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Objeto: Enamorarte

Prólogo

PALOMA

Sucedió un día cualquiera, cuando tenía seis años, no recuerdo mucho de ese tiempo, pero ese momento lo puedo recordar con claridad. 

Ocurrió en un parque donde iba a jugar con los demás niños. Jugábamos a todo lo que se nos ocurría y nos divertíamos. Había niños de todas las edades. Algunos jugábamos a cosas más infantiles, mientras que los mayores se divertían en otro tipo de juegos o simplemente se juntaban a conversar. Ese día también estábamos allí. Estaba jugando a la escondida y mi hermana mayor, Michelle, estaba conversando con sus amigas. 

Sucedió de golpe, cuando llegó la hora de volver a casa y estábamos listas para irnos. De pronto vi a un chico mayor, rubio y con unos brillantes ojos azules, al que todos se quedaron mirando porque nunca había estado en el lugar. Él se acercó a nosotras y con una sonrisa avergonzada, se presentó. 

Noah era su nombre y recuerdo que no podía despegar su mirada de mi hermana, como si estuviera hechizado. Ya éramos dos. Él miraba a Michelle y yo lo miraba a él. 

Creo que fue desde siempre que fui competitiva, pero fue en ese momento, sin entender por qué no podía despegar la mirada de él y el por qué quería que jugara conmigo y no con mi hermana, que entendí instintivamente que no siempre se puede ganar, que a veces perdiste antes de siquiera tener la oportunidad de intentar. 

¿Fue allí cuando la distancia con mi hermana empezó? Probablemente y sólo se profundizó con el tiempo. 

Esa fijación que tenía por ese chico rubio que siempre estaba cerca, cuando crecí me di cuenta de que era amor. Que lo quería para mí y odié verlo con mi hermana. 

Crecí envidiando a Michelle y aunque no estoy orgullosa de eso, es la pura santa verdad. No soy una buena persona, estoy consciente de eso, es por eso que aunque nunca hice algo para intervenir entre ambos, no podía querer demasiado a mi hermana. 

Así que trataba de mantenerme lejos de Michelle y lo más cerca que pudiera de Noah, aún sabiendo que sólo me veía como una hermana pequeña o como una amiga. Lo hacía aún sabiendo que al final la única que sufría era yo. 

A veces me preguntaba si los cinco años que me separan de ambos era una distancia que nunca podría salvar. Así que canalicé toda mi competitividad y deseos de ganar en otras cosas,  sobre todo en los deportes, en lo que era buena. 

Me había resignado, juro que lo había hecho, a mantener ese estado en qué podía mantenerme cerca, pero no lo suficiente como para que alguien notara mis reales sentimientos, pero Mateo, el hermano de Noah, puso ideas en mi cabeza. 

Él fue la primera persona que vio a través de mi fachada, cuidadosamente elaborada a lo largo de los años. 

Descubrió que estaba enamorada de Noah y me pidió que lo robara de mi hermana. 

¿Loco, no? Diría que él no conoce a mi hermana y lo atractiva que es, pero debe haberla visto con Noah en más de alguna ocasión. 

Él me pidió que le demostrara a Noah que soy una mujer y no su hermana menor. Me aseguró que si el mundo se volvía en mi contra, él me apoyaría. 

Convertirme en una villana, algo así fueron sus palabras. 

No sé qué pretende, pero fue un pedido extremadamente cruel. Me pide arriesgarme, cuando el resultado es probable que sea quedarme sin nada. No con Noah y no con nadie cercano. 

¿Él estará a mi lado? Puede que sea cierto, pero no sé si sea suficiente consuelo. 

Y aún cuando sé eso, no puedo quitarme de la mente sus palabras y su pedido. Porque él tenía razón en algo. Sé que Noah está enamorado de Michelle, pero no estoy segura de que sea correspondido de la misma manera. 

No sé qué decidir, pero hay algo que sí sé bien. Si me arriesgo y lo intento, no importa si tengo éxito o no, terminaré perdiendo algo. 

Capítulo 1

Noah

Después de que tuvo lugar la hermosa boda de mi hermano Mateo y su ahora esposa Elisa, estamos en la fiesta posterior y todo lo que quiero es celebrar, celebrar y olvidar. 

Quiero olvidar que vine con mi novia y que ella se ve despampanante en un vestido sin espalda, pero que en lugar de pensar en que se ve atractiva, mi mente vuelve a pensar en si se vistió para alguien más. 

Desde que Mateo me dijo cuál es mi destino si sigo con ella, he sido un desastre. Siempre pensé en ella como mi futura esposa, incluso tenía elegido el anillo que le compraría, pero ahora no sé nada. 

