NovelToon NovelToon

Contigo; Soy Otra

No hay divorcio

Saliendo del Juzgado, su cabello extremadamente blanco, ondea con el viento haciéndole notar que un mal clima se aproxima y para su desgracia, debe volver a instalarse en esa casa que tantos secretos esconde.

Por tercera vez ha sido negada la demanda de divorcio, la que viene presentando con ganas de terminar ese lazo de poligamia en el que no le gusta estar, pero al que debe enfrentarse nuevamente por otros tres meses.

—Lo siento, señora Pregonas— menciona el tercer abogado que contrata para tal acción.

—No se preocupe, sé que el poder y el dinero de mi marido es más importante que mi bienestar— contesta Yura con una sonrisa forzada, sabiendo exactamente que este ha sido otro hombre que cae en el jugoso soborno del Senador de España.

Dicho ‘’profesional’’ solo baja la cabeza avergonzado, aunque de igual manera le brinda una carpeta que, supone, son las pruebas que ella misma consiguió, por lo que las toma y camina con dignidad hasta su auto.

Ha sido derrotada, pero jamás lo demostrará.

Claro que quiere llorar por no obtener esa libertad que siempre saborea con ilusión, pero en cada oportunidad la burbuja se rompe, haciéndole saber que todavía pertenece a ese hombre que tanto daño le ha hecho.

Todavía no entiende por qué sus padres la dejaron ir con él, siendo que jamás lo quiso, además que muy pocas veces lo había visto y eso es porque él mismo iba a su casa con sus padres, los que denominaba sus suegros, aunque ya fallecieron.

Yura solamente suspira, sabiendo que en los próximos meses debe reunir más pruebas en contra de David Castro, quien ha hecho de su vida una miseria, obligándola a aguantar infidelidades y agresiones verbales por su parte.

El hombre con ardua vitalidad, mantiene económicamente a dos mujeres, sin contar a Yura, ya que ella es quien se hace cargo de sus propios gastos.

Esas dos mujeres poseen una belleza única, pero son tan diferentes entre ellas, que ni siquiera comparten alguna similitud con la misma Yura, ya que esta es albina de ojos grises, otra es pelinegra de ojos celestes y la última es una chica afroamericana de ojos marrones.

Incluso, sus alturas son diferentes y claramente, el color de su piel.

Cuando empieza el camino hasta su casa, piensa en la única persona que la comprendería y ayudaría desinteresadamente, incluido el que tampoco aceptaría ningún tipo de soborno; su mejor amigo, Aarón Suárez.

Si bien Aarón está en otro país, podría llamarlo y ofrecerle una gran suma de dinero para que sea su abogado, tal cual de lo que trabaja.

En Francia es un hombre muy respetado, además de deseado por las miles de mujeres que quieren estar con el excéntrico pelirrojo; cosa que causa un poco de celos en la albina, aunque a decir verdad, no puede reclamar por obvias razones y no hablamos de su matrimonio, sino porque su amigo jamás demostró quererla de alguna otra manera, solamente como lo antes mencionado, AMIGOS.

Llegando a la casa del terror como la llama, baja del auto y entra decidida a darle la cara a la afroamericana, esa que normalmente se ríe de ella cuando intenta divorciarse de David.

—Otra vez negativo— se burla cómodamente en el sofá, de brazos y piernas cruzadas.

— ¿Te sirve que siga siendo un hombre casado?— cuestiona Yura con una de sus cejas alzadas.

—Claro que sí— afirma— Te contaré un secreto del que no te has dado cuenta…— menciona levantándose de su lugar para acercarse a la mujer que es diez centímetros más baja que ella.

—Estoy interesada en saberlo— contesta creyendo que dirá una estupidez.

— Tú eres quien le da el poder de ser Senador— guiña un ojo y se mira las uñas desinteresadamente— Por eso no te deja y nosotras podemos gozar de tantos lujos.

—¿Qué…?— su pregunta queda en el aire cuando llega su marido y se hace notar con una sonora cachetada, dirigida a la afroamericana.

