Capitulo 1: el viaje
Sora miró por la ventanilla del auto, viendo cómo la ciudad se desvanecia en la distancia.
Su madre, Eri, conducía con cuidado y habilidad, su rostro sereno y concentrado.
Sora se recostó en su asiento, cerrando los ojos y dejando que sus pensamientos se desbordaran. Recordaba el día en que los médicos le dijeron que tenía cáncer de pulmón avanzado, y que tan solo le quedaba dos años de vida.
Tenía 17 años cuando recibió el diagnóstico. Su mundo se derrumbó en ese momento. Recordaba la sensación de impotencia y miedo que lo invadió.
Pero su madre siempre estuvo allí para él, apoyándolo y animándolo. La Recordaba sonriendo y diciendo:" todo saldrá bien, Sora. Estoy aquí para ti".
Sora abrió los ojos y miró a su madre, que sonreía mientras conducía. Se sintió agradecido por tenerla en su vida, pero no podía desircelo, por lo que de su boca salio,"no hacía falta que hagas esto mamá".
Eri se detuvo en un semáforo y se volvió hacia Sora, en su rostro lleno de amor y ocultando su tristeza le dijo.
"No digas eso Sora, soy tu madre, no me importa si devo cruzar el mundo o si devo dejar de trabajar para estar contigo, lo aria. Quiero que experimentes la vida, que rías qué llores y que te enamores algún día".
Sora no pudo evitar decir que nada de eso le serviría si tan solo le quedaba un año. El semáforo se puso en verde, y Eri siguió conduciendo. Sora se recostó de nuevo en su asiento, sintiendo la brisa en su rostro y el sol en su piel.
Sora era lo que muchos conocemos como un genio, desde muy pequeño solía pintar lo que lo rodeaba, en segundo de secundaria alta, ya había creado hermosas obras de arte, y creía tener la vida planeada en el futuro como Artista.
Al terminar secundaria, recibe una beca para asistir a una prestigiosa universidad de arte, creando otras obras más, pero por desgracia aparece ante el un problema que le impide continuar.
Un día en el salón de arte, comienza a notar que sus manos ya no le respondían, su vista se nublaba y tan pronto como noto los síntomas cae rápidamente al suelo.
Rápidamente se llama a una ambulancia, todos estaban asustados por que se desmallo de la nada.
Al abrir sus ojos se encontraba en el hospital, su madre,Eri ,estaba a su lado sosteniendo su mano, en su rostro había preocupación y se veía confundida
Mientras que Sora dormía, ya le habían echo estudios, horas después el médico a cargo le informa a Eri y a el. Que Sora sufría de cáncer de pulmón avanzado, y solo contaba con 2 años de vida.
Sora vuelve a la universidad luego de un mes, pero estaba asustado,mal mentalmente, y no podía concentrarse, no lograba pintar como antes y ya no veía el sentido a continuar.
Los directivos intentaron hablar con el pero no consiguieron nada, acuden a Eri y le piden que lo lleve a algún lugar donde el pueda recuperarse y que si todo salia bien podría volver al cabo de un año.
Fue entonces cuando a Eri se le ocurrió llevarlo a casa de su abuela yuka, quien vivía en un pueblo a las afueras de la ciudad y alejado de todo
Un viaje que aria recuperar no solo la esperanza en Sora si no también, su interés en el Arte.
Actualidad.
Sora se sintió un poco más animado al enterarce del viaje, la abuela Yuka era una persona muy especial para él, y siempre se sentía bien cuando estaba cerca de ella.
La carretera se extendía ante ellos, serpenteando a través de la colinas y los valles. Sora se sintió un poco más relajado, disfrutando del paisaje y del Aire fresco que entraba por la ventanilla. La brisa llevaba el aroma a hierbas y flores, lo que hizo que se sintiera más tranquilo.
La voz de su madre lo sacó de sus pensamientos de nuevo. "Sora, estamos llegando", dijo, sonriendo.
Sora miro hacia adelante y vio que estaban llegando a un pequeño pueblo rodeado de colinas y valles. La iglesia del pueblo se alzaba en el centro, con su campanario blanco y su techo de tejas verdes. Y de tras un hermoso lago qué animaba aun más el hermoso paisaje del pueblo.
Sora se bajó del auto y miró a su alrededor. El pueblo era pequeño y tranquilo, con casas de madera y jardines llenos de flores. La abuela de Sora, Yuka, salió de la casa y se acercó a ellos, sonriendo.
"Hola, Sora", dijo Yuka, abrazándolo. "Me alegra que hayas venido."
Sora sonrió débilmente y se desprendió del abrazo de Yuka. Se sentía incómodo en el pueblo, rodeado de una tranquilidad tan absudamente vacía, tanto que lo asustaba
Yuka los llevó a la casa y les mostró sus habitaciones. Sora se sintió aliviado de tener un lugar para él solo, donde podía estar sin ser molestado.
Al rato la mamá lo llama para que la allude a bajar y desempacar las cajas del auto.
Al salir afuera y hacercarce a al auto, escucha un "Hola señora yuka" era una chica de su edad, al verla el se quedó paralizado por tal belleza.
_esto le manda mi padre.
_gracias niña, espera ya te pago
Una vez le paga, Eri le pregunta a yuka quien era ella, y le responde que ella es la hija del dueño de un minisuper que siempre le trae las compras qué ella pide.
_pobrecita niña
_mamaaá¿ donde dejo estas caja?
Al caer la noche Sora miraba por la ventana que daba hacia el pueblo, la inquietud que sentía al ver lo bacio que era el lugar, las luches que se veían a lo lejos y que en el campo, el cielo podía verse estrellado por completo.
Desde el fondo se escucha el llamado de Eri.
_Sora a comer, baja
Antes de bajar, su mirada se dirije al cielo con un profundo suspiro qué deja salir.
Luego de comer, la abuela yuka, le dice que espera y pueda relajarse en este pueblo, recuerda todo lo que hecia cuando el y Eri solían visitarla en la vacaciones, que cuando era chico solía ser alguien problemático y siempre iba a las montañas en busca de aventuras y terminaba llegando todo embarrado a casa.
Risas de melancolía y felicidad se notaban en el ambiente, mientras Sora seguía perdido en su cabeza al no saber que le deparaba el mañana.
Al despertar en la mañana siguiente, Sora no hizo más que quedarce a costado dando vueltas en la cama, y mirando la brillante luz del sol que entraba por la ventana, a la cual le ponía mala cara.
_escucha este, sos un buen pintor ,pero si no has traído ni una sola obra
Mientras que su profesor de universidad le explicaba la situación, el no podía dejar de pensar por que a él , por que le sucedió esto.
_Lo más probable es que al cabo de un año ya no puedas seguir asistiendo.
_lo siento muchacho.
_aaah, Un enorme suspiro sale de su boca, como si ubiera escalado la montaña más alta, de repente siente que alguien levanta sus sábanas, era su madre, quien le dice que se levante, que no iba a dejar que el se deprima mientras estén aquí, que debería aprovechar y salir.
Sora se cambia, ordena su cuarto , y saca las cosas de las cajas faltantes, prepara un bastidor nuevo, agarra un pincel algo de pintura pero al final no consigue nada,la frustración lo consumía cada vez más.
Al bajar las escaleras, recibe los buenos días de su abuela, su mamá estaba en el jardín lavando unos tomates, y yuka preparaba la comida, pero Sora decio salir por un rato y se lleva una mochila, en ella puso un cuaderno de dibujos y algunas herramientas más, y antes de salir su abuela le pide que pase por el minisuper y le traiga unos huevos.
Mientras caminaba por el pueblo, noto que nada había cambiado un lugar tranquilo y hermoso, rodeado de montañas y colinas verdes un cielo celeste y tan amplio que parecía caer y chocar a lo lejos con los campos, y un gran lago en medio, las casas eran viejas y muy pocas nuevas, es un pueblo tradicional por lo que era extraño ver gente nueva.
Caminos musgosos, paradas de bicicletas, y ni un solo auto se veía por las rutas, la gente solo caminaba y era tranquila, a lo lejos se podía observar en una colina una escuela, a un que nadie asistía ya que estaban de bacaciones, y un solo hospital ya que se trataba de un lugar con no menos de 1000 habitantes.
En el camino Sora recuerda que una de las colinas tenía una escalera que lo llevaba hasta la cima y decide adentrarse en ella
Mientras subía, decide salir del camino para ir al lugar que de niño encontró.
El lugar era tranquilo un verde brillante lo rodeaba la luz del sol se metía entre las copas de los árboles, y pájaros dejaban escuchar su canciones, esto hizo que Sora se olvide de su problema por un momento, y una sonrisa se dejó ver en su rostro
Al llegar a la cima pudo ver un mundo para el olvidado, el viento soplaba un aire cálido, se sentía vivo de nuevo, pero recordó que debía comprar los huevos así que dio la vuelta y bajo la colina , pero a la mitad, se encontró con una chica que estaba acostada de bajo de uno de los árboles, parecía estar tranquila, la reconoció enseguida, era la misma chica que le había llevado las compras a su abuela.
Se quedo ipnotizado al verla, llevaba un vestido blanco qué resaltaba en el pasto verde ,el viento soplaba haciendo que las hojas de los árboles dejaran pasar la luz del sol y cayera justo en su piel blanca como la nieve, su pelo color chocolate era lo que más le atraía, Sora no supo hablar en ese momento.
Luego la chica lo ve, sus ojos grandes de color miel, golpearon fuerte en Sora, quien miró hacia delante y siguió su camino deslumbrado por su encuentro con alguien de semejante belleza para el, y su imagen quedó grabada en sus ojos en su mente
Y por que no, siendo la primera vez que sentía esto, también en su corazón.
Sora siguió su camino ,compro los huevos y se dirigió de regreso a casa de su abuela.
Mientras caminaba, no podía dejar de pensar en la chica que había visto en la colina.
La imagen de sus ojos color miel, su pelo de color marrón chocolate se había grabado en su mente, y no podía sacarla de él
Al llegar a la casa, su abuela lo recibió con una sonrisa cálida. "Hola, Sora. ¿Cómo estuvo tu caminata?", mientras se acercaba a él con una taza de té caliente.
Sora caza la taza." Estuvo bien, nada a cambiado abuela, ah y aquí están los huevos que me pediste", respondió. Mientras sacaba la bolsa de huevos de la mochila.
Su abuela se sentó a su lado. "¿ no piensas seguir dibujando? ¿Te molesta algo?, preguntó, mientras se inclinaba hacia adelante tomando su mano.
Sora se encogió de hombros. "No lo sé." Respondió, mientras se ruborizaba ligeramente.
Su abuela sonríe. " bueno, tal vez te parezca un pueblo aburrido", dijo. "Este pueblo es pequeño, pero encontrarás que hay cosas más interesantes, si caminas en el".
Sora asintió con la cabeza, pero no dijo nada más. Se sentía un poco incomodo hablando sobre lo que sentía con su abuela.
Pasaron el resto del día en silencio. Sora pintando en su habitación o al menos tratando de hacerlo, su abuela cocinando en la cocina. El olor a comida cacera llenaba el aire, y Sora se sintió cómodo y relajado.
Al día siguiente, Sora decidió salir a explorar al pueblo de nuevo. Caminando por las calles empedradas, mirando las tiendas y los restaurantes rústicos. La gente del pueblo lo saludaba muy atentamente, y Sora sintió como si fuera parte de la comunidad.
De repente, escucha un ruido detrás de él. Se volvió y vio a un grupo de niños jugando en la calle, uno de ellos lo miró y sonrió.
"Hola" , dijo el niño. "¿Eres nuevo aquí?"
Sora asintió con la cabeza. "Si, soy Sora", Respondió.
