Soy Alicia, tengo 25 años de edad y soy la hija de un poderoso empresario. Tengo una hermana hermosa y un hermano bastante apuesto, pero yo no heredé la belleza de mi padre. Soy una hija fuera del matrimonio y no conocí a mi madre; mi padre me contó que ella me abandonó. Mi madrastra me odia y me trata como basura; me obliga a limpiar y trabajar como una criada. Toda mi vida ha sido así; solo pude terminar la escuela, ya que mi padre no me permitió ir a una universidad. Mi hermana es directora y mi hermano, presidente de una compañía. Yo no soy nada, no tengo nada, apenas una cama vieja y dañada. Estoy enamorada de Alex, un poderoso CEO. Mi padre decidió que me casara con él. Alex es el hombre más lindo y tierno; su cabello rubio, sus ojos verdes y su hermoso cuerpo lo hacen el hombre perfecto. Él me prometió sacarme de aquí y darme una mejor vida.
Alex llegó a mi casa con un ramo de flores:
- ¡Te amo, Alicia! No me importa tu físico, sino tu corazón.
Le respondí, llena de alegría:
- Yo también te amo, Alex, eres todo para mí.
Alex se marchó. Camino a la salida, se encontró con mi hermana Esther y la besó en la boca:
- Mi reina, no puedo esperar a casarme con la fea, ja, ja, ja…
Mi hermana respondió:
- ¡Quiero que esa cerda sufra mucho!
Él la abrazó:
- Te juro que esa botarga asquerosa deseará morir. ¡Te amo!
Mi madrastra entró a mi habitación:
- Cosa horrenda, prepara la cena y limpia mi habitación. Una cosa tan fea como tú solo puede ser usada como excremento. Tu padre te quiere ver.
Fui al despacho de mi padre y me pronunció estas palabras:
- Hoy cumples años. Traté de comprarte un vestido, pero a una cerda como tú todo le queda mal.
Las lágrimas brotaron de mis ojos, pero las palabras de Alex me daban fuerza.
Me fui a limpiar la habitación de mi madrastra. Ella entró, tiró una manzana podrida y me pidió comerla en el suelo:
- Come esa manzana, te odio con todo mi corazón. Eres el fruto de una noche; tu madre era una sucia puta que sedujo a mi marido.
Me la tuve que comer. Celebraron una fiesta en la casa y me encerraron en el sótano para que no me vieran. Para mi familia, yo soy un estorbo, una mujer horrenda y fea.
Mi hermana entró al sótano, tomó un látigo y me empezó a castigar:
- ¡Cerda asquerosa! ¡Te odio! Debiste morir junto con tu estúpida madre. Alex entró y me rescató; me sentí protegida y cuidada por mi amado. Él era el único que me mostraba amor y respeto.
Alex me llevó cargada hasta la fiesta y, delante de todos, pronunció estas palabras:
- Me voy a casar con Alicia, la amo y nadie podrá separarnos.
Todos murmuraban:
¿¿¿Se casará con la fea??? ¡Qué asco!
¡Es horrenda!
¡Es una cerda!
Mis lágrimas salían cada vez que escuchaba tales palabras.
Me casé con Alex, tuvimos una noche de boda hermosa, pero unos días después, Alex empezó a actuar frío conmigo; ya no dormía en la casa y llegaba tomado.
Alex llegó tomado con mi hermana y salí a recibirlo, pero él me miró con una mirada fría y distante:
- Alicia, vete a prepararle de comer a tu hermana.
Fui a toda prisa; sentir el rechazo de Alex era como una daga que me destruía lentamente. Mi hermana me hizo tropezar y derramé la comida sobre ella.
Alex se levantó y me abofeteó:
- ¡Estúpida gorda! ¿Cómo te atreves a lastimar a tu hermosa hermana?
Le respondí:
- ¡Soy tu esposa, nos amamos!
Él sonrió:
- Solo te usé, me casé contigo solo para pisotearte y humillarte. Me das tanto asco.
Sus palabras me destruyeron. Me encerré en mi habitación. Varias semanas después, salí embarazada. Estaba feliz por darle la noticia a Alex; pensé que él me amaría si se lo decía.
Alex llegó borracho y me llamó a su habitación:
- ¡Hiciste de cenar!
Le respondí:
- ¡Sí, ya hice de cenar! Y quería decirte que estoy embarazada.
Él se puso furioso:
- ¡Estás loca! No tendré un hijo contigo. ¡Qué asco!
Empecé a llorar:
- Pero será tu hijo.
Él se levantó y me empezó a agredir, me agarró del cabello y me lanzó por las escaleras.
Quedé tirada hasta el día siguiente; nadie me recogió.
Alex llevó a mi hermana al hospital. Resulta que ella está embarazada.
Mi hermana estaba feliz:
- ¡Alex, tendremos un bebé!
Él sonrió:
- Será un bebé hermoso, no como el de la Cerda.
Mi hermana, furiosa, respondió:
- ¡La Cerda está embarazada!
Alex respondió:
- ¡Sí, está embarazada!
Mi hermana, furiosa, respondió:
- Haz que aborte; seguro nacerá un engendro espantoso. ¡Qué asco!
Mi padre supo la noticia y se puso furioso:
- ¡Esa cerda no debe tener al bebé!
Yo me levanté como pude hasta mi habitación y me toqué la barriga:
- Mi pequeño, solo tenemos que aguantar un poco más. Saldremos de aquí, ¡te lo prometo! Serás un niño lindo y crecerás fuerte. Yo te llenaré de mucho amor, te daré todo el amor que tú, papi, no te dará.
Alex llegó a la casa y me trató muy bien:
- Amada Alicia, ¡lo siento! Tendremos al bebé. Debemos ir al hospital para ver cómo está.
Le creí y fui con él, traté de huir:
- ¡Por favor, no maten a mi bebé!
El doctor me dio una bofetada:
- ¡Cállate, cerda!
Me amarraron en una camilla y me practicaron un aborto. Terminé dos semanas en coma; nadie fue a visitarme.
Volví a ese infierno de casa.
Mi hermana se quedó a vivir con nosotros y organizó una fiesta. Allí había muchos invitados. Ella me drogó para dejarme como una puta. Consiguió a un forastero, pero accidentalmente le echó la droga al CEO más poderoso,Lee Eduart , uno de los CEOs más influyentes. Él se empezó a sentir mal y se dirigió al baño, pero terminó en mi habitación. Me arrancó la ropa y, sin su cordura, abusó de mí. Mi hermana se dio cuenta y, con la ayuda de Alex, lo sacó y lo acostó con la hermana de Alex.
Desperté llorando; mi cuerpo estaba lleno de moretones, símbolo de abuso. Alex entró y me abofeteó:
- ¡Perra malnacida! Tuviste suerte.
Mi hermana empezó a sonreír:
- ¡Llegó la hora de acabar contigo!
Una vez terminada la fiesta, mi hermana y Alex me montaron en su auto y me llevaron a una cabaña apartada, lejos de la ciudad.
Eduart despertó en la cama con la hermana de Alex. Eduart le prometió hacerse responsable:
- Me haré responsable de ti y nos casaremos este fin de semana.
Alex y mi hermana me encerraron en la cabaña y la incendiaron, y se marcharon. Como pude, logré salir, pero como consecuencia, mi cara sufrió quemaduras. Corrí y corrí hasta llegar a un precipicio; por debajo pasaba el mar. Me puse a llorar:
- Perdí a mi hijo, ya no tengo nada. Lo mejor es morir de una vez y por todas. Justo cuando me iba a lanzar, una mujer me agarró:
- Soy Kang Patricia,creadora de un programa de TV que busca cambiar el físico de mujeres y convertirlas en diosas. Empezamos con una dieta y luego le modificamos el rostro. En tu caso, debemos operarte el rostro lo más rápido posible; tienes quemaduras, afortunadamente no son de tercer grado.
Yo respondí:
- ¿Un cambio? ¡Pero yo soy tan fea!
Ella sonrió:
- Eres hermosa, solo que estás descuidada, pero con unos retoques serás toda una diosa. Nuestro programa les enseña a las mujeres a cómo ser unas bombas sexys y provocativas.
Pasaron dos meses.