— Debes aprender a callar— la regaña y mira a Yura— No vuelvas a intentar divorciarte porque la próxima vez no seré tan amable— dice despectivamente mirándola de pies a cabeza, como si fuera un bicho raro.— Alístate para la noche, debes acompañarme a una cena benéfica y sonreír a las cámaras.— finaliza para retirarse solo.

Sandra, la mujer afro, mira a Yura y hace una mueca de dolor por el golpe que ha recibido gracias a su gran boca.

—¿Sabes algo más?— susurra la albina para que David no pueda escucharla.

— Solamente sé que quiere asistir a la cena porque debe demostrarle a alguien que ustedes están enamorados— responde también en un susurro.

—¿Por qué ahora quieres hablar si siempre te has burlado de mí?— interroga con desconfianza.

Aunque la respuesta de Sandra es coherente para Yura, ya que ante el público, él debe mostrarse como un hombre de ‘’familia’’ para seguir en su importante puesto.

—Aprendí a quererlo, pero lo conocí porque ha ido a mi casa y convenció a mis padres de que sería un buen novio. ¿Se te hace familiar la historia?

Claramente, sí. Por lo menos la parte de que David la visitó en su casa, en presencia de sus padres y ella estaba obligada a estar allí en cada ocasión, aunque no recuerda el detallito de ser novios, ya que con ella fue diferente.

Hubo un intercambio de dinero de parte de los Castro para con los padres de Yura y ella no entiende eso, ¿por qué la vendieron si tenían dinero? ¿Valieron la pena tantos billetes siendo que su hija perdió su pureza de la peor forma?

—Sí— responde y empieza a caminar hacia su habitación.

Ese que ha convertido en su lugar seguro, uno que tuvo que modificar en los pocos días que su esposo se fue de vacaciones con su familia, esa que formó con Marta, la pelinegra de ojos celestes.

Sin embargo, ahora tiene la respuesta a la única pregunta que la martirizaba. Por fin es conocedora de qué lugar ocupa en la vida de David.

No es por obsesión, ni amor, sino por poder.

Marta le ha dado dos hijos y es una ‘’esposa’’ abnegada; Sandra placer, disfrute y libertinaje entre fiestas; y Yura le ha dado su puesto, gracias a ella es Senador. Aunque, una nueva interrogante cae en la mente de la albina; ¿Cómo es eso posible?

Entra en su cuarto de ropa y se dirige hasta la sección de jeans, buscando determinado botón en la pared, para que la puerta secreta ceda a su ingreso y así guardar absolutamente todos los documentos que tiene en la carpeta. Y de paso, también los revisa por las dudas de que falte algo, desconfiando totalmente del abogado que se dejó sobornar.

En la carpeta encuentra muchos más papeles de los que ella misma le dio, por lo que lee atentamente cada uno, descubriendo que sus padres se rindieron ante el poder de los Castro porque la pequeña empresa que poseían estaba al borde de la quiebra y eso les importó más que su propia hija.

También encontró papeles que demostraban que el actual Senador ha seguido obsesivamente a Yura desde que ella tiene veintidós años, pero como ella ponía su atención en alguien más, tuvo que mandarlo a otro país.

Pues sí, la albina ha descubierto porque su mejor amigo se mudó a Francia.

Hay que agradecer que no lo haya matado para quitarlo definitivamente del camino.

Los padres de Aarón obtuvieron una oferta laboral tan jugosa que no pudieron rechazarla y por ello es que él tuvo que irse, dejando atrás a su amiga y aunque mantuvieron comunicación por un tiempo, eso solamente duró en lo que actuaba David, ya que luego, eso se terminó de la noche a la mañana.

Los papeles quedan en ese espacio que convirtió hace varios años atrás, en su lugar seguro.

Copió de un documental de National Geographic "la habitación secreta" porque mostraban lo fácil que entraban a robar o lastimar a personas inocentes, en algunas partes del mundo. Sin embargo, a pesar de lo cruel que fue esa información, ella quiso un espacio así para que su esposo no pudiese lastimarla los días que llegaba un poco borracho, antes de que apareciese Sandra, la cual ahora lo calma con sesiones sexuales. Pero en ese entonces, aunque ya no la tocaba, temía que volviera a pasar, por lo que se decidió a ir con un importante arquitecto que le hizo el sueño realidad en solo días. Los mismos que David se iba con Marta y sus hijos.

