El clan Valerian se encontraban expectantes, tendrían la visita de varios clanes esos meses, ¿la razón?, era la situación crítica del Clan Valerian y de otros clanes, pero el más delicado era el caso del Clan de los Dragones, ellos habían tenido serios problemas en las últimas décadas, y más después de lo que había pasado con el clan Fénix de los Valerian, los Fénix habían tenido un duro enfrentamiento con los Dragones y eso sería un gran problema, aunque eran épocas oscuras y las grandes guerras de los sin don estaban en su apogeo, Los jueces de las almas que seguían a los sacerdotes de los dioses los había golpeado durante años, ellos estaban siendo considerados brujos, hijos de poderosos demonios y pecadores por sus poderes.
Los Clanes tenían sus propias luchas, y aunque los Dragones eran invencibles, su estirpe se había visto mermada por un gran problema, su hostilidad y falta de aprecio por los otros clanes, esto los estaba llevando a la extinción, ya que era el único clan que no podía procrear ni con humanos y menos con otros clanes, eran únicos, la endogamia había debilitado su gente, los pocos que quedaban eran señalados como crueles y desalmados, en especial por la trágica muerte de Samia Valieran y Gino Valerian, los reyes del clan Fénix, y más aún la terrible perdida de la Fénix Valieran, las Valerian tenían 2 fénix, un hombre y una mujer, el varón era sabio y concienzudo, en cambio, el fénix mujer era muy inteligente, terriblemente atractiva y el fuego era su alma. La hija y la gemela del fénix varón, había fallecido inesperadamente siendo una niña de 5 años, una estirpe de las más puras que había existido.
Las mujeres eran las más valoradas, ya que ellas tenían los genes más puros, así que el clan era siempre un matriarcado, aquel que se case con una Fénix era el esposo de la reina, más no el Rey, en una época cegada por el machismo y la fe ciega, pero enfermiza, era una herejía, que una mujer tenga más poder que un hombre, aunque no haya cambiado demasiado las cosas.
Konrad Von Marburg, era el santo Juez de almas de esa época y llegaría al reino Valerian para asegurarse, que el mal y el pecado no esté presente, las mujeres del clan Valerian había sido perseguidas en otros reinos por brujas, por quemar con sus manos y ser portadoras del diablo en su sangre, así que querían tomar las medidas necesarias para eliminar el “mal de la tierra”.
Los Jueces de almas llegaban con altos funcionarios del templo y un ejército por si las cosas se ponían difíciles y el “mal”, había corrompido a todo el reino, así que debían encargarse de eso definitivamente antes que el diablo se propague según ellos.
Esa mañana, llegaba el rey Dragón, el joven de 21 años llegaba cargado de soberbia y muerte, como todo dragón, nadie podía dejar de registrar su imponente presencia y su aura asesina, mientras pasaba por las enormes puertas de castillo Valerian, de repente, un gran saco de arena cayó directamente sobre el joven derribándolo y noqueando al hombre de inmediato, la conmoción se armó y los guardias Dragones que acompañaban al rey Dragón corrieron para protegerlo y varios subieron a lo alto de la muralla para encontrar al adversario.
Elián Drecool, el último Rey Dragón más joven, fue llevado al interior del castillo y atendido de inmediato, aunque saben que no está muerto, seguramente fue un golpe muy duro, la altura de la muralla es considerable, 40 metros de alto.
Serafín Valerian, el hermano gemelo de la difunta Reina Samia Valerian fue a visitarlo, obviamente estaba conmocionado, miraba a su sobrino, Yled Valerian con reproche, ya que algo se imagina.
Mientras todos entraban y salían de la habitación donde había sido instalado el joven Elián, Serafín lo vio despertar y agarrarse la cabeza, adolorido y confundido.