El niño se acercó a él. "Me llamo taro", dijo.
"¿Quieres jugar con nosotros?"
Sora se sintió un poco incomodo, pero Taro parecía un niño amable. "Claro", dijo. "¿A que juegan?"
Taro sonríe. "Vamos a jugar al fútbol", dijo.
"¿Sabes jugar?"
Sora asintió con la cabeza. " si, se jugar", Respondió.
Jugo al fútbol con los niños como si fuese uno más del montón, riendo y divirtiéndose. El sol brillaba el cielo, y el aire estaba lleno de risas y gritos de alegría.
Y en una esquina, escondida, nadie noto que los observa con una una sonrisa dulce la chica del minisuper.
Sora regreso a su casa casa, exhausto pero contento después de jugar un rato con los niños. Se sentó en su escritorio saco su cuaderno, y comenzó a dibujar, tratando de capturar la imagen del pueblo el paisaje, y lo que vioy vivió ese día. El lápiz se movía suavemente sobre el papel.
Mientras dibujaba, Sora se dio cuenta de que no podía continuar, se sentía frustrado como si intentará atrapar un sueño que se le escapaba. Y de la nada biene a su cabeza laimagen de la chica que vio en la colina.
Sora se detuvo y miró su dibujo con descontento, como si toda la inspiración que tenia, se la ubieran arrancado de la nada.
Se levantó y se acercó a la ventana, mirando hacia afuera. El sol comenzaba a ponerse, y el cielo se estaba tiñendo de colores cálidos. La luz dorada se reflejaba en las casas del pueblo, y Sora sintió como si viera uno de sus cuadros vivos, pero no podía pintarlo.
Sora se sintió un poco melancólico, se le vino a la cabeza la imagen de aquella chica otra vez, había algo en ella que el no podía dejar de pensar,¿ será su piel? ¿Su pelo? ¿O acaso serán sus ojos?
Se sentó de nuevo en su escritorio y comenzó a dibujar de nuevo, tratando de capturar la imagen de la chica. Fue cuando se dio cuenta, de que había encontrado el paisaje que tanto buscaba.
Mientras dibujaba, Sora se sintió un poco más relajado, motivado. La frustración que había sentido comenzó aa disiparse, y se sintió conectado nuevamente a su arte.
Pero justo cuando estaba empezando a sentirse satisfecho con su dibujo, escuchó un golpe en la puerta, su abuela lo llama diciendo que tenia visitas, se trataba de Taro, el niño que había jugado fútbol con el antes.
" Hola, Sora", dijo Taro, sonriendo. "¿Quieres venir a cenar conmigo y mi familia?"
Sora se sintió sorprendido, su abuela contesta por el diciendo que Sora se sentía agradecido y que haceptaba la invitación.
"Claro", dijo." Me encantaría".
Taro sonrió y se dio la vuelta, esperando a que Sora lo siguiera. Sora cerró la puerta y siguió a Taro, quien vivía colina abajo, y resulta que eran vecinos, y por eso Taro lo invita ya que lo vio entrar en la casa de doña yuka.
Sora siguió a Taro hasta la casa de su familia, era una construcción de madera con un jardín bien cuidado y espacioso. La puerta se abrio con un crujido suave, y Sora entró en la casa detrás de Taro.
La madre de Taro los recibió con una sonrisa cálida y los invito a sentarse en la mesa
Sora se sentía un poco de nervioso, pero Taro lo tranquiliza con unos video juegos. La mesa estaba puesta con un mantel blanco y platos de cerámica.
Mientras se sentaba en la mesa, un chico de unos 19 años entró en la habitación, tenía el cabello crespo y rojizo, era el hermano mayor de Taro.
"Hola, soy kaito", dijo el chico, extendiendo la mano. " soy el hermano mayor de Taro".
Sora se levantó y estrecho la mano de kaito. " Hola, soy sora", dijo. "Encantado de conocerte".
Kaito sonrió y se sentó a la mesa." Encantado de conocerte también, sora" dijo.
