1 años después.
(Música)
When did become so numb?
When did I lose myself
All the words that leave my tongue
Mensajes:
—Hola, ¿Cómo has estado? –
—¿Quién eres? –
Feel like they came from someone else
Mensajes:
—¿Quién te dio mi número? –
—Solo quiero hablar contigo. —
I’m paralyzed
¿Where are my feeling?
I no longer feel things
I know I should
I’m paralyzed.
1.1, 1.2, 1.3, 1.4… Así sucesivamente, hasta encontrar el resultado que buscas. En mi defensa no pensé en los resultados, solo pensaba en el ejercicio que conlleva todo lo que hice. Durante 1 años me mantuve quieta y sanando física y mentalmente, de nuevo me siento entre la espada y la pared.
Me mudo a Corea del Sur, para comenzar con mi pasantía, en una empresa Pixel Perfect Photography & KY en donde, la CEO Kuan Yin, todo una mujer. Mantiene el imperio de toda su familia, pero lo único que quiere mantener es su relación, con su amante. Kuan Yin fue comprometida a la edad de los 16 años, cuando ni siquiera había experimentado, nada sobre el amor. Siempre pensó que sería mejor, no decir nada sobre sus pensamientos impuros a su familia, ya que sería juzgada.
El trauma que me genero el secuestro de Jia, no me deja sanar correctamente. Durante varios días en donde me despertaba agitada y gritando, empapada en sudor, pidiendo ayuda. Mamá, entraba a mi habitación para ayudarme y evitar que me autolesionara. Luego de mi último episodio, decidí por mí misma en ir a terapia. Eso ya es un paso más de sanación.
Durante ese año, seis meses en donde no tuve contacto con los chicos, mamá me contaba lo que pasaba, y que era lo que hacían, era gracioso porque ellos no se daban cuenta de la existencia y el motivo de mi madre en el set, pero ella aun así los protege.
En cuanto a mi padre, él no tenía mucho de qué hablar con mamá, pero me cuenta que por las noches, luego del trabajo, suele llorar si está en silencio, mientras se aferra a mi foto de pequeña, y algunas otras noches vuelve ebrio y pidiendo perdón. La última sesión de terapia, que hago con un psicólogo poco famoso de la ciudad. El terapeuta Quang Lan Fen, un hombre de aproximadamente de unos 27 o 28 años, complexión musculosa, 1.85 de altura, ojos rasgados con todo un asiático, labios carnosos, besables, lindas, más un poco delicadas como si fueran de porcelana, pero con venas marcadas, debajo de horrendo saco color beige, se nota su torso marcado. Supongo que este hombre es sacado de algún comic o kdramas, o algo por el estilo, siempre viste un estilo reservado, a simple viste tiene poco atractivo, pero solo necesita ayuda y para finales del año ya estará casado.
Mientras pienso tirada en la cama, miro la televisión, pero termino por disociarme de mi campo de visión, el sonido de la televisión se escucha a lo lejos, el sonido de la puerta siendo golpeada, se escucha. Me levanto, entre pasos, acomodándome la ropa para poder llegar.
—¿Quién? - Me acerco a la puerta y observo por el ojo de esta.
Por a través del ojo, veo el rostro de mi madre. Con apuro abro la puerta, y la observo con bolsas que contiene comida.
— Bonnie, se supone que saldría temprano. — Dijo con voz molesta.
—Sí, pero me gano la pereza y Mei-Mei, me llamo diciéndome que no fuera porque Kuan-Yin, no iría a trabajar hoy. — Respondí, mientras la ayudo con las bolsas.
Mi madre, una mujer que, por muchos años, tuvo que soportar a la familia de mi padre, solo que es extranjera y no pertenecía a su alta sociedad. Pero en mi experiencia ellos no pertenecen a la realidad de mi madre. Desde que tengo memoria siempre pensé que a mi madre le vendría bien un gran cambio en su vida.
Pero hasta ahora tampoco se me paso por la cabeza, un cambio que a ella, le podría llegar a ayudar, para bien. Desde que dejen mi hogar, mis abuelos, por parte de mi padre, no me han contactado en ningún momento.
Las únicas llamadas del día que espero con ansias son las de mi abuela materna, que ya no parece reconocerme, y no la culpa el ACV, deja secuelas. Mi madre decidió internarla en un asilo en donde dos de sus mejores amigas están ahí.
—Mamá… — Y de nuevo disocié.
—¿Bonnie? – Ella pasó su mano por enfrente de mi cara. — ¿Estás bien? -
—Sí, es solo que estaba pensando… pero cuéntame, ¿Qué compraste? – Pregunte, divaga.
