Una mañana de primavera, el sol radiante entra por su ventana y las flores se dejan ver. Ahí estaba una chica de 21 años, su cabello es castaño claro y sus ojos color café... Se levantó temprano para hacer su desayuno e ir a trabajar. Al terminar su taza de chocolate vió bajar a su abuelo Charlie; así que lo ayudó e hizo que se sentara en el sofá, le sirvió un poco de chocolate y fue a terminar de arreglarse.

Al salir la detuvo Charlie:

- ¿A qué hora vendrás hoy? -preguntó él-

- Temprano

Él frunció el seño a lo cual ella le dió un beso en la frente para finalmente marcharse.

- ¡Te quiero! -le dijo ella desde afuera-

Mientras estaba en el transporte público escuchaba música para distraerse. Al llegar al restaurante saludó a todos y fue a cambiarse para atender a los clientes. Así pasaron unas horas y decidió salir un rato a tomar aire y, para su sorpresa, se encontró con Daria su amiga de secundaria quien también estaba tomando aire observando la ciudad con una cerveza en la mano

- ¿No es muy temprano Daria?

- Hace calor y solo es una, relájate -dijo Daria- ¿Salimos hoy?

- No puedo, le prometí al abuelo que llegaría temprano para cenar.

- Casi nunca sales amiga, siempre que te pregunto no puedes por tus abuelos o dices alguna otra excusa -respondió Daria un poco molesta-

- No te enojes -dijo mientras la abrazaba- Prometo invitarte a salir la próxima semana ¿de acuerdo?.

- Está bien.

Dicho esto volvió al restaurante pues habían llegado más personas. Al finalizar su horario recogió sus cosas y se cambió para luego despedirse de Daria y los demás. Decidió ir caminando puesto que aún no era tan tarde y así contemplaba el bello atardecer. Casi llegando a su casa se tropezó con Thiago, un amigo de la universidad.

- Hola Emily ¡que alegría!, hace algunas semanas no nos veíamos, ¿Cómo estás? ¿conseguiste trabajo? -preguntó él después de saludarla con un beso en la mejilla-.

- Hola Thiago ¡que gusto!, bien gracias -dijo ella con una sonrisa- Pues con respecto a eso sí, trabajo en un restaurante.

- Creí que ejercías lo que estudiaste -la miró un poco preocupado y dudoso- Te puedo ayudar en algo si.. -no terminó de hablar cuando Emily lo interrumpió-

- No gracias, me gusta mi trabajo. Puedo ayudar a mis abuelos y lo que me queda lo guardo.

- ¿Aún tienes en mente irte de México? Creí que bromeabas.

- No lo hice, quiero comenzar de cero en un lugar nuevo.

- ¿Irás sola?

- Sí, por ahora. Planeo llevar a mis abuelos conmigo así que primero conseguiré trabajo y buscaré dónde quedarme.

- Si quieres puedo ayudarte -la miró con una sonrisa- Conozco a alguien que es muy buen amigo y sé que me colaborará contigo.

- Muchas gracias Thiago -dijo agarrando sus manos para luego abrazarlo- Debo entrar ya. Nos vemos, me dió gusto verte.

- ¡Claro! -dijo nervioso y ruborizado- Te escribo en estos días -gritó un poco para que lo escuchara ya que ella estaba un poco lejos-.

Cuando llegó a casa entró corriendo a su habitación pero su abuela la detuvo antes de que pudiera entrar. Emily le contó a Lina lo que conversó con Thiago quedando encantadas con la noticia de que se iría. Luego se duchó y cambió para la cena. Mientras comían Emily le dió la noticia a Charlie quien estaba feliz como ellas lo estaban. Así pasaron dos horas hasta que se fueron a descansar.

En algún lugar del mundo.

Amaneció ya y ahí estaba; un chico de 25 años, su cabello castaño oscuro y sus ojos color café... Se despertó temprano como de costumbre para ir a su empresa, se duchó y arregló. Bajó a la sala y se sentó en el comedor para desayunar con su padre lo cual hacía de vez en cuando pero él aún seguía en su habitación.

- ¿Le sirvo café señor? -preguntó María quien ha servido a ellos durante un largo tiempo-

- Sí por favor -respondió Louis mientras miraba su celular- ¿Sigue durmiendo papá?

- No, ya desperté -dijo William antes de que María pudiera responder- ¿Por qué no descansas hijo? Hoy es sábado, sal a alguna parte. He visto lugares maravillosos y me gustaría que fueras. Además...

- No. Estoy muy ocupado, tengo varias reuniones que atender y son muy importantes. No tengo tiempo para salir y sé perfectamente que no es una salida cualquiera; quieres que salga para verme con alguien, te conozco.

- ¡Claro que no! -dijo levantando un poco la voz- Siempre piensas en trabajo y más trabajo. Dije eso para que despejaras un poco la mente.

- No tengo tiempo -dijo para luego terminar de desayunar y marcharse- Nos vemos.

- ¿Qué te parece María? -preguntó William un poco molesto- ¡No tiene tiempo para nada!

- Señor, el chico aún es joven... Pronto conocerá a alguien que le robe su corazón, estoy segura. -expresó ella con una sonrisa en su rostro-

- Claro. Pues espero que sea pronto. -dijo mientras se frotaba la frente-

Pasaron las horas y Louis estaba en su oficina tomando un té para relajarse un poco, puesto que estaba un poco estresado. Le dió dolor de cabeza al momento de leer un acuerdo que debía firmar y estar presente, debía viajar hoy mismo a México. Luego de leer todos los papeles se levantó y empezó a observar la ciudad desde lo alto. Pasaron unos minutos y Louis llamó a su secretaria

- Raquel, cancela todo para el fin de semana. Debo hacer un viaje hoy mismo, voy a casa a prepararme; llama a mi chofer por favor.

