Era casi medio día cuando unos suaves golpes despertaron a Skylar, primero abrazo su almohada con más fuerza y se cubrió con las suaves y mullidas mantas. Pero los suaves golpes no se detuvieron y el sonido constante terminó por despertarlo de mal humor.
-¿Quién me despierta tan temprano? - preguntó molesto lanzando su almohada.
Una vocecita apenas audible le explica que viene de parte de su madre, entra a la habitación Dora una pequeña criada, se ve mucho menor por su estatura y contextura, pero ronda los 20 años.
-Señorito Skylar, su madre lo lleva esperando casi una hora. Recuerde que iban a salir de compras hoy. - Dora se acerca con una charola que trae lo que usualmente suele comer para el desayuno una tostada ligera y un vaso de jugo natural, Skylar siempre se preocupa por su figura jamás come demasiado.
Rápidamente se pone de pie mientras Dora saca algunas prendas del enorme closet del omega, prepara varias tenidas y las deja sobre la cama, se encarga de preparar todo para que apenas Skylar salga de su ducha express pueda arreglarse lo más pronto posible.
-¡Dora toda esa ropa esta horrible! Tienes tan mal gusto para combinar colores.- resopla frustrado mientras revisa las prendas con cara de disgusto.
La joven observa la escena con los ojos fijos en el suelo, era de esperarse de parte de él. Jamás dice nada cortés cuando lleva prisa aunque haya sido su culpa, llevaba intentando despertarlo más de una hora, pero el joven Skylar tiene un sueño muy pesado.
Después de elegir su ropa, Skylar se sienta frente al tocador mientras Dora comienza a cepillar con mucho cuidado su cabello, es un proceso delicado porque el cuero cabelludo de él es sumamente sensible y resiente el más mínimo tirón del cepillo.
En un ritual que pareció eterno por fin quedó listo, no dejaba de observarse en el espejo para corregir el más mínimo detalle. Observó en el reloj que ya habían pasado casi dos horas, suspiró contento al corroborar que no había tardado casi nada en arreglarse pese a la ineptitud de Dora.
Bajó con un aire de realeza las elegantes escaleras de la mansión Adams, esperaba ver a su madre o al menos al mayordomo esperándolo, sin embargo, no había nadie.
Decepcionado llamó a su madre y no hubo respuesta, se acercó a la biblioteca y escuchó un murmullo, se alisó las arrugas imaginarias en su camisa bien planchada y abrió la puerta sin siquiera tocar.
-Mamá llevo buscándote por todas partes, ¿por qué me despiertas tan temprano si me harás esperar?- Se detuvo bruscamente al darse cuenta de que su madre no se encontraba sola, junto a ella estaba Corine Williams, la mejor amiga de su madre.
-¡Tía Corine! No sabía que vendrías hoy, me habría arreglado mejor para recibirte.- dice con una voz dulce mientras un ligero rubor tiñe sus delicadas mejillas. - ¿Carter también vino? - no puede ocultar como sus ojos se iluminan al pronunciar el nombre.
-Cariño siempre es una delicia poder contemplarte con mis ojos, eres tan hermoso y perfecto que no necesitas más.- La mujer le sonríe tiernamente mientras acaricia su suave cabello. -Carter no pudo venir, tiene que estudiar para los últimos exámenes, mi hijo esta demasiado ocupado estos días, pero sé que apenas tenga tiempo vendrá a verte.- La omega mayor observa solapadamente a su amiga e intercambian miradas ocultando información, por su parte Skylar con el solo hecho de pensar en ver pronto a Carter no pudo estar más ajeno de la escena.
La tarde transcurrió maravillosamente, no había nada que amara más que ir de compras con su madre. Tenía por sentado que había heredado el exquisito gusto y elegancia de su madre omega, quien siempre portaba las joyas más caras y finas, las prendas exclusivas y diseños hechos solo para ella.
Skylar sabía que era la envidia de todos los omegas de su exclusivo instituto, tenía apenas 17 años y le faltaba un año para terminar su educación, en realidad no le importaba seguir estudiando alguna carrera o algo por el estilo, lo encontraba de mal gusto.
Él tenía su vida perfecta planeada, se casaría con el amor de su vida, Carter Williams. Ambos habían crecido prácticamente juntos, habían ido al jardín, a la primaria y sería así para siempre.
