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Después De La Guerra (Bakudeku)

Una nueva vida juntos

La guerra había terminado, y la paz había sido restaurada en el mundo. Katsuki Bakugo y Izuku Midoriya, dos de los héroes más destacados de la guerra, habían decidido dejar atrás su pasado y comenzar una nueva vida juntos.

Se habían mudado a una casa acogedora en las afueras de la ciudad, cerca de la Universidad de Héroes, donde Izuku había comenzado a trabajar como profesor. Aunque había perdido su Don después de la guerra, Izuku había encontrado una nueva pasión en enseñar y guiar a las nuevas generaciones de héroes.

Katsuki, por otro lado, seguía siendo un héroe activo, aunque había reducido su participación en misiones peligrosas para pasar más tiempo con Izuku.

Una mañana soleada, Katsuki se despertó temprano y se levantó de la cama para preparar el desayuno. Izuku se despertó poco después, sonriendo al ver a Katsuki en la cocina.

"Buenos días", dijo Izuku, acercándose a Katsuki y dándole un beso en la mejilla.

"Buenos días", respondió Katsuki, sonriendo. "Hoy es un día especial."

"¿Qué pasa?" preguntó Izuku, curioso.

"Es nuestro aniversario de tres años juntos", dijo Katsuki, sonriendo. "tres años ya."

Izuku sonrió y se acercó más a Katsuki.

"Me habia olvidado, como pasa el tiempo", dijo Izuku, mirándolo a los ojos. "Me encanta despertarme cada mañana contigo."

Katsuki sonrió y lo abrazó, un abrazo tan cálido y cariñoso que para izuku era una cunita en el corazón.

"Yo también", dijo Katsuki. "Te amo, Deku."

"Te amo, Kacchan", respondió Izuku.

Después de desayunar, Izuku se preparó para ir a la Universidad de Héroes, donde impartía clases de Tácticas y Estrategias para los estudiantes de primer año. Katsuki lo acompañó hasta la puerta, dándole un beso en la mejilla antes de despedirse.

"Buena suerte en tus clases", dijo Katsuki, sonriendo.

"Gracias", respondió Izuku, sonriendo. "Te veré esta noche."

En la universidad, Izuku se encontró con sus estudiantes, que estaban ansiosos por aprender de él. A medida que impartía la clase, Izuku se dio cuenta de lo mucho que disfrutaba enseñando y compartiendo sus experiencias con los demás.

Después de la clase, Izuku se dirigió a su oficina para preparar sus notas para la próxima clase. Mientras trabajaba, recibió una visita inesperada de una pequeña amiga, Eri.

"Hola, Deku", dijo Eri, sonriendo. "¿Cómo va todo?"

"Va bien", respondió Izuku, sonriendo. "Solo preparando mis notas para la próxima clase, quieres hablar?."

Eri se sentó en una silla frente al escritorio de Izuku y comenzó a charlar con él sobre cómo le había ido en su clase (ella va en el 1B) lo mucho que le encantaba aprender cosas nuevas, más si se trataba de cosas que le ayudarían para convertirse en una héroe. A medida que hablaban, Izuku se dio cuenta lo mucho que eri le fascinaba las cosas de héroes y lo muy inteligente que era a su edad.

Después de una larga jornada en la universidad, Izuku se dirigió a casa, ansioso por ver a Katsuki. Al llegar, se encontró con que Katsuki había preparado una cena especial para él. Katsuki estaba pasando más tiempo en casa ya que

"¡Hola!" dijo Katsuki, sonriendo, mientras Izuku entraba en la casa. "Te he preparado Katsudon, tu plato favorito."

Izuku sonrió y se acercó a Katsuki, dándole un beso en la mejilla.

"Gracias", dijo Izuku, oliendo la deliciosa comida. "Huele increíble."

Katsuki se rió y lo guió hasta la mesa, donde había preparado una cena romántica con velas y flores.

"Quería hacer algo especial para ti", dijo Katsuki, sonriendo. "Porque eres especial para mí."

Izuku se conmovió con el gesto de Katsuki y se sentó a la mesa, tomándole la mano.

"Me encanta cuando haces cosas como esta", dijo Izuku, sonriendo. "Es muy lindo"

Katsuki sonrió y le apretó la mano.

"No exageres nerd, no es como si hubiera tardado 2 horas", dijo Katsuki, mirándolo a los ojos.

Izuku se sintió conmovido por las palabras de Katsuki y se inclinó hacia él, dándole un beso apasionado. Después de todo, Katsuki al no tener horas extras y estar saliendo temprano de su trabajo puede hacer algunas cosas para la casa y para izuku.

Un regreso doloroso

Después de la cena, Katsuki y Izuku se sentaron en el sofá, disfrutando de un momento de tranquilidad juntos. La habitación estaba iluminada solo por la luz de la luna, que se filtraba a través de las ventanas.

