He vivido el peor mes de mi vida, saben creía que todo estaba perfecto, sentía que mi vida por fin tenía un sentido, lo conocí a él y mi mundo dio un giro de trescientos sesenta grados, todo era tan hermoso, que yo misma me negaba a creerlo, pero saben no me equivoque siempre que estoy feliz algo sucede y arruina lo bello que estoy viviendo.
Ahora estoy aquí encerrada en mi habitación, con lágrimas en los ojos y el corazón destrozado, mis padres se preocupan porque casi no hablo, solo lloro todo el día y sufro ataques de ansiedad que la mayoría de las veces son incontrolables.
Mi autoestima se vino al suelo, con la ansiedad llegó también la depresión y si a eso le sumamos una dependencia emocional, ya se podrán ustedes imaginar que difícil está siendo para mi sobrellevar todo esto.
El desespero se apodera de mi, ya no puedo más, es incontrolable los mareos, las ganas de vomitar, las fuertes taticardias, el llanto que no se detiene, las ganas de no vivir, de no respirar, de no sentir para ya no sufrir más, los dias pidiéndole a mi propio corazon que deje de latir, las noches de insomnio que me llevan a sentirme peor, la culpa, el miedo, las palabras de reproche que llegan a mi mente si de él y las propias mias.
Mi familia no me ha dejado sola en ningún momento, allí están todos en la sala de la casa mientras mi mente solo piensa en él sin importarme nadie mas, cojo mi celular y veo con ojos llorosos como él ha desaparecido de mi vida, me ha bloqueado de todas las redes sociales, no contesta mis llamadas ya no quiere saber nada de mí, nada puede salir peor o ¿si?.
Mi familia intenta sonