Saray Salazar, una hermosa mujer de 29 años que le ha tocado vivir una vida difícil, no porque su situación económica sea precaria, todo lo contrario, se podría decir que nació en cuna de oro.

Su infancia fue marcada por la tristeza y el desprecio de quienes debian amarla y protegerla.

Un error era llamada constantemente y con esas duras palabras fue creciendo.

Dejada bajo los cuidados de su nana, la unica persona en la mansion quien en verdad la amaba.

Sus dos hermanos mayores en principio fueron buenos con ella, pero los castigos provenientes de su madre, cada vez que la ayudaban o la defendían, endurecieron sus corazones.

Saul y Eugenia Salazar sus padres no planeaban tener mas hijos.

Simón y Samuel eran su orgullo, su futuro, su legado, sus herederos, pero en un viaje a Europa Eugenia olvido tomar sus pastillas anticonceptivas, la belleza de los paisajes, el disfrute de sus vacaciones, sin preocuparse por el trabajo, sumado a su gran placer las compras bloquearon su mente del cuidarse.

El mes completo por su tour avivaron el fuego de su matrimonio casi extinto por la presión del trabajo tan demandante de ambos.

Con casi 40 años estaba más que nulo el deseo de volver a cambiar pañales o alimentar a un bebe.

Sus dos hijos entrando a la adolescencia le brindaban el amor y estatus de la familia perfecta.

Volvieron de su idílica segunda luna de miel, siendo tres en lugar de dos, pero cuando lo descubrirán sería demasiado tarde.

Contrario a los embarazos anteriores de Eugenia este fue todo lo opuesto, sin náuseas, sin vómitos, ni sueño, ni mareos, era como si Saray supiera que debía permanecer oculta.

Desde su concepción demostró ser una guerrera discreta.

Se alojó con fuerza en el vientre de su madre ocultándose como si de otro modo su vida se acabaría.

Eugenia ni noto cambios en su cuerpo que le hicieran sospechar de su embarazo, el único síntoma era su gran apetito sexual y lo atribuía a todo lo vivido y lejos de molestar a su esposo, este estaba dichoso.

Cuatro meses después de su llegada el abdomen de Eugenia seguía plano, platicaba yoga todas las mañanas y salía a correr cada que podía.

Sus pechos se notaban ligeramente más grandes lo que enloquecía a Saúl.

Quien la mirara no creería que estuviera en embarazo, a los 6 meses apenas se notaba un poco abultado su vientre, pensaba que estaba en la etapa de la menopausia, porque sentía mucho calor y su periodo había desaparecido hacía meses.

Tomaba vino cada noche durante la cena, no ingirió vitaminas, ni tenía cuidados prenatales, aun así un mes más tarde se encontró teniendo fuertes dolores abdominales.

Sudaba frío en su oficina, temerosa de que algo grave estuviese sucediendo, el analgésico había perdido efecto, porque el dolor parecía intensificarse.

No aguantando más pidió ayuda a su secretaria, cuando Saúl entro en la oficina de su esposa, la encontró apoyada en el escritorio mientras un líquido corría por sus piernas.

La expresión de Eugenia era de terror y confusión, condujo como loco hacia la clínica, mientras Eugenia gritaba en el asiento trasero.

El diagnóstico, su esposa estaba dando a luz y contra todo pronóstico la bebe nació sana y fuerte.

Eugenia no podía creerlo y Saúl miraba aterrado a la pequeña niña de piel blanca como un papel y una lana café en su cabeza.

De donde había salido, se preguntaban, si él no la hubiese visto nacer de su esposa diría que no era su hija, pero como era posible era su mayor interrogante.

La doctora quien atendió él parto les explico de los embarazos ocultos, no por las madres sino por los propios fetos.

Eso sumado al estrés del momento la hicieron sentir un profundo rechazo por la pequeña a quien llamaba el error.

Su abuela la madre de Saúl fue quien le coloco el nombre de Saray que significa princesa.

La bebe fue dejada en observación se debían realizar análisis profundos, ya que aparte de ser sietemesina la madre no tuvo cuidados prenatales.

Los pulmones de la pequeña estaban bien desarrollados a pesar de ser prematura.

Era una princesa guerrera.

Eugenia recibió el alta al día siguiente, se encontraba en perfecto estado y no deseaba estar internada.

Para desconcierto de todos no volvió a la clínica y no quiso amamantar a la niña, aunque los médicos le dijeron que era lo mejor para su salud.

La rechazaba y huía de ella como si fuese peste.

Saúl al ver a la niña sufrir hizo el único acto de amor por ella, busco a una mujer recién dada a luz; quien lamentablemente había perdido a su hija por complicaciones cardíacas.

Gloria se convirtió en su niñera y la amamantaba con tanto amor como si fuese su propia hija.