La madre de Taro trajo la comida, y Sora se sintió agradecido por la oportunidad de probar la comida del pueblo.
Mientras comían, Kaito y Sora comenzaron a hablar. Kaito era un chico amable y divertido, un tanto distraído y simplón, no tardaron en volverse amigos. La conversación con su familia fluyó con facilidad, y Sora se sintió como si estuviera en casa.
Recordando a su madre en la mesa y su sonrisa mientras comía junto a ella.
Después de la cena. Kaito y Sora se sentaron en el jardín. Disfrutando del aire fresco de la noche. La luna estaba llena, y el cielo estaba lleno de estrellas.
Y kaito se disculpo con el, ya que Taro se había quedado dormido.
" que te trajo al pueblo?", pregunto Kaito, mientras se sentaba en un banco de madera.
Sora se encogió de hombros. "No lo se", dijo. "Acabo de llegar apenas".
Kaito sonrió. "Bueno, espero que te guste", dijo. "Es un lugar muy tranquilo".
Sora asintió con la cabeza. "Sí, lo es", dijo. "Me gusta la tranquilidad".
Kaito se rió. "Sí, es un lugar muy relajante", dijo. "Aunque a veces puede ser un poco aburrido".
Sora se sintió un poco sorprendido. "¿Aburrido?", preguntó.
Kaito asintió con la cabeza. "Sí, no hay mucho que hacer aquí", dijo. "Pero es un lugar muy seguro".
Sora No estaba seguro. Pero mientras hablaba con Kaito, se sintió como si estuviera empezando a conocer el pueblo de una manera diferente. La conversación se detuvo un momento, y Sora se sintió como si estuviera escuchando el silencio.
De repente, Kaito se levantó y se acercó a la cerca del jardín. "Mira", dijo, señalando hacia la calle. "Ahí viene Mai".
Sora se levantó y se acercó a la cerca. Miró hacia la calle, y su corazón se detuvo. Ahí estaba la chica que había visto en la colina. La chica que había estado dibujando. La chica que lo había dejado sin aliento.
Sora se sintió como si hubiera sido golpeado por un rayo. Mai los ve en el jardín, saluda y sonríe tímidamente, pero sin decir nada. Sora se sintió un poco decepcionado, esperaba que ella dijera algo, pero en su lugar, ella simplemente siguió su camino.
Kaito se rió. "Ella es algo tímida", dijo. " Pero es una chica amable".
Sora asintió con la cabeza, todavía mirando hacia la calle donde mai había desaparecido.
"¿Quieres ir a dar un paseo?", pregunto kaito, rompiendo el silencio.
Sora asintió con la cabeza. Y los dos se levantaron para ir a dar un paseo en el pueblo a la mitad de la noche.
Después de un rato de caminar, kaito y Sora se detuvieron en un pequeño parque. Sora se sentó en un banco, y kaito se sentó a su lado.
"¿Estas bien?", preguntó kaito, " haz estado callado la mitad del camino". "Sí, estoy bien", dijo. "Solo pensaba un poco".
Kaito sonrió. " ¿ en que estabas pensando?", preguntó.
Sora mira al cielo. "No lo sé ", dice. De repente, Sora se levantó y comenzó a caminar hacia la calle. "¿Donde vas?", preguntó kaito.
"Me voy a dormir, ya es algo tarde", dice Sora. "Esta bien", responde kaito, "Que te parece si en uno de estos días hacemos algo divertido".
"¿Divertido?", preguntó Sora, "Sí claro, te doy mi celular y vos me das el tuyo así podremos hablarnos".
Así Kaito y Sora buelven a sus casas. Kaito entra en la suya y acobija a su hermano Taro quien dormía plácidamente, luego Sora sigue el camino hacia lo de su abuela
Al llegar sube las escaleras, ve en la habitación de la madre quien dormía con una lata de cerveza en la mano y el célular en la otra.
Se hacerca a ella le saca la lata y apaga su celular, luego la tapa con unas sábanas y le da las buenas noches.
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