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Crucigrama

Genio grama

-Elisa, amiga ¿Cómo te sientes ahora? – pregunta preocupada por su amiga.

- Mal, no soporto ese dolor, jamás pensé que él me engañaría con una mujer de dudosa procedencia. – Elisa tiene la mirada más triste, se ve decaída y se siente con fuerza la desilusión.

- ¿Dudosa procedencia? ¿Acaso es una chica buena de la vida alegre? – se pone a filosofar de acuerdo con la situación emocional de su amiga.

- No sé, ni me interesa. Solo sé que él es un idiota.

- Amiga, a él le quedó grande la yegua, por eso buscó una burra. No vale la pena llorar por alguien que ni merece la soga al cuello.

- ¿Burra? – Elisa la cuestiona – es flacuchenta, pálida, vestida con ropa que para vestir tiene que usar vaselina para que resbale, y bastante pintura.

- Ya que el físico no le ayuda, lo exhibe, y quizás tenga de burra anémica, porque hablando del animal son fornidos, quizás por eso se pone quintales de pintura. – se la imagina mientras habla – Ya no llores, de seguro vendrá a mendigar cariño.

- No es por él que lloro, es el dolor de la traición.

- Pues Dios es grande, mira, con el diario El Comercio hay un concurso de genio gramas, los dos finalistas tienen un viaje todo pagado al extranjero y como se viene el año nuevo chino, pues... estarás super lejos de él por una semana. – la amiga está muy emocionada con el concurso, y esta es su manera de ayudar.

- Buena idea, no lo había pensado - A Elisa se le levanta el ánimo – ¿para cuándo es la fecha de entrega? – pregunta con interés.

- La fecha límite es hasta el catorce de enero, porque después de esa fecha viene el sorteo.

- Genial, todo es cuestión de comprar el diario. Mañana voy al paradero, la señora del kiosco siempre tiene. – a Elisa se le dibuja una sonrisa en el rostro.

- No amiga, no. Yo ya te traje el genio grama. Ahorita me lo resuelves. – le extiende la hoja de periódico con el genio grama.

- ¡Ay, Gabriela! Todo lo tenías bien pensado. – le sorprendió ver la actitud de su amiga

- Lo aprendí de ti, eres mi maestra. – lo dijo con orgullo, para hacer sonreír a su amiga.

- Pues bien, manos a la obra.

- Con actitud amiga, demuestra que eres Elisa Terkes, la invencible.

- Jajaja – se ríe Elisa – solo faltaría que me compares con una neozelandesa, esposa de un jugador de rugby y amante del Haka pero para el vengativo.

- Conociéndote, solo te falta aprender el idioma maorí.

- Gabriela, eres más ocurrente.

Elisa empieza a observar el crucigrama, hay muchas cosas que no las ve fácil, aunque ha logrado llenar varios genio gramas, eso no es garantía que éste saldrá completo. Cómo su nombre lo dice, genio grama, y efectivamente, hay un concurso, en el cabezal del crucigrama está la fecha límite para la entrega del crucigrama lleno, y también están las instrucciones de la participación y la fecha del sorteo.

Para Elisa es su gran oportunidad poder ganar el sorteo para poder viajar y tener a su ex lejos de su vista, de su mente y de su corazón.

Guillermo, por su lado estaba con su actual conquista, pero su cara no muestra satisfacción, probablemente deba hacer un nuevo cambio de mujer, su amigo Gary le presenta un genio grama para competir por del gran sorteo para dos ganadores a un gran viaje.

-Guillermo, mira esta promoción, dos ganadores irán de viaje. Demuestra a Elisa de lo que eres capaz.

- Oye, Gary, mi chica no está pintada. Salúdala, por lo menos. - era lo que menos quería escuchar el nombre de Elisa, y presenta a su nueva pareja con mal entusiasmo.

- Hola.

-Hola, Gary. – le saluda con simpatía – Mi amor – acaricia el pecho de Guillermo - ¿Quién es Elisa?

- Alguien sin importancia, no tienes nada de qué preocuparte. - quiere ponerla a callar, esta alterado.

- ¿Mujer barata? – pregunta con asco.

- Tómalo como quieras – Guillermo es consciente de que no es verdad, pero pensar así es la única manera de superar a Elisa – y ya deja de mencionarla ok. Me estás irritando. - levanta la voz frente a Gary.

- Di la verdad, Memo. – Gary está de lado de la Elisa – ella es mucha mujer para ti, y tú eres un idiota.

- ¿Qué dijiste? – Guillermo se enoja aún más, el título de idiota colmó todo.

- Admítelo, amigo. Tú cambias mujer como cambiar trusas y Elisa fue la que más tiempo ha durado.

- ¿Es cierto eso mi vida? – la mujer empieza a tener dudas de su relación.

- Cariño, no le hagas caso. Hasta el momento no he tenido suerte en el amor. – fulmina con la mirada a Gary.

- Esperemos que Patricia sea la última conquista. - Gar tiene una sonrisa camuflada.

- Obvio que soy la última. Yo soy la indicada, porque yo sí estoy enamorada, yo sí amo a Guillermo. - Patricia está convencida de sus habilidades para quedarse con Guillermo.

- Ya veremos, solo llena el crucigrama y a ver si tienes suerte para ganar el sorteo del viaje.

Gary avienta el crucigrama en cara de Guillermo, se miran mal, como si ese momento se hubieran declarado la guerra. Gary espera que su plan funcione y Gabriela no le falle.

Patricia no es amante de los crucigramas, es más, se aburre de inmediato porque no tiene conocimiento de nada, solo sabe hacer su trabajo de secretaria, trabajar para su cuerpo y belleza, pero sus conversaciones son bastante limitadas, no tiene cultura general, en las reuniones laborales siempre sonríe, pero no participa para evitar quedar mal no solo por ella, sino que no hacer quedar mal a su jefe, es decir, Guillermo.

Guillermo quiere llenar el crucigrama y probar suerte con el sorteo, y de no ganar, igual le da, a él le gustaría hacer un viaje con su pareja de turno, con tal de tener compañía, momentos mojados y satisfechos, todo lo vale.

Elisa logró llenar el crucigrama, lo logró en dos días, al día siguiente compró un sobre blanco grande, para guardar allí el crucigrama. Sobre el sobre dejó marcado sus datos, la hoja del crucigrama también lleva sus datos, pero para el registrarse como concursante es necesario que el sobre tenga los datos. Y también el número de genio grama que ha sido resuelto

Guillermo también tardó dos días, estaba difícil, durante las horas en que ambos llenaban el crucigrama, recordaban las competencias que se hacían, muchas veces eran empates, algunas veces ganaba Elisa y otras ganaba él. Quizás sea por eso por lo que la relación de los dos ha durado bastante tiempo, a decir verdad, es que ambos estuvieron juntos casi un año.

Cuando Guillermo culminó el crucigrama, mandó a su secretaria, Patricia, que lo ponga en un sobre blanco y que encima escriba sus datos para registrar su participación. Luego mandó a su hombre de confianza para que lo haga llegar a la oficina de la editorial.

El idiota

El hombre de confianza de Guillermo ha llegado a la oficina de la editorial, en la entrada se encuentra con Elisa.

Ese hombre recuerda cada detalle sobre la conducta de Elisa, su mirada lo dice todo, ella era diferente a todas las mujeres que su jefe ha tenido hasta la llegada de Patricia. Elisa siempre saludaba, siempre pedía permiso, nunca decía “quiero”, sino que ella decía “me gustaría” o “si está en sus posibilidades de”, así mismo, ella también decía gracias y buen día, así tenía que llevarla a varios lugares al día, siempre con el gracias. También recuerda la manera en cómo guiaba el camino en caso de que él no conocía dicha ruta, ella le decía siempre: “a la izquierda por favor, la derecha por favor siga de frente hasta nuevo aviso, por favor.”

Ese hombre también recuerda como saluda hasta al personal de limpieza, lo hacía con carisma y empatía, una vez a Elisa se le cayó un café, ella ayudó a la señorita encargada de la limpieza, tomándose toda la culpa, hasta se autodenominó tonta. Ese hombre tiene bonitos recuerdos de la ex pareja de su jefe.

Elisa sonríe al entregar su sobre, siempre alegre nadie sospecharía que tiene el corazón roto. Al dar las gracias por la atención, se dirige a la salida y se encuentra con ese hombre, el guardaespaldas. Elisa saludó por educación, pero se ha sentido la diferencia, el saludo ha sonado robotizado, se ha sentido forzado y él la entiende y captó el sentido.

-Buen día, señorita Terkes ¡Un placer de verla! – y sí que era un placer para él verla nuevamente.

- Que tenga buen día. – la voz sigue sonando de manera robotizada.

- Espero que sea usted la ganadora. – Quiere levantarle el ánimo.

- Gracias. - lo dijo con una sonrisa falsa.

Elisa salió a gran velocidad, volver a ver al guardaespaldas solo le remueve las heridas, aunque que él no tiene la culpa de tener un jefe mujeriego, recuerdos son recuerdos y punto.

De camino al paradero, ella va pensando: “Si Guillermo va a competir teniendo dinero, es un muerto de hambre, a menos que no quiera invertir dinero en su nueva conquista, de ser así, que gane el sorteo, viaje y no vuelva más. Sería tan agradable que sucediera así, pero yo haría fiesta si la burra también se quedase con él, eso sí sería amor eterno”.

El guardaespaldas dejó el sobre y una vez hecho su trabajo deja la oficina de la editoral y se dirige a la empresa.

Es hora de almorzar y Guillermo sale con Patricia dándole el brazo, ella se ve muy enamorada, pero no es más que una víctima más, Guillermo solo demuestra gentileza y detalle para facilitar el trabajo de apareamiento para después de la comida. Su pensamiento es: “Dale detalles, hazle sentir deseada, complácele sus caprichos y ellas abrirán las piernas con mucho gusto.”

Guillermo sabe lo que tiene que hacer, que solo debe tener paciencia para que ella cumpla con su labor a la hora indicada, su guardaespaldas, en cambio, almuerza con el guardia de seguridad de la empresa.

-Es hora de almorzar, ¿me acompañas? – pregunta el guardaespaldas al de seguridad.

- Bueno. Vamos, pero ¿no va a cuidar las espaldas del jefe? – le suena rara la invitación, ahora que lo piensa.

- Necesito hablar contigo. Pero eso quiero que me acompañes a almorzar.

- Ya veo. – piensa en la posibilidad que de el guardaespaldas renuncie.

Ambos hombres se van a almorzar, al restaurante de los obreros por así decirlo, porque los precios son más accesibles que el otro que es exclusivo. Se van a un lugar cerca a la ventana para tener algo que ver durante la conversación. El mesero les entrega el menú y hacen su pedido.

-No tenga miedo de escoger lo más barato, te estoy invitando.

- Gracias, pero tampoco hay que abusar.

Una vez hecho el pedido, el guardaespaldas pone las cartas sobre la mesa.

-Me encontré con la señorita Terkes. – soltó la sopa.

- ¡Oh, la señorita Terkes! – la recuerda con cariño - ¿Cómo está?

- Su voz ya no suena natural, sentí la diferencia cuando nos cruzamos, saludó por educación.

- De todas las mujeres del jefe, ella es la única que ha saludado y ha dado las gracias.

- Va a competir en el sorteo del genio grama.

- ¿Cómo lo sabes? – el agente solo sabe que se han encontrado.

- La vi está mañana en la oficina de la editoral del periódico “El Comercio”. Pese lo que le pasó, sonríe y saluda como si nada. – vuelve a vivir ese momento.

- Pero a ti te saluda por compromiso. – concluye el agente.

- Una mujer común y corriente hubiera hecho como si nada. – piensa el guardaespaldas.

- Yo creo que tú le recuerdas a Guillermo, eres su hombre de confianza, ella puede pensar que eres su alcahuete.