Su amor era legendario, todos sabían que ambos eran una pareja forjada por los mismísimos Dioses. No era para menos, el omega más guapo de todo el instituto junto con el alfa más atractivo e inteligente, no podían estar separados.
Y sintiéndose satisfecho con las ideas de sus pensamientos llegaron a casa después de un largo día de compras.
Skylar sonreía mientras contemplaba su manicura, no había nada más perfecto que un omega que estuviera arreglado de pies a cabeza, era primordial tener unas manos y pies atractivos, cabello perfecto, piel perfecta, cuerpo perfecto, solo podía concebir eso de si mismo, perfección.
-Sky, cariño, papá llegará tarde otra vez así que cenaremos solo nosotros dos. Pedi que fuera algo ligero, creo que tus mejillas están algo regordetas, espero que no estés comiendo nada que contenga grasa, no quiero ver tu hermoso rostro con algún grano. - La madre de Skylar no puede evitar hacer un gesto de asco mientras piensa en su pequeño hijo con un grano en el rostro.
-¡Nunca como nada que contenga grasas! - Dice rápidamente mientras corre a verse a un espejo, solo puede respirar tranquilo cuando su imagen en el reflejo le confirma que su rostro sigue igual de impoluto que siempre.
Antes de comenzar la cena, entra al comedor un joven alfa, de apariencia atractiva aunque algo desordenada.
-Darren, querido no te esperaba tan temprano. Pensé que cenarías en casa de Megan. - Un pequeño gesto de disgusto irrumpe en el atractivo rostro de la mujer, haciendo claro el desagrado que le trae pronunciar aquel nombre.
-Mamá no pongas esa cara, Megan es una buena chica, de buena familia y sobre todo lo más importante es que me ama. - Le da un sonoro beso en la frente a su madre y le regala una sonrisa a su pequeño hermano.
-Darren, no tomes tan a la ligera los consejos de mamá, ella siempre busca lo mejor para nosotros. Si considera que Megan no es suficiente para ti, tal vez deberías pensarlo al menos.- La voz de Skylar suena aguda mientras observa a su hermano con un gesto reprobatorio.
- Es innegable que en esta vida me fueron concedidas una madre y una mini madre, Skylar come algo más nutritivo, estas en periodo de crecimiento y comer solo lechuga no te hará bien. - Le revuelve el cabello a su pequeño hermano y trata de cambiar el tema, sabe que es un caso perdido hablar sobre su novia con su madre y hermano.
Skylar hace un mohín molesto, reclama que ha arruinado su cabello. Darren no puede contener su risa y sale corriendo del lugar.
A pesar de todo come diligentemente su ensalada, después de despedirse de su madre subió a su cuarto para empezar su tan anhelada rutina de belleza.
Después de un par de horas y sentirse completamente hermoso y listo para dormir, se recostó en su enorme y mullida cama, repaso su día en la mente y consideró que había sido un buen día a pesar de que su hermano había arruinado su peinado, mañana sería otro día perfecto sobre todo porque vería a Carter en el instituto donde él cursaba el último año, su corazón comenzó a latir más rápido al recordar la promesa que se hicieron.
Cuándo Carter se graduara del instituto se comprometerían de manera formal, sellando así su destino cuando él terminará la universidad. Ya no faltaba casi nada para ése momento, por tal motivo Carter había estado más distante ocupado con sus estudios para los últimos exámenes, Skylar en su interior lo imaginaba planeando una propuesta sumamente romántica, digna de su amor y de él, es decir, perfecta.
Su corazón latía desbocado en su pecho, tomó su celular y revisó los mensajes, esperaba al menos un mensaje de Carter, sin embargo, no había ni uno y ni siquiera había visto el último mensaje que le había escrito la noche anterior deseándole las buenas noches.
Suspiró profundamente, no podía evitar sentirse algo decepcionado, pero su voluntad era más fuerte. Tecleó rápidamente un mensaje lleno de corazones y caritas sonrientes deseándole buenas noches. Esperó algunos minutos viendo la pantalla y no obtuvo ninguna respuesta.
