En la penumbra de una lujosa mansión, construida con elegancia en una isla remota, donde el sonido del mar rompiendo contra las rocas proporciona una sinfonía inquietante. Es la medianoche del 18 de septiembre de 1997, la luna llena brilla intensamente, iluminando la habitación donde Lilith se encuentra en un estado de profunda concentración y esfuerzo.

Las paredes de la habitación están adornadas con retratos antiguos de antepasados, mafiosos y mercenarios, sus miradas fijas parecen observar cada movimiento de Lilith. El aire está impregnado de tensión y anticipación mientras ella puja con fuerza, su rostro bañado en sudor, su esposo quien toma su mano dándole fuerzas para que esto termine rápido. A su alrededor, las sombras parecen cobrar vida, danzando con cada latido del reloj que marca el paso del tiempo.

Con un grito ahogado y un último esfuerzo, Lilith siente la llegada inminente de sus gemelos. En un instante, el silencio es interrumpido por el llanto de dos bebés: un niño y una niña. Con manos temblorosas pero firmes, Lilith los sostiene contra su pecho, su corazón rebosante de amor y determinación.

—Dorian y Ravenna, nombres que llevan consigo un legado de fuerza y habilidades excepcionales—los nombra mirándolos con ternura.

—Si, ellos serán los mejores, son mis hijos—habla su padre y después se retira de la habitación pues el bautizo que realizan las madres de la familia laafia tiene que empezar.

Mientras la luz plateada de la luna entra por la ventana, Lilith toma un pequeño cuenco que había preparado previamente. Con un ritual que ha pasado por generaciones en su familia con la esperanza de que sean todo lo que ella mencionara más sin embargo no son obligados a hacerlo, cuando cumplan 7 años la edad en la que los niños son conscientes. En una ceremonia les dan a escoger su propio destino, hasta ahora el bautizo ha sido eficaz pues las generaciones anteriores han escogido ser mafiosos y obtienen todas la habilidades que mencionan sus madres, ella comienza a bautizarlos.

—Que sean los mejores mercenarios— murmura con voz firme pero suave. Sus palabras resuenan en la habitación como un eco ancestral—Que Dorian sea cauteloso y fuerte como un león; que Ravenna sea rápida como el viento y letal como una sombra.

A medida que pronuncia los nombres en un susurro reverente, ella siente que algo mágico ocurre; la conexión entre ella y sus hijos se fortalece. En ese momento sagrado, el crujido de las maderas viejas de la mansión parece respaldar sus deseos, como si los antiguos espíritus de los mercenarios que la precedieron estuvieran presentes para bendecir a los nuevos miembros de la familia.

Lilith observa a Dorian y Ravenna mientras sus ojos se abren lentamente, reflejando el brillo de la luna llena. En ese instante, siente que ha sellado su destino: no solo han nacido dos bebés esa noche, sino también dos futuros guerreros destinados a continuar el legado familiar en un mundo lleno de sombras y desafíos.

7 años transcurren, los gemelos han crecido con belleza y buena salud. Sus padres les han inculcado el mundo de la mafia al igual que los dejan explorar otras cosas.

Los gemelos caminan por la alfombra que se extiende en el pasillo de la mansión que conlleva a un altar con dos bandejas de oro en una hay un lápiz que representa la escuela y un arma que representa la mafia. Al escoger la escuela estarán escogiendo un estudio como cualquier otro y una vida como cualquiera, todos saben que pasara si escogen el arma, muerte, poder y dominio.

Al llegar al altar ambos se miran confiados de su elección, todos los miran con ansias de saber más que todos sus padres pero todos se quedan boquiabierta ya que por primera vez en la familia laafia el lápiz es escogido.

Todos los miran con asombro al igual que sus padres pero no pueden hacer nada, es su elección. Todos querían saber el motivo pero ninguno de los gemelos habló.

Al día siguiente*

A los gemelos les esperaba su primer día de escuela estaban contentos, tenían que viajar en avión para salir de la isla y llegar a Italia. Cuando yacían en la entrada del colegio su madre quien los acompaña les da un beso de despedida.

—Tengo nervios pero también tengo a Ravenna entonces no pasa nada—pensó Dorian.

Tomados de la mano se adentraron en la escuela, todos los miraban y murmuraban.

Al llegar al salón de clase se sentían como bichos raros pues son los únicos que sobresalen al vestir. Después de la primera clase una chica entusiasta se les acercó.

—Woo nunca había visto a unos gemelos, ¡¿Qué tal?! Soy Helena y ¿ustedes?.

—Yo soy Ravenna— se presenta y mira a Darían para que lo haga, pero este es muy tímido— él es Darían.

El comienzo de una buena amistad está comenzando. Al igual que la causa de los lobos sanguinarios.

