España, 1895.

En el poblado de Gerona conocido por sus grandes plantaciones todo está muy alborotado, se llevaría a cabo una fiesta donde estarán presentes las familias más influyentes de la región.

Aparte de mejorar las relaciones entre las familias y formar alianzas comerciales, las familias aprovechaban estas ocasiones para presentar a sus hijas en edad de casarse.

La Familia García Fernández era una familia formada por ambos padres Don Miguel García y su esposa Dolores Fernández, ellos tenían tres hijos la mayor Ana tenía diecinueve años, era una joven de gran belleza y elegancia, de cabellera y ojos castaños,pero de una personalidad un poco especial, siempre molesta a sus hermanos menores Amelia de diecisiete años y Javier de quince, estos últimos eran muy unidos y traviesos, disfrutaban mucho de la vida en la naturaleza y hacer travesuras y eran muy queridos por los sirvientes de su casa, cosa totalmente distinta a Ana porque los trataba con desplante y arrogancia.

Otra familia presente en esta celebración será la familia López Serrano conformada por Don Juan López, su esposa Clara Serrano y su único hijo Rubén López. Esta familia tenía un hijo mayor, pero este falleció hace diez años producto de una neumonía fulminante.

Tanto la familia García y López se conocen desde siempre, ya que sus propiedades son vecinas y los hijos de ambos compartieron muchos juegos durante su niñez. Rubén es cuatro años mayor que Amelia, pero eso no importo para que fueran grandes compañeros de juegos de Amelia y el pequeño Javier que los seguía a todos lados.

Cinco años atrás.

Amelia - Rubén te extrañaré mucho, cuídate y espero verte de nuevo.

Javier- adiós, Rubén.

Rubén - no estés tristes solo me iré por un corto tiempo, prometo volver, Amelia cuando vuelva tengo algo muy importante que decirte.

Amelia - dímelo ahora, porque me harás esperar.

Rubén - porque es algo importante.

Amelia - y si lo olvidas

Rubén - es imposible que lo olvide, está en mi corazón, Adiós, no me olvides.

Amelia - no lo hare, adios.

Desde ese día han pasado cinco años, el viaje de Rubén se convirtió en años y ahora es un joven de diecinueve años, pelo negro y muy apuesto, es el orgullo de sus padres, ya que a su corta edad ha aprendido a manejar los negocios familiares con gran habilidad . Además es un joven muy cariñoso con sus padres, o eso es lo que la gente cree.

A la fiesta asisten los padres de la familia García y sus dos hijas, Ana luce muy bella y destaca entre las mujeres, en cambio, Amelia pese a ser muy hermosa con su cabello largo castaño, sus ojos color miel y unas pequeñas pecas en su cara, luce un vestido mucho más sencillo y sin joyas lo que le da una apariencia todavía más dulce.

Durante la celebración varias señoritas se mostraban para que llamar la atención de los jóvenes presentes, Ana logro atraer el interés de varios de ellos, con los cuales diálogo con recato resguardado por la presencia de su madre a una distancia prudente. La familia López como compartía con otros invitados cuando un sirviente les avisa que su hijo había llegado, ambos se levantan y salen a su encuentro.

Don Juan López - hijo debiste avisarnos de tu llegada.

Rubén - padre entonces, no hubiera sido una sorpresa.

Clara madre de Rubén - hijo estás bien, no te ha pasado nada.

Rubén- madre tranquila, estoy bien y prometí que lo te haría sufrir de nuevo y lo cumpliré, tienes mi palabra.

Clara madre de Rubén - eres lo único que tengo y me muero si te pierdo a ti también.

Rubén - ese tiempo ya paso, entremos esta la familia García.

Clara madre de Rubén - si están, Amelia ha crecido mucho y está muy hermosa te sorprenderá.

Mientras algunos conversaban y otras parejas bailaban, Amelia está en la mesa sirviéndose un pedazo de pastel, cuando vio unos ojos que extrañaba mucho frente suyo.