- Debe estar cansado, mi novio es el mejor estudiante del instituto y no puede permitirse ningún tipo de distracción. Debe extrañarme tanto como lo extraño a él, debo ser paciente. - Se atrevió a decir en voz alta, aunque una pequeña duda se clavó en su corazón.
Eran casi las ocho de la mañana y Skylar iba camino al instituto, las clases comenzaban a las ocho y media de la mañana así que iban con buen tiempo, se había arreglado metódicamente como cada mañana y a pesar de que el uniforme del instituto era de un color verde botella con bordes grises haciendo que la mayoría de los estudiantes parecieran meseros de algún restaurante elegante, esa regla no se cumplía con él.
Las líneas y cortes del uniforme calzaban perfectamente con su silueta haciendo resaltar su esbelta figura, su menuda cintura y largas piernas. Solía escuchar como los comentarios en el pasillo decían que era el único en todo el lugar que parecía un modelo con aquel uniforme.
Él se sabía atractivo, sentía como los ojos se posaban sobre él cuando caminaba, en cada gesto que hacía y tras cada paso iba dejando una estela de suspiros alfas, betas e incluso omegas que no podían dejar de admirar su belleza.
Pero todo eso carecía de sentido si la única persona a la cual deseaba impresionar apenas si lo miraba, esa mañana estaba de pésimo humor dado que después de revisar insistentemente su celular se dio cuenta de que no era un problema de conexión o Internet, simplemente Carter no le había respondido el mensaje.
Al bajarse del auto le pidió al chófer que lo fuera a buscar media hora más tarde, su madre era sumamente estricta en cuanto a hora de llegada, pero podría justificar media hora.
Apenas entró al instituto sintió como se levantaba un cuchicheo agobiante, decidió ignorarlo y seguir caminando. No se detuvo hasta encontrarse con Kelly Dosant, una chica omega con quien compartía asientos en la mayoría de las clases y también su única amiga.
Realmente ambos eran como el agua y el aceite, Kelly era cualquier cosa menos una belleza o eso consideraba ella de si misma, una serie de coincidencias y ayuda en los momentos precisos hicieron que ambos congeniaran para formar una amistad.
Kelly era una chica bajita de tez clara y ojos marrones, pero tenía una mata de cabello que la hacía destacar muy a su pesar, era pelirroja y el color la hacía resaltar sobre el resto mortificándola y haciéndola blanco de burla del resto de los omegas y algunos betas, los alfas simplemente pasaban de ella.
Se escondía tras sus gruesas gafas y un libro siempre delante de ella, se destacaba como alumna, pero nada fuera de lo especial. Solían molestarla y decirle que hacia bien al juntarse con Skylar a ver si así se le pegaba un poco de su belleza.
Con esa clase de comentarios hirientes cualquiera habría desistido de aquella amistad, pero había algo más importante aún, era que Kelly realmente apreciaba a Skylar.
Hacia varios años atrás descubrió que bajo la fachada de irritante perfección del omega, había un chico temeroso y con las mismas inseguridades de cualquier mortal. Habría podido mortificarlo de mil formas, podría haber usado aquella información como un tesoro valioso, pero después de pensarlo mucho se dijo a si misma que Skylar no era como lo pintaba el resto, jamás se había burlado de ella, él simplemente caminaba estéreo por el instituto siendo perfecto, como si nada le costara esfuerzo, ser así se le daba natural.
Pero ella había logrado vislumbrar bajo toda esa fachada el trabajo diario y meticulosidad impuesta, Skylar era un genio, muy a su manera, pero sobre todo era una buena persona. Sellaron de aquella manera una amistad poco probable que con el tiempo se fortaleció a tal punto que ambos eran confidentes de sus temores y sueños.
Obviamente, la madre de Skylar desaprobaba aquella amistad, consideraba que la hija de un alfa viudo que era dueño de varias editoriales a lo largo del país no tenía nada que ofrecerle a su pequeño hijo, era una muchacha sin gracia, fea a su parecer, que además solo pensaba en seguir los pasos de su padre alfa es decir, no estaba preparándose para seguir la vida de un omega perfecto como esposa y ama de casa.
Sin embargo, lo que su madre no sabía no le haría daño. Mantenía su amistad muy a pesar de ella, Skylar realmente consideraba a Kelly como su única amiga. El ser popular era muy solitario, solo se acercaban a él buscando la forma de sacar algún beneficio o averiguar algo vergonzoso para ensuciar su reputación.
