ella era profesional en trabajo social, laboraba en un asilo del gobierno, ella garantizaba el bienestar de los adultos en situaciones de vulnerabilidad. Vivía en un barrio popular de Cartagena, era muy alegre, en su trabajo le gustaba bailar con los adultos, les hacía dinámicas para distraerlos y olvidaran que eran personas abandonadas por su familia, porque eso eran, personas abandonadas en las calles o simplemente los llevaban y los dejaban sin ningún remordimiento en el asilo.

Ella usaba su uniforme de trabajo con orgullo, le tenía amor a su empleo y más a los abuelos, era de buen corazón, no entendía como habían hijos tan malos, pero sabía que arriba había un Dios, por eso el dicho " hijo eres y padre serás" no le deseaba el mal a nadie, pero si queria que por un momento experimentarán lo que muchos de los abuelos y abuelas abandonados sentían cuando los dejaban tirados como si estuvieran botando la basura de su casa.

Sharon trabajaba de lunes a sábados, los sábados salía a las 12, ella vivía sola, sus padres vivían en Barranquilla, había decidido buscar su camino porque no le gustaba que controlaran su vida, quería mucho a sus padres y los llamaba todos los días, mensual les mandaba dinero y le daba lo que necesitaban mientras estuviera a su alcance, aunque su padre tenía un trabajo con buen sueldo a ella no le importaba mandarles dinero, pero lo que no quería era que ellos intervinieran, le dijeran como vestir, las amistades con quien salir, el novio que le convenía, no quería nada de eso. Ella sabía que sus padres en gran parte lo hacían todo por el que dirán de la gente, pero ella de eso no iba a vivir.

Sus padres tenían una vecina que se pasaba de criticona, no se la llevaba bien con ellos porque según ella los padres de Sharon se creían de alta sociedad, pero era porque a ellos les gustaba colaborar y ayudar a quien necesitaba si estaba a su alcance.

A la vecina todo eso le molestaba, era demasiado chismosa, el chisme lo ejercía como deporte, pero Sharon la veia mas como una persona resentida, criticaba sin saber, que con el dedo índice señalan la vida ajena y no se daba cuenta de su vida.

En lugar de invertir sus energías en hacer de su vida algo valioso y beneficioso, espiaba la vida ajena buscando el alimento que le diera sustento para lanzar la crítica, la burla, el ataque o el comentario malicioso. 

La vecina y sus hijas nunca perdían oportunidades para lanzar indirectas cuando los padres de Sharon pasaban, lo peor era que vivían diagonal, pero los padres de Sharon y Sharon sabían que detrás de esa familia criticona, más lo pensaban por la madre, que era el eje de esa familia, ella era la que estaba dañando a sus hijas, porque era una mujer resentida y poco feliz con su vida, porque rechazaba la felicidad ajena, menospreciaba los logros ajenos porque le carcomía la envidia por dentro.

La mujer siempre les decía que les iba bien por suerte, porque encontraban padrinos quien los ayudara, pero el trabajo de su esposo como maestro de obra era conseguido por sí solo, por su propio sudor y lágrimas. La mujer usaba la astucia y la inteligencia para dañar, sus críticas reflejaban en la mayoría de las ocasiones el anhelo por experimentar lo que la vida les había negado, o ellos no habían podido lograr. No se preocupaban por mejorar, consideraban que la mejor vía para destacar o sentirse mejor era apagando el brillo que transmitían los demás, se sentían atacados con demasiada facilidad y que veían en ellos un contrincante a quien atacar.

De lo que sí estuvo siempre segura Sharon, y se lo hizo saber a sus padres, que ellos eran más inteligentes, nunca cedieron a las provocaciones, nunca le contestaron a la ofensa y eso les daba más rabia a la vecina y su familia.

La familia de Sharon eran personas lúcidas, utilizaban la compasión para tomar distancia de la agresión, sabían comprender que detrás de alguien que invertía su tiempo y energía en juzgar, criticar o comentar, había un ser humano tremendamente vulnerable, que se sentía desdichado y que no sabía qué hacer con su vida ni que decisiones tomar para sentirse en paz y lograr mayor satisfacción.

Por eso Sharon siempre tenía en mente una enseñanza muy valiosa que había leído de Sócrates, quien decía "que antes de abrir la boca y emitir palabra alguna, uno debe preguntarse si aquello que está a punto de pronunciar" ¿es verdadero? ¿Es útil? ¿Es benévolo?

Por eso los padres de Sharon decidieron vender la casa y cambiar de barrio por la salud mental de esa familia, no querían ser ellos los causantes de su desdichas.

Los padres de Sharon la dejaron marchar a Cartagena porque sabían que no la iban a hacer cambiar de opinión, y respetaron su decisión, se dieron cuenta que ella con su forma de vestir y su personalidad no le hacía daño a nadie, al contrario, era una mujer de buen corazón. Sharon no sabía que el dinero que les enviaba no lo utilizaban, ellos decidieron abrir una cuenta y guardar ese dinero como un ahorro, como si ella se los mandara para ahorrar.

Sharon era una mujer autónoma, le gustaba su libertad para poder actuar de acuerdo con su elección y no con la de otros. No estaba dispuesta a complacer a los demás y cumplir sus expectativas dejando a un lado las cosas que realmente quería hacer, ella no buscaba aprobación de aquellos que la rodeaban.

A Sharon lo único que le importaba eran sus padres y por eso había decidido cambiar de ciudad y vivir su vida lejos de quien la conocía para no hacer sentir mal o culpable de algo a sus padres; ellos la habían criado con buenos valores, pero Sharon siendo mayor de edad decidió cambiar y ya no era culpa de sus padres, ellos habían cumplido como buenos padres, las decisiones tomadas ya eran responsabilidad de Sharon.

LLAMADA

Sharon no iba a permitir que su vida se basara en lo que pensaran los demás, sin darle importancia a lo que pensara ella, ella tenía claro que cada persona era diferente, la diversidad de puntos de vista, opiniones y preferencias, pero ella no estaba para complacer a nadie.

Los sábados por la noche salía con algunas compañeras a discoteca, a disfrutar del fin de semana, estaban con hombres cuando querían, no tenían compromiso con nadie; Sharon más que nadie quería disfrutar de su soltería, de su libertad, porque cuando encontrara el hombre indicado se iba a dedicar a su relación sabiendo que había vivido su soltería, no quería lo contrario, estar en una relación y pretender disfrutar como soltera, aunque si queria su espacio.

A ella le gustaba ser autonoma, tomaba sus propias decisiones, decidia si queria tener relaciones sexuales, cuándo, donde y con quién, aunque era cuando sentía que ya no podía más, porque no salía cada sábado a tener s*xo con cualquiera.

Sharon era muy entregada a su trabajo, se preocupaba mucho por los abuelitos, más por las condiciones en las que estaban en el lugar, era propiedad del gobierno y dependían de ellos, a ella le daba dolor de ver cómo muchos de ellos tenían familia y no los querían, un martes llego al trabajo, después de quince minutos de haber llegado comenzó a llover fuerte, veía como el agua se filtraba por las paredes y techo, veía como los abuelitos buscaban refugio para no mojarse. Ese día Sharon deseo tener mucho dinero para encargarse de los abuelitos, para que dependieran única y exclusivamente de ella.

Sharon veía como la mayoría de las pertencias de los abuelos se mojaron, ella vio como un abuelo lloraba desconsolado porque se le había mojado la foto de su hija fallecida, la única que siempre vio por el y que al fallecer su otro hijo lo abandonó en el asilo.

El hombre abrazaba la foto y le reclamaba porque lo había dejado solo, Sharon no aguantó y se acercó al hombre, lo abrazó y lloró con el, ella tenía el corazón destrozado al ver todo lo que estaba sucediendo, lloraba con el como si ubiera perdido a un ser querido, en ese momento se acordó de sus padres y se prometió nunca abandonarlos, siempre iba a estar para ellos, cuando no pudieran sostenerse allí iba a estar ella siempre cuidando de ellos.

Ella se recompuso y ayudo al abuelito, le dijo que iba hacer lo posible para conseguirle una foto de su hija, el hombre le dijo que con su hijo porque su hija fallecida no había tenido hijo; el abuelo le dio el número de teléfono, cuando conversaba con él abuelo recibió una llamada para que se acercara a un hospital donde habían dejado a otro anciano abandonado, Sharon se quedó mirando por una ventana, la lluvia ya había cesado, ella se preguntó ¿ Qué estaba pasando por la mente de las personas que abandonan a sus padres?