—Cariño, tu padre te mando esto. — Dije ella entregándome un sobre. — No sé… si debería dártelo. —
No dije nada, toma el sobre y me fui, capas que si algo por un momento me haga bien. No deje que mi madre se diera cuenta de que estoy dolida por mi padre, pero no puedo hacer más. Suspiro.
Me quedo apoyada sobre la puerta esperando a que mi celular sonora y leer, una notificación con el nombre de Brandon en ella. Luego de algunos minutos, me cambie de ropa para salir directo a la empresa, en donde trabajo.
Luego de algunos minutos, me cambie de ropa vote por vestirme con un jean negros rotos en las rodillas, una musculosa bordo, una chaqueta de cuero negra y borcegos negros, para salir directo a la empresa, en donde trabajo.
Voy hasta la puerta, agarro las llaves del auto y demás, y salgo del edificio.
En el estacionamiento, busco mi auto y al encontrarlo me subo, escuchando como alguien pronuncia mi nombre la imagen de Theo apareció en mi cabeza y acelero para salir de ese lugar.
Salgo del estacionamiento, para perderme en el tráfico. Luego de casi una hora, llego a la empresa, dejo el auto en el estacionamiento y subo al último piso, reviso mi celular si hay algún mensaje, aunque Mei-Mei me dijo que hoy no trabajara.
—¿No te avise que hoy no trabajas? – Dijo una chica, con vestimenta de oficina. — ¿Qué haces aquí, Bonnie? –
—Lo siento, Mei-Mei, pero me olvidé algo en mi escritorio. ¿Tú qué haces aquí? – Dije respondiendo con otra pregunta.
—Está bien, te acompaño. Tengo que supervisar, la empresa y mañana es mi día libre. — Dijo con una gran sonrisa.
—Está bien, entonces nos veremos el martes. — Le devuelvo la sonrisa.
Ella se fue cuando llegamos a la puerta de mi oficina, cuando entro escucho mi nombre.
—¡Ah Bonnie! Hoy el correo entrego una caja para ti, la puse sobre tu escritorio. — Luego de avisarme se marchó.
La puerta se cerró sola, y me siento en la silla para abrir aquella caja
Sin antes, buscar en mi celular el número de mi madre y marcándole para llamarle. Pero corto la llamada cuando veo que el lugar de donde proviene es de Italia, en ese momento recordé a Samuel, pero el nombre de Theo me llego a la mente.
Abro aquella caja en donde, solo trae foto, pero no son cualquier foto, son fotos mías tomadas desde un punto de vista que sabía, fotos mías en donde me veo en distintos lugares con mi madre, con mi psicóloga, incluso con Mei-Mei. No sé por qué, pero el miedo no me invadió, es más como incomodidad, lo que me provocaron las fotos.
—¿Qué demonios es esto? – Saco una foto.
La dejo caer dentro y cierro la caja, para tomarla en mis manos y guardarla dentro de unos de los armarios que está enfrente de mi escritorio.
Salgo de la oficina y me voy directo a las escaleras de emergencia, mientras bajo saco mi celular de adentro de mi bolsillo del pantalón, y llamo a Brandon que aún tengo contacto. Aunque antes de llamarlo recuerdo que deje de hablar, por una discusión que tuvimos tiempo atrás.
Deje de bajar, pensando que ahora sí estoy sola, que no tengo a nadie aparte de mi madre. Mi comunicación con Hansol fue más que dolorosa hasta los últimos días, él aún no me perdona por lo que paso con Morgan en Sapporo, y yo no sé pedir perdón, prefiero aceptar la culpa y cargar con aquella mochila llena de piedras que dejarla caer al gran, profundo y misterioso océano. Capas que me merezco esta soledad. Hubiera preferido que Jay, no lograra salvarme, o que Jia lograra matarme cualquiera de las dos muertes, lo hubiera preferido, antes de sentir la soledad a mi lado.
Siempre quise ser mejor, ser perfecta ante los ojos de mi padre, pero al final soy la hija no deseada, la que solo ocupa un lugar en la familia. Mi madre siempre fue la mujer que sedujo a mi padre, la que lo saco de su camino, la que rompió con la tradición al tenerme. Y de nuevo vuelvo a caer en aquel pozo que me presiona hacia abajo, sacándome el aire buscando que no pueda volver a la superficie.