...----------------...

🖤🖤🖤🖤

Mis queridas lectoras, les traigo una nueva novela que tendrá un poquito de todo.

Ahora les presento a Yura Pregonas. 32 años.

Cambio de personalidad

Luego de algunas horas, Yura Pregonas sale de su ducha y encuentra un vestido en su cama, haciéndole saber que alguien ha entrado para dejarlo allí, ya que esa no es una de sus prendas.

Es de color bordo o vino tinto como le dicen los diseñadores, con algunas aparentes transparencias, totalmente sobrio, haciéndole ver como una dama de sociedad muy delicada. Justo lo que debe fingir esta noche en esa beneficencia.

Se maquilla suavemente, principalmente los pómulos porque su piel es demasiado clara y pareciese que no estuviese con vida, aunque por dentro se siente así mismo; continúa con los labios dejando un suave brillo y prosigue colocándose el anillo de boda, ese que quema.

La puerta de su habitación es abierta por su esposo, quien viste un traje totalmente negro con una pajarita del mismo color que su vestido, combinando disimuladamente; él la mira con un brillo en los ojos que casi lo hacen parecer enamorado, aunque solamente es lujuria porque no ha podido tocarla en cinco años. Y esa última vez, no fue consensuado.

Llegó de su viaje con Marta y se puso a tomar porque el período de esta había llegado y no pudieron hacer ningún intercambio de fluidos, por lo que en medio de su frustración se acordó que tenía una esposa de decorado y quiso aprovechar.

Él quiso seducirla, calentarla y que disfrutasen los dos, pero ella estaba en su laptop buscando información de Aarón, el cual ya era un hombre con fama y eso lo descontroló, recordándole lo que tuvo que hacer para que se alejara de esa mujer que quería solamente para sí mismo.

Además, consideraba que el pelirrojo tenía que agradecerle por el presente que en ese entonces vivía y más ahora, porque el hijodeputa tiene millones de dólares en el banco y muchas mujeres que lo persiguen, queriendo a ese fenómeno entre sus piernas.

Así que, aquella vez fue agresivo con Yura, se descontroló y se aprovechó de su desmayo para desahogar sus ganas de follar, arrancándole su pureza.

Después de eso y la mañana tormentosa que vivió con la albina, quien estaba muy lastimada; tuvo que buscar otra mujer porque era obvio que, su primera obsesión, no lo dejaría volver a tocarla sin antes luchar y aunque le gusta el sexo duro, tuvo que ser consciente de que ella no lo merecía, por lo que solo siguió usando su matrimonio para permanecer en el poder, sin intentar ni siquiera una amistad o relación sana.

Con el paso del tiempo y la sustituta ideal, la ojigrises dejó de ser su obsesión y aunque todavía le sigue pareciendo atractiva, ya no necesitó acercarse a ella y de a poco, el supuesto "cariño" se extinguió.

—¿Estás lista?— consulta tranquilamente y ella asiente sin decir una palabra.—Entonces, vamos.— le tiende la mano para que la tome, pero ni siquiera lo mira, sino que sale de la habitación, mientras es seguida por él.

Al bajar las escaleras, puede ver que Sandra está sentada nuevamente en el sofá y solamente se levanta para abrazar a su querido amorcito, el esposo de Yura.

—Mi amor, te ves muy lindo— lo halaga ella, acomodando el corbatín que estaba un poco torcido.

— Gracias, pero quien deslumbrará esta noche es mi bonita albina— responde haciendo enojar a la morena, mientras la nombrada se tensa en su lugar.

—¿De qué hablas?— cuestiona Yura desconfiando –Esta mañana te pedí el divorcio por tercera vez y ahora te muestras tranquilo, ¿qué planeas?

— Cariño, nosotros somos la pareja más importante del país— le recuerda alejándose de su tercera mujer.

— ¿Y?— presiona para que largue toda la información.

—Todos los ojos estarán puestos en ti— le guiña un ojo y agarra su brazo sin ejercer fuerza, para llevarla hasta el auto.

Abre la puerta para ella e ingresa por el otro lado, dándole la instrucción al chófer a donde dirigirse.

—¿Qué tiene que ver nuestro matrimonio con tu puesto de Senador?— pregunta ella directamente.

—Mi padre y el tuyo eran amigos en su adolescencia, pero cuando se separaron por sus distintas carreras, ellos bromearon con que tendrían hijos y podrían emparejarlos para ser siempre cercanos— ríe por la estupidez de esos hombres.

—Quiero la historia completa— pide Yura.

— Cuando tú tenías veintidós años, tu padre llegó con una invitación de cumpleaños a la cual claramente mis padres quisieron ir, para que nosotros— se señala a sí mismo y luego a ella— nos conociéramos e intentáramos algo romántico, pero yo no fui porque en ese entonces ya tenía a Marta— hace una pausa recordando a esa mujer que ahora no le atrae tanto— Aunque días después no tuve opción y los acompañé a una reunión. Sin embargo, tú no me notaste porque estabas llegando a tu casa con tu amigo y luego subiste las escaleras a tu habitación.

—Nada de eso responde la pregunta que te hice— reclama con el ceño fruncido.

—Está bien— voltea los ojos— Haciendo el cuento corto… Empecé a averiguar cosas de ti con tu padre y empezamos a frecuentar tu hogar, en donde te obligaban a estar presente, por lo que me sentí atraído enseguida y desde ahí planearon nuestra boda.

—En pocas palabras, tú pediste esto.— dice con obviedad –Aunque sigo sin poder unir las piezas.

— No quise casarme, quería follar.— dice directamente— Pero mi padre solo me daría su herencia en vida si contraía matrimonio contigo y también una carta de recomendación para ser Senador, con la única condición de que no podemos divorciarnos en diez años.

—¡¿Qué?!— expresa sorprendida, pero se da cuenta de algo— faltan tres meses.

—Sí

—Bien— contesta desanimada, sabiendo que tendrá que esperar o escapar.

—No te molestaré en ese tiempo— avisa David— Seguiré con Marta y Sandra, pero a los ojos del público tú eres mi esposa y deberás acompañarme en algunas ocasiones. Es lo único que te pido para mantener nuestra relación en paz.

Claramente, los pensamientos de Yura van dirigidos a que al finalizar podrá vivir tranquilamente, sin tener que ver o aguantar el romanticismo de su esposo con otras mujeres; que, aunque no le interese ni le cause una pizca de celos, sí le incomoda de sobremanera porque no le agrada el intercambio de fluidos en su presencia.

—¿Estás bien con la nueva información?— consulta él tocándole la mano para llamar su atención, ya que ha notado que está metida en sus ideas.

—Sí— responde secamente, retirando su mano sin disimulo.

—Sé que no quieres que te toque desde ese día, pero…— sus palabras se quedan en el aire porque su esposa lo mira con mucho rencor.

—Me destrozaste el alma y jamás te lo perdonaré. – escupe— No me importa si me agredes nuevamente o si deseas matarme— lo señala— Me violaste y robaste mi pureza por celos de macho alfa, cuando ya tenías a alguien que no necesitó aguantar tu frustración.

—Lo siento, ¿ok?— dice alzando la voz— Estaba enojado porque me fui de vacaciones con Marta y ni un solo día pude follar, además tomé alcohol y sí me puse celoso de ese pelirrojo del demonio. Hice que él se fuera de España para que todo se te hiciese más fácil al momento de aceptar nuestro casamiento, no sé, tal vez nos daríamos la oportunidad, pero ni así conseguí que te olvidaras de él.— dice frustrado— Incluso puedo apostar mi puesto como Senador, que todavía sigues enamorada de ese fenómeno.

Yura se ha sorprendido por tales palabras, esas que él ha confesado y aunque ya lo había leído, no es lo mismo que escucharlo. Pero al darse cuenta de tal insulto le da una cachetada, porque recuerda que así mismo los llamaban a ellos dos en su adolescencia, esa que sufrieron a causa del bullying.