Resulta que si me caso, terminaré engañado y abandonado y no seré el único al que Michelle abandonará, ella dejará a nuestro hijo conmigo. 

Y aunque al principio no le creí mucho a Mateo, es imposible no creerle, cuando sabía tantas cosas sobre el futuro. Él volvió al pasado, junto con mi cuñada y lucharon por estar juntos y después de pasar por mucho, lo consiguieron. Desde hoy ya están casados y mi sobrino nacerá en unos tres meses. Ahora les creo que volvieron al pasado. Y como les creo, eso significa que aunque no quiera aceptarlo, tengo un futuro miserable si me quedo con Michelle. 

Pero aunque lo sé, ¿cómo elimino todos estos años de quererla? 

-Qué hace el padrino bebiendo de esta manera- pregunta Paloma, la hermana menor de Michelle, llegando a mi lado y quitando el trago que tengo en mis manos. 

-Es el primero- miento. 

-Al menos es el quinto- me contradice y aleja mi trago, cuando trato de arrebatarlo de vuelta. 

-¿Has estado observándome?- pregunto. 

-Sí. Me preguntaba, por qué es que mi hermana está bailando con medio mundo, mientras que su novio está tomando- responde, leyendo la situación a la perfección. 

Ella siempre es buena para prestar atención. 

-No lo sé, plumita. ¿Qué se supone que está haciendo mi novia, sin siquiera darse cuenta de que estoy tomando de más y no viniendo a mi lado? ¿En su lugar bailando con cualquier hombre que se lo pida?

-Dímelo tú, yo lo pregunté primero- dice, mirando hacia la pista de baile, miro también por un rato. 

Ambos lo hacemos en silencio, mirando lo atrevido del baile de Michelle, que baila con algún tipo que no conozco y que probablemente sea algún cliente de los suegros de Mateo. 

-¿Quieres devolverme ese trago?- pregunto, sabiendo que el alcohol no resolverá nada, pero queriéndolo de vuelta. 

Paloma me lo devuelve sin decir nada y lo agradezco. 

El tipo que baila con Michelle le dice algo al oído y ella le responde, después se separan. Él va rumbo a los ascensores, hacia la parte del hotel. Mis padres y los de Elisa, arrendaron todo el hotel por la noche para que se quedaran los invitados. Mientras que Michelle mira alrededor seguramente buscándome.

Paloma mira hacia mí y hago lo mismo, conversamos sobre lo felices que se vieron Mateo y Elisa en la boda, tratando de disimular que estábamos observando a Michelle, mientras ella se acerca. 

-Cariño, estoy cansada de tanto bailar, me voy primero- dice, besando mi mejilla. 

-Ve, me quedaré una hora más- digo, sabiendo lo que significa que se vaya, justo después de ese tipo. 

Ella se despide de Paloma con un gesto y se va, rumbo a los ascensores también. 

Estamos en silencio un momento y aunque quiero creer que Paloma no se dio cuenta de lo mismo que yo, sé que es más inteligente que eso. 

-Debo parecerte patético- digo, sintiéndome como la mierda, cuando antes en la iglesia estaba tan feliz. 

-No lo eres. Nunca he pensado que lo seas. Si alguien es patético es ella- responde, mirándome directamente. 

Sonrío tristemente, porque supongo que ambos lo somos. Michelle y yo. 

-Eres demasiado buena- digo, levantándome para seguir a Michelle. -Nos vemos después. 

Avanzo, pero Paloma toma mi mano, deteniéndome. 

-¿Quieres bailar?- pregunta, mirándome con una súplica en su mirada. 

Seguramente no quiere que la siga y vea cómo me están engañando. 

-Lo siento. En otra ocasión- digo, soltándome y avanzando. 

Fui uno de los que ayudé a organizar la boda, porque era el padrino y porque se necesitaba mano de obra para que saliera pronto, antes de que el embarazo de Eli fuera demasiado incómodo para que ella pudiera disfrutar su día, así que sé en qué piso del hotel se está quedando quién. Sé que en el tercer piso están los clientes del padre de Elisa y estoy apostando que allí es donde encontraré a Michelle. 

Cuando llego al piso, me traslado de puerta en puerta, escuchando el sonido del teléfono de Michelle, mientras la llamo. 

La escucho en la cuarta puerta, el sonido apagado, pero distintivo. Ella nunca responde. 

Me siento contra la puerta y cierro los ojos, mientras dejo que mi corazón se rompa un poco. Sabiendo que como antes, cuando ignoré algunas actitudes de Michelle, ahora también lo haré. Porque no soy lo suficientemente valiente para abrir la puerta y no soy lo suficientemente fuerte como para dejarla ir aún. 

Puede que Plumita sea amable, pero sé lo patético que soy. 