🌸🌸🌸

DORIAN

En el latido de uno, resuena el eco del otro; compartimos no solo la sangre, sino también el dolor y la alegría, como dos almas entrelazadas que sienten cada caída y cada vuelo del corazón.

Es la conexión que hemos tenido mi hermana y yo desde que nacimos, cuando yo me caigo es ella quien siente el dolor no yo igual pasa cuando ella lo hace, cuando llora yo también lloro. Básicamente sentimos todo lo del otro.

También tenemos el mismo sueño, desde que escuchamos a Elton John a escondidas de nuestros padres comenzamos a cantar. Al principio solo era diversión pero disfrutamos tanto hacerlo que decidimos decepcionar a toda nuestra familia y legado para lograrlo.

No importa si todos nos abandonan siempre y cuando nosotros nunca soltemos la mano del otro.

Por suerte nuestros padres decidieron apoyarnos, fue el destino que escogimos aunque al tío Marco el gemelo de mi papá no le gustó para nada la idea.

8 años después.

En estos años de colegio nos hemos vuelto populares, debido a que además de nuestra belleza somos los más inteligentes del colegio. Nos gusta pintar, hablar otros idiomas, nadar, baile, básquetbol y fútbol mixto es nuestro favorito ya que podemos jugar al lado del otro.

Hoy es la final del campeonato de fútbol mixto intercurso, si gano voy a declarar mi amor a helena y le pediré que sea mi novia.

—¿Estás listo? —me pregunta Ravenna con una sonrisa.

Estoy en los vestidores de hombres y ella entra toda campante viendo a los hombres musculosos. Es bien ojo alegre.

—Si, ya tengo la…

—¡Ravenna! —me interrumpe Mateo Lozano el capitán del equipo de básquet, es un presumido y arrogante que solo quiere cogerse a mi hermana pero a ella no le gusta precisamente por eso, quisiera golpearlo por su acoso constante a mi hermana siempre está rodeándola con sus brazos pero no se pelear, mi familia quiere joder nos por no haber escogido el puto arma. Ravenna dice que no lo necesitamos pero yo creo que sí.

—Que molesto–susurra doblando los ojos y quitando su brazo del hombro de ella—Si estás preparado me voy.

—Serás mia, lo prometo–le susurra.

—¡Alejate de ella! —grito y mis compañeros se preparan por si toca pelear, pero el solo alza las manos y se va.

La noche cayó en la cancha del colegio, las luces se encendieron y todos estamos preparados para empezar a jugar. Helena está en las gradas apoyándonos con sus carteles con nuestros nombres como en todos los partidos, la miro con una sonrisa que ella me devuelve.

—¡El partido entre 10a y 10b empieza! —Anuncian el inicio del partido entre mi curso «10a» y el otro.

El balón está con nosotros pero en un instante de descuido de un compañero se lo quitan, le hago seña a mi hermana y empieza su cacería. Pronto recupera el balón lo lleva hacia delante rumbo al arco contrario esquiva a los otros jugadores mientras yo voy a su lado al igual que otros 3 compañeros más, cuando siente que está en apuros me lo pasa esquivo a unos jugadores y marcó el primer gol. Celebramos como solo nosotros sabemos hacerlo.

Hacemos nuestro baile y el juego continúa. Los dos tiempos pasan y el partido termina obviamente con nuestra victoria.

Ravenna va a buscar no sé qué y yo corro a las gradas para hacer lo que tanto me ha costado, confesar mi amor.

—¡Ganaron! como siempre—dice helena emocionada conteniendo el cartel.

—¿Por qué te emocionas tanto si siempre lo hacemos? —le pregunto con una sonrisa.

—No importa cuánto ganen una victoria sigue siendo una victoria.

—Esta es especial.

—Todas lo son.

—Deberías preguntar por que, me lo haces dificil—digo con voz suave mientras me pellizco el puente de la nariz mirando hacia abajo.

—¿Que?. — pregunta y mis palabras de declaración que tenía preparada simplemente no salieron así que solo...

Me quito la camisa del equipo dejando a la vista una blanca que dice:

¿Quieres ser mi novia?.

Me pongo derecho con una sonrisa tímida, ella se sombra posicionando sus dos manos en su boca mientras asiente con la cabeza después de leer.

—¿En serio? —pregunto tomando eso como respuesta.

—¡Si! —exclama emocionada yo tampoco puedo con la emoción tanto asi que puedo sentir los latidos de mi corazón lo que significa que la emoción es muy fuerte ya que solo asi puedo sentir algo. Pronto vemos como los pétalos de rosa caen de arriba de la azotea del colegio.

—¡Qué romántico! —habla Ravenna desde arriba, es ella quien lanzó los pétalos de rosa. —!No se emocionen tanto, parece que se te va a salir el corazón hermano!. —todos nos miran aplaudiendo y riendo.

Helena me mira al igual que yo y rompemos en carcajadas.