Katsuki se acercó a Izuku y lo abrazó, apoyando su cabeza en su hombro. Izuku sonrió y lo abrazó también, sintiendo la calidez de su cuerpo.

"Me encanta estar contigo", dijo Katsuki, su voz baja y suave.

"Yo también", respondió Izuku, sonriendo. "Me siento seguro y feliz cuando estoy contigo."

Katsuki se rió y le dio un beso en la mejilla.

"Eres tan dulce nerd", dijo Katsuki, sonriendo.

Izuku se sonrojó y se acercó más a Katsuki, hasta que sus labios se encontraron en un beso apasionado. La habitación se llenó de una energía intensa, mientras ellos se perdían en su propio mundo de amor y pasión. A Katsuki siempre le encantaron los besos de Izuku, y de hecho es uno de sus momentos más lindos de su día a día.

Después de su apasionado beso, Katsuki y Izuku se separaron, jadeando suavemente. Se miraron a los ojos, y por un momento, se sintieron completamente vulnerables el uno con el otro.

Pasaron varios días y todo marchaba bien, como de costumbre o al menos eso pensaba Izuku que estaba sentado en la sala de espera del hospital, su corazón latiendo con ansiedad. Había recibido una llamada de la oficina de héroes hace unas horas, informándole que Katsuki había sido gravemente herido en una misión y había sido llevado al hospital.

Izuku se levantó de su asiento y comenzó a caminar de un lado a otro, intentando calmar sus nervios. Estaba desesperado, sabía que Katsuki estaba mal y eso lo ponía en un momento desastroso ¿Por qué siempre tiene que salir herido? El solo rezaba para que no fuera nada grave. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, un médico salió de la habitación de Katsuki y se acercó a él.

"¿Es usted la pareja de Katsuki Bakugo?" preguntó el médico.

Izuku asintió, su corazón latiendo con ansiedad.

"¿Cómo está?" preguntó Izuku.

El médico suspiró antes de responder:

"Katsuki ha sufrido heridas graves, incluyendo una fractura en la pierna y varios cortes profundos. Estará en el hospital durante algunos días."

Izuku se sintió aliviado de que Katsuki estuviera vivo, pero también se sintió preocupado por la gravedad de sus heridas.

"¿Puedo verlo?" preguntó Izuku.

El médico asintió y lo guió hasta la habitación de Katsuki.

Al entrar en la habitación, Izuku se sintió impactado por el estado de Katsuki. Estaba conectado a varios tubos y máquinas, y su cuerpo estaba cubierto de vendajes y cicatrices.

"Kacchan...", susurró Izuku, sintiendo su corazón partirse de dolor.

Katsuki abrió los ojos y miró a Izuku, una débil sonrisa en su rostro.

"Deku...", susurró Katsuki, su voz débil.

Izuku se acercó a él y lo tomó de la mano, sintiendo su corazón latir con amor y preocupación.

"Estoy aquí, Kacchan", dijo Izuku. "No te preocupes, estoy aquí para cuidarte."

Katsuki sonrió débilmente y cerró los ojos, permitiendo que Izuku lo cuidara.

Izuku se sentía muy mal, todo esto le había venido de desprevenido y no sabía como manejarlo.

"¿Por qué no tuviste más cuidado?" dijo izuku con una voz temblorosa.

"lo siento", katsuki pidió disculpas al pecoso.

"Eres un idiota, acaso quieres dejarme solo? Y si te hubiera pasado algo grave? que hubiera hecho yo?", regañando a katsuki.

"no me paso nada cálmate, recuerda que nunca me iré lejos de ti" dijo katsuki sintiéndose regañado por izuku.

Izuku se quedó al lado de Katsuki durante todo el día, cuidándolo y hablando con él en voz baja para mantenerlo calmado aunque aun se sentia molesto con el rubio por haberlo asustado de esa manera. Sin embargo, a medida que pasaban las horas, Katsuki comenzó a empeorar.

Su fiebre aumentó, y su respiración se volvió más agitada. Los médicos y enfermeras entraban y salían de la habitación, intentando controlar la situación.

Izuku se sintió cada vez más desesperado, viendo a Katsuki sufrir. Se aferró a su mano, intentando transmitirle su amor y su cariño.

Katsuki abrió los ojos, y por un momento, miró a Izuku con una mirada clara y consciente.

"Deku...", susurró Katsuki, su voz débil. "Te amo..."

Izuku se sintió conmovido por las palabras de Katsuki, y se inclinó hacia él, besándolo suavemente en la frente.

"Yo también te amo, Kacchan", dijo Izuku, su voz llena de emoción.

El cuerpo de el rubio se relajó, y su respiración se volvió más lenta.