Fui con la mujer y me sometieron a varias cirugías para arreglar las quemaduras de mi rostro. Iban a operarme el vientre, pero no pudieron.
El doctor se acercó a mí:
- ¡Estás embarazada!
Respondí:
- ¿Estoy embarazada?
El doctor respondió:
- ¡Sí!
Unos hombres misteriosos entraron a buscarme al hospital.
Mi hermana y Alex estaban felices, su vientre crecía cada vez más:
- ¡Qué bueno que la perra de mi hermana quedó achicharrada!
Alex respondió:
- Debió suplicar mucho, ja, ja, ja.
Mi padre supo que morí quemada:
- ¡Al fin se murió ese estorbo!
Mi madrastra también está feliz:
- Al fin murió esa mancha sucia en nuestra familia.
Los hombres misteriosos me saludaron cariñosamente; uno de ellos, que vestía como mayordomo, se postró ante mí:
- ¡Señorita! Al fin la encontramos. Su madre era hija de la gran familia Kan Sung. Su madre fue robada cuando era una niña; cuando la encontramos, era tarde, pero descubrimos que tuvo una hija. Es usted la heredera de toda la fortuna Kan Sung y nuestra nueva señora; usted es la única familiar que queda.
Respondi:
- ¡Acepto ser la sucesora!
El mayordomo me llevó hasta un avión privado y me llevó a EE. UU. para prepararme para ser toda una ejecutiva.
Quité las vendas de mi rostro y quedé fascinada; nadie me iba a reconocer. Me operé la nariz y me afiné la cara. Ahora solo debía esperar el nacimiento de mi hijo y empezar una estricta dieta.
En mi mente pronuncié estas palabras:
- Mi venganza será implacable; uno a uno caerán, no tendré compasión con ninguno. ¡Juro que les cobraré por mil todo lo que me hicieron!
Tuve a mi bebé, me hice la cirugía bariátrica y perdí muchísimo peso. Tuve una hermosa niña. Han pasado tres años y me he preparado; el momento de volver y seré la CEO de la compañía. Nuestra empresa es una de las más poderosas y uno de los socios mayoritarios es Arthur Eduart el presidente del consejo y el vicepresidente es Alex.
El mayordomo se dirigió a mí:
- ¡Mi señora! Todo está listo para su regreso.
Sonreí:
- Prepara el auto más lujoso, quiero dejarlos estupefactos. No tendré piedad con ninguno.
El mayordomo respondió:
- ¡Como usted ordene, mi señora!
Le respondí:
- Preparen el mejor vestido; quiero hacer mi entrada triunfal.
Todos en la empresa estaban ansiosos, esperando a la nueva presidenta junto a Eduart.
Mi hermana pronunciaba estas palabras:
- De seguro es una mujer fea; nunca ha querido dar la cara.
Eduart está casado con Rosa, la hermana de Alex. Alex está feliz con mi hermana y su hijo, que ya va para 4 años.
Mi padre y mi madrastra estaban felices. Todos son felices, pero volví para quitarles su felicidad, así como ellos me quitaron la mía.
Finalmente, mi avión aterrizó y me dirigí a la compañía en una gran limusina. Todos en la compañía estaban a la espera.
Alex tomó a su pequeño en brazos y le daba caricias. La limusina llegó; era muy lujosa. Mi mayordomo salió y me anunció:
- ¡La señorita Leticia Kan Sung está aquí!
Llevaba un vestido azul muy sensual que mostraba mi hermoso cuerpo. Teñí mi cabello de rojo y me puse un tinte permanente de cejas rojo. Cambié totalmente mi apariencia; ellos jamás me podrían reconocer y ahora peso 52 kilos.
Salí de la limusina y deslumbré a todos. Recordé caminar con mirada franca y segura. Caminé con seguridad, tal y como me enseñaron. Tomé el micrófono y di mi discurso:
- Buenos días a todos. Hoy es un día muy especial para mí. Como saben, mis abuelos murieron y yo soy la única heredera. Prometo seguir el legado de mis abuelos y traer buenas ideas a la compañía. Seré franca y honesta con ustedes: no me gustan los chismes ni los errores. No seré una jefa dulce y cariñosa. Todo aquel que no cumpla correctamente su rol se irá, y no me importa si tienen hijos, esposas o viceversa. Todo aquel que no cumpla mis órdenes se va. ¡Voy a crear una junta para ver el potencial de cada uno de ustedes!
Mi estúpida hermana pasó por alto mi advertencia y se acercó a mí:
- ¡Es un gusto conocerla!
Todos estaban mirando, me voltee hacia ella:
- ¿Te di permiso para que hablaras?
Ella respondió:
- ¡Perdón, señorita! Solo quería llevarme bien contigo.
Mi hermana empezó a llorar.
Tomé mi copa de champán y se la tiré encima:
- Las gatas como tú, que manipulan con lágrimas, me caen muy mal. ¡Ahora tienes un motivo para llorar!
Alex se acercó a mí:
- ¡No había necesidad de tratarla así!
Sonreí:
- Eres el vicepresidente, estás por debajo de mí, la CEO. ¿Cómo te atreves a levantarme la voz? ¿Eres estúpido o simplemente te haces? Controla a la patética de tu mujer y no tendrás problemas, ¡entendido!
Eduart se acercó para apaciguarme y recordé que él me violó, pero no lo podía culpar; él estaba drogado:
- ¡Señorita Leticia, deje pasar este incidente, por favor!
Le respondí:
- Lo haré por usted, Presidente.
La esposa de Eduart, la golfa de la hermana de Alex, estaba con él y aproveché para humillarla. Acaricié la cara de Eduart:
- Para mí será un gran honor trabajar con un hombre tan guapo y encantador como usted. ¡Parece que su esposa está molesta!
Ella respondió:
- ¡Para nada, Presidenta!
Respondí:
- Me alegro y la felicito por tener un esposo tan deseado.
Toqué el pecho de Eduart:
- Eduart, me retiro; espero que nos llevemos muy bien.
Rosa, la hermana de Alex, se puso furiosa, pero tuvo que disimular su ira.
Alex fue a mi oficina:
- ¡ Señora CEO le traje los documentos que pidió!
Le respondí:
- ¡Gracias, te puedes ir!
Una de las directoras, Mónica Jung, se acercó a mi hermana y a Rosa; las tres empezaron a platicar.
Mónica estuvo en EE. UU. y fuimos a la misma universidad. Rosa le preguntó sobre mí:
- ¡Háblanos de Leticia!
Ella respondió:
- Leticia es una mujer fría, arrogante, aficionada a la moda y la belleza. Fue entrenada por Madan Lois, un fenómeno de la alta sociedad. Lois se casó con uno de los CEOs más poderosos de EE. UU. Hizo que él dejara a su esposa por ella. Es una víbora experta en seducción y manipulación, una mujer perversa que no duda en aplastar a cualquier mujer que se le cruce en el camino. Ella entrenó a Leticia, así que cuida a tu marido; Leticia ya le puso el ojo y entre ustedes hay una diferencia enorme: ella es una mujer rica y poderosa, y tú solo eres una rica.
Rosa se puso nerviosa:
- ¡No dejaré que ella me quite a mi esposo!
Yo estaba detrás:
- ¡Perdón! ¿quitarte qué?
Ella respondió:
- No, nada, señora.
Le respondí:
- Escucha muy bien, niñita, si yo quisiera quitarte a tu marido, ya él estaría en mi cama. Soy hermosa, poderosa, fina, con clase y deseada. “Si me gustara tu marido, ten por seguro que ya estaría conmigo.” ¡Las dejo que se diviertan!
Rosa empezó a llorar:
- Me siento fea y sin gracia.
Mi hermana le respondió:
- Eres hermosa, cuñada. Olvida lo que te dijo esa bruja.
Eduart fue a mi oficina:
- Señora, por favor le pido que no ofenda a mi esposa.
Sonreí:
- ¿Tu esposa? Hablas en un tono frío cuando la mencionas; pareciera que solo estás con ella por obligación.
Le agarré la corbata:
- No te pongas nervioso, Presidente, solo estoy arreglando tu corbata.
Le susurré al oído:
- Estaré sola y desnuda en mi suite, estaré esperando por un hombre.
Él respondió:
- ¡Yo soy un hombre fiel!
Respondí:
- ¡Sí, claro! “Los hombres son como los perros, solo son fieles cuando los castran.”
Eduart se marchó.
Alex tiene varias amantes.
Mi padre llegó a la empresa en compañía de mi madrastra; los vi a lo lejos, y verlos me dio tanto asco.
Mi padre pronunció estas palabras:
- Vine a conocer a la nueva presidenta.
Yo salí y le dije estas palabras:
- ¿Quién me busca?
Él se asustó al escuchar mi voz, un poco parecida a la de su antigua hija:
- Soy el yerno de Alex y vicepresidente de la compañía de vehículos Cart Móvil.
Responde:
- Soy Leticia, la CEO y dueña de esta compañía, y que yo recuerde, no tengo una cita con usted.
Él respondió:
- ¡Disculpe, pero usted es muy arrogante!
Sonreí:
- Yo puedo darme el lujo de ser arrogante; soy rica y poderosa. “Si hablamos de arrogancia, usted merece un premio Oscar como el arrogante del año.” Viniste aquí sin invitación a quitarme mi tiempo y, por si no lo sabes, “el tiempo es oro y quien lo pierde, pierde un tesoro.”
Mi padre se puso furioso:
- ¡Este es el peor trato que me han dado en mi vida!
Me empecé a reír:
- Ja, ja, ja… ¡prepárate para recibir un trato aún peor! ¡Seguridad, saquen a este insolente de aquí!
Mi padre fue sacado por la fuerza, siendo totalmente humillado.
Me dirigí a mi Sweet, allí estaba mi pequeña; ella corrió a abrazarme:
- ¡Mami, por fin llegaste!
Le di un beso en la mejilla:
- ¡Te amo, mi bebé!
El timbre empezó a sonar, abrí la puerta y era Arthur Eduart. Él entró y vio a mi hija:
- ¿Tienes una hija?
Responde:
¡Sí! ¿Algún problema?
Él respondió:
¡No tengo problema!
Le pronuncié estas palabras:
- ¿A qué vino?
Él respondió:
- Vine a dejarte claro que no caeré en tu juego.
Llamé al mayordomo:
- Llévate a la niña y no quiero a nadie en esta sala. ¡Entendido!
El mayordomo se llevó a la niña y se marchó de la sala.
Sonreí:
- Presidente Eduart, espere un momento, no se vaya.
Fui a mi habitación y me puse un vestido blanco. En mi mente pronuncié estas palabras:
- Rosa, tú serás la primera en caer; te quitaré lo que más ama: a tu esposo.
Mi hermana estaba sola en su casa; Alex sale toda la noche y la deja sola:
- ¡Estoy harta de estar sola!
Rosa fue a visitarla:
- ¿Has visto a Eduart? No coge mis llamadas. ¡Estoy preocupada!
Salí para continuar mi charla con Eduart; él me miraba fijamente, me le acerqué:
- ¿Estás seguro de querer irte?
Él sonrió:
- ¡No me provoques o te arrepentirás!
Le respondí:
- Hoy tengo ganas de arrepentirme.
Arthur Eduart se durmió; le di una bebida con droga para hacerle creer que pasamos la noche juntos y atormentar a Rosa. Yo no dejo que un hombre me toque.
Arthur Eduart estaba dormido en mi cama, y le envié una foto a Rosa provocándole un ataque de celos.
Amaneció, Eduart despertó:
- ¡No puede ser, pasé la noche aquí!
Sonreí:
- ¡Por supuesto! ¿Quieres desayunar?
Él respondió:
- ¡Basta! Esto no debió pasar.
En su mente, pronunció estas palabras:
- Me siento como una basura. Aunque estaba drogado, abusé de Rosa esa noche. No puedo hacerle esto.
Él se marchó a su casa.
Me bañé y llamé a la criada:
- Búscame un vestido aparatoso y sensual. Hoy quiero devorar una presa.
La criada respondió:
- Como usted ordene, mi señora.
Respondí:
- Prepara a la bebé y llévala a la escuela.
Ella inclinó su cabeza:
- ¡Sí, señora!
Alicia:
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