—Yo no tenía que estar incluida en los planes de tu padre y tú debiste negarte con fuerza para que eso no sucediese. Además, tenías novia y no te importó porque elegiste casarte conmigo solamente por poder. Y Aarón nunca tuvo la culpa de nada, es más, él ni siquiera supo de mis sentimientos, ni eran recíprocos, así que no debiste mandarlo a Francia –lo regaña como si fuese un niño chico y ella la madre.

David se ríe de la actitud de su esposa, no porque se esté burlando, sino porque le parece lindo como se ha sonrojado del enojo, además no puede evitar compararla con la antigua Yura en una de sus primeras visitas, justamente impulsiva y atrevida, como ahora. Aunque en ese entonces, discutía con su padre porque no quería estar en su presencia.

—¡No te rías!— exclama ella de brazos cruzados.

En realidad, ella esperaba un golpe o algún insulto por su atrevimiento, pero este hombre a su lado, no parece su esposo, ya que no está reaccionando mal.

Es raro verlo sonreír y demasiado confuso para la pobre albina que piensa que su castigo será en la casa, recordando que ahora se están dirigiendo a una cena benéfica y claro, él no la golpeará porque sino todo el mundo se dará cuenta de que es un mal esposo.

Así que sin fuerza y sin una pizca de valentía, empieza a temblar en su lugar, ocasionando que David la mire fijamente.

—¿Tienes frío?— cuestiona desabrochando el botón de su saco, con la intención de dárselo a ella.

—No y deja de actuar de esa manera.

— ¿Cuál?— indaga sin entender.

—Pareces preocupado por mí, pero nunca lo has estado, así que no finjas ahora.— dice mirando por la ventana de su puerta.

Hubo un pequeño y corto momento en el pasado, en el que ella pensó que sería bueno intentar llevar un matrimonio con normalidad, puesto que su esposo es atractivo y en su mente quería convencerse que sería un buen prospecto para olvidar a su lindo amigo pelirrojo, pero todo se desmoronó aquella vez que David la sorprendió en la habitación y, entre golpes, la destrozó.

Esa sola acción rompió su idea de querer ser feliz con él. Sin embargo, tampoco lo logró estando sola.

Como se mencionó antes, a ella no le interesó si David tenía otras mujeres o si las llevaba a la mansión, pero, en el fondo, lo envidiaba por tener la atención de alguien, o mejor dicho, de varias personas.

Yura solamente tiene su trabajo y los empleados que, más o menos la soportan porque es la jefa, pero no tiene confianza con nadie, ni siquiera con su secretaria, la cual parece más pendiente de su vicepresidente, que de ella.

Pero, en palabras de amor, Yura no recibe ni una muestra de cariño hace más de diez años.

Sus padres la querían o eso supone, pero no le brindaban ni un abrazo, acción que solamente él hizo, su amigo, con el que tal vez confundió sus sentimientos. Porque sí, Aarón fue muy amoroso con ella y de a poco, la línea entre la amistad y un posible futuro, se desvanecía, para su punto de vista.

—Él estará en la cena— avisa David mirándola atentamente.

...----------------...

🖤🖤🖤

David Castro, 35 años.

Sandra, 33 años. (La que vive con Yura y David)

Marta, 35 años. (La mujer que le ha dado dos hijos a David)

Reencuentro

Ella solamente lo mira un poco confundida porque sus pensamientos están en el pelirrojo, pero su esposo seguramente está hablándole de algún invitado en especifico del que no escuchó su nombre.

—¿De quién hablas? –cuestiona nerviosa de que él se dé cuenta.

— Aarón Suárez— menciona lentamente o así le parece a Yura.

Su nombre en voz alta le trae buenos recuerdos que no tienen nada que ver con la amistad, sino con su personalidad, esa que tanto le gustaba.

— Hoy me dijiste de la cena, así que no sé quién está invitado— trata de contestar con tranquilidad, pero el pulso lo tiene a mil por hora y sus mejillas se han sonrojado demasiado, haciéndole notable el sentimiento que la embarga.

—Lamentablemente, no puedo dejarte sola con él porque no se vería bien, ya que es un lugar casi público y estarán los medios de comunicación.

—No intentaría acercarme o estar a solas con el señor Suárez— responde con temor de que todo sea un truco para luego reclamarle o hacerle daño.