—¡¡Besala!! —Grita Ravenna.

—¡¡Beso, beso!! —todos se unen a la petición de Ravenna.

Helena me mira con timidez pero se acerca un paso más a mi, yo también avanzo y cuando ya siento su respiración agitada la tomo por la cintura acercamos nuestro la bios y nos unimos en un beso dulce.

Mi primer beso con mi primer amor.

Minutos después*

Estamos sentados en una tienda de conveniencia tomando soda saborizada, sentados en una de las mesas tomados de la mano mientras mi hermana nos mira con ternura.

—Que bello es el amor—deja salir un suspiro ruidoso—Ahora mi hermano y mi mejor amiga tienen pareja ¿Cuando llegara el mio? —dice haciendo un puchero.

—Si dejas de ser ojo alegre, te fijas en uno solo y de tu edad conseguirías.

—Ya encontré toda la información del chico que vimos la otra vez—habla Helena dándole esperanza.

—¿En serio? —le dice con emoción y yo solo ruedo los ojos.

—Estudia en la escuela de al lado va en 11 y tiene 17 años solo se llevan dos años, es el más joven del que te has fijado.

—Es perfecto siempre y cuando no sea de mi edad o menor.

—Tengo hambre vayamos a comer algo, después hablan de su nuevo objetivo ¿Ok? —digo

—Por ser su primer día, les dejaré tener una cena a solas.

—¿Estás segura?, tampoco has cenado —pregunto.

—Si, cenaré en casa pero recuerda que tenemos que estar allá a las 8 asi que tiene una hora y media—me recuerda, tenemos que esperar el avión en el aeropuerto privado a la hora que nuestros padres nos dan permiso de estar acá.

—Está bien, te espero donde siempre para coger el taxi. —nos levantamos y nos vamos—¿Dónde quieres cenar?.

—Vamos al restaurante chino.

—Está bien. Tomemos un taxi está un poco lejos.

Ella asiente y tomamos el taxi.

Media hora después*

—¡Está delicioso!—exclama saboreando el arroz chino en su boca, me hace recordar a mi hermana al igual que ella ama la comida y el yogurt, la miro sonriente y lo pruebo.

—Si que lo está—digo queriendo llevar otro bocado a mi boca pero antes de hacerlo, siento un miedo profundo, mi corazón late con fuerza.

—¿Qué te pasa? ¿Es rave? —pregunta preocupada.

—Si, vamos—nos levantamos rápido y salimos a la calle, me apresuro más cuanto siento un dolor intenso en mi frente y como si tuviera una cuerda sujetando mis manos con fuerza.

Helen llama un taxi y me ayuda a entrar.

—¡Apresúrese por favor! —le pide helena y el señor avanza rápido sin embargo cuando estamos a unas dos calles de llegar el tráfico se adueña de la calle.

—No hay tiempo—dice desesperada, le paga al señor y me saca del taxi—vamos a correr, no estamos muy lejos.

Empezamos a correr como nunca y llegamos a la tienda de conveniencia. Allí estaba Ravenna.

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RAVENNA

Mi hermano y Helena se van mientras yo me quedo sola, me levanto de la silla para entrar a la tienda y buscar mi yogurt de fresa «mi favorito»

me bajo descansando en mis talones y estoy a punto de poner mis manos en el último yogurt que queda pero una manos pequeñas posan sobre el yogurt al mismo tiempo que yo hago lo mismo con la mía.

Sigo la mano con mi mirada hasta llegar a ver el rostro de su dueño…Es el. El niño hijo de la dueña, tiene 9 años, es muy lindo y es mi enemigo. Cada vez que viene me deja sin yogurt.

—Entonces ¿Cómo resolveremos esto? —pregunto con una sonrisa desafiante.

—Como siempre lo hacemos—me devuelve la sonrisa.

—¡Piedra, papel o tijeras! —entonamos en una sola voz, ambos sacamos papel—¡Piedra, papel o —alcanzo a ver que va a sacar tijeras.

—¡Tu madre! —voltea a ver y rápidamente cambió mi papel por piedra con una sonrisa. Si, lo sé, soy una tramposa.

—¡Tijeras! —entonamos de nuevo pero fue más astuto que yo y cambió su tijeras por papel rápidamente venciendo me.

—Siempre haces lo mismo—dice emitiendo una carcajada burlona mientras lo miro con el ceño fruncido.

—¡Ravenna aquí estás! —ashh mateo, alto, rubio ojos verdes, muy guapo pero su personalidad de mierda lo arruina todo. Aparece con su estúpida sonrisa y sus tres amigos detrás del están de papas, me levanto de golpe y el niño frunce el ceño—deberás te gusta competir, hasta por un yogurt.

—¿Qué quieres? —digo caminando hacia ellos.

