NovelToon NovelToon

La Gordita Virgen

Linda Rose

:

Capítulo 1 – Linda Rose

Me llamo Linda Rose, una chica normal. No soy un genio ni nada por el estilo. En mis estudios soy muy regular.

Si me preguntan qué me encantaría estudiar, diría: actuación, teatro, canto, biología, francés, administración, etc.

¡Sí, soy muy inestable con mi proyecto de vida! Me encantan las novelas y los dibujos animados.

Siempre he sido muy enamoradiza, pero nunca correspondida. Me fascinan los hombres altos, delgados y con ojos azules.

¡Sí, soy soñadora! Pero díganme, ¿cuántas no hemos soñado con un príncipe azul? Culpa de los dibujos animados…

A pesar de ser una soñadora, mis padres siempre han tratado de encaminarme.

Cuando me tocó entrar a la universidad, me pusieron entre la espada y la pared: tenía que decidir qué carrera estudiar.

¿Adivinen cuál elegí? 😂😂😂 ¡Educación primaria! Era la menos difícil. ¿Saben por qué no estudié actuación?

No soy 90-60-90.

No soy buena memorizando.

Soy tan simple que, si estudiara, el trabajo se lo darían a cualquiera menos a mí.

Así que preferí estudiar algo en lo que, con suerte, el gobierno me pague por hacerlo… y así poder mantenerme.

No soy hija única. Tengo un hermano mayor que yo, dos años mayor. Él sí es muy guapo, inteligente y un gran chico.

También tengo una hermanita de 12 años. Como dice mamá, es su pequeña bendición.

Como les contaba, soy sencilla. Solo me he besado dos veces en mi vida… ¡y sin lengua!

Bueno, en realidad, yo les robé los besos, y ellos se espantaron. Aunque me puse triste,

lo positivo es que por lo menos he besado, aunque fueran robados. Ja, ja, ja.

Me pregunto: dicen que cada persona tiene su destinado. Creo que al mío se le olvidó… al destino, ja, ja, ja.

Pero eso no me angustia. Muchas de mis amigas han sufrido por amor. A mí tampoco me interesa perder la virginidad.

Sé bien de las apuestas que hacen en la universidad. Como dice mi tía Mary:

“Lo que no has probado, no te hace falta.”

Y si se pusieran en mis zapatos… si empezara mi vida sexual, tendría que pagar para apaciguar el deseo.

¡Eso sí que no! Prefiero ser virgen toda la vida.

Mi mejor amiga Eva es un poco más delgada que yo. Ella ha sufrido mucho.

El chico con el que tuvo su primera vez la lastimó, incluso le provocó un desgarre.

Ella es gordita, pero tiene una cara hermosa y unas curvas preciosas.

Si a ella le fue así, ¡conmigo no quiero ni imaginarlo!

¿Se preguntan por qué no bajo de peso? Como si no lo hubiera intentado…

Pero toda mi familia es así. Las mujeres, excepto mi hermanita, tenemos el metabolismo lento.

¡Ah, y los hombres de la casa son perfectos! Hasta mi papá es alto y delgado, igual que mi hermano.

Bueno, les voy a contar cómo soy para dejar de tanta cháchara:

Mis medidas son 110-95-120.

Mido 1.57 m, tengo el pelo castaño claro y lacio, ojos café claros tirando a miel.

Mi nariz y mi boca son pequeñas. ¡Ja, ja, ja! Por lo menos algo en mí es pequeño...

Mi familia es estable. Mi papá, aunque ha tenido sus errores, ha sido un gran padre. No es perfecto, pero sí es bueno.

Mi mamá, igual que yo, es gordita, muy comprensiva y cariñosa. Mi hermano es súper sobreprotector.

Jode bastante, pero así me ama. Es el que más vive diciéndome cosas de los hombres:

—Linda, los hombres hacen cualquier cosa con tal de conseguir lo que quieren. No te confíes.

—¡Ya sé! ¡No soy tan inocente como parezco! —le respondo siempre, aunque a veces sí lo soy un poco.

Mi hermanita es muy inteligente y bellísima. Conmigo se lleva muy bien, aunque a veces actúa como si fuera mayor que yo.

Y aquí es donde empieza mi historia…

Todo comenzó por mi sobrepeso. Mi menstruación se volvió muy irregular.

Los sangrados eran abundantes, los dolores insoportables.

Fui al médico general y la doctora me recomendó empezar a tomar pastillas anticonceptivas para regularme.

Lo hice… pero no sirvió de nada. El periodo seguía igual.

Bueno, sí hizo algo… ¡aumenté cinco kilos más! Así que decidí buscar ayuda en una clínica privada. Me atendió la doctora María.

—Necesitamos hacerle una citología, señorita. Pero será en otra cita. Hoy solo revisaremos su historia clínica —me explicó.

Un mes después…

—Señorita Linda Rose, pase por favor. Tome esta bata y póngasela —dijo la enfermera con voz amable.