-Kelly, por fin te encuentro. - suspiró después de ver por fin a su amiga después de un largo fin de semana.
-Sabes que siempre estoy aquí, si no estoy aquí es porque simplemente no vine dah- sonríe señalando el salón de la biblioteca.
- No pierdo la esperanza de algún día encontrarte en algún otro lugar, dah. - ríe Skylar sacándole la lengua.
- Supongo que se vale soñar, ¿Por qué traes esa cara? - pregunta reparando en unas casi imperceptibles ojeras bajo los ojos del omega.
Skylar se muerde los labios, no sabe por donde empezar y cómo empezar sin quedar como un histérico. Lo que más odia en la vida es demostrar realmente como se siente, aunque sabe que Kelly no lo juzgará, hay algo en su corazón que no le permite terminar de abrirse con nadie.
Una imagen vale más que mil palabras, en este caso un par de textos. Desbloquea su celular y se lo pasa a la muchacha y esta revisa frunciendo el entrecejo.
- ¿Y lo has visto hoy? - pregunta sin quitarle los ojos de encima.
- ¡No!, apenas llegué vine por ti. No sé cómo hablar con él, estoy tan... Taaaaaaaan... Taaaaaaaaaaaan... Es que ni siquiera puedo decirlo. - ahoga las palabras en un susurro mientras su rostro muestra la tristeza que siente su corazón.
- ¿Tan enojado?, ¿Tan emputado?, ¿Tan cabreado?, porque todas esas opciones son válidas. Deberías poder decirle que te molesta que ni siquiera te mande un mensaje, o que te lea. ¿Por qué debes guardar todo aquello que te molesta? - pregunta levantando una ceja y observando cada gesto del omega.
- Porque eso no es lo que haría un buen omega, debo entender que él puede estar ocupado, debo ser comprensivo y siempre mostrar mi mejor cara. Un buen omega no molesta a su pareja, sobre todo cuando sabe que esta haciendo algo importante en beneficio de los dos. Yo soy un buen omega, soy su omega..., pero no por eso deja de dolerme. - Los ojos de Skylar que usualmente son de un azul brillante se encuentran opacos, Kelly no puede evitar sentir pesar por su amigo y sabe que diga lo que diga nada hará que cambié de opinión, Skylar no concibe vida sin Carter y aunque este sea un patán la mayoría del tiempo, siempre encuentra la forma de justificarlo.
La chica se pone de pie y le da un fuerte abrazo, por el momento es todo lo que puede hacer y sabe que es lo único que podrá hacer también, tiene conocimiento de que la familia de Skylar no es muy afectiva, excepto Darren que diría es el más normal en esa familia.
- Vamos a la cafetería, se me antoja algo dulce antes de que empiecen las clases, te daré la mitad de la mitad de la mitad de un muffin de arándanos. - No puede evitar sonreír al decir eso, porque sabe que Skylar jamás aceptaría más que eso, le aterra subir aunque sea un gramo.
- Esta bien, creo que también necesito algo dulce. - Su voz suena algo más animada al ir imaginando el sabor dulce en su boca.
Mientras caminan conversando ya de otro tema, ambos van distraídos hasta notar como una pequeña muchedumbre revolotea alrededor de una pareja.
Skylar se detiene a observar y siente como su corazón se aprieta al ver que es Carter junto a Rosaura, quienes están al centro de las personas.
Sin darse cuenta sus pasos lo llevan hacia el grupo de personas y al verlo se abren para que pueda pasar al centro, Carter lo observa con una sonrisa, como si fuera lo más natural del mundo.
- Sky, te estaba buscando. - Su sonrisa solo acentúa su atractivo rostro, pero no alcanza a llegar del todo a sus ojos.
Los cuchicheos no se hacen esperar y Skylar siente como si estuviera en un hormiguero, le devuelve la sonrisa a su novio y observa a la chica a su costado.
Rosaura Collins es una omega atractiva, pero en el fondo él la considera vulgar, si bien es hermosa es de aquellas que él consideraría poco elegante y pretenciosa.
- Skylar! Justo estábamos hablando de ti, que bueno ver que estas bien, parece que te invocamos. - suelta una risita burlona que no alcanza a disimular.
- Supongo que debo estar aquí igual que el resto, no sé porqué te sorprende. ¿Llegué en mal momento? - La pregunta deja rebotando en el aire un sentimiento de incomodidad, Rosaura percibe el sutil desprecio en sus palabras y eso la irrita.
- Para nada, ¿Acaso no puedo hablar con mi buen amigo sin que pienses mal? No sabía que Carter tienen dueño, ni que fuera tu propiedad. - Rosaura se pavonea sujetando el brazo de Carter y este la observa sorprendido, pero no la aparta.
Skylar se encuentra en una encrucijada, dentro suyo siente la necesidad de tomar del pelo a esa atrevida omega y arrastrarla por el suelo, pero de solo pensarlo el rostro de su madre aparece en su mente decepcionada por tales ideas. Respira calmadamente y mientras todos lo observan suelta una risa amable.
- Rosaura, creo que has malentendido algo, me refiero a que estamos todos aquí para estudiar ¿a eso has venido hoy a clases o no?, de otro modo qué más podría traerme hasta este lugar. Es una casualidad que nos hayamos encontrado todos, disfruto de saber que mi novio cultiva amistades, creo que cada uno sabe el lugar al que pertenece. - La sonrisa en el rostro de Skylar parece genuina, luce tan encantador que todos se quedan prendados y miran mal a Rosaura que ahora parece tan fuera de sitio queriendo provocar al dulce Omega.
Skylar hace un pequeño gesto de despedida y comienza a caminar junto a Kelly quien todavía no sale de su abrombro por el autocontrol que tiene su amigo, a los pocos metros una mano detiene a Skylar.
Sabe perfectamente quién es y aunque tuviera los ojos vendados solo escuchando sus pasos podría identificarlo. Su corazón duele, pero el hecho de que lo haya seguido hasta ahí alivia un poco el dolor.
- No deberías haberle hablado así a Rosaura, tiene razón no estábamos haciendo nada malo. ¿Por qué te comportas así? - El corazón de Skylar se apretujo en su pecho, habría sido menos doloroso que le diera una bofetada.
Kelly tomó la mano de su mejor amigo y tiró suavemente de él, al romper el contacto entre Skylar y Carter, este reaccionó cerrándoles el paso.
- Esta actitud tuya de superioridad habla mal de ti, pensé que tenías más confianza en ti mismo, pero puedo ver a través de tus inseguridades. - La voz del alfa sonaba irritada y cada palabra iba cargada de molestia.
- Bajale dos rayitas a tu intensidad, Sky no hizo nada malo. De hecho no dijo nada malo y no hubo ningún mensaje de superioridad, creo que quién se sintió ofendida y esta causando lástima es otra, Skylar es tu novio y todos en este instituto lo saben, por lo mismo están expectantes a como reacciona o qué dice y tú lo sabes, si realmente te importara Skylar JAMÁS lo pondrías en una situación donde pudieran cuestionarlo.- La voz cantarina de Kelly replicó en los oídos de Carter, la fulmino con la mirada.
-No te entrometas en lo que no te importa.- Volteo su vista hacia Skylar que se encontraba paralizado en ese instante no quería un enfrentamiento entre las dos personas que más le importaban y antes de poder decir algo Carter siguió hablando. - Hablaremos durante el receso, estaré esperándote donde siempre, ven solo no quiero lidiar con tu mascota.- Esto último lo dijo con ironía, antes de que siguiera replicando Skylar miró con ojos suplicantes a Kelly para detenerla.
Carter se marchó sin mirar atrás dejando al par de omegas sin poder replicar, Kelly tomó con delicadeza la mano de su amigo y lo guió hacia los baños.
Skylar sabía la rutina, cuando no podía más se encerraba en un cubículo a gritar en silencio, nadie más podía verlo así. Era la única forma de poder sobrevivir el día sin colapsar, odiaba con toda el alma que Carter no le diera su lugar.
Odiaba aun más el no poder enfrentarlo, tener que callar cada vez que él hacia algo que lo lastimaba. La única vez que se permitió abrir un poco su corazón con su madre y decirle que a veces dudaba que Carter sintiera algo real por él, ella lo observó como si fuera un insecto desagradable.
