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Aisha Steiner, era la hija más joven de los condes Steiner, ella era, carismática y noble, era amada por todos, en su hogar sus padres estaban orgullosos de ella, ya que su madre se esforzaba en darle la mejor educación al igual que a su hermana, aunque, esta, no la quería, por el contrario, Briana Steiner le tenía envidia a su hermana menor, desde que ambas comenzaron a tener conciencia, Briana comenzó a sentir celos de Aisha, debido a que era amada por todos, pero, la razón por la que más la detestaba, era porque, Aisha fue elegida por el padre del joven Duque, Oscar Gutman, para ser la prometida de Oscar. Y por supuesto, Oscar quedo encantado con Aisha cuando la vio en su debut y no dudo en bailar con ella, mientras que Briana, no tuvo ese mismo "honor", cuando ella debutó un año atrás.
Al ver que su hermana menor era feliz con el hombre que ella amaba, maquino un plan, uno que salió perfectamente bien, ya que, una noche durante una fiesta, atrajo a Oscar a una habitación solitaria asegurando que Aisha estaba en problemas y tan pronto entraron a dicha habitación, esta, se encontraba llena de una esencia afrodisíaca y al día siguiente, Briana y Oscar fueron encontrados juntos. Esto desbasto a Aisha al saber que su prometido se había metido con su hermana y aunque este juro que todo era un malentendido, Aisha no quiso creer en él, porque Oscar sabía perfectamente como era Briana con ella y todas las maldades que le había hecho, aún así, este se atrevió a estar a solas con Briana al punto de pasar la noche con ella.
Debido a este suceso, Oscar se vio obligado a establecer un compromiso con Briana ya que había manchado su reputación al tomar su virtud. Los condes se lamentaron por ese suceso, pero, no podían hacer nada, Briana podría resultar embarazada y necesitaba casarse con quien había pasado la noche.
La fiesta de compromiso se llevo a cabo, Briana estaba feliz, le había quitado al hombre que Aisha amaba, y este suceso se dio a conocer en todo el reino, ya que, todos sabían que el compromiso se había pactado entre Aisha y Oscar, pero de repente, es Briana quien se casaría con Oscar.
Al saber que la prometida era Aisha y que repentinamente paso a ser Briana quien se casaría con Oscar, la gente empezó a hablar, hasta que, la información se filtró y toda la sociedad lo supo, Briana se había metido con el prometido de su hermana menor y para tapar su sucia treta, Oscar se estaba viendo obligado a casarse con Briana.
Esto causo que Briana no disfrutará su felicidad, porque era vista en la sociedad como una "cualquiera" que se metió con el prometido de su hermana menor, de envidiosa y arribista no la bajaban, mientras que todos sentían simpatía por Aisha.
Aisha ajena a lo que pasaba, se había marchado del reino, se fue al campo con su abuela, la cual estaba furiosa por lo que Briana hizo. Ahí, Aisha conoce a Helios, un elfo oscuro, un hombre atractivo y que, con la convivencia con Aisha este se enamora de ella, y Aisha no le era indiferente, aunque, antes de que se de una relación entre ellos, Oscar llega buscando a Aisha, buscando su perdón, asegurando que aunque sabía que Briana era maliciosa, cayó en su trampa, porque se preocupo de que realmente Aisha estuviera en problemas.
Aisha no quería aceptar su perdón, además Oscar estaba comprometido con Briana, la cual no tardo en enfurecer al saber que Oscar había ido por Aisha.
Briana traza unos planes, en el cual deseaba secuestrar a Aisha y dejar que la vendieran como esclava. Mientras que Helios, veía como la relación de Aisha y Oscar florecía de nuevo. Causando celos en él, y al no poder soportarlo, le suplica a Aisha que lo eligiera, porque él jamás la traicionaría, pero Aisha, lo rechaza, aceptando que a quien realmente ama es a Oscar, así que Helios simplemente se retira con el corazón roto.
Mientras Aisha y Oscar van de regreso al reino para enfrentar a Briana, ambos son atacados por bandidos y Aisha es secuestrada. Oscar busca la ayuda de Helios, para rescatar a Aisha y Helios, no duda en ayudarlo, y así, después de algunas dificultades logran salvar a Aisha y al regresar al reino, encuentran las pruebas de que fue Briana quien envió a los bandidos. Briana es condenada, Helios regresa a su hogar, mientras que Aisha y Oscar, finalmente tienen su final feliz al casarse, teniendo a sus hijos y siendo los nuevos duques.