De esta manera puedo sentir que recaigo de nuevo en la depresión y ahora, con la llegada con esa caja, me siento paranoica. Caigo de nuevo en la realidad cuando escucho, el sonido de una puerta abriéndose me acerco al barandal y miro hacia arriba y luego hacia abajo, me desespero cuando una persona con un pasamontañas, me mira y comienza a correr hasta mí, entro nuevamente buscando a alguien más, pero no encuentro a nadie y busco en las oficinas. Y encuentro una de las puertas que no está cerrada, bajo las persianas y me escondo debajo del escritorio, en mi celular busco en mis contactos el nombre de Brandon y en vez de llamarlos, decidí mandarle mensaje con cada palabra mis lágrimas caen, pero en eso escucho cuando esa persona abre la puerta, de golpe.
El miedo me llevo a dejar de respirar por algunos segundos, esperando a que se vaya. Aquel suspenso que me está matando, se cortó cuando escucho la voz del hombre de seguridad, asomo mi cabeza por el costado del escritorio y no veo a nadie, me levanto disimulando que estaba durmiendo y me acerco a la puerta.
—Señorita Stuart, ¿Qué hace? – Pregunto, alumbrando mi rostro.
—Nada, estaba… me quede dormida y al parecer mi compañero acomodo la oficina para que durmiera. — Aclare nerviosa.
No dijo nada y se marchó, con miedo camino a su lado, fingiendo que no nada sucede, hasta que subimos al ascensor y esté baja. El silencio ayudó a calmarme, las puertas se abren y veo a Mei-Mei, parada con dos carpetas, una azul y la otra roja.
Me acerco a ella, y le sonrió.
—¿Encontraste lo que estabas buscando? – Pregunto.
—Sí, ya lo encontré. ¿Te ayudo? – Estiro mis brazos.
—No, pero tu carpeta es la azul. — Agarro la carpeta. — Nos vemos el martes, hermosa. —
No me percate que el guardia estaba hablando con otro hombre, mientras que ambos me miran, no deje que se movieran y salgo corriendo del edificio hasta llegar a mi auto y salir del lugar.
------ Por otro lado, >>>>
—No creo que sea tan fácil ahora. — Expresó una mujer de cabello negro sentada en una silla.
—No creas todo lo que te dicen de ella. — Exclamó aquel joven con un tablet en sus manos. — Puede ser, haya pasado por cosas horribles, pero eso no le permite luchar por el gramo de orgullo y honor que tiene. —
—Tu obsesión por ella, te nubla el juicio Theo. — Cuestionó la mujer. — Ya debiste que vas a hacer cuando, la encuentren. —
—No, pero pienso tener una idea, fastidiarle la vida a Samuel, le hare pagar por todo lo que me ha hecho. — Afirmó golpeando la mesa.
Volví a casa luego de ese repentino enfrentamiento con aquel desconocido con un pasa montañas, en mi celular abrí la aplicación de notas para escribir el mensaje que siempre quise escribirle a Brandon desde que me fui de Shanghái. Estuve pensando en varios escenarios en donde Brandon me respondía y en algunos de los casos me rechazaba de buena y mala manera el mensaje en algunos, ni siquiera perdía el tiempo en responder, en otro que me bloqueaba, etc.
Capas que solo es imaginación mía, pero tiene sentido, estuve casi 1 año sin hablarle y de golpe, mandarle un mensaje en donde le explicaba que necesito de su ayuda. No creo que me responda. Luego de terminar de escribir, me tiro en el sofá y pienso si mandarle el mensaje.
No llegue a ninguna de las dos ideas que tenía en la cabeza, pero al final solo me dispongo a bañarme.
Al mañana siguiente, me desperté luego de una noche con pesadillas nuevamente, me baje de la cama para sentarme en el suelo y debajo de la cama sacar una caja en donde tengo mis pastillas, abro el frasco, pero antes de tomar las pastillas, reaccionar sobre lo que estoy a punto de hacer.
Me quedo en el suelo, tratando de borrar mis pensamientos suicidas de mi cabeza. Desde la ventana puedo escuchar las risas de jóvenes, pero particularmente una voz en específico, que hace que mi corazón se altere. Me levanto del suelo y me acerco a la ventana, y recuerdo a Samuel, con sus ideas de cómo querer hacerme sonreír. Me apoyo sobre el marco de la ventana, intentando escuchar mejor su voz, haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo a tal punto de que mi piel se erise.
Estuve pensando en mucho escenario posible nuevamente, pero esta vez con Samuel, recordé mis días en su casa en los que se suponía que tenía que trabajar, él solo se dispuso a coquetearme de una manera que realmente detesto.