- Sky, bebé. - Su mirada se hizo más intensa y una ligera arruga se plantó en su frente - Debes recordar siempre que al final del día solo importa que tú eres el novio oficial de Carter y más adelante su prometido, no hay dudas en ello. Este es tu destino, así como el mio fue casarme con tu padre. No importa cuantos omegas de mala vida se crucen en frente, ni todo lo que pretendan, jamás podrán evitar lo inevitable. Tú serás el omega de la familia Williams, si crees que tu alfa puede estar en medio de un pequeño desliz debes cuestionarte qué estas haciendo mal y cortarlo de raíz. Pero jamás perderás tu dignidad, la elegancia y sobre todo la clase. Clase, eso es algo que tienes de sobra, así que debes entender que a veces los alfas pueden confundirse un poco, pero siempre vuelven a dónde pertenecen. Ése es nuestro deber, permanecer perfectos, intachables y sobre todo mantener siempre nuestro lugar con compostura. - El tono de voz de la mujer sonó más duró de lo que esperaba, pero la realidad es que la vida de un omega de cuna dorada era así, mantenerse perfectos, hermosos y sobre todo callados. No lamentaba el futuro de su hijo, sino la duda y falta de voluntad en mantener la tradición.
Skylar entendió que jamás debería conversar de este tema con ella, lo peor de todo es que su madre y la madre de Carter eran amigas desde la cuna, ambas eran omegas tradicionales que amaban las cosas elegantes y refinadas, cada una como un hermoso accesorio del brazo de sus esposos alfas.
Carter era hijo único, la adoración de Corine, al igual que Skylar era la adoración de su madre.
El orgullo de tener un hijo ideal que se preparara para seguir sus pasos, jamás instó a Skylar a seguir estudiando o tener una carrera, ella no la tenía y no la había necesitado.
Saber como manejar una casa, tener cenas y recepciones perfectas, criar a sus hijos, esperar a su esposo diligentemente todos los días era aquello que había aprendido de su propia madre y esta de la suya.
Skylar había tomado cursos de costura, cocina, danza, interpretación y miles más, todos para prepararlo para tener un futuro alentador como el futuro esposo trofeo del hijo de su mejor amiga.
De esta forma ambas familias podrían sellar un pacto beneficioso para ambas familias, las más importantes de aquel país.
Sería la boda del siglo y así lo esperaba. No dejaría que las dudas del pequeño omega empañaran su grandioso destino, ni el de ella.
Skylar salió del cubículo y se lavó la cara con agua fría, Kelly le paso mucho papel para que se secara bien y no dejó de observarlo todo el tiempo.
Había aprendido a guardar silencio, al principio despotricaba en contra de Carter y su forma de tratarlo, pero veía que en vez de aliviar en algo a Skylar esto lo hacía sentir más miserable así que dejó de hacerlo, era una compañía silenciosa cuando lo necesitaba y en algunas otras ocasiones enfrentaba al idiota aunque Skylar terminara cediendo.
Cuándo se disponían a salir del lugar un par de chicas entraron y fingieron no verlos, una un poco más avezada, susurro de manera audible "Santurrón" para luego reírse a la par con su amiga.
Skylar y Kelly prefirieron ignorarlas y salir de una vez del lugar para dirigirse a la sala de clases.
La clase fue sumamente aburrida y aunque no lo fuera Skylar rara vez tomaba apuntes, lo académico no era lo suyo y había logrado aprobar los cursos con la nota mínima. Sabía que el resto del instituto se burlaba de sus notas, pero nadie se atrevía a decirle algo porque daban por hecho de que no necesitaba ser un genio si al final terminaría casándose con Carter Williams, estaba claro que él sería un omega de casa.
Tenía su futuro asegurado el omega dorado se casaría con el alfa de oro, era tan claro como el agua misma. Para Skylar terminar el instituto era meramente un trámite, lo que realmente lo emocionaba era pensar en su compromiso y aunque Carter no había dicho nada aún, sabía que la fecha se acercaba pronto y eso hacia que su corazón revoloteara como una avecilla en su pecho.