Y ahora, ahí estaba ella, Felisa, quien sin saber como había llegado a esa situación, ahora, había despertado en el cuerpo de Aisha, la protagonista a quien ella odio debido a que, se quedo con el hombre que se dejo engañar por su hermana, pues si bien, el actuó bajo la influencia del afrodisíaco, sabía perfectamente que Briana no era una buena persona, Aisha le había contado las maldades que Briana le hacía y él mismo había sido testigo de como trataba a Aisha, y aun así, la siguió sin cuestionarse, pues bien pudo ir con los padres de Aisha para decirles que Briana le ha dicho que estaba en peligro, para así ir juntos a ayudarla, pero no, estúpidamente corrió tras Briana.
Mientras que Helios, fue diferente, cuando conoce a Briana y esta intenta dejar mal a Aisha ante él, Helios le reclama, le hace saber que él sabe perfectamente que ella era una envidiosa, y que debido a eso, nunca llegará a ser feliz, porque podrá casarse con Oscar, pero vivira sabiendo que Oscar solo la toco porque se valió de una droga, y eso, no era amor, era el acto de una mujer desesperada y rogona.
Sin duda, Helios, era quien realmente merecía ser amado, pero no, la tonta Aisha, eligió a Oscar.
Al despertarse, por primera vez en ese lugar extraño, estaba confundida, no sabía como había llegado a esa habitación, la cual obviamente no era el cuarto en hospital y lo último que recuerda es haber cruzado la calle y ver un par de luces que le cegaron. Se puso de pie buscando el baño y cuando entró a este, se quedo impresionada por lo enorme que era, así que se acerco al espejo, notando que ese rostro no era el suyo, lo cual la asusto mucho.
¿Acaso su rostro quedo irreconocible que tuvieron hacerle una cirugía plástico extrema?, ¿que estaba pasando?, repentinamente, un dolor de cabeza la ataco y vio su vida pasar, mezclandose con los recuerdos de ese cuerpo, poco a poco todo fue claro, y cayó en cuenta, ella, ha reencarnado en Aisha Steiner, la estúpida y débil protagonista de la novela que más odio.
—no me jodan...— grita mientras se mira al espejo jalandose el cabello.
En verdad luce como una protagonista de novela antigua, con un lindo y angelical rostro, el cabello castaño y ojos azules, con ese toque infantil. Esa apariencia aunque era linda, no le gustaba, odia la idea de lucir como un chica infantil.
Aisha regreso a la habitación y se sentó en la cama, mientras pensaba un poco, necesitaba recordar en que momento de la historia estaba ahora. Sus pensamientos son interrumpidos cuando la puerta se abre, era una doncella mayor quien al verla sonríe.
— señorita despertó...– se asoma en la puerta.— mi señora, la señorita ha despertado.
Aisha no tuvo tiempo de decir nada, pues repentinamente su alcoba era invadida por una mujer mayor, las doncellas de esta, un hombre algo gordiflon, pero de aspecto carismático, todos felices porque se había despertado.
•••
Al parecer, Aisha cayó del caballo cuando estaban en una clase de equitación, por supuesto, Briana estaba presente y de repente, el caballo se asusto y la terminó tirando lo que la llevo a quedarse inconsciente por toda una tarde y noche.
Los condes estaban felices de verla despierta, pero nisiquiera sospechaban que fue su hija mayor quien le causo el accidente a su hija y que, debido a su hija probablemente murió y por eso ahora, ella estaba en ese cuerpo.
El médico llegó para revisar a la chica y aparentemente todo estaba bien, le hizo preguntas, sobre su nombre, su edad, la fecha, y demás, por suerte tiene todas las memorias de la verdadera Aisha así que respondió todo correctamente.
—gracias a los dioses que mi niña esta bien, gracias doctor.— habla emocionada la condesa.
El conde se va con el doctor, mientras que la condesa se queda en la habitación, acomodando todo, mientras le dice a Aisha que para celebrar que despertó y que estaba bien, mandaría a preparar una cena con sus platillos favoritos.
—madre, no quiero nada...¿puedo estar a solas?— pregunta.
—¿a solas?, ¿estas segura?, creí que estarías feliz de comer algo delicioso.— la condesa se preocupa.