La he amado desde que la conocí y aún sabiendo que me engaña y que me dejará en el futuro, no puedo dejar ir este jodido sentimiento. 

Capítulo 2

Paloma 

Estaba dudosa de qué hacer sobre la idea de interponerme entre mi hermana y Noah, pero inesperadamente tengo mi respuesta. 

¿Será porque nunca hemos sido tan cercanas con mi hermana?, pero además de las reuniones familiares, nunca estuve en una fiesta con ella. 

Es por eso que me horrorizó como Michelle bailaba rozando su cuerpo entero con casi cada tipo que la invitó a bailar, mientras que estábamos en la fiesta del matrimonio de Elisa y Mateo y su novio Noah podía verlo todo. 

Me acerqué a él para saber si estaba bien y por supuesto no lo estaba. No lo estuvo cuando llegué y mucho menos cuando vio a mi hermana irse a encontrar con otro. 

Me preguntó si pensaba que era patético y puede que algún otro pensara eso, pero no yo. No cuando sé lo mucho que ha querido a mi hermana todos estos años. Esa clase de amor no desaparece de la noche a la mañana, no importa lo que veas. 

Porque son los mismos años que yo lo he querido para mí. 

Tampoco dejé de quererlo cuando lo veía con mi hermana, ni siquiera cuando me enteré que habían estado juntos por primera vez y todas las cosas que han vivido a lo largo de los años, entonces ¿cómo podría pensar menos de él, si yo soy igual?

Cuando se iba, lo agarré inconscientemente y le pedí bailar, cuando lo que quería decir era que no fuera, que le haría daño, que se quedara conmigo en su lugar, que yo nunca lo cambiaría por otro, pero él se fue y como siempre no fui la elegida. 

Pero aunque duele, esta situación lo puso en perspectiva y me ayudó a tomar mi decisión. 

Voy a hacer que ambos rompan, no sé cómo hacerlo aún, pero debo hacer que me mire a mí, porque yo nunca lo haría hacer esa cara tan triste por irme con otro. 

Una vez más, el resentimiento hacia mi hermana aparece con fuerza. Es algo que no debería sentir, pero no puedo evitarlo, cuando lastima de esa manera a la persona que amo. Envidia y resentimiento esas son una constante en mi vida. 

Si tan solo no me hubiera fijado en Noah, probablemente nuestra relación seria buena… O quizás no. 

La verdad es que somos muy diferentes, tanto físicamente, como en personalidad. He escuchado muchas veces a personas que no pueden creer que estemos siquiera emparentadas. 

Puede que en algún momento fuéramos más parecidas físicamente, pero fue hace mucho. Mientras que yo mantengo mi color de pelo natural, castaño claro, ella lo tiñó de rubio hace muchos años, sus ojos igual que los míos, de un marrón claro, ahora con los lentes de contacto que utiliza, están de un color azul claro, que si me lo preguntas, se ven antinaturales. Otro cambio que ella hizo, fue ir regularmente a salones de bronceado, es por eso que su piel, igual de clara que la mía, ahora tiene un bonito color tostado. Nuestras alturas rondan el 1.68, pero sus pómulos son altos y sus cejas profesionalmente delineadas. Ella es atractiva. 

Es una secretaria y aunque nunca la he visto trabajar duro, tiene un buen trabajo. Mientras que yo estoy en cuarto año en la universidad aún, estudiando educación física, mientras trabajo algunos fines de semana en un centro para deportistas profesionales. 

Somos tan diferentes que es ridículo. Mientras ella está en fiestas con amigos casi cada noche, yo estoy entrenando para alguna competición con mi club de voleibol o haciendo algún otro deporte. 

Si puedo decir alguna cosa en lo que nos parecemos, sería en que ambas tenemos facilidad para hacer amistades. He estado metida en deportes toda la vida, es por eso que conozco a mucha gente y tengo una buena variedad de amistades, algunas más cercanas que otras. Ella es igual, siempre fue el alma de la fiesta o una de las chicas populares cuando estaba en la escuela. 

Al menos eso he escuchado. Al ser menor, nunca estuve con ella o con Noah en la escuela. 

Tengo veintitrés años y ellos veintiocho y esa es la distancia que siempre nos separó. 

Se siente como el cielo y la tierra. 

Me levanto y me voy hacia mi cuarto, pensando en que no tengo ánimo para celebrar, después de lo que vi. 

Ojalá todo fuera tan simple como emborracharlo y acostarme con él, así como en las novelas y que mágicamente caiga enamorado o alguna cosa así, pero sé que si eso pasara, él se odiaría a sí mismos y no obtendría más que múltiples disculpas. En su lugar, prefiero que me odie a mí. Y con ese pensamiento, un plan loco empieza a gestarse en mi mente. 

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