Para ella no había nada que justificara el abandono, la falta de recursos y las deficiencias económicas del núcleo familiar no era justificación para abandono, con sus familiares ellos podrían al menos comer y pasar la noche calientes. Muchos de los abuelos habían sido buenos padres, sus hijos cambiaron la mentalidad al crecer, al ser mayores, por la mente de los abuelos jamás se les hubiera pasado que un día ellos serían los protagonistas de una historia de soledad y abandono, pero así había sido.

Sharon salió del asilo con el corazón destrozado, quería encontrar la lámpara de Aladino 🧞‍♂️ y pedirle un deseo, un solo deseo "Que los hijos nunca abandonarán a sus padres". Ese día Sharon hizo todas sus vueltas con el alma destrozada por los abuelitos, por la noche no podía dormir pensando que no fuera a llover, aunque no era tiempo de que comenzará el invierno, pero ya estaba dando señales.

Esa semana ella se había puesto en contacto con el hijo del abuelo para pedirle la foto, el hombre quedó en llevarla el viernes. Sharon llegaba a su trabajo y saludaba emocionada a los abuelos y abuelas, queria transmitirle tranquilidad, no quería mostrar la tristeza que sentía al llegar al lugar; era muy querida por los abuelitos y ellos se sentían seguros y protegidos cuando ella estaba en el lugar, no los trataban mal, pero si eran muy distantes con ellos, la única que no era asi era Sharon.

El viernes en la tarde llegó un mensajero con un sobre, el vigilante lo recibió y se lo entregó a Sharon, ella cuando la vio sonrió y salió a un local donde tomaban fotos, les pidió el favor de ampliarla y la laminaran, después le pusieran un marco para que no se dañara, pero le dijeron que se lo hacían al día siguiente, que pasara por ella a las diez de la mañana, ella aceptó y se fue feliz porque le iba a dar la sorpresa al abuelito, le iba la levantar el animo.

A la hora de irse a su casa le daba nostalgia dejar a los abuelos, se despedía con dolor en su alma porque sabia que vivían en malas condiciones; ella había hecho de todo para que el gobierno de la ciudad se encargará de arreglar el lugar donde habitaban los adultos mayores, pero no hacían nada y simplemente le decían que tenían que esperar.

Ese noche Sharon no podía conciliar el sueño, pensaba en una solución para el asilo, le daba importancia no poder hacer más por esas personas, ella finalmente pudo dormir a las dos de la mañana.

A las seis de la mañana ya estaba despierta, tenía que estar en el asilo a siete y treinta de la mañana.

Llegó a su trabajo saludado a los abuelitos emocionada, puso musica y comenzó a bailar animandolos a seguirle los pasos, todos bailaban entre risas mientras ella cada diez segundos cambiaba de pareja, bailaba con hombres y mujeres para animarles el día. Sharon compartió con los más de ochenta adultos, bailes, dinámicas y risas, le gustaba verlos felices.

HERMOSO CUADRO

A las diez de la mañana fue a buscar el cuadro con la foto que había pedido, cuando se lo entregaron canceló y salió del lugar muy emocionada porque iba a ver al abuelo feliz; cuando llegó se acercó a él y le dijo.

SHARON: Te prometí la foto de tu hija, aquí la tienes.

El hombre se sorprendió al ver el hermoso cuadro y comenzó a llorar abrazandolo, y diciendo entre llanto.

* Hijita mía... mi hija linda.

Sharon no contuvo sus lágrimas y las dejó salir abrazandolo, a ellos se les sumó otro abuelo y una abuela también llorando, ellos les dolia saber y sentir el abandono, sus seres queridos no lograron comprender sus necesidades y, en lugar de ello, los abandonaron, pero Sharon no iba a hacer lo mismo, así la hecharan nunca los iba abandonar.

Ese día ella salió despidiéndose como siempre de los abuelos, llegó al hospital cercano donde trabajaba una de sus dos compañeras, le contó todo lo que sucedía con el lugar donde vivían los abuelos, pero la compañera le dijo que eso se les salia de las manos, tenía que esperar que la alcaldía y los entes encargados buscarán una solución porque ya ella había cumplido con su trabajo.

Sharon sabía que podía hacer más, como dar aviso a la prensa y buscar otras opciones, pero sabía que era para problemas con la alcaldía porque ellos estaban enterados y habían quedado en solucionar, pero estaban muy demorados.