—lo estaré, pero por ahora quiero descansar, siento el cuerpo cansado, tal vez por el golpe...—
—oh, esta bien, si eso quieres, dejemos la cena para mañana. Mandaré a que te traigan sopa más tarde y la medicina que dejo el doctor.— responde la condesa.
—si, se lo agradezco madre.— se recuesta de nuevo.
La condesa cierra las cortinas y apaga las luces cerrando la puerta al salir. Al ver que se ha ido, Aisha se levanta para ir al baño y lavarse la cara, necesitaba pensar en que hacer ahora con su vida, por definitivamente no piensa seguir la historia, ¿o tal vez debería dejar que avance hasta el momento de irse con la abuela?, ya que eso pase, puede empezar por cambiar todo, irse a un viaje y así cuando Oscar vaya por ella, no la encuentre. También debe prepararse para sobrevivir en ese mundo lleno de peligros.
Durante la noche, una doncella había ido a dejarle la cena, y le hizo entrega de una carta, la cual le dijo la doncella que venía del ducado Gutman.
—el joven duque debe de estar preocupado por usted.— comenta la doncella.
—si yo me preocupara por alguien iría a verlo el mismo día del accidente y no enviaría una carta, ¿como la leería si aun no despertará?— reclama.
Que absurdo, ¿no que amaba tanto a Aisha?, y ni la cara da, en fin. Aisha solo tiro la carta a un lado y se sentó a comer, mientras que la doncella se extraño al ver que la chica ni se molesto en leer la carta, cuando antes, se emocionaba al recibir una.
—¿se siente bien señorita?, si gusta puedo decirle a su madre que llame al médico.—
—estoy bien, solo que tengo hambre.— y no piensa desperdiciar esa deliciosa cena.
La doncella se retira y dice que volverá en una hora para retirar todo y prepararle el baño.
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Al día siguiente, al despertar, las doncellas le ayudan a bañarse y vestirse. Al terminar, fue guiada al comedor donde sus padres ya la esperan para desayunar, pero, al entrar, había una presencia más, una joven de apariencia elegante, era bella y con el cabello similar al suyo, esta al mirarla, lo hizo con desprecio.
—oh vaya, hermanita, veo que acabaste con tu espectáculo para dar lástima.— expresa con desdén.
—oh vaya hermana, veo que tu sigues siendo amargada.— responde con una sonrisa ladina.
Los condes se sorprenden por su respuesta, ya que Aisha nunca antes lo ha hecho. Briana, frunce los labios, pero antes de poder decir algo para defenderse, la condesa les pide no discutir.
—madre, sabe bien que, quien empieza es mi hermana. Creo que sus clases de modales no están funcionando.— expresa con calma Aisha.
—¿que dices?, la única que necesita modales eres tú.— responde Briana con enojo.
—y control de ira, ¿hay profesores para eso?— pregunta.
—basta las dos, quiero desayunar sin escuchar como mis hijas se atacan entre si.— ordena el conde.
Briana agacha la mirada ante el regaño de su padre, mientras que Aisha solo sigue degustando su desayuno. Al terminar, la condesa camina con sus hijas hasta una sala, donde ya las esperan sus profesores, las dos tenían las mismas clases, aunque, esta vez, Aisha parecía tan desinteresada en todas, contrario a lo que suele ser, pues siempre esta atenta para aprender.
—¿que pasa Aisha?, te veo muy distraída.— pregunta la condesa.
—solo no me siento capaz de concentrarme, quizás sea aun por el golpe de la caída.— se queja.
—podría ser, por hoy ve a descansar.— le pide la condesa.
Ante esto, Briana no tarda en quejarse porque Aisha esta siendo privilegiada, pero la condesa la regaña por no tener consideración de su hermana menor.
Aisha por su parte se paso por la biblioteca, pues recordó que en ese lugar había algo especial, y ese, era el uso de magia a través de formar un contrato con una bestia mágica. Antes Aisha no tuvo el interés de aprender magia, aun cuando su padre provenía de una familia con un excelente nivel de mana. Leerá todo sobre magia, así cuando se vaya con su abuela, podrá empezar a practicar.
Al llegar a su habitación con los libros, los dejo a un lado, para revisar el cuaderno donde la noche anterior anoto algunos eventos de la historia, y, sabe que dentro de poco, será su debut en la sociedad, porque ya tiene 18, si, en ese mundo, debutan a los 18 y no a los 15 o 16 como suele ser. Y es que en el reino, existe la regla que las mujeres pueden presentarse en la sociedad, listas para el matrimonio y aunque ya sus familias tengan un pacto de compromiso, este se hace oficial después de su debut.