- Si la señorita Terkes supiera que nadie respeta al jefe si no fuera por la necesidad de trabajar.

- ¿Cuántas víctimas más en manos del mujeriego? – el agente se pregunta a voz alta.

- Existe el karma, yo creo en el karma ¿Y tú?

- Todo da vueltas, pero me daría lastima si algún día el jefe termine mendigando cariño.

- Es un idiota, ¿no se da cuenta? – el guardaespaldas intenta sacar una conclusión.

- Hasta que no se estrelle contra la pared, él va a continuar. – concluye el agente.

- No entiendo porque el ser humano tiene que chocar para recién abrir los ojos.

- Esa pregunta sería la del millón.

- ¿Si al chocar contra pared piensa en volver con la señorita Terkes? - pensó en esa posibilidad.

- Lo dudo.

- En mis cinco años de servicio, ella ha durado casi un año, pues lo normal, es cambiar mujer cada dos meses casi.

- Ahora que lo dices, puede que algo puede moverse en su contra, me refiero al jefe. – el agente especifica para evitar malostentedidos - Quizás el jefe sintió algo por ella, pero dado a su adicción por las mujeres, la dejó por la Patricia.

- Ya ha pasado una semana que empezó a salir la secretaria, ¿Cuánto tiempo le quedará?

- No me interesa, con tal que me siga pagando puntualmente mi salario, de su vida privada me importa un rábano. Me da pena las chicas que caen en sus garras.

El mesero llegó con la orden y los hombres empezaron a comer. Ellos no tienen respeto por el jefe, para ellos, él es un idiota que le soportan todo por la necesidad de tener un trabajo.

El corazón de Elisa

Mientras todos almuerzan, Elisa sale del mercado, ella tiene pensado preparar comida oriental, esa es su terapia para calmar el dolor de su corazón.

El mercado está cerca de su casa, por lo que toma el camino más directo para ir caminando, ella intenta mantener su sonrisa cuando saluda, quiere decirle a todo el mundo que ella está bien, pero la mirada no miente, la gente que la conoce sabe que algo  está pasando en ella.

Los ojos son la ventana del alma y todo refleja hasta las enfermedades, es imposible ocultar lo que sucede ¿A quién quiere mentir? Pues a ella misma, tendría que aplicar lo que dice el capitán Jack Sparrow dijo: “Repítelo hasta que te lo creas”. Al parecer eso es lo que ella tendrá que hacer, repetir que ella está bien hasta creerselo.

Ya en casa, ella siente que sus manos necesitan descansar, están enrojecidas por el peso de las bolsas, por un momento pensó que tener a alguien sería bueno para ser ayudada, pero su memoria le muestra la imagen de Guillermo y ella empieza a sentir dolor nuevamente.

Elisa sacude su cabeza, debe eliminar la imagen de Guillermo y empezar a trabajar en la superación. Rápidamente se pone a lavar las verduras, ella pone manos a la obra y para levantar un poco el ánimo pone música, a ella le gusta el rock, pop y metal. Su terapia es bailar mientras cocina, su ánimo se va levantando, sin importar el idioma, con tal de ser los géneros con los que ella se identifica, Elisa acepta la música.

Pero su música se interrumpe con una llamada telefónica, era Gary.

- ¡Aló, Gary! – responde de mala gana, su canción favorita fue interrumpida.

- Hola, Elisa ¿Interrumpo? – Gary no quiere ser inoportuno.

- Sí y bastante. – sigue haciendo sentir su malestar.

- ¿Cómo estás? – le preocupa su estado de ánimo.

- Superando al idiota, estoy cocinando.

- ¿Qué estás cocinando? – le entra la curiosidad.

- Comida oriental. – le responde con un suspiro.

- ¡Que rico! Prepara para mí también. Voy a llevar torta y un vino que lo acompaña, hay que festejar.

- ¿Hablas en serio? – ella está atónita.

- Si, es más si usas palillos no hay problema, sé usarlos también.