Miro el reloj y esté marca las 05:56 de la madrugada, busco ropa para vestirme, ya que tendría que ir a trabajar. Del armario saco una pollera con bolados de color negra, una camiseta de color blanca y una botas hasta los tobillos de color negra, busco mi celular y las llaves de mi casa. Cuando salgo no escucho nada, eso quiere decir que mi madre no está en la casa, una nota en la mesa con su letra – Bonnie, iré a ver a tu padre, creo que está mal. Volveré en un mes. PSD: no te metas en problemas. — Bufe, con una sonrisa sé muy bien que mi madre aún ama a mi padre, pero no puedo pedirle que lo deje cuando ellos han luchado por estar juntos.
Al lado de la nota, hay una bolsa de cartón con una marca de ropa, la abro para sacar la prenda que hay dentro de ella, una chaqueta de cuero color negra, me la pongo esperando sentirme mejor, pero no había resultado como pensé, salgo luego de escuchar el timbre de mi departamento.
Una vez abajo, veo a Mei-Mei saludándome desde lejos en el auto de Kuan-Yin, sonrío y camino hasta ellas, para subirme a la parte de atrás y comenzar el viaje hasta la empresa.
En el viaje, comienzo a buscar en la agenda todo lo que tenemos que hacer para el día de hoy, mientras que Mei-Mei me manda más datos a mi celular, Kuan-Yin, solo se limita a conducir, como es el papel de CEO y empleada se volteara. Escribo en la computadora, dejando todos los planes en horarios y citas para ella. Cuando llegamos bajo y le marco al primer cliente del día, con el cual tendría una cita para llevar acuerdo de trabajo y cerrar tratos y firmar algunos contratos.
—Jefa, hoy tiene la cita con Choi’s Company. Administración me dijo que el CEO espera en su oficina. — Le informo mientras entramos al ascensor, para subir. — Suban, yo ir por café. —
—Gracias Bonnie, pero te necesito a mi lado… Mei-Mei, por favor. — Ordeno sin dejar de mirar su celular.
—Claro, nos vemos arriba. — Dijo alegre.
El ascensor subió, y continuo explicándole todo lo que tiene que hablar, para que se pueda llegar a un acuerdo simple y complejo. Reviso mi celular y resulta ser Mei-Mei, pidiéndome que vigilara a la Jefa, porque hace días que no come y bebe algo.
Cuando llegamos al último piso y las puertas se abren, entramos y veo a 3 personas sentadas en la oficina de Kuan-Yin, me quede helada al ver de quienes se trataban. Sentía que no podía respirar, me sofocaba el simple hecho de tener que verle las caras.
—Señora Wu, ellos son Matheo Flammer y ella es Jia Ogawa. — Dije con voz quebrada. — Ahora vuelvo, me olvide de unos archivos. —
Ellos se quedaron para hablar. Salgo espantada recordando aquellos días en los que fui reprimida por Jia Ogawa, en los días en los que ella y su amante, Julia Kuroda, me secuestraron y me torturaron privándome de alimentos y agua. En donde ellas me ahorcaban hasta cacear, su odio hacía mi, recordándome que fui yo quien presiono a Morgan por volverlo perfecto lo llevaron al suicidio, y que Samuel solo juega conmigo y muchas cosas más. Camino tambaleándome hacía mi oficina y cierro la puerta detrás de mí, siento que mi cuerpo arde, al tener recuerdos sensoriales de aquellos días, puedo sentir sus manos sobre mi cuello, el aire dejo de entrar por mi boca y busco la forma de respirar y caigo al suelo, llamando la atención de la secretaria que por el pasillo.
—¡Bonnie! ¿Qué te paso? – Ella acude a mi ayuda. — ¿Bonnie, me escuchas? –
—Mi… mi… mochi… — A punto hacía mi mochila.
Sin esperar tomo mi mochila y busco dentro de ella, encontrado un inhalador, el cual introdujo dentro de mi boca y apretó liberando aquel medicamento, que abriría mis pulmones, permitiéndome respirar, agitada pero salvando mi vida una vez más.
A los segundos que me repongo, escucho los pasos de Kuan-Yin y ella aparece por la puerta y detrás de ella, Mei-Mei con una bandeja en sus manos, ambas se preocuparon.
—¿Qué paso, Bonnie? – Pregunto mientras que me ayuda a levantarme. — ¿Estás bien? –
—Sí, solo me descompuse, no desayune a la mañana. — Miro a Mei-Mei. — Pero aquí tengo los archivos. —
—No te preocupes, el acuerdo no se llevará a cabo… otra empresa llamo mi atención. — Aviso. — Quiero que vayas a la enfermería y descanses. Ahora. —
—Está bien, gracias. — Agradecí para luego salir.