Todo era tan complicado en ese tipo de época, pero al menos, no es una niñita de 15 años que esta siendo presentada como un filete ante todos los hombres.
—¿en verdad piensa leer todo eso señorita?— pregunta la doncella al verla pasar con tantos libros.
—si Marcela, leeré todo, quiero saber más sobre la magia.— al llegar a su alcoba deja todos los libros en el piso cerca de su cama.
—¿magia?, nunca antes presto atención a eso.— comenta Marcela.
—nunca es tarde para tener interés. Anda, ¿me puedes traer bocadillos y jugo?— pregunta.
—claro señorita. Regreso pronto.—
La doncella sale de la habitación para traer lo que la joven pidió. Aisha revisa los libros, en el cual explica que para usar magia, deben de invocar una bestia mágica, con quien se hace el contrato, cada bestia tiene un poder especial, hay desde la magia de curación, así como fuego, agua y demás. Las bestias pueden ser desde un pequeño ser hasta a una enorme bestia.
—esto es interesante, necesito practicar apenas salga de este lugar.— murmura emocionada.
•••
Los días iban pasando, Aisha se iba adaptando a esa nueva vida, y aunque no había debutado, su madre la llevaba a fiestas de té, aunque para esta nueva Aisha, escuchar los chismes donde solo critican a otras mujeres era aburrido, ¿no pueden hablar de un tema más importante?, incluso su madre se unía a esos chismes y seguramente cuando ella no esta, también hablaban a sus espaldas.
Aisha fue en busca de un bocadillo, pero, un grupito de chicas acompañadas de Briana se acercaron a rodearla, lo que era un mal día, se había vuelto peor.
—escuche que la señorita Aisha se había caído del cabello, creí que era perfecta en todo.— se burla una.
—yo desde los catorce ya era toda una experta en montar.— presume otra.
—eso explica porque tienes tres hijos con diferentes papás, te encanta montar.— responde Aisha.
Pero quienes la escucharon, enseguida comenzaron a murmurar, porque nadie sabía que aquella chica tenía hijos, aunque claro, no era verdad, pero, por lo visto era fácil hacer que otros crean en algo.
"Que indecente."
"¿Hijos?, y su madre presume de que es una señorita decente "
"Que vergüenza, tres hijos y con tres hombres distintos, que zorra."
"No deberían dejar pasar a esa clase de sinvergüenzas."
Las críticas no paraban, causando que esa chica salga llorando y sus amigas tras ella, Briana quien se había quedado, observa con enojo a Aisha.
—¿que?, la próxima, diré algo de ti...— le susurra.
—t-tu...
Aisha solo toma un plato con bocadillos y se aleja del lugar, ella no necesita de ese tal Oscar para que la defienda. Briana la sigue y al notar que nadie estaba cerca, aprovecha para empujar a Aisha, pero, ella la esquiva causando que Brian tropiece y caiga justo en un pequeño lago.
—¡ayuda!, ¡mi hermana cayo al lago!— grita Aisha.
La castaña se acerca a Briana para sujetarla el cabello y tira con fuerza intentado sacarla del agua, Briana grita de dolor por esos tirones hasta que llegan las otras mujeres y unos guardias quienes ayudan a Briana a salir, ya que, por si misma era difícil salir debido a lo pesado del vestido.
—ella empujo.— Briana señala a Aisha.— ella quiso matarme.
—¡Briana!, ¿como puedes acusar así a tu hermana?— grita la condesa.
—hermana...¿por qué me culpas?, si quisiera hacer algo tan horrible no habría pedido ayuda.— expresa con tristeza.
Aisha se cubre el rostro con ambas manos fingiendo sollozar, y es consolada por otras chicas, quienes acusan a Briana de maliciosa, por culpar a quien le ha salvado la vida. La condesa también le llama la atención a Briana por querer culpar a Aisha, quien no solo pidió ayuda, intento ayudarla mientras la ayuda llegaba.
—madre, casi me arranca el cabello, lo hizo de pura maldad.— se queja Briana.
—basta, no importa como, ella te mantuvo a flote mientras llegaban los guardias.— la sujeta del brazo.— nos vamos, en la casa tenemos que hablar de esa forma tuya de siempre querer molestar a tu hermana.