Ese sábado Sharon decidió despejar su mente y se dejó convencer por sus compañeras para salir un rato a la fiesta de un amigo. Las tres mujeres se encontraron en la entrada de la casa donde era la fiesta, entraron y Sharon fue presentada junto a la otra compañera, ellas comenzaron a tomar y bailar junto a los demás invitados; las mujeres bailaban entre risas, el alcohol ya estaba haciendo efecto.

Sharon descansaba y después volvía a bailar, ella sabía lo que hacia, en ese momento se le acercó un hombre y le dijo para bailar, ella no dudo en aceptar. Después de estar bailando y charlando, el hombre decidió ir un poco más y junto sus labios con los de ella, el hombre fue correspondido, después de separarse, ella al ver ver sus ojos supo que aquello no iba a ser todo lo que pasaría esa noche. Su mirada lasciva le decía que quería más y enseguida se lo demostró.

La cogió de la mano y atravesando por los demás invitados se metieron en un cuarto, ella se dio cuenta que era donde se guardaba todo lo que no se utilizaba en la casa, era como una bodega. Ella sonrió y el también por la locura que iban a hacer, pero en cuanto cerraron la puerta la su cara del hombre volvió a cambiar; era de deseo lo que mostraba, unas ganas incontrolables de s*xo con ella en aquel cuarto.

De nuevo sus labios se juntaron, pero con más intimidad, sus manos no se estuvieron tan quietas y disfrutaron del toque y de sus bocas hasta que el saco su h*mbria, se puso protección y le dio la vuelta quedando ella con las manos apoyadas contra la pared, entró en ella empujando fuerte, haciendo sonar su cuerpo contra el de ella. Sus g*midos eran incontrolados, lo que delataba los org*smos que estaba teniendo hasta que ya, sin poder controlarlo el tambien terminó.

Ella se acomodó su vestido y salió dejando al hombre descansando en una silla, fue al baño y se limpió lo más que pudo, se tomó una píldora para esrar mas segura de no quedar embarazada y volvió a la fiesta, una de las compañeras no estaba, la otra se acercó y le dijo que la otra estaba haciendo lo que ella acababa de hacer, Sharon le sonrió porque había entendido, se sentó y comenzó a tomar. Cuando llegó la compañera Sharon le dijo que ya se quería ir, pero la mujer le dijo que esperara un poco más.

Ella observaba a todos bailar, como disfrutaban de la fiesta, de la vida, comprendió que cada día era una oportunidad única e irrepetible para vivir con pasión, por eso le daba prioridad a su vida, a hacer lo que quería, donde y cuando quería. Ella en ese momento no se arrepentía de nada, no tenía remordimiento por tener s*xo con desconocidos, no era mojigata, no aparentaba lo que no era.

Ella siempre había tenido claro vivir su vida con intención y plenitud, era el regalo más valioso que podía otorgarse, aparte de sus padres, porque ellos eran muy valiosos para ella. A las 2 de la madrugada Sharon se levantó decidida a irse, una de las compañeras salió con su amigo para acompañarla a la salida, ella ya había pedido el taxi y salió acompañada.

Cuando llegó a su apartamento se bañó y se acostó para descansar, se levantó a las

10 de la mañana, se baño y después se hizo un sandwich. Sharon llamó a sus padres como de costumbre, ese día el padre le dijo que saldría de vacaciones en un mes y quería compartir con ella; Sharon los invito a su apartamento y les dijo que se iba a sentir feliz con ellos, pero le dio más felicidad saber que sus padres querían ir con ella al asilo para compartir con los abuelos por los que ella se preocupaba.

El lunes llego con toda, así mismo llego Sharon, bailando y riendo con los abuelos, ella siempre mostraba lo mejor de ella delante de ellos, aunque le diera dolor las condiciones en las que estaban, pero ella los divertía para que olvidaran el abandono o soledad que sentían. Ella los ponía a que vivieran el día como si fuera el último, que abrazaran la vida con pasión, ella les hacía olvidar todas las preocupaciones, los hacía disfrutar del presente, del momento sin que se preocuparan por su futuro.

Mientras ella bailaba y reía con los abuelos, la naturaleza estaba por acabar la felicidad, el cielo se estaba oscureciendo y Sharon se había dado cuenta, no era la temporada de lluvia, pero si estaba próxima, la naturaleza estaba actuando de manera caprichosa, iba a llover cuando no debería estar lloviendo, pero era la obra de Dios y tenían que aceptarla.

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