Izuku se sintió aterrorizado, pensando que podría perder a Katsuki. Se aferró a su mano, rogando por su recuperación.

Izuku se quedó al lado de Katsuki durante días, cuidándolo y hablando con él en voz baja, esperando que se recuperara. Los médicos y enfermeras habían dicho que Katsuki estaba en un estado crítico, pero Izuku no se rindió.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Katsuki comenzó a mostrar signos de recuperación. Su fiebre disminuyó, y su respiración se volvió más estable.

Un día, mientras Izuku estaba sentado al lado de Katsuki, leyendo un libro, Katsuki de repente abrió los ojos. Izuku se sorprendió y se inclinó hacia él, sonriendo.

"Kacchan!", exclamó Izuku, emocionado. "¡Estás despierto!"

Katsuki parpadeó varias veces, intentando enfocar su visión. Luego, miró a Izuku y sonrió débilmente.

"Deku...", susurró Katsuki, su voz débil pero llena de afecto.

Izuku se sintió conmovido por la sonrisa de Katsuki y se inclinó hacia él, besándolo suavemente en la frente.

"Estoy aquí contigo, Kacchan", dijo Izuku, sonriendo. "No te preocupes, estoy aquí para cuidarte."

Katsuki sonrió de nuevo y cerró los ojos, permitiendo que Izuku lo cuidara.

Los días siguientes, Katsuki se recuperó lentamente, pero con la ayuda de Izuku y los médicos, finalmente logró recuperar su salud.

La sombra de la enfermedad

El alivio de Izuku fue efímero. La relativa calma tras la primera visita al hospital se desvaneció rápidamente. Durante la noche, la condición de Katsuki empeoró drásticamente. Su fiebre, inicialmente manejable, se disparó, alcanzando niveles peligrosos. Su respiración se volvió entrecortada y superficial, cada inhalación un esfuerzo visible. El color de su piel palideció, adquiriendo un tono casi grisáceo.

Ya había tenido muchos ataques.

Los médicos, con rostros serios y preocupados, entraban y salían de la habitación con una frecuencia alarmante. El zumbido constante de los monitores cardíacos y la respiración artificial se convirtieron en una banda sonora inquietante para la angustia de Izuku. El joven se aferraba a la mano de Katsuki, sus dedos entumecidos por el frío de la piel del rubio. Sentía el latido débil y errático del corazón de su amado, cada latido una lucha contra la adversidad. Izuku tenía miedo, no sabía que hacer para que su amado mejorara.

Las palabras de aliento de Izuku, susurradas con un amor desesperado, parecían perderse en la tormenta que se cernía sobre Katsuki. El rubio apenas respondía, su conciencia fluctuando entre breves momentos de lucidez y largos períodos de inconsciencia. En esos fugaces instantes de claridad, Katsuki apenas lograba articular un nombre: "Nerd...Sabes que te amo verdad?". Era un susurro, un hilo de voz que se desvanecía en el aire, pero para Izuku era un faro de esperanza en la oscuridad. Sabía que algo malo iba a pasar, lo presentía.

El tiempo se estiró, cada minuto una eternidad. Izuku se negaba a abandonar el lado de Katsuki. Dormía en una silla incómoda junto a la cama, su cuerpo adolorido, su mente agotada, pero su espíritu inquebrantable. La imagen de Katsuki, pálido y vulnerable, se grabó en su memoria, un recordatorio constante del amor que los unía y el miedo que lo consumía.

La desesperación se apoderó de Izuku. Las palabras de los médicos, cuidadosamente elegidas para evitar el pánico, resonaban en su cabeza: "estado crítico", "posibilidades inciertas". La posibilidad de perder a Katsuki, la idea de un futuro sin su explosiva sonrisa y su corazón de oro, lo paralizaba.

Una noche, en medio de la oscuridad y el silencio, Katsuki abrió los ojos. Miró a Izuku, sus ojos, normalmente brillantes y llenos de fuego, ahora apagados y cansados. Una débil sonrisa se dibujó en sus labios.

"Deku..." susurró, su voz apenas audible. "Perdóname..."

Las lágrimas recorrieron el rostro de Izuku. Se inclinó para besar la frente de Katsuki, sus labios rozando la piel fría y seca.

"No te preocupes, Kacchan," dijo Izuku, su voz quebrada por el llanto. "Todo estará bien."

Pero Izuku sabía, en el fondo de su corazón, que "todo bien" era una promesa que no podía cumplir. Él deseaba poder simplemente ir a casa y que Katsuki estuviera bien. La lucha de Katsuki era una batalla contra un enemigo invisible, implacable, y el resultado aún estaba por verse. La sombra de la enfermedad se cernía sobre ellos, amenazando con extinguir la llama de su amor. Izuku no dejaría solo a Katsuki.

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