—Majestad, soy Serafín Valerian, el rey Regente del Clan Valerian, quiero disculparme de la forma más respetuosa y humilde por esta terrible situación, espero que esto no traiga consecuencias, posiblemente haya sido solo un accidente, solo eso —Dijo el hombre nervioso, pero se escuchó una voz, aunque tenue, pero clara detrás del hombre, al voltearse, había un jovencito castaño de ojos verdes como esmeraldas, parecía tener unos 13 o 14 años, ya que su voz aún no había madurado.
—Seguro es Karma, no sé por qué se sorprenden —dijo mientras rodaba los ojos con fastidio, pero cuando vio a su alrededor, todos lo miraban, se quedó callado de inmediato.
Sin embargo, cuando vio en la cama, unos ojos azules felinos lo miraban atentamente.
—¿Quién es el pequeño imprudente? —dijo el rey Dragón mientras no dejaba de mirar al comentarista imprudente.
Serafín estaba terriblemente avergonzado, pero solo pudo presentarlo, aunque le había dicho mil veces que no llame la atención, pero ahora se había puesto en el ojo de la tormenta.
—Majestad, es mi hijo menor, este niño es Yled Valerian, me disculpo por sus palabras —dijo el rey regente, mientras que el jovencito miraba retador y furioso al guapo y rubio Rey Dragón.
—Vaya, qué interesante, bien, pero como disculpa, quiero que sea mi asistente durante mi estadía, lo quiero cerca de mí — dijo mientras una sonrisa indescifrable salió de sus labios dejando a todos pasmados, por menos había asesinado antes.
El jovencito estaba pálido, aun así, le parecía una buena oportunidad para encontrar la forma de destruir al rey Dragón, debería tener alguna debilidad.
*_*
Todos salieron de la habitación, solo los acompañantes del Rey Dragón se quedaron afuera.
Serafín arrastró al jovencito al otro lado. Serafín no quería poner en riesgo nada, pero esto lo complicaba todo.
—¿Qué crees que haces?, de verdad que no te entiendo, te dije que te mantenga en las sombras, ¿sabes lo que pasaría si se dan cuenta de la verdad? —dijo rascándose la cabeza, esto es realmente peligroso.
—Padre lo siento, pero no lo soporto, no soporto a los dragones, los odio, ellos asesinaron a mis padres, ellos fueron los causantes de que estemos solos en el mundo, así que solo te digo, que en cuanto tenga la oportunidad lo asesino, te lo juro, lo asesino —dijo el jovencito con furia en los ojos.
Serafín solo negó con la cabeza, solo quiere que esa reunión con los Jueces de almas termine lo más rápido posible, está realmente nervioso por lo que llegue a pasar.
Un joven de 17 años entró a la habitación, su nombre es Jonier, veía al joven castaño y al rey regente de los fénix discutir y decidió calmar las aguas.
—Tío querido, no te exaltes, tú eres un padre para mí, solo cálmate, haré entrar en razón a est…, este mocoso, ahora ve a ver las comitivas, no queremos que el Juez de almas se sienta nervioso —dijo el joven castaño mientras empuja al Serafín de forma amigable y un poco juguetona.
—Dile que deje de dar problemas, de verdad estoy preocupado —dijo el hombre mientras se retiraba.
El castaño miró al jovencito que tenía el ceño fruncido al tope.
—Yled, deja de causar problemas, solo cuídate de ese Rey Dragón y del Juez de almas, en especial del Rey Dragón, creo que es un poco pervertido, podrías tener problemas —dijo entre risas mientras se iba.
Yled, por otro lado, parpadeo varias veces, “pervertido”, sin embargo, descartó eso, dicen que ese hombre es un mujeriego y, ya que él es un hombre, nada podría pasar, sin embargo, una duda se instaló en su corazón.
El Juez de almas llamó a una reunión, Elián, el rey Dragón fue y también se llevó al joven asistente que había comprometido para hacer este tipo de cosas, aunque al Juez de almas no le gustaba para nada el famoso rey dragón, ya que lo consideraba un hereje, lo ponía tranquilo que tenga asistentes masculinos, al menos en su presencia no haría actos en contra de la moral.