Amelia reconoció de inmediato a Rubén, pese a que se dejaron de ver por cinco años, sentía que su corazón latía tan rápido que se saldría de su cuerpo.

Rubén también se sorprendió a ver a Amelia, el dejo a una niña traviesa y hoy veía ante él una joven mujer, tierna y dulce a la vista.

Rubén se acerca a Amelia y le toca la nariz.

Rubén - hola pequeña.

Amelia- ya no soy pequeña, crecí.

Rubén - así lo veo, pero para mi siempre serás mi pequeña

Amelia- ¿ cuándo llegaste?

Rubén - acabo de llegar, viaje hoy y por suerte te veo apenas llego.

Amelia - estás mucho más alto.

Rubén - tú estás muy bella- Amelia se sonroja.

Amelia- no digas esas cosas no es adecuado.

Rubén - se me olvida que ahora eres una señorita.

Amelia- así es, aunque no me guste serlo, preferiría seguir siendo una niña para jugar en el campo, subirme a los árboles y montar caballos y tantas cosas más que hacíamos juntos.

Rubén - tuvimos una bella infancia juntos, tengo excelentes recuerdos junto a ti y tu hermano.

Amelia- así es, éramos tan felices, ahora todo es más complejo, mi madre no me deja hacer muchas cosas porque dice que no es adecuado en una señorita.

Rubén - Javier también debe haber crecido

Amelia - Javier está tan alto como tú, tiene suerte y mi madre no lo obliga a venir a este tipo de celebraciones.

Rubén - a ti no te gustan estas fiestas.

Amelia- no las detesto, pero tampoco lo paso bien cuando vengo y lo peor es que no nos podemos ir hasta que mi hermana termine de hablar con sus galanes.

Rubén - Ana sigue tan simpática como siempre.

Amelia - nunca te agrado mi hermana.

Rubén - honestamente mientras más lejos la tenga de mi mejor.

Amelia - yo no sé porque no concreta una petición formal y de casa de una vez por todas, yo creo que es demasiado exigente.

Rubén - pobre del que se case con ella

Amelia - no hables así, te pueden escuchar.

Rubén- tú menos que nadie debería defenderla, recuerdo claramente cuanto daño te hacía cuando eras una niña

Amelia- eso es cierto, pero no por eso le voy a desear mal.

Rubén - cambiemos de tema mejor

Amelia - mejor.

Rubén - bailamos.

Amelia - nunca he bailado en un salón y delante de otras personas.

Rubén - piensa que estamos solos, solo mantén tu vista en mí.

Amelia- igual como bailábamos antes

Rubén- así mismo, conocemos bien el baile, yo te guio.

Amelia - y si no lo recuerdo.

Rubén - lo aprendido nunca se olvida.

Rubén tomo de la mano a Amelia y se dirigieron a la pista y comenzaron a bailar, todos se sorprendieron de ver a la pareja de jóvenes bailando, se acompañaban a la perfección y se veían felices juntos, cada uno tenía la vista fija en los ojos del otro.

Ana - madre quien es ese hombre con el que está bailando mi hermana.

.Madre de Amelia - no reconoces a Rubén nuestro vecino, estaba siempre en nuestra casa jugando con tus hermanos.

Ana - ese Rubén es

Madre de Amelia - ese mismo, se fue hace años, pero al parecer regreso, ahora debe ser un hombre preparado, su familia lo tiene al cómo su único heredero.

Ana- ese niño era muy inquieto y no estaba nunca tranquilo, siempre se subía a los árboles con mis hermanos.

Madre dé. Amelia - es verdad, se le ocurrían cada travesura a esos tres, pero por lo que veo ahora se convirtió en un hombre muy guapo.

Ana - eso no lo puedo negar está muy distinto y guapo.

Después del baile Rubén se despidió de Amelia porque estaba muy cansado por el viaje, no sin antes pedirle que se junten el día siguiente en su lugar secreto.