—Solo queremos hablar, hermosa—me dice lamiendo sus labios y mirándome de pies a cabeza al igual que sus amigos.

El niño los sigues viendo con desagrado y Mateo se empieza a molestar.

—¿Qué me ves niño? Somos amigos, ¿No lo crees?—trata de acercarse a él pero le impido el paso.

—¿Nos vamos? —digo y se adelanta, me vuelvo al niño—Esta vez te deje ganar.

—Siempre lo haces—me dice con sarcasmo, le hago una mueca y me volteo para irme pero me toma por la esquina de mi blusa—¿De verdad son tus amigos?.

—¿Por que? ¿Te preocupas por mi? —sonrio.

—¡Claro que no! —dice cruzándose de brazos y volteando la cabeza a medio lado pero vuelve a voltear la lentamente .

—Nos vemos niño—me volteo para irme.

Salgo y los imbéciles aún me esperan.

—Al fin sales, hermosa—me dice extendiendo su manos esperando que la tome, no podría ganarles así que solo pienso en correr.

Corro lo más que puedo pero son mas rápidos que yo y antes de que pueda pasar el túnel me alcanzan, el miedo se apodera de mí y al parecer es muy fuerte por que lo siento. Mateo me toma del pelo y me tira al suelo haciéndome lastimar la cabeza.

—Te dije que serías mía—inmoviliza mis manos con las suya y mi corazón se acelera demasiado al igual que mi respiración.

—¡Amigo dijistes que compartirias! —replican sus amigos.

—Cierto, serás de nosotros, saca la cuerda—dice y trago grueso pataleando para poder librarme pero su fuerza sobrepasa la mía, no puedo hacer nada más que rogar por que alguien me salve aunque se que no será así—Yo seré el primero después van ustedes—habla después de atarme las manos.

Se quita el pantalón desesperadamente, al terminar saca una navaja y rompe mi pantalón al igual que la blusa.

—¡No!. ¡Por favor, te lo ruego! —trato de suplicar pero no sirve de nada cuando siento un inmenso dolor cuando entra a la fuerza en mi—¡¡Ahh!! —Así no es como imaginé mi primera vez, siento el frío del suelo acariciar mi rostro mientras mis lágrimas se deslizan por mis mejillas, me rindo y dejo de patalear pues hacerlo solo hace que me duela más. Sus jadeos se pierden con las risas de sus amigos.

—Creo que es mi turno—y así uno por uno entraron en mi, el último me tiró del pelo fuerte sacando el último aliento que tenía, cuando me soltó dejé caer mi cabeza contra el suelo frío provocando un corte en mi labio.

—¡¡Suelte la!! —escucho la voz del niño, tonto no debió venir aqui. —¡¡Malditos!! —no puedo ver bien pero parece que tiene un palo en la mano.

—¿Qué planeas hacer con ese niño? —le dice quitándole el palo y le hace señas a los amigos para que lo cogan.

—Nos vemos mañana y por favor. No nos evites—me susurra al oído.

—Dejalo ir—hablo con dificultad.

—Dejen al niño, nuestra chica se molestara si le hacemos daño—dice y se van..

—¿Estás bien? —me dice después de acercarse a mí sobre sus rodillas y no tarda en llorar.

Mis piernas tiemblan y me arde el entre pierna, tengo tanto asco de mi cuerpo ahora que no puedo levantarme para darme cuenta que en verdad todo esto pasó.

—Deja de lloriquear—digo sin aliento.

Se levanta y se va corriendo, no tarda en regresar con una manta suave que deja caer en mis piernas tapando mis nalgas.

Me levanto como puedo tapando la mitad de mi cuerpo. Mientras caminamos me tambaleo un poco por el dolor y siento su pequeña mano tomar la mía sin quitar la vista del frente y solloza.

—Ahora ya conoces mis nalgas—bromeo con una risita forzada.

—¡¿Cómo puedes bromear cuando estas así?! —grita llorando.

Camino a paso lento con la mirada perdida pensando en lo que paso y en que no quiero llorar por suerte llegamos a la tienda de su madre y nos sentamos en una de las mesas. El se levanta un momento y vuelve con un yogurt en la mano que me da.

—Creí que solo quedaba uno. –digo y siento la respiración agitada. ¿Por que?

—Lo guarde para ti —dice desviando la mirada y entonces..

—¡¡Ravenna!! —escucho la voz de helena quien viene corriendo con mi hermano. Eso lo explica.

Corren hacía a mi.

—¿Quien fue? —susurra mi hermana cuando se acerca a mi con la mirada baja.

—¿De qué hablas?.

—¡Sabes de lo que hablo! —grita y sus lágrimas se empiezan a deslizar por sus mejillas y las mías no tardan en salir. Alza la mirada y se queda perplejo ante mi condición. Helena me abraza y todos al igual que el niño rompemos en un llanto ruidoso.

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