Elian, pasa papeles y pide que a su nuevo asistente le sirva el vino, pero, por otro lado, Yled se arrepiente de no tener veneno, habría podido envenenar a ese tipo, que se sienta mal, que, si no se muere que vomite todo, pero amarga sería lo que sabría después y se arrepentiría de no envenenarlo ese día.
—Pichoncito, escribe esto en limpio y llévame algo de comer a mi habitación, además instruye que preparen mi baño —dijo el Dragón mientras el jovencito chirría los dientes, ese tipo es insoportable.
Refunfuñaba mientras hacía sus deberes.
—Pichoncito?, ¿Cómo se atreve a llamarme así?, vengo de una línea pura de Fénix y me llama así de despectivo, ese maldito Dragón, ya verá —murmura mientras lleva la comida al dormitorio del hombre.
Cuando entró a la habitación, había dos mujeres que estaban casi desnudas, sin embargo, se veía al rey Dragón que las miraba con fastidio, en cuanto lo vio, solo dio la orden de forma perezosa y desinteresada.
—Pichoncito, saca a estas mujeres de aquí, y dile a mi capitán que encuentre a la persona que las dejó entrar y que la mate, no quiero este tipo de situaciones —dijo el hombre mientras el jovencito estaba rojo como un tomate, y no por las mujeres, el Rey Dragón estaba casi desnudo, se estaba preparando para su baño cuando ellas entraron para seducirlo.
Yled estaba tan avergonzado que solo llamó a dos guardias que sacaron a las mujeres de inmediato, ambas pedían al Dragón clemencia, pero el hombre ni las miraba, ya que se enfoca en el sonrojado niño que estaba en la puerta.
Una sonrisa burlona salió de sus labios, estaba muy divertido por la situación.
—Pichoncito, ven, ayúdame a bañarme, tengo ganas de relajarme un momento en la bañera —dijo mientras se dirigía al cuarto de baño, donde hay una tina con agua caliente.
Yled se quedó petrificado, no podía creer que esto estaba pasando, estaba tan avergonzado, pero no le quedaba de otra, era eso o que ese hombre descarado le ponga las cosas difíciles al rey fénix regente, Serafín saldría muy perjudicado.
Cuando entró casi le sangran las mejillas, ahí estaba el hombre alto y fuerte, completamente desnudo, sus ojos azules en forma de gato lo hacían ver sensual, pero el jovencito bajó la cabeza sin saber para dónde mirar.
—¿Qué pasa pichoncito, nunca viste a otro hombre desnudo?, ven, talla mi espalda y llena de agua de vez en cuando, quiero relajarme un rato —dijo mientras el asistente entra y mira para todo lado menos hacia el rey, además, ese hombre debería tener algo malo ahí abajo, eso se veía como otra pierna.
Cuando el joven tallaba su espalda, el rubio tomó sus manos mirándolas y acariciando suavemente, tenía mucho cuidado con su tacto.
—Tus manos son pequeñas y suaves, parece que no blandiste nunca una espada, tendré que enseñarte, ahora pon esas pequeñas manitas en mis hombros y masajea —dijo tranquilo mientras que el jovencito está terriblemente avergonzado y ofendido, se cuestionaba si las palabras de Jonier eran verdad, si ese tipo era un degenerado que le gustaban incluso los hombres.
Después de masajear por mucho tiempo, y las manos acalambradas de Yled, el Rey se paró de repente y pidió su bata, así como su ropa de dormir, a estas alturas el niño estaba exhausto, eso de ser asistente era cansador y más aún con la tensión que le provocaba ese hombre, quería asesinarlo por ser así de descarado y exigente.
Cuando el jovencito estaba por salir, sintió que unos brazos fuertes lo abrazaron por detrás, sintió como olían su cuello, los labios del hombre rozaron su piel haciendo que se erice entero.
Yled saltó y salió corriendo, estaba en pánico, solo quería huir.
Llegó a su habitación y con un gran calor, tenía algo de agua fría en su cuarto de baño, se quitó la ropa revelando una delgada cintura, quitó una coraza ligera que le daba una apariencia más rectangular y los vendajes de su pecho descubriendo unos lindos senos, y abajo unas caderas torneadas, obviamente el relleno de la entrepierna se fue con el pantalón, una esbelta figura de una jovencita de 17 años se vislumbra, se quitó un peluquín que le daba apariencia de pelo corto, su largo cabello castaño cayó en su fina espalda, en ese momento resaltan sus rasgos femeninos a simple vista.
Cuando ella estaba por ingresar a la bañera…
—Yo tenía razón, eres en realidad una linda pichoncita de Fénix—la voz gruesa y sensual del rey Dragón se escuchó en la puerta haciendo que Dely Anahary Valerian se quede petrificada.
El término Anahary se usaba para los que llevan sangre pura, y los gemelos fénix Dely Valerian y Jonier Valerian eran de sangre pura, por lo que el término Anahary se usaba con ellos, obviamente los Dragones llevaban este título también, ya que eran de sangre pura y no podían tener hijos con otros clanes, odian ese apelativo, ya que sienten que solo los clanes impuros deben aclarar que son de sangre pura, mientras que el clan Dragón, ellos eran puros y listo, aunque eso les cueste el exterminio de su estirpe
Mientras esto pasaba, el Juez de almas se encontraba reunido con Serafín, quien lo mira con tranquilidad, debe proteger a sus sobrinos a toda costa.
—Rey regente, hemos visto a las mujeres que fueron denunciadas de magia negra o que tengan tratos con los demonios, que tienen fuego en las venas, pero nos hubiera gustado ver a una fénix de sangre pura, es una pena que su sobrina haya fallecido, pero estaremos observando todo el tiempo —dijo el hombre tratando de buscar el mal en cualquier cosa que pase.
—Juez de almas, le dije que eso eran solo rumores, la gente de otros lados debieron malinterpretar a las mujeres de mi clan, aunque debo aceptar que hay leyendas al respecto, pero solo son eso, leyendas, le rogaría que preste atención a la verdad —dijo Serafín nervioso, aunque no se le notaba, sentía que todo su pueblo estaba en peligro.
*_*
Mientras tanto, en la habitación del castillo, hay una intensa pelea, al menos de un lado.
La hermosa jovencita lucha con su captor, quien la envolvió en una manta y la arrinconó contra la pared, ella quemaba el cuerpo de su adversario con sus manos, sus delicadas venas se habían encendido como hilos de lava volcánica, pero el adversario, solo trataba de calmarla y reía ante cada quemadura que recibía, cualquier otro habría gritado de dolor y tendría severas marcas en su piel, pero para un poderoso Dragón, solo quedaban manchas rojas.
Dely Valerian
—Suéltame desgraciado, Dragón idiota —gritaba ella, mientras que el oponente se deleitaba con el roce de su lindo cuerpo y el aroma que desprendía en cada movimiento.
Elian Drecool
—Pichoncita, si sigues quemando así mi ropa, pronto estaremos desnudos los dos —dijo entre risas mientras ella se detuvo de inmediato.
—Deberíamos hablar, pichoncita, tenemos que tener una larga charla, Dely Anahary Valerian, volcar tu nombre original fue ingenioso, realmente parece el nombre de un chico, pero al volcarlo, es un nombre muy dulce —hablaba el hombre mientras llevaba a la niña al sillón de la habitación, debía sacar ventaja de esta situación sea como sea.
Una vez sentada en su regazo y bien asegurada con la sabana, el Rey dragón decidió negociar.