- Enseguida señor -contestó ella-

Mientras iba caminando al ascensor sacó su móvil y llamó a su padre

- ¿Papá? ¿Tienes planes para estos días?

- No, ¿Por qué?

- Debo ir a un viaje de negocios y quiero que me acompañes. ¿Puedes?

- ¡¿Qué?! ¿No te dejan tranquilo ni siquiera un fin de semana? -dijo alzando la voz-

- Esto es importante -dijo saliendo del edificio- ¿Te parece si lo discutimos cuando llegue? -colgó y se subió al auto-

Más tarde, al llegar a casa saludó a su padre quien lo estaba esperando con los brazos cruzados y el seño fruncido. Louis se quitó la chaqueta para después sentarse en el sofá y le explicó con calma a William el proyecto y la razón por la que debía viajar ese mismo día. Aunque su padre estaba furioso y a veces lo interrumpía, finalmente aceptó ir así que cuando terminaron de hablar se levantaron y subieron a sus habitaciones a preparar sus cosas. Cuando terminaron, bajaron con sus maletas y Louis llamó a María, Verónica y Priscila para avisarles que se iban durante unos días y que si gustaban les daba esos días libres. Las demás dijeron que sí pero María dijo que no tenía ganas de salir así que se quedaba en la casa. William llamó a Alex para que trajera el auto y subiera sus pertenencias.

Louis y William subieron al auto para dirigirse al aeropuerto. Pasaron unos minutos y al fin llegaron pues había bastante tráfico ya que era medio día. Entraron y fueron a facturar sus maletas e ir para el control de seguridad.

Cuando finalizaron William quiso recorrer el aeropuerto así que Louis no tuvo otra opción ya que su padre le insistió. Entraron a tiendas de zapatos porque a William le llamó la atención, cuando le mostró los zapatos a Louis se dió cuenta de que no le estaba prestando atención ya que estaba concentrado en el teléfono. William se enojó un poco y le quitó el celular para apagarlo después.

- Disfruta la vista hijo. Mira, estos se ven muy bien -miró a Louis con una sonrisa-

- Sí, ¿Los vas a comprar?

- Por supuesto, tú también deberías. Mira esos, pruébatelos.

Obedeció a su padre y ambos compraron varios pares. Luego se dirigieron a una tienda de perfumes, probaron algunos y compraron. Después se compraron relojes y por último fueron a un restaurante. A Louis le llamó la atención los fideos instantáneos así que ordenó y William ordenó lo mismo. Terminaron de comer y ya era la hora de emprender su viaje. Tiempo después ya estaban por aterrizar y William le agarró fuerte el brazo a Louis pues tenía un poco de miedo. Algunos minutos después salieron del avión y en la entrada del aeropuerto los estaban esperando para llevarlos a un hotel, Louis ya había preparado todo.

- Veo que ya tienes todo planeado -dijo William-

- Por supuesto.

- ¿Cuándo es la reunión?

- Mañana por la tarde.

- Bien.

- ¿No preguntarás otra cosa?

- No

Llegaron al hotel, les dieron a cada uno las llaves de las habitaciones y fueron a darse una ducha y ponerse cómodos. Minutos más tarde William salió de su habitación para dar un recorrido por el hotel, antes de marcharse llamó a la puerta de Louis para que lo acompañara y Louis aceptó. Fueron cerca de la piscina y ordenaron cerveza y algunos pasabocas. Pasaron horas y se hizo de noche, así que se levantaron y se dirigieron adentro para luego tomar el ascensor. Finalmente llegaron a sus habitaciones para descansar puesto que mañana sería un día largo y de trabajo, al menos para Louis. Al día siguiente Louis se despertó muy temprano para ducharse y cambiarse. Tenía que ir a presentarse y definir la hora de la reunión. Preparó sus cosas, y se marchó. Pasaron las horas y Louis volvió al hotel, para su sorpresa su padre no lo estaba esperando y tampoco tenía ninguna llamada perdida lo que le pareció raro ya que William lo molestaba con que trabajaba demasiado. Decidió entrar a la habitación de su padre y no lo encontró, luego lo llamó

- ¿Qué quieres? -preguntó William-

- ¿Dónde estás? Pensé que estarías esperándome en mi habitación para regañarme.

- Nada de eso hijo, salí un rato para distraerme; me aburrí en mi habitación. Tengo que disfrutar mientras no estoy encerrado en mi casa, ¡tú también deberías salir y conocer chicas! -dijo alzando la voz-

- No sigas papá -respondió volteando la mirada- no llegues tarde.

Dicho eso colgó. Pasaron las horas y faltaba poco para irse, William ya había llegado al hotel y se había recostado un rato para descansar lo que no duró mucho por Louis quien llamaba a la puerta

- Hola papá, ¿Estás preparándote? Falta poco para irnos.

- Sí sí, ya me cambio.

- ¿Qué tal te fue? ¿Pudiste disfrutar? Mañana nos vamos en la mañana.

- ¡¿Qué?! ¿Tan rápido? Claro que no, me quedaré un día más.

- Tengo que volver pronto, tengo mucho trabajo en la empresa. Te dije que era un viaje de negocios, no vacaciones.

- ¡No me importa! Nos vamos pasado mañana.

- Pero...

- Nada de peros -dijo rápidamente interrumpiendo a Louis- Ahora vete y termina de cambiarte.

Se prepararon ambos y salieron del hotel. Pasaron las horas y se firmó el contrato. Todos estaban felices y bebieron un poco para luego irse a sus casas. William felicitó a su hijo cuando llegaron al hotel para después ir a ducharse y descansar.