Salgo de aquel lugar y entro al ascensor, apretó el botón 2 que me llevaría al sector de salud, me apoyo sobre el vidrio que me deja ver gran parte de la ciudad, suspiro y busco mi celular para volver a leer el mensaje que quiero mandarle a Brandon, pero solo lo tengo en borrador. Me castigo golpeando levemente la cabeza con el vidrio y las puertas del ascensor se abren, camino tranquila y segura buscando alguna de las dos doctoras que se encuentra en el edificio, pero la enfermería está vacío y solo están las camas, por lo que opto por acostarme en una de ellas.
Cierro los ojos, esperando lograr conseguir el sueño que tanto necesito. El sonido de palmas hace que me despierte de golpe haciéndome sentar en la cama, miro a Jia parada enfrente de mí, con su sonrisa sarcástica, pero sus ojos despiden odio puro hacia mí.
—Es bueno saber que sigues viva. — Dijo mirándose las uñas. — Debí asesinarte. —
—Supongo que tu cometido, no fue acertado. — Respondí desafiante. — ¿Qué quieres? –
—Quiero saber, si aún recuerdas, los mejores días que pasamos las tres juntas. — Exclamo, acercándose. — Julia, aún tiene tus videos. —
—Supongo que Julia, está nadando con los peces, porque no cumplió tu estúpido capricho. — Me pongo de pie enfrente de ella. — ¿Qué es lo que quieres Jia? –
—Solo quería saber si aún sigues interesada en Samuel. Porque él… bueno, ella ya se casó conmigo. — Sonrió.
—Lo que tú y Julia me hicieron esos días, jamás lo voy a poder olvidar… pero te recuerdo una cosa, por más que Samuel se halla caso, él aún me busca. Porque las dos sabemos que soy mejor que tú, y tu jamás vas a poder superar. — Desafié. —
—Vas a lamentar hablarme de esa manera. — Amenazo Jia, buscando hacer contacto visual conmigo.
—Adelante, no te tengo miedo Jia. — Avanzo dos pasos. — Quiero que te vayas, o hablaré con Kuan-Yin. —
Ninguna de las dos, puede apartar la mirada de la otra. Cuando se fue respiro agitado para sentarme en la cama y verificar que no vuelva a entrar, pero, en cambio, la que entro fue Mei-Mei.
Confundida, por haberse encontrado a Jia en el camino. Nos miramos y no hacía falta hablar o que tuviera que estar explicando todo, ella solo se sienta a mi malo y se apoya sobre mi espalda.
Luego de algunos minutos, volví a la oficina en donde Kuan-Yin, se encuentra escribiendo en su computadora cuando levanto la vista, a los segundos que yo llegue, ella sonrió y me acerco, dejándole archivos en su escritorio.
—¿Desde hace cuanto que conoces a Jia? – Pregunto, una vez que tome a ciento. — Y no te atrevas a mentirme. —
—Desde que fui a un viaje de negocios a Japón hace 1 años… — Mantengo una leve sonrisa disimulando. — ¿Por qué? –
—Cuando te fuiste, comenzó a advertirme que no sería bueno, que continúes trabajando aquí, cuando se firmen los papeles. — se cruza de brazos.
《~Por otro lado~》
En la casa de Luka se escuchan risas, cada uno de ellos ríen y bromean entre todos. Hansol que está sentado en la mesa, a su izquierda se encuentra Christian y a su derecha está Luka, buscando algo para ver en la televisión, a la derecha de Luka esta Brandon junto a Victor el nuevo integrante al grupo. Aunque Hansol no está muy en desacuerdo.
Cada uno habla de temas distintos, como si intentarán ignorar algo.
—¡Basta! Esto tiene que parar hoy. — Expresó Chris golpeando la mesa. — Tenemos que volver a hablar con Bonnie. —
—No empieces de nuevo, Chris. Ella está haciendo su vida de nuevo y no nosotros la dejaremos. — Reprochó Hansol, con tono molesto.
—Tú estás molesto con Bonnie, no nos metas en tus problemas… considero que deberíamos buscarla. — Brandon se levantó, al momento de aconsejar.
—Yo voy contigo. Quiero verla, quiero saber como esta. — Sugirió Luka. — Hansol, tienes que hablar con ella nuevamente. —
—No tengo nada que hablar con ella. Lo dejo muy en claro lo que necesitaba y me dejo al mando de la empresa de su padre, pero yo quería a mi amiga y no ser un suplente. — Hansol, miro a los demás.
—¿Entonces la dejaremos, sola? ¿Dejaremos que luche contra sus intentos de suicidio? - Preguntó Brandon. — Creo que todos hemos olvidado que ella, siempre nos ayudó… incluyéndote Hansol. —
—¡Sí, me ayudo! ¿¡PERO DE QUE SIRVIÓ!? Ella se fue dejando a todos atrás… No dijo nada y solo se fue, porque quería sanar sus heridas… ¿Nunca pensó en nosotros? En cuanto podíamos estar sufriendo o pasando. — Se levanta para marcharse.
—Hansol, tiene razón, ella nos ayudó, pero cuando piensas en eso… se siente como si diéramos pena. — Se apoya contra la silla.
—Ella nos ayudó a todos, pero también tiene que entender que ella lo… — Luka se muerde el labio.
—No te atrevas a decirlo, Luka. — Exigió Brandon.
—Morgan, se suicidó… métanse en la cabeza, ella no tiene la culpa de las locuras de Morgan. — Se defiende. — Y te advierto Hansol, no te atrevas a decir nada sobre Bonnie, tanto ella como nosotros estamos sufriendo, no eres el único. —
—Cuando pienses un poco más en ti, te darás cuenta de que tengo razón… pero estás ciego con ideas de víctima, cuando volvió de Japón. — Aprieta sus manos, contra la mesa. — Ninguno de nosotros sabe lo que realmente pasó y Samuel, no sabe ni quién es como para explicarnos.
Ninguno cuestiono o contradijo lo que expresó Hansol, saben que Bonnie los dejo solo, pero antes de ir por completo los ayudo como sabe ella.
El silencio se volvía cada parte de ellos cada vez que alguien habla sobre Bonnie y la situación en que se encuentran. Ninguno de los chicos pudo soportar.
《~Volviendo con Bonnie~》
Esa conversación que tuve con Kuan-Yin, me quito un peso de encima desde que me fui de Shanghái, no he podido hablar con nadie que no sea mi madre, Mei-Mei solo me consiguió, él trabajó. Es como si mi vida estuviera en piloto automático, me despierto, me levanto, me baño, desayuno, salgo a la empresa, etc.
Todos los días son los mismos, no tiene sentido alguno hasta ayer, que apareció aquella persona que me siguió hasta el piso de administración.
Nos mantemos en constante conversación, ella en video llamada y yo agendando las últimas citas de la semana, pero algo llego a sacarme de mis pensamientos.
- ¿Conoce a Samuel? - Susurro, mirandola mientras que ella habla. - Es imposible. -
Pienso, terminando de confirmar las últimas citas. Cuando terminamos, guardo mis cosas para salir pero ella tiene otros planes.
-Bonnie, podrías quedarte por favor. - Asiento, contenta.
-Claro. - dejo el celular sobre mi escritorio. - De que quieres hablar? -
-Que paso hace 1 año... entre tú y Jia. no es normal que entres en pánico y tengas que salir corriendo, no creas que no lo note, Bonnie yo pase por algo parecido y Mei-Mei me salvo de un suicidio. - juega con sus dedos.
-Lo siento mucho, Kuan-Yin. - poso mi mano sobre la suya.
-Quiero que me tengas la confianza necesaria para decirme si algo malo te pasa, no tienes que pelear tu sola... estoy contigo y Mei-Mei ya te adoptó, aunque le dije que no eres un animal. - río por su comentario.
-Tranquila Mei-Mei y tu son lo mejor que me paso este año. - la abrazo y ella lo corresponde.
Los mensajes llegan como lluvia en un diluvio, a mi viejo celular, miro el nombre de las personas que me lo envían, y suspiro al ver que se trata de Brandon, Luka y Chris. Mei-Mei y Kuan-Yin, planean salir a bailar a beber algo y de seguro yo estaría en sus planes. O no.
Esa misma tarde, los mensajes de Mei—Mei, llueven en mi celular. Supongo que esta está más ansiosa que Kuan-Yin, pero en esos segundos, escucho los golpes de la puerta, me acerco para abrir y sorprendida miro a Mei-Mei entrar como si nada, con varias bolsas en ambas manos. Sonriendo, me entrega su mano derecha y tomo las bolsas dejándolas sobre el sillón.
Mei-Mei es de las chicas que no se callan, pero sobre todo es de ese tipo de chica que no hace falta que se maquille demasiado, es hermosa por naturaleza. Solo requiere sonreír y puede tener al chico que quiere. Preparo un poco de té, mientras que ella me muestra todo lo que se compró, su manera de buscar una sonrisa que contagia.
—Toma, esto es tuyo. — Me entrega un vestido de color negro. — Y sí, te lo tienes que poner hoy. —
—Eso no es de mi agrado. Y para serte franca, si me lo pongo se me vería hasta las ideas. — Ríe.
—Sí, que te lo pondrás y es una orden. — Me ordena.
Durante el resto del día, Mei-Mei y yo pasamos hablando, planeando y demás. Hasta que llego las ocho de la noche y comenzamos a prepararnos, Kuan-Yin pasaría por nosotras, luego de que termine con su trabajo. Y ahora tengo que pensar, como decirles, que dentro de tres días saldré del país.
La noche, estaba comenzando, cuando llego Kuan-Yin, llego por nosotras, Mei-Mei termina de arreglarse y la espero con mi bolso en la puerta del baño.
Una vez, lista salimos del departamento, nos subimos al ascensor. Escucho, que me llegan mensajes a mi viejo celular, y lo saco para ver si son los chicos y efectivamente son ellos, pero no de la manera que esperaba. Brandon me avisa que aterrizo hace unos días y que estuvo buscándome. No sé qué hacer, ni cómo reaccionar, pero solo me quedo mirando disimuladamente a Mei-Mei.
Si Brandon, aparece, estaré perdida y es mucho más peligroso si habla con Kuan-Yin.
—¿Bonnie te encuentras bien? – Me pregunto.
—¿He? Sí estoy bien. — Afirme.
El silencio entre las dos, de alguna manera, no parece incomodar, en algunas ocasiones le regalo una tierna sonrisa, para que no sospeche. En el camino, las calles se ven algo vacías, autos que viene, pero no que se van, emitir sonido alguno, no está dentro de mis posibles escenarios. Me gusta más cuando Mei-Mei, quiere convencer a Kuan-Yin de que le compre algo que a ella le gusta, aunque eso quiere decir que su relación creció, un poco más.
Por precaución, tenemos que salir lejos de Shanghái, Kuan-Yin, manejo por casi una hora, solo para divertirnos. La precaución no es, si podemos tener un accidente, es más por Mei-Mei y su interés por Kuan-Yin, desde hace años.
Su romance se volvió imposible, y cada vez que puede sacar provecho, y viéndolo de esta manera, Kuan-Yin, no pone resistencia, ambas se gustan, pero no pueden estar juntas, su romance está prohibido.
Kuan-Yin, una mujer de 30 años, 1,75 aproximadamente de alto, test naranja, un ejemplo de mujer, su cabello del color como la noche más oscura que he visto. Es imposible no sentir cierta atracción por ella, ahora entiendo por qué Mei-Mei, se fijó en ella, tiene todo lo que quiere y sé que ahora sería capas de arriesgar todo por estar, con ella.
En cambio, Mei-Mei, se podría decir, es como una versión de mí, pero sin mis traumas. Es tierna, atenta, pero sobre todo, es esa persona con la que puedes estar, hablando de cualquier cosa y ella solo escuchara. Es ese tipo de amiga. Y no quiero perderla.
La hora paso, muy rápido y llegamos al lugar. Un edificio con un gran cartel sobre la entrada con luces y demás, a simple vista no parece un antro, pero cuando entras es otro mundo. En la entrada, una mujer te dice las salas que ofrecen y cuantos pueden ocuparlas. Kuan-Yin, paga y comenzamos a caminar, por el pasillo que de un lado contiene espejos, y sobre el techo las luces led, que cambian de color, hacen que el ambiente, se vuelva más ligero, la música suena desde adentro de las habitaciones.
Cuando llegamos a la nuestra, Mei-Mei, entra como si conociera el lugar y deja sus cosas, sobre el sillón, al igual que Kuan-Yin. Dentro esta ocupada, por dos chicas bailando sobre una tarima y una mesa, una de ella viste un vestido corto pegado al cuerpo, con manga en los brazos que hacen juego con su vestido, su compañera viste con un bikini de color plata y un arnés, que aprieta sus muslos, brazos y resto del cuerpo.
La música de fondo, hacen que ellas se mueven de manera sensual, sin esperar a que nos detengamos a verlas, una chica entra por la puerta del costado de la tarima, se acerca a Kuan-Yin y le avisa que será nuestro barman, esta noche. Sus ojos se posan en Mei-Mei, pero Kuan-Yin, la besa marcando territorio, la joven hace una reverencia y se pone detrás del mostrador.
Me siento en el sofá y espero a que la “fiesta” comience, pero de ante mano, me voy preparando para salir corriendo, si ellas dos se ponen cariñosas.
Entre copas y risas, llegan dos hombres con trajes y se sientan enfrente de ellas dos, mientras que solo puedo ver como ellas conversan. Me levanto y busco algo para tomar, pero la joven no está.
Paso por la parte de atrás de la barra y busco, las botellas para prepararme un trago. Una mano secundaria detiene la mía antes de que pudiera servir el vaso, miro a la persona y supuse que sería el chico, pero en definitiva es un chico, pero lo cambiaron por otro. Este es más guapo y tiene tatuajes. Levanto las cejas y este sonríe sorprendido.
—Lo siento, quiero algo para beber. — Aclare.
—¿Qué te doy? – Pregunto, limpiando el vaso.
—Un mojito, por favor. — Ordene.
Apoyada con ambos brazos sobre la barra, espero a que él termine de servir y me entrega el vaso, miro hacia donde se encuentran Kuan-Yin y Mei-Mei. Admito que siento un poco de celos, porque ellas pueden expresar su amor, al menos a escondidas, pero pueden demostrar su amor.
Yo quiero sentir lo mismo, aunque sea por momentos.
Desvió la mirada y me encuentro con la mirada de Brando, pero no esa mirada de molesto, sino de nostalgia, tristes, es como si me pidiera perdón con la mirada. Me acerco a la puerta y salgo sintiendo que sale detrás de mí en un giro, este me abraza por la cintura.
Escucho sus chillidos, y como con sus lágrimas mojan mi vestido en un sector muy pequeño. Correspondo a su abrazo sonriendo, sintiendo alivio el volver a verlo, una lágrima cae por mi mejilla al saber que no está enojado conmigo. Una vez más, soy salvada por la persona que se alejó primero.
—No vuelvas a alejarte. — Exigió.
—Lo… lo siento. — Lamentó.
Su cuerpo cubre la mayor parte del mío. ¿Tanto dolor le pude haber provocado? ¿Qué tanto sufrieron los demás? ¿Vale la pena volver? Son preguntas que no sé si tiene respuestas, aunque estoy conforme con que él, este conmigo ahora y no quiero que se vaya.
El alivio, duro poco, sus ojos rojos de tanto llorar me miran, desconsolado, pidiéndome perdón por algo que él no provocó. Brandon, me hablo con tanta franqueza que no me siento digna de volver a hablar con los chicos.
-Me alegra que todos estén bien. – Expreso, con la voz ahogada. - ¿Y Hansol? –
—Él está bien, pero si te soy sincero… Bon, él no quiere volver a verte. —
—Eso es sabido, luego de desaparecer y sin dar noticias de mi paradero, es más que obvio que yo tampoco querría verme. — Murmuró.
—¿Volverás a China? – Expreso.
-No lo sé… ahora tengo que trabajar. - pensé cuando le respondió.
-Pensé que volverías, una vez que estuvieras bien. - Expresó.
-Ahora estoy intentando hacer mi vida aquí... Quiero paz. - respondi cansada.
-Entiendo pero por favor volvamos a vernos, Bonnie se que la mayoría de nosotros, pensamos mal de ti pero yo no, yo quiero volver a tener a mi pequeña hermanita, quiero salir a bailar contigo... - lo abrazo cal escucharlo.
-Gracias Bran, ahora eres el único que está aquí conmigo. - corresponde a mi abrazo.
Luego de algunos minutos me levanto al escuchar la voz de Kuan-Yin. Ella baja por las escaleras y saluda a Brandon de manera cortes y alegre. Mientras que ellos hablando mi celular suena por una notificación, abro el mensaje para ver de quien se trata y sale con número desconocido, pero el miedo volvió cuando en el mensaje se puede ver una foto mía, sentada al lado de Brandon hace unos momentos.
Siento como mi corazón se acelera y mi respiración se agita, para no levantar sospechas miro a Kuan-Yin y Brandon y ellos no parecen notar nada malo.
Actuó como si nada pasara y me giro para ver si alguien más me esta vigilando. Deje que ellos hablaran, para que se vallan conociendo y yo solo irme de ese lugar tan incómodo.
Cuando llegó de nuevo a la sala y me me siento to algunos de los clientes tas de Kuan-Yin esperan a su regreso, pero dudo llegue justo ahora, entre los clientes es ver solo rostros de hombres mayores, y solo un chico joven pero tiene más apariencia de ser Gay. Y no lo culpa si tengo que depender de las personas de mi edad y creo que me volvería lesbiana.
Uno de los clientes que se encuentra en la otra punta, me ofrece para beber unas cuantas copas de soja, pero no puedo negarme, Kuan-Yin necesita no puedo decirle que no.
Bebemos y todo parece ir bien pero algunos ya pierden el conteo de las copas y algunas de las chicasya no quieren esta aquí.
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