—Pichoncita, cálmate, vamos a conversar, si fuera tan cruel como dices, ya me habría ido directo a delatarte con el Juez de almas, pero no lo he hecho, así que guarda ese rencor que tienes contra los Dragones y solo cálmate —dijo mientras ella lo fulmina con la mirada.
—Pues no quiero, tu clan maldito es el culpable de la muerte de mis padres, ustedes los ejecutaron con falsas denuncias, fueron ustedes —dijo ella casi gritando.
El rey Dragón dio un suspiro, realmente tenía que tener paciencia con esa pequeña rabiosa.
—Dely, escucha, yo no tengo la culpa de nada, tenía 9 años cuando eso pasó, no tenía voz ni voto en esos temas de adultos al igual que tú, apenas tenías 5 años, eras una nena, y sí, hubo una asamblea de los clanes, la situación no era simple, pero es algo que hablaremos después, de momento, deberías ser más cauta y saber lo que te conviene, saber que con tu muerte, tu clan se verá seriamente afectado, así que tienes dos opciones, o negociar conmigo o… el Juez de almas se encargará de que tu clan entero desaparezca, ¿no viste el ejército enorme que hay a las afueras de tu reino? —dijo el joven guapo mientras se acercaba más de lo que ella quería.
Dely se sobresaltó, si ella se muestra o genera algún conflicto eso puede pasar, muchos morirán por su culpa.
—No te atrevas a delatarme, mucha gente va a sufrir si haces eso —dijo ella menos altanera, sabe que a los Dragones no les importa nadie más que ellos.
Él solo asintió, debía ser cauteloso, esa niña era realmente una enemiga de corazón de su clan.
—Bien, ahora, te diré las condiciones para que no abra mi boca, primero y escucha bien pichoncita, deberás estar conmigo las 24 horas del día, incluso en la noche, te quedas conmigo o me vengo para este lado, eres demasiado imprudente y no quiero errores, si te descubren sabrán que estaba enterado de esto, al ser mi asistente es obvio que me van a ensuciar en tus cosas. Segundo, no me vas a desobedecer en nada, quiero que seas una pichoncita obediente y no seas majadera, tercero, nada de andar por ahí llamando la atención de otros hombres, aunque te crean un chico, hay muchos por ahí que eso es lo que más les gusta, eres un chiquillo muy atractivo y sumamente femenino, varios ya estaban mirándome con lujuria —dijo mientras ella abrió los ojos como platos, se lo había imaginado, pero no lo duda.
—No puedo estar a solas contigo, eres un aprovechado, dragón degenerado —dijo ella tratando de buscar la forma de que su tío, o sea, Serafín, la saqué de este lío en el que ella misma se había metido.
—Si puedes, si le cuentas a tu tío, pues le tendré que dar la misma situación, ¿crees que él me prohibirá encerrarte en mi habitación antes de que arruines todo por culpa de esa alocada cabecita? —Elian sonrió divertido mientras ella se asusta cada vez más.
—¿Cómo supiste que era una chica? —susurraba, ese Dragón era definitivamente muy astuto y ella no era la más tramposa del mundo.
—Bueno, hay cosas que los hombres aun siendo jóvenes deberían tener y otras que no deberían tener —dijo mientras su dedo índice se dirige hacia su cuello, en especial a la garganta.
—Qué haces, Dragón, te lo advierto —dijo asustada de la situación.
—Aquí, en esta parte, debería estar ya una pequeña manzana de Adán, pero una hermosa pichoncita no la tiene —dijo mientras sus dedos se desplazaban con delicadeza hasta su linda mandíbula fina.
—Aquí debería haber una mandíbula más cincelada, ya formando la cara masculina —susurró mientras se acerca y casi roza sus labios con los de ella.
—Aquí, no debería haber una clavícula tan fina, debería ser más gruesa, pero una pichoncita sexi y delicada, solo podría mostrar esa bonita clavícula como un trofeo —dijo casi dándole un beso, ella estaba al borde del colapso.
El Rey Dragón es definitivamente el más guapo que haya visto.
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