La condesa se disculpa pues deben volver a casa, ella se lleva a Briana a rastras seguida de Aisha quien pide que no regañe a su hermana, que quizás solo actúa así por la emoción del momento.
"La señorita Aisha es tan buena, pedir a favor de su hermana después de lo que dijo..."
"Yo no podría, estaría muy enojada."
"La señorita Briana debería agradecer que tiene una hermana tan buena."
"La condesa le tiene tanta paciencia, yo, ya la habría enviado al convento para que aprenda lo que es la educación."
Todas seguían hablando de aquel incidente, en el cual a ojos de todas las presentas, Aisha fue valiente al salvar a su hermana.
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En la mansión, Briana recibe los regaños de la condesa y como castigo, ese mes no tendrá su mesada, pues debe de aprender a no estar actuando con malicia en contra de su hermana menor.
—no se porque eres así, ambas reciben lo mismo, atención, cariño y lujos. Aunque no te lleves bien con Aisha, al menos evita causarle problemas.— le riñe la condesa.
—no es verdad, desde que ella nació, yo soy menos en esta familia, siempre se ponen de su parte.— reclama.
—¿y que esperabas si eres quien le hace daño?, si Aisha te hiciera lo mismo, también tendría su castigo.— responde la condesa.
—no es verdad, justo ahora me ha tirado al lago y me han castigado a mí.— expresa molesta.
—ya basta Briana, le haré saber esto a tu padre, tus berrinches están cada día peores.— la condesa ordena a las doncellas cerrar la puerta.
Briana se queja al ser encerrada, pero la condesa le dice que saldrá hasta que regrese su padre, pues le hará saber lo sucedido, ya que cada día se pone peor, la actitud de Briana hacía Aisha, se vuelve más tosca.
Aisha por su parte, escucha todo, bueno, al menos esta vez Briana tiene razón, ella la hizo caer, pero en otras ocasiones, es Briana quien la ha hecho caer, tropezar o le ha roto algo importante, así que se merece el castigo.
Más tarde ese día, Marcela llego a la habitación de Aisha para decirle que tenia visita, lo cual extraña a Aisha, pero su doncella se veía muy feliz al decirle sobre su visitante. Aisha baja y es guiada hasta la sala de visitas, al entrar, quien estaba en ese lugar, era un atractivo chico pelirrojo de ojos castaños, con un traje elegante y un ramo de rosas blancas.
Este al ver a Aisha se pone de pie, saludando con una radiante sonrisa y le hace entrega de las flores, mientras que Aisha procesa un poco lo que esta pasando, recordando que ese chico, era él, el joven duque, Oscar Gutman. Bien, era lindo, pero no se su agrado, parecía tonto.
—escuche lo que paso con su hermana, lamento que haya pasado un mal rato.— expresa con preocupación.
Aisha deja las flores en una mesa y toma asiento en el sillón pequeño, no quiere que de repente el pelirrojo se pase a su lado. Oscar notó que ella no se mostró emocionada por las flores como suele hacerlo.
—¿esta bien?, la noto un poco extraña.— pregunta.
—s-si, solo...ya sabe, la caída...y todo eso me hizo reflexionar un poco.— desvía la mirada.
—lamento no haber podido venir a verla durante ese accidente, pero le envié una carta, ¿la recibió?, espere su respuesta y...—
—¡ah!, claro, la carta...pero ya sabe, estaba mal, ¿como iba a yo tener cabeza para responder una carta?— el tono de su voz estaba cargado de sarcasmo.
—es verdad...lo lamento...espero que ya se encuentre mejor, su debut es pronto y debe de estar perfecta para ese momento.—
—es verdad...el debut...— se sobresalta.— por supuesto que estaré bien, no me lo puedo perder.— dice con falsa alegría.
Cuando le toque bailar con Oscar le pisará los pies y con ganas a ese tonto infiel.
—espero que me permita ser quien la escolte al salón de fiesta.— mantiene su sonrisa.
—¿que?, pero si el salón esta cruzando el jardín, ¿para que necesito escolta?— pregunta. Pero al ver la cara de sorpresa de Oscar, tose falsamente.— s-si...si, claro, estaré feliz si usted me escolta.
Deja salir una risilla falsa, mientras que Oscar parece observarla con cierta duda, pero, expresa lo feliz que esta, de ser quien la acompañe en ese día tan especial.
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