Durante el trayecto de vuelta a su casa Ana intento preguntarle cosas de Rubén a Amelia, pero está solo contesto que no sabía mucho, porque silo hablaron un momento.

Al día siguiente Amelia fue temprano a despertar a Javier para tomar desayuno juntos, durante la comida le comento del regreso de Rubén y lo cambiado que estaba.

Después llego su madre y charlaron un buen rato juntos, Amelia se despidió comentando que iría a dar un paseo por los alrededores, su madre sabia perfectamente hacia donde se dirige, pero no le dijo nada.

Unos minutos más tarde Amelia llego al lugar donde solían encontrarse con Rubén cuando eran niños a jugar, Rubén ya estaba sentado en una banca esperándola.

Rubén - temía que no vinieras.

Amelia- porque razón no vendría.

Ruben — no lo se, solo.lo pense.

Amelia - dijiste que tenías algo que decirme, por eso vine.

Rubén - tengo que decirte dos cosas una la he callado por años, y la otra es algo que necesito hacer para ser sincero contigo.

Amelia - no te estoy entendiendo.

Rubén - Amelia durante los años que estuve lejos, me pasaron muchas cosas de las cuales me avergüenzo, yo me perdí, tome malas decisiones y lo pague muy caro.

Amelia- me estás asustando.

Rubén - al llegar a la capital me embobe con todo lo que ella ofrecía, empece a beber alcohol y no pude controlarme y termine convirtiéndome en un adicto, por culpa de ello perdí la dignidad, me metí en peleas e incluso pase unas noches en una celda, por la influencia de mis padres no termine en la cárcel.

Amelia - no puedo creerlo, porque te paso eso.

Rubén- por seguir a otros, por rebeldía, pero lo hice.

Amelia- ¿ cómo saliste de eso?

Rubén - toque fondo, un día termine durmiendo en la calle bajo la lluvia, con hambre y orinado, ese día entendí que ya no podía seguir así, busque a mis padres y les pedí ayuda, me internaron en un sanatorio dos meses y me desintoxique , desde allí comencé mi vida de nuevo, pero ahora debo cuidarme de no recaer, ya no puedo volver a beber nunca más.

Amelia - si no me lo hubieras contado tu mismo, no lo hubiera creído.

Rubén - estoy muy avergonzado en este momento, no soy el hombre perfecto que todos creen.

Amelia- porque me contaste esto a mí.

Rubén - porque deseo decirte algo muy importante para mí, por eso te lo conte.

Amelia - dime entonces.

Rubén - Amelia yo desde que somos niños he estado enamorado de ti, ayer al volver a verte lo confirmé, te quiero y quiero saber si quieres ser mi novia.

Amelia ruborizada - Rubén no sé que decirte

Rubén- no sientes nada por mí, te soy indiferente.

Amelia - te extrañé mucho y estoy muy feliz de verte nuevamente, pero de eso a ser novios, no sé si es lo que quiero.

Rubén- te gusta alguien más, tienes novio.

Amelia - no me gusta nadie y no tengo novio, pero .

Ruben - yo no te gustaba antes.

Amelia - si me gustabas, pero ha pasado mucho tiempo y ambos hemos crecido, y no sé que siento ahora.

Rubén - entonces déjame conquistarte o es porque lo hice en la ciudad, mi alcoholismo.

Amelia - eso ya paso y no soy yo quien para juzgarte, pero me alegro de que pudieras salir de eso.

Rubén - entonces, me darás la oportunidad de conquistarte.

Amelia - estás seguro de lo que sientes por mí.

Rubén - muy seguro, deseaba tanto tenerte frente a mí y decirte lo que sentía por ti. Déjame amarte y te aseguro que no te fallaré, en mis peores momentos tenerte en mi mente fue mi mayor motivo para curarme.

Amelia - estoy dispuesta a darte una oportunidad, conozcámonos de nuevo y veamos que sucede.

Rubén - eso es un buen comienzo para mí.

Amelia- para mí también.