Yo estaba muy nerviosa. La otra doctora me había explicado que el procedimiento sería sencillo,

que mi virginidad no se vería afectada, que solo necesitaban una muestra. Aun así, algo me inquietaba.

Entró la doctora Gina. Se veía apurada, con el celular en la mano.

—Señorita, súbase a la camilla.

Y antes de que pudiera decir nada, comenzó con el procedimiento.

No se percató de que yo era virgen.

(No tengo claro qué pasó exactamente, solo sé que no fue como lo habían explicado…)

Cuatro meses después…

No sé qué hizo aquella doctora, pero desde entonces los sangrados cesaron. Los dolores desaparecieron.

Lo único malo es que mi apetito aumentó… y también subí otro kilo.

Mi ánimo está por las nubes. Me siento alegre, con energía.

Mamá dice que hasta tengo un brillo hermoso en los ojos.

—Me preocupas, Linda. Vamos a ir al médico otra vez —me dijo una mañana, con su voz firme pero dulce.

Regresamos a la clínica. La doctora María me recibió con una sonrisa.

—Todo se ve bien, señorita —me dijo mientras revisaba los exámenes anteriores—. Pero voy a mandarle a hacer unos nuevos.

En una hora tendremos los resultados.

Una hora después…

Entré al consultorio. La doctora tenía una cara seria, pero también algo sorprendida.

—Señorita Linda Rose…

—¿Sí, doctora?

—Usted… está embarazada.

Ethan Lennox

Ethan: Hola, soy Ethan, CEO de una empresa importante en Chicago. Llevo cinco años en una relación con Daiana, una mujer hermosa, de esas que parecen salidas de una revista: cuerpo escultural, sonrisa perfecta, y un carácter que a veces hace temblar hasta al más valiente. Cuando la conocí, fue amor a primera vista… ¿quién no se enamoraría así, verdad?

Siempre he sido un hombre de casa, nada de fiestas interminables ni noches de excesos. Soy tradicionalista, hogareño, y tengo un sueño claro: quiero que mi empresa sea un éxito rotundo y, más que nada, quiero ser padre. No me importa cuántos hijos tenga, siempre he querido una familia numerosa, llena de risas y caos. Pero Daiana no está en esa sintonía.

Ella cuida su cuerpo con una dedicación casi obsesiva. Esto nos ha causado muchas peleas. Mi madre no la acepta, dice que es superficial, que no sería buena madre porque solo busca la perfección en todo. Pero yo la amo. Y aunque a veces me pregunto si ella es la indicada, sigo creyendo que este es el amor… aunque el destino a veces nos ponga a prueba con formas que no esperamos.

X: Ethan, ¿ya hablaste con Daiana sobre tener hijos?

Ethan: Sí, amigo, y la respuesta fue la misma de siempre: no quiere. Por el cuerpo, por su figura, por mil cosas. Dice que estamos bien así, que no necesitamos un niño que solo complicaría todo.

😔 Me duele aceptarlo, pero parece que no quiere cambiar de opinión. Ni siquiera quiere casarse conmigo. Según ella, las familias modernas no necesitan el papel del matrimonio.

X: Amigo, estás perdido. Ella es una típica “cuchiBarbie” que solo piensa en la apariencia.

Ethan: 😓 Ya basta, amigo. Estás igual que mi mamá, que no para de criticarla.

(Tras la conversación, Ethan se dirige a casa con un peso en el pecho.)

Ethan: Hola, amor, ¿cómo estás?

Daiana: Bien, cariño. ¿Y tú? ¿Cómo te fue en el trabajo?

Ethan: Bien, gracias. Solo un poco cansado, pero seguro se me quita con un poco de cariño de mi mujercita.

(Tienen un momento íntimo, pero luego Ethan se pone serio.)

Ethan: Amor, he estado pensando... ¿No hay alguna manera de que pueda ser padre sin que tú pierdas esa figura tan perfecta?

Daiana: ¿Otra vez con esto? Ya te dije que no, ¡nunca me embarazaré! Odio las estrías, las náuseas, los antojos... Y tú sabes que me gusta comer sano, y un embarazo cambiaría todo eso. No estoy dispuesta a pasar por eso.

Ethan: Espera, espera, déjame terminar. He investigado algo: podríamos alquilar un vientre. Así yo podría tener un hijo, y tú conservarías tu cuerpo intacto.

Daiana: ¡No! Un niño solo traería problemas: lloran, se orinan, vomitan... Eso no es para mí. Buenas noches. 😤

(Al día siguiente en el trabajo, Ethan está visiblemente molesto.)

X: Amigo, ¿qué pasó? ¿Daiana no te “prestó” anoche? Estás de mal humor, y ya no podemos aguantar.

Ethan: No es eso. Le propuse lo del vientre de alquiler para no afectar su figura, pero me soltó un montón de excusas que me dejaron en shock. Estoy empezando a dudar si ella es la persona correcta para mí. Quiero ser padre, y si ella no lo acepta, tendré que pensar en separarme. 😔

(Ethan no sabe que Daiana está justo afuera, escuchando todo.)

Minutos antes…

Secretaria: Buenos días, señora Daiana. ¿Quiere que la anuncie con el jefe?

Daiana: No, gracias. Quiero darle una sorpresa.

Secretaria: Está bien. Tengo que entregar unos documentos, entonces me retiro.

(Pensamiento de Daiana: “Maldita sea, tendré que ceder a lo de Ethan, aunque me duela. No quiero perder esta posición, y parece que él no piensa renunciar a ese sueño.”)

Secretaria: ¿A dónde va, señora? ¿No quiere hablar con el jefe?

Daiana: Olvidé algo, pero por favor no le digas que estuve aquí. Tengo una sorpresa para Ethan en casa.

X: Amigo, qué bueno que estés abriendo los ojos. Si ella no quiere ser madre, ¿por qué tú tienes que renunciar a tu sueño de ser padre?

Daiana White

Hola, soy Daiana, 24 años, medidas 90-60-90, mido 1.75 m, ojos verdes, pelo rubio oscuro y piel bronceada gracias a mi abuela brasileña. Por eso llamo la atención de todos los hombres... aunque yo no me dejo engañar tan fácil.

Cuando conocí a Ethan me llamó la atención. ¿A qué mujer no le gustaría un tipo con ojos azules como el cielo, piel blanca y un cuerpo de dios griego? Aunque les digo la verdad: es un aburrido total. No sale, no le gustan las fiestas, solo quiere estar “en familia”. Yo soy todo lo contrario: me gusta brillar, sobresalir y que me vean.

Antes de Ethan tuve otros, pero ninguno tan guapo ni con tanta plata. Así que, en realidad, ¿quién no lo elegiría?

Mi secreto es que soy obsesiva con mi cuerpo. Me encanta verme bien, vestir bien, y comer bien. No soporto a los que no se cuidan... y a los gordos menos. Sí, soy cruel, pero ¿qué quieren? Los gordos me dan asco.

¿Y saben por qué? Por mi madre. Mi mamá es gorda. Cuando joven era hermosa, estudiosa, y tenía a mi padre enamorado. Pero después de tener hijos se puso... digamos, “redondita”. Y adivinen qué: mi padre la cambió por una mujer más delgada y nos dejó plantadas.

Mi mamá era un caso de telenovela: bonita, trabajadora, y enamorada. Pero cuando cumplí 18, papá se largó con otra más flaca. Mi mamá quedó destrozada, pero seguía amándolo como loca.

¿Por qué yo tengo que repetir la historia y arriesgarme a quedarme sola? Todos mis hermanos ya tienen su vida. Yo no creo en el matrimonio, ¿para qué? Si a mi mamá no le sirvió de nada.

Mi hermana Dinia lleva siete años casada con un tipo que coquetea con todas. ¿Y ella? Le perdona todo, como si tuviera alguna adicción a la humillación. Desde que está embarazada, el tipo se ha vuelto un fantasma. La pobre tiene antojos rarísimos, achaques, y ahora tiene estrías en la panza.

Yo no quiero eso ni loca. ¿Para qué que me digan “estás gorda, deja de comer porquerías”? Mejor me quedo sin hijos y así me ahorro el drama.

Mi hermano Daniel se casó hace dos años porque su novia quedó embarazada. Ella anda todo el tiempo triste por no volver a su talla, y Daniel... bueno, es hombre. Si aparece otra más flaca, ni dudaría.

Le digo a mi cuñada que se prepare porque eso va a pasar.

Después de escuchar a Ethan y su amigo, me puse a pensar: ¿y si acepto lo del vientre de alquiler? Siempre y cuando no sea yo la que engorde, claro.

Eso sí, que Ethan busque niñera porque con niños por ahí, olvídate de mi tranquilidad.

Que su mamá se haga cargo del bebé, porque la vieja es la que no para de meter su cuchara.

Y que no me venga con que use mis ovarios para eso. Si algún día me aburro de Ethan o encuentro a otro más guapo y sin esa obsesión de ser padre, me largo sin que nada me ate.

Así que, sí, aceptaré su petición. No pierdo nada y gano muchísimo. Sigo con mi vida de reina que Ethan me da.

Cuando llegue a casa, le diré que cambie de opinión, pero con condiciones bien claras: no pienso perder mi paz mental ni mi cuerpo perfecto solo por un capricho suyo.

Y si no está de acuerdo... pues que se aguante, que yo no voy a convertirme en la loca que se desvive por un bebé que ni siquiera quiere. Que busque en otro lado, porque a mí no me va a arruinar la vida nadie. Ni los bebés, ni las estrías, ni mucho menos un drama familiar.

Que Ethan se prepare, porque esta noche la conversación va a ser larga... y no precisamente romántica. Si no logro convencerlo, tendré que tragarme esa idea tonta... pero que no espere que me guste.

Al menos, que sepa que la última palabra la tengo yo.

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play