—Tranquila, Yura— sonríe mirando hacia sus manos y luego conecta sus ojos con ella— Sé que no fui el mejor esposo del mundo y que todas mis frustraciones las terminaste pagando tú, pero eres una linda mujer y quiero que seas feliz.

—¿Debo agradecerte estas palabras o el cambio de actitud?— cuestiona desconfiada.

—Creo que sí, pero entiendo si no lo haces— saca su celular y le escribe a Sandra un mensaje amoroso.— ¿Esto está bien para disculparme?— le muestra la pantalla a su esposa y por primera vez, Yura está confundida.

Ella piensa que seguramente los marcianos han succionado al verdadero David y han mandado un impostor o que directamente, sufre de doble personalidad y recién se da cuenta.

—Parece que de verdad la quieres— es lo único que dice, creyendo que quiere fingir eso mismo.

—Es que…— se rasca la nuca con nerviosismo como si fuese un adolescente— Me enamoré de Sandra.

— Te felicitaría, pero tienes a Marta.

— Quiero terminar nuestro contrato para pedirle matrimonio a Sandra, pero sé que Marta me hará la vida imposible porque no la tomaré a ella en primer lugar.

— Si quieres tenerlas a las dos, sería bueno que pienses primero en la madre de tus hijos.— responde por su estilo de poligamia.

— Quiero terminar con ella y pedir la custodia absoluta.— confiesa.

—¿Por qué no has aceptado el divorcio?— cuestiona para sacarse esa duda.

— Si lo hacemos, podemos perderlo todo. –responde— Tu padre firmó que, a pesar de ser mayor de edad, él te mantenía. Así que tú o él, tendría que pagar una gran suma destinado a un tercero, y yo ceder mi puesto, mis propiedades y también dinero, a un desconocido.

—¡Llegamos!— avisa el chófer.

—Por fin, el camino ha sido largo— reclama David y Yura solo asiente porque es cierto, pero eso le ha dado la oportunidad de conocer cosas de las que antes era ignorante.

Marta, Sandra, sus padres, sus suegros, la empresa, el senado, la relación y su amigo, muchas cosas reveladas en una hora de viaje hasta el lindo restaurante que está delante de ella. Sin lugar a dudas, tanta información la ha dejado un poco mareada, pero podrá disimular.

—Debemos entrar— avisa David para salir e ir hasta la puerta de su esposa; la abre y tiende su mano para ayudarla a la vista de los reporteros que aprovechan a capturar esa imagen.

Desgraciadamente para ella, debe fingir el papel de esposa feliz y posa sonriente para que tomen algunas fotos, pero luego entran al salón que está bellamente decorado, además de lleno por todos los invitados importantes.

Les tienden un folleto con el itinerario de lo que pasará esta noche y luego les ofrecen unas copas de champagne.

En determinado momento y luego de tantos saludos, llegan varios abogados de Francia, entre ellos, Aarón Suárez del brazo con su hermana, la cual Yura no conoce personalmente porque estaba viviendo en otro país, pero sí recuerda su nombre.

—Buenas noches— dicen tres desconocidos al unísono.

— Igualmente— saluda David sabiendo que su esposa está perdida en los ojos del pelirrojo, o más que nada en su acompañante y el abogado no ha mencionado ni una palabra, encontrándose igual que Yura.

—Me imagino que ella es su esposa— consulta un francés, haciéndola sonrojar por su actuar.

—Yura Pregonas, un gusto— se presenta.

— ¿No usa el apellido de su esposo?— cuestiona un señor, el más viejo de los abogados.

— No lo necesito— responde tosca, recibiendo un pequeño pellizco de David para que no hable mal.

— Mi esposa dice lo mismo, pero para usar mi dinero sí me recuerda — bromea otro.

—Me gusta mi independencia y no pedirle nada al señor Castro— dice en el mismo tono, aunque tragándose las ganas de responder mal, pero se le escapa una parte importante de su dialogo.

Ha nombrado a David de forma formal cuando se supone que son una pareja amorosa y deberían tratarse cariñosamente, sin protocolos.

—¿Señor Castro?— cuestiona la acompañante de Aarón— ¿Lo llamas así?