Saray creció sintiendo el desprecio de su madre y la indiferencia de su padre, siempre ocupado en la empresa.

Sus hermanos eran cariñosos con ella, pero a medida que crecía e intentaba llamar la atención de sus padres como ellos, fue castigada cuando la defendían ellos terminaban castigados igual y así se distanciaron de ella.

Saray era invisible para su familia, se esforzaba por sacar las mejores calificaciones, tomaba clases de piano, de ballet, de pintura, hacía pasteles y galletas y nada parecía ser suficiente.

Era el error y eso le hería profundamente.

Dejo de buscar aceptación, pues estaba clara que hiciera lo que hiciera jamás la obtendría.

Su abuelita aunque vivía lejos era la única que le enviaba un obsequio en su cumpleaños o en navidades.

Enfermo cuando tenía 10 años y falleció, fue un golpe muy duro para la familia, pero aun mayor para Saray.

La nana Gloria y su abuelita eran las únicas que la querían y se preocupaban por ella.

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Hola querid@s lesctores (as) nueva historia, no pensaba subirla aun, pero es una fecha importante para mí, por lo que hoy 30/04 subo los primeros capítulos por ser mi cumpleaños.

Happy birthday to me 🎂🥳

Aurelio Martínez un hombre maravilloso de 36 años, contador de una empresa textil durante 12 años, ha dedicado su vida entera para su familia.

Proveniente de una familia humilde, trabajadora y de excelentes principios que desde siempre le enseñaron que la honradez, la perseverancia y el amor son el mayor tesoro de todo ser humano.

Estudio con ahínco para lograr sus metas y objetivos, su esfuerzo rindieron frutos cuando obtuvo una beca completa para estudiar contaduría pública.

En su primer año universitario conoció a Coral Aguirre estudiante de diseño de interiores en la misma universidad, pero en campus completamente opuestos, fue en una fiesta de un amigo en común donde se vieron por primera vez.

Aurelio quedó flechado por la hermosa morena que tenía un cuerpo de infarto y la sonrisa más radiante de todas.

Su mirada estaba fija en ella y por más que intentaba no podía apartarla, era algo que jamás había experimentado antes.

No es que fuese un casanova, tampoco era un santo, si había salido con chicas antes, pero nada fue realmente serio, su mayor prioridad eran sus estudios y consideraba un romance como un impedimento, pero Coral le atraía como mosca a la miel.

Simplemente, no podía evitarlo, tras conocerla un poco se enamoró perdidamente, su belleza cautivarte era nada comparada con su personalidad aparentemente dulce.

Aurelio comenzó a cortejarla y llenarla de detalles, con el tiempo Coral le dio el tan ansiado si y su noviazgo comenzó cuando tenía 20 años duro meses para que por fin eso sucediera.

Aurelio ya completaba su sexto semestre, es decir casi tres años de estudios, trabajaba en un bar, como bartender, siempre antes de irse al trabajo hacia todas sus actividades académicas, se había planificado muy bien y tenía un horario tan cronometrado que parecía marchar como un reloj.

Siempre se caracterizó por ser pulcro y ordenado, amante a planificar absolutamente todo y hasta ese punto siempre todo le resulto bien.

Coral a diferencia de Aurelio provenía de un hogar disfuncional, su padre profesor universitario especializado en matemáticas avanzadas y su madre directora de una galería, de ella heredo el amor al arte y su gusto refinado, no tenían grandes entradas de dinero, pero sus padres divorciados cumplían sus caprichos, parecían competir por darle lo mejor, lo que la convirtió en una caprichosa experta manipuladora.

La imagen de dulzura que proyectaba no era para nada cierta y eso lo descubriría muy tarde Aurelio.

Coral veía potencial en Aurelio, no solo era guapo, sino que era brillante y prometía tener un futuro maravilloso.

Sus padres aprobaron su relación, el padre de Coral ayudo a Aurelio recomendándolo como apoyo a estudiantes con bajas calificaciones.

Aurelio planificó su horario para impartir clases particulares, comenzó con dos y luego muchos otros se sumaron al ver el rendimiento académico de estos.

Se hizo de renombre entre los estudiantes y llego a tener tantos que dejo de trabajar en el bar y hasta alquilo un apartamento tipo estudio y dejo la habitación compartida en el campus, su estilo de vida mejoraba considerablemente.

Ayudaba a sus padres y podía permitirse ciertos caprichos para él y su amada novia.

Coral estaba extasiada no se había equivocado al élegirlo.

Seguía siendo el mejor en su carrera y se estaba haciendo de su propio nombre como profesor particular.

Muchas la envidiaban, pero ella creía que el éxito de Aurelio era todo suyo.

Para el cuarto año de universidad ambos vivían juntos y Coral quedo embarazada sus ingresos le permitían continuar con sus estudios y mantener su familia.

Coral no la tuvo fácil el embarazo tubo complicaciones y decidió abandonar sus estudios a solo meses de culminar.

El estrés le estaba afectando demasiado, los problemas por brindarle ayuda a su familia comenzaron a ser notorios, Coral le reclamaba siempre y exigía que guardara dinero para consultas privadas y gastos del bebe.

Sus celos e inseguridades lo hicieron distanciarse de varias amigas, todo para brindarle seguridad.

Planificaron una boda civil sencilla para que el bebe naciera en un matrimonio legal.

Coral miraba con desprecio a los padres y hermanos de Aurelio, pero se tragó todo por su hijo.

Se preguntaba como alguien como el venía de esta familia tan simple y sin clase.

Después de la boda se mudaron a casa de la madre de Coral, pues a Aurelio le daba miedo dejarla sola tanto tiempo.

Como ya no pagaba alquiler comenzó a ahorrar para comprar su propia casa.

Durante una clase un profesor hablo del mercado de valores, inversiones y la bolsa.

Eso llamo enormemente su atención y luego de la clase, pidió hablar con él, el profesor le explico como funcionaba la bolsa de valores y le dio tips e ideas de como invertir y buscar las mejores oportunidades de inversión.

Aurelio inició invirtiendo muy poco en varias empresas, su dinero se duplicaba y eso le animo a continuar, no compartió eso con su esposa, pues sabia que le reprocharía y lo llamaría de idiota en adelante.

Coral comenzaba a mostrar su verdadera personalidad, pero Aurelio lo atribuía al cambio hormonal producto del embarazo.

Pese a la negatividad de su esposa Aurelio continuo apoyando a sus padres cada mes con el pago de la hipoteca.

Sin lugar a dudas era un buen hijo, un excelente estudiante, un caballero en extremo atento y servicial, un hombre respetuoso y muy amoroso de su esposa, en pocas palabras era un gran ser humano, un manojo de virtudes.

El nacimiento de su hijo Alfonso coincidió con los días previos de su ceremonia de graduación.

Aurelio rebosaba de felicidad, aunque su esposa e hijo no pudieron asistir.

Sus padres y hermanos estuvieron presentes era el primero en la familia en graduarse y eso les llenaba de orgullo.

En su emotivo discurso agradeció a sus padres, hermanos y amigos, nombro a su amada esposa e hijo recién nacido y agradeció a Dios y a la vida por este importante logro.

Coral estaba furiosa por no asistir miraba al niño y sentía unas enormes ganas de marcharse y no atenderlo.

Su perfecto cuerpo ahora tenía horribles estrías y alimentar al niño harían que sus firmes y redondos pechos se cayeran, por lo que se reusaba a amamantarlo.

Comenzó a llorar y fingir depresión posparto algo muy común según lo que investigo, haría cualquier cosa para recuperar su figura.

En el funeral de la matriarca Salazar fue dejada de lado, nadie determinaba a la pequeña quien lloraba silenciosamente sentada en un rincón.

Su ropa de diseñador estaba lejos de brindarle calidez a su triste y solitario corazón.

Era la princesa Salazar para el mundo entero, pero nadie o mejor dicho pocos sabían su realidad.

Muchas niñas la envidiaban, mientras ella solo deseaba los padres amorosos de estas, que contradictoria era la vida.

La nana Gloria la sostuvo mientras se despedía con gran llanto de su abuela.

Eugenia la miraba con desaprobación avergonzada que su hija diera un espectáculo bochornoso a sus ojos.

Saúl sintió un nudo en su corazón y le pidió a Gloria llevársela.

Era realmente triste verla quebrarse de esa manera.

Cuando se la llevaron todos se comportaron con normalidad como si no fuese un funeral solo Saúl sentía un hueco en su pecho, como si algo le arrancaran.

Aún así se mantuvo tranquilo y acepto los abrazos y condolencias de sus socios y amigos.

Saray le toco vivir sola su duelo, no hubo un lo siento, un sentido pésame, nada, era invisible y eso dolía.

En el colegio las niñas la molestaban, una niña popular impedía que las demás la trataran, Saray estaba acostumbrada a ser invisible y no le daba importancia, pero le dolía y mucho.

Ser tan discreta y saber guardarse sus emociones la hacían ver altiva, engreída y prepotente, pero era todo lo contrario.

Sobresalía en cada clase, destacaba en deportes, pintura, baile, canto y eso generaba celos y envidia.

Nadie se metía físicamente con ella por temor a su familia, para todos era Saray la princesa Salazar, jum la princesa de apariencia.

Su familia pintaban ante la sociedad algo que estaba muy lejos de la realidad.

La tristeza y la soledad eran el pan diario de Saray.

Sus hermanos alternaban entre la universidad, la empresa familiar y sus salidas nocturnas.

En fiestas o reuniones en la mansión se mantenía al margen más por imposición que por gusto.

Su lugar favorito la biblioteca donde pasaba horas sumergida entre libros.

No solo leía historia de amor, aventura, le encantaban los libros de matemáticas y estaba muy interesada en los libros de contabilidad y estadística que su padre tenía en su biblioteca personal.

Saray iba un año más avanzada para su edad por lo que ese era su último de primaria y luego iría a la secundaria o preparatoria.

Estaba más que claro quien sería escogida para el discurso y petición de diplomas, y el solo hecho le llenaba de mucha inquietud, no deseaba pararse en el podio no por pena o por sentirse intimidada ante un grupo grande de personas, pero el saberse sola en su acto promocional le causaba un horrible escalofrío.

Un mes antes del acto fue llamada a la oficina del rector, este le informo de lo que ella más temía, suspiro pesadamente y sin más opción acepto.

Como haría para que su familia asistiera era su mayor interrogante, no podía decirle al rector que les llamara, esa acción podría desencadenar una lluvia de castigos no solo para ella sino para Gloria.

El chofer la llevo esa tarde de regreso a la mansión, la miraba por el espejo con profunda lástima.

Después de meditar e investigar, tenía un plan sólido.

Llamo muy temprano a la empresa, pidió una cita agendada con su padre, su secretaria estaba muy sorprendida por la extraña petición, pero quien era ella para cuestionarla.

Muy temprano se duchó, escogió un lindo traje channel rosa palo, zapatos cerrados blancos y una linda bolsa.

Le pidió a la nana Gloria dar aviso al colegio de su falta y luego pidio al chofer llevarla a la empresa familiar.

Era algo muy loco compartía la mesa con su familia cada noche, pero tenía rotundamente prohibido hablarles, a no ser que alguno le hiciera una pregunta cosa que nunca ocurría.

Al bajarse en la entrada, los empleados dejaron todo lo que hacían solo para mirarla, había sacado la belleza de su madre con la mirada fría y el porte elegante de su padre.

Camino con la frente en alto, no era común para ella ser el centro de atención aun así, no se amilanó ante las miradas curiosas de todos.

Fue conducida por una secretaria quien le sonreía hipócritamente mientras alababa su atuendo.

Saray no respondió.

Al llegar al último piso, fue directo a la secretaria de su padre.

Buenos días tengo una cita con Saúl Salazar en cinco minutos, dijo mirando su reloj.

La secretaria la miro sorprendida, porque no le decía papá, o entraba como lo hacían sus hermanos.

Esa niña era todo un enigma, se sentó cruzando una pierna, puede anunciarme por favor dijo cuando se cumplió la hora exacta.

La secretaria tocó la puerta y le dijo a su jefe que la persona con quien tenía la cita estaba esperando.

Luego la hizo pasar.

Saúl se sorprendió al ver a su hija.

Saray lo saludo con cortesía, luego saco una invitación que ella misma había redactado la noche anterior en la biblioteca.

Saúl miro desconcertado el pequeño sobre.

La letra pulcra en dorado resaltaba.

Para Saúl y Eugenia Salazar, yo Saray Salazar tengo el gusto de invitarles a mi acto de promoción que se efectuara el día xxxxxx en el auditorio xxxxxx a las xxxxxx

En vista que no le pidió tomar asiento Saray permaneció de pie, pensando que mal educado es mi padre.

Seré quien de el discurso y pida los diplomas, estará muchas personas importantes apoyando a sus hijos, incluso ira la prensa, que pensaran de la familia Salazar si no están presente en la promoción de la princesa hizo comillas con los dedos resaltando su tono irónico.

Saúl abría y cerraba la boca incapaz de procesar lo que ocurría.

Solo pudo asentir.

Bien señor Salazar no le quitaré más su valioso tiempo, sé que es un hombre muy ocupado, gracias por recibir y atender al error dijo tan secamente, pero esas palabras le dolían como mil agujas punzando su pecho.

Se giro en sus talones y se marcho sin esperar palabra de su progenitor quien la miraba como si le hubiese crecido una segunda cabeza.

Muchas gracias señorita que tengo un lindo día dicho de forma fría, pero con total cortesía.

Saúl salió después de su shock inicial pero las puertas del ascensor se cerraron antes de poder detenerla.

Saray permaneció tranquila, aunque la secretaria impertinente intentaba entablar conversación con ella.

El chofer abrió la puerta del auto y condujo de regreso a la mansión.

Saúl ingreso a la oficina de su esposa con la tarjeta en la mano.

Eugenia no podía creer la osadía de esa niña malcriada y aunque tenía un punto a su favor tal atrevimiento tendría consecuencias.

Esta vez Saúl se opuso, su hija demostró más valentía que nadie y eso no era motivo de castigo.