Al terminar la clase Skylar fue el primero en salir del salón, se dirigió hacia el jardín posterior del instituto. Bajo un árbol se encontraba sentado Carter, apoyado contra el tronco del árbol, tenía los ojos cerrados y el rostro relajado.
Si cabello negro caía suave sobre su rostro dándole un aspecto varonil, la mirada de Skylar se quedó absorta en los detalles de su rostro, admitiendo qué jamás se aburriría de verlo.
¡Es tan apuesto!, su corazón dio un vuelco cuando abrió sus ojos y las pupilas de tono carmesí se fijaron en él.
- Acércate, pareces un acosador mirándome desde allá. - Apenas si movió los labios para pronunciar la frase.
Skylar se acercó obediente y se sentó frente a él, intentó ocultar su creciente nerviosismo mientras se acomodaba y le dirigía una sonrisa amable.
Carter lo observó durante un momento largo y no pudo evitar sentirse conmovido por la apariencia frágil del omega, sus pestañas temblaban ligeramente y los mechones rubios de su cabello caían sobre su rostro dándole una imagen vulnerable, él sabía que Skylar no había actuado de mala fe y no había dicho nada tan grave; sin embargo, ese aire enjuiciador que había creado lo irritan de sobremanera.
No podía negar que tenía sentimientos profundos por Skylar, se conocían desde pequeños y habían pasado toda su infancia juntos y sus madres alimentaban la idea de casarlos, era frustrante darse cuenta de que toda su vida ya estaba decidida y él no tenía voluntad sobre ella.
Sus amigos decían que no podía quejarse Skylar era realmente hermoso, elegante y a todas luces perfecto. El perfecto omega para el perfecto alfa, pero los años habían pasado y ahora que estaba a punto de graduarse se cuestionaba todo, realmente no quería lastimar a Skylar, pero no se sentía seguro con lo que venía.
Teniéndolo sentado frente a él con esa apariencia tan frágil, con esa belleza etérea todas sus armaduras cayeron y solo pudo sentir ganas de cuidar y proteger a aquel omega.
- Sky, lamento haberte hablado así. No fue mi intención usar ese tono contigo.- Las palabras simplemente se escaparon de su boca y no las pudo detener.
Su boca se secó al ver como los ojos opacos del omega ahora brillaban con pureza, el azul cristalino de sus ojos parecían dos pequeñas luces titilando y era imposible no perderse en ellos.
- Yo también lamento haber causado una mala impresión, Carter tú sabes que yo te respeto por sobre todas las cosas.- La voz del omega sonaba suave y cantarina, como una melodía.
Al escuchar su respuesta Carter sintió una punzada en el estómago, Skylar era tan perfecto hasta que abría la boca. Habría preferido escuchar algún reclamo, que le dijera que estaba enojado o algo que le hiciera sentir que estaba con una persona real, no con un muñeco vacío.
-Yo... Le pedí al chófer que me venga a buscar media hora más tarde, lo hice porque quería pasar algo de tiempo contigo... Yo... Sé que estas realmente ocupado estos días y no, no es un reclamo ni nada, pero te extraño y si puedes, podemos... Vernos al salir aunque sea un rato. - Las palabras salían atropelladas de la boca del omega, Carter iba a rechazar la invitación, pero no pudo hacerlo.
El rostro levemente sonrojado, los ojos brillantes y aquellos labios que temblaban tímidamente eran una invitación que no podía rechazar.
- Esta bien, nos veremos aquí a la salida. - Terminó diciendo derrotado por la dulzura de Skylar.
El timbre sonó avisando el fin del receso y era hora de volver al salón de clases. Carter tomó de la mano a Skylar y caminaron juntos, lo dejó en el salón y luego se fue al suyo.
Mientras iba caminando no podía evitar pensar en por qué había aceptado la invitación de verse más tarde, realmente le gustaba Skylar, pero aunque jamás lo admitiría delante de él, odiaba las eternas sesiones de abrazos acartonados, besos tímidos y desabridos.
Skylar por fuera era perfecto, todos lo sabían. Pero había algo que solo él conocía sobre Skylar, le aterraba el contacto físico, por eso jamás le permitía llegar más allá de un beso tímido o un abrazo incómodo.
- Yo y mi gran bocota. - Se quejó mientras caminaba hacia su sala.
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