Yura en este momento está furiosa porque esta mujer tiene su brazo enroscado como una serpiente en los músculos del hombre que definitivamente sigue amando, pero debe disimular, por eso solo la mira y sonríe.

—Es un juego— responde el Senador antes de que su esposa quiera escupir alguna tontería que los deje en evidencia, sabiendo más que nada, que debe mantener ese teatro ante el jefe del pelirrojo, quien es importante en el Estado de Francia y amigo del presidente de España.

Obvio que las palabras de David no le gustan a Yura, pero debe evitar reclamar y seguir fingiendo con una sonrisa antes de que le salgan letreros en la cara.

—Señor Suárez, ¿conoce usted a los señores Castro?— cuestiona su jefe a Aarón, quien se ha mantenido en silencio.

—Fui amigo de la señora cuando éramos adolescentes— es lo único que dice mientras agarra su copa con fuerza.

Ante los ojos con heterocromía de Aarón, Yura se ve demasiado preciosa y es una lástima que desperdicie su belleza con el espantoso hombre a su lado, pero solamente piensa eso porque está siendo consumido por los celos.

Después de unos días, se vuelve a permitir el uso de su imaginarción, creando los hijos que ambos tendrían. Algo tan básico e impresionante que empezó cuando solamente eran adolescentes de 17 años.

¿Serían albinos con heterocromía? ¿Serían pelirrojos con ojos grises? ¿O serían una combinación única?

Eso ya no debería estar en su mente, menos cuando la ve del brazo del Senador, pero es imposible. Vuelve a desear probar sus labios o recorrer su piel blanca con sus fuertes manos pecosas.

Entrenó, volviéndose musculoso y sexy, esperando el día de su reencuentro, para demostrarle que puede ser un hombre entero, deseado por mujeres, inteligente, millonario, bueno. Quiere que vea con sus propios ojos lo que ha conseguido para ella, para darle todo, para que lo elija.

Digamos que el pelirrojo se desesperó y enfureció cuando supo que su mejor amiga y enamorada, se casaba con un millonario, grande y musculoso; olvidando por completo su existencia, ya que no lo invitó y dejó de comunicarse.

—Un gusto, soy Aldana Suárez— dice la acompañante de Aarón, mientras tiende la mano hacia Yura, dejándole saber que es la hermana mayor de su pelirrojo.

—Aarón hablaba mucho de ti— reconoce ella mientras la estrecha y sonríe con timidez por ser celosa cuando ni siquiera tiene derecho.

— Espero que cosas buenas, aunque han pasado muchos años y hay detalles que no sabes todavía, por lo que…— sonríe antes de continuar— Me gustaría que seamos amigas mientras estamos en España.

— A mi esposa le agrada esa idea.— responde David— ¿Verdad, querida?

Yura lo mira sin entender, sospechando que hay una trampita en el medio o que directamente, quiera lanzarla a los brazos de Aarón, a pesar de que es su enemigo.

—Sí, seremos amigas— responde un poco insegura.

—¡Qué bueno!— festeja Aldana mirando a su hermano, quien la mira mal.

Y es que para él, esta ‘’reunión’’ es bastante incómoda, porque la mujer que tiene enfrente todavía hace latir su corazón frenéticamente.

Sin embargo, la idea de que su hermana y la que era su mejor amiga, empiecen a conocerse le parece bien y puede usarlo como excusa para estar con ella nuevamente.

Además, considera que es tiempo de hablar cara a cara para saber por qué su repentina distancia y solo tal vez, confesar sus sentimientos adolescentes y de ver que es receptiva, afirmar que todavía la ama, observando las posibilidades que existen ante una conquista.

...----------------...

🖤🖤🖤

Les presento al celoso, Aarón Suárez, 32 años.

Tiene heterocromía: los ojos de diferente color, aunque en su caso no se nota mucho. Uno es azul y el otro verde agua (verde marino, verde azulado, como le llamen en su país)

Su hermana, Aldana Suárez, 37 años.

🖤🖤🖤 AVISO ⚠️ Creo que estos serán los únicos personajes que deberán recordar.

Si en el camino aparece otro, no será tan relevante.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play