- No sabía eso de ti. – hace una breve pausa – ¿Sabes? Lo que compré no creo que alcance para dos.

-Te conozco bacalao, cocina como para ti, pero llenas dos platos. Con la torta y el vino lo rematamos. –  resolvió el problema de esta manera.

- Como dicen: dónde come uno, comen dos.

- Exacto. Por cierto, dime ¿Qué torta traigo? Selva negra, moca, tres leches, oreo, no sé tú dime. – le ofrece una gama a escoger.

- Yo no soy quisquillosa, tu trae no más. Pero si piensas comprar un vino para acompañar un dulce, un Oporto tendría que ser, va perfecto con las tortas de chocolate. – con su propuesta ella redujo el abanico de opciones

- Genial, de vino te traigo un Oporto y de torta una marquesa.

- Oh, marquesa. Si hay de pudin sería genial, si no hay no importa ¡Cuánto tiempo sin probar marquesa! – a Elisa se le hace agua la boca, sería placentero volver a comer marquesa.

- Será una marquesa con pudín de chocolate, no se discute más.

- Espera, no cuelgues – Elisa habla de inmediato – Gary, no seas así, si no hay con pudín no importa.

- No, no, no. Mi amiga ya habló de marquesa con pudin como primera opción, y eso es lo que tendrá. No tardo.

Gary buscó su billetera y salió de su casa, fue de inmediato a buscar esa torta que le prometió a su amiga. pero sobre todo el vino. Él ama el vino y con mayor razón si hoy hay un motivo de festejar, su amiga está superando a Guillermo, lo llamó idiota y ese motivo es más que suficiente.

Elisa y Gary se conocieron en la universidad, en una feria de exposición por el aniversario de la universidad y se hicieron amigos desde ese entonces. Gary conoce el talón de Aquiles de Elisa, el dulce y acertó muy bien con ofrecer una marquesa.

Gary colgó la llamada, ha llamado a varias pasteleras y nadie que le daba razones sobre la torta marquesa con pudin de chocolate, sí o sí tenía que conseguir esa torta era una promesa y no tenía por qué fallar y el Oporto menos, el vino era el Santo Grial de la fiesta. Elisa sigue preparando la comida como lo tenía planificado, solo que tendría que dividirlo, esta vez en dos raciones.

Después de dos horas Gary llega a la casa de Elisa con el Oporto y la torta que le había prometido. Toca la puerta y Elisa prácticamente lo atiende de inmediato. Se podría decir que ella lo estaba esperando.

- ¡A los años, amiga! – le sonríe - ¡Que gusto de verte!

- ¡Gary! Por favor, pasa. – ella abre toda la puerta.

Gary le extiende la caja de la torta antes de dar un paso hacia adelante.

-Encontré la torta tal y como la pediste.

- ¡Oh, Gary! No era una obligación, la idea de compartir una torta era más que suficiente.

- La primera opción fue marquesa con pudín de chocolate.

- Pero si no había, una simple torta bastaba.

-Te la mereces, por eso busqué la torta como querías.

Elisa sonríe y guarda la torta en la refrigeradora, Gary se lava las manos en la cocina, se las seca con el secador y se pone a la mesa, tiene mucha hambre. Elisa ya lo conoce, y lo sirve de inmediato, y él sin demora empieza a tomar una foto de su plato y lo sube a las redes sociales. Luego hace foto con ella y también la sube a las redes sociales.

En estos momentos, Guillermo tiene un momento libre, ya acabó su cita, se terminó el encuentro y se relaja entrando en las redes sociales, y se sorprendió al ver la foto de Gary al lado de Elisa, ver a ella como sonríe, se podría pensar que es feliz, pero en su mirada hay tristeza y lo nota. Guillermo no deja de mirar la foto, quisiera escribir un comentario, se le vienen muchas frases en mente, pero al final no escribe nada.

El almuerzo de los dos amigos fue ameno, y más aún cuando Elisa sirvió la porción de marquesa, Gary recibe una buena ración, ella se sirve doble ración y pide a Gary que abra la botella de vino.

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