El Juramento De Aradia
Prólogo: La caída de los cielos.
En medio de un cielo rasgado por relámpagos divinos, los ángeles se alzaron en armas.
Sus alas, antes símbolos de pureza, se tiñeron de sombras mientras las estrellas caían como lágrimas sobre la Tierra.
Kael, el Ángel de la Justicia, observaba desde las alturas, su mirada de hielo fijo en la figura resplandeciente que yacía arrodillada frente a él.
Aradia, el Ángel de la Misericordia, sostenía en sus manos un juramento roto, un pacto eterno que había decidido abandonar.
Kael
—Aradia, ¿qué has hecho? —rugió Kael, su voz retumbando como el trueno.
Ella alzó la mirada, sus ojos dorados llenos de dolor y desafío.
Aradia
—He elegido la humanidad, Kael. Su imperfección es su fuerza.
Kael avanzó, su espada celestial chispeaba con energía divina.
Kael
—La humanidad es débil. Es un cáncer en el cosmos. Necesitan justicia, no tu inútil misericordia.
Aradia
(alzando la mirada, serena pero firme):
—¿Justicia? ¿O acaso tu sed de venganza disfrazada?
Kael
(con voz grave y cortante):
—No es venganza, Aradia. Es limpieza. Ellos destruyen todo lo que tocan: la tierra, el aire, incluso sus propias almas. No merecen redención.
Aradia se levanta, desplegando sus alas doradas, brillando con una luz cálida.
Aradia
—La justicia sin compasión es crueldad, Kael. Castigar sin dar oportunidad de cambio nos convierte en lo mismo que condenamos.
Kael da un paso adelante, sus alas oscuras envolviéndolo como una tormenta.
Kael
—Te aferras a una esperanza inútil. ¿Cuántas eras más necesitarás para darte cuenta de que no cambiarán? Han fallado una y otra vez.
Aradia
(su voz se endurece, pero sus ojos reflejan dolor):
—Fallan porque no tienen guía. Porque nosotros, los guardianes, olvidamos nuestro propósito.
Aradia
—No estamos aquí para juzgar, Kael, sino para proteger.
Kael
(ríe amargamente):
—Protegerlos... ¿de qué? ¿De sí mismos? Eres tan ingenua, Aradia. Su destino ya está sellado.
Aradia da un paso hacia él, su luz intensificándose.
Aradia
—No mientras yo respire. La humanidad puede ser frágil, sí, pero también es capaz de amar, de crear, de sacrificarse. ¿Qué hay de los que luchan por hacer el bien? ¿Merecen también ser condenados por los pecados de otros?
Kael
(su expresión se endurece, pero hay un destello de duda en sus ojos):
—...El precio de salvar a unos pocos no justifica el caos que dejan a su paso.
Aradia
(alza su voz, imponente):
—Si crees que la destrucción es la única solución, entonces no somos tan diferentes de ellos, Kael.
Kael tras una pausa, sus alas se despliegan con un ruido atronador.
Kael
—No cambiaré de opinión, Aradia. Y si insistes en defenderlos, entonces eres mi enemiga.
Con esas palabras, el conflicto comenzó. Y aunque la batalla sacudió los cielos, el resultado fue inevitable.
Aradia, debilitada por su juramento roto y su decisión de proteger a la humanidad, fue derrotada.
Como castigo, fue desterrada al mundo mortal, su divinidad encadenada a una frágil forma humana.
Y así comenzó la leyenda de Lila, la niña en cuya alma residía el ángel caído.
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El despertar
Ashen era una ciudad como ninguna otra. Sus calles estaban cubiertas de una neblina perpetua, y sus habitantes hablaban en susurros sobre historias antiguas y olvidadas.
Fue aquí donde Lila despertó, desorientada y sola, en una fría noche de invierno.
Lila
–El mismo sueño otra vez.
La habitación donde se encontraba era modesta, con paredes de piedra y una única ventana que dejaba entrar la pálida luz de la luna.
La sensación de vacío en su pecho era tan abrumadora que apenas podía respirar.
Entonces, una voz suave interrumpió sus pensamientos.
???
—Finalmente despiertas.
Lila se giró y vio a un hombre alto, de cabello castaño y ojos tan oscuros como la noche misma. Había algo inquietante en él, una mezcla de familiaridad y amenaza.
—preguntó ella, su voz temblando.
Kael
—Mi nombre es Kael. Estoy aquí para ayudarte a recordar.
Kael se acercó, inclinándose hacia ella con una mirada penetrante.
Kael
—Quién eres realmente.
Antes de que pudiera responder, Kael alzó la mano y, con un gesto, desató un torrente de imágenes en su mente: alas doradas, cielos infinitos, y una batalla que parecía arrancada de un sueño.
Kael
Y has sido enviada aquí para expiar tus errores.
Lila se estremeció. Esas imágenes parecían tan reales, tan vívidas, pero ¿cómo podía ser ella un ángel? Era solo una chica normal... ¿o no?
Lila
—No entiendo-
(murmuro)
Kael se apartó, sus ojos llenos de una fría determinación.
Kael
—Eso es algo que deberás descubrir por ti misma.
Mar
Holaa mucho gusto, hoy les quiero recomendar "Enamora al exorcista", es un manga muy emotivo que sigue en emición, se los recomiendo no se van a arrepentir.
Mar
Se trata de como una sucuba tiene la tarea de enamorar a un Padre de una iglesia, él es el responsable de proteger a la humanidad, pese a que ha vivido los horrores humanos a primera mano.
Mar
El padrecito a sufrido mucho por culpa de los líderes de las iglesias, pero aún así siente un profundo amor hacia la humildad y quiere protegernos, pero, ¿no debería ser él el que sane primero?
La sombra del juramento
En los días que siguieron, Lila trató de entender lo que Kael le había revelado.
Las imágenes seguían regresando a ella: una promesa, una traición, una batalla. Pero nada tenía sentido.
Kael insistía en que debía recuperar sus recuerdos si quería salvarse, pero sus métodos eran brutales.
La entrenaba sin descanso, llevándola al límite físico y emocional, como si intentara forzarla a recordar.
Kael
—La misericordia fue tu debilidad, Aradia.
—le dijo un día mientras practicaban con espadas de madera en un claro del bosque cercano.
Lila, jadeando y llena de frustración, dejó caer la espada.
Lila
—¿Aradia? ¿Quién es Aradia? ¿Por qué sigues llamándome así?
Kael se detuvo y la miró con una mezcla de lástima y desdén.
Kael
—Eres tú. Lo has olvidado, pero lo descubrirás pronto... o será demasiado tarde.
Lila
—¿Y crees que forzándome a recordar lograrás algo? Solo estás empeorando las cosas.
Kael se acercó, su voz baja pero intensa.
Kael
—No entiendes lo que está en juego. Si no recuerdas, todos estaremos perdidos.
Antes de que pudiera responder, una figura emergió de entre los árboles: una niña pequeña, cubierta de barro y con ojos llenos de terror.
???
—Por favor, ayúdenme.
(voz de súplica)
Lila corrió hacia ella sin pensarlo, arrodillándose para consolarla. Kael, sin embargo, se mantuvo distante, sus ojos evaluando la escena con desconfianza.
La niña señaló hacia el bosque, donde una sombra oscura parecía retorcerse entre los árboles.
???
—Algo... algo está cazando a mi familia.
Kael dio un paso al frente, su expresión endurecida.
Kael
—No es nuestra preocupación.
Lila lo miró con incredulidad.
Lila
—¿Cómo puedes decir eso?
Kael
—Porque si te involucras, te expondrás.
Pero Lila no podía ignorar el miedo en los ojos de la niña.
Lila
—No me importa. Si puedo ayudarla, lo haré.
Sin esperar su aprobación, Lila tomó la mano de la niña y corrió hacia el bosque, dejando a Kael con una expresión de frustración y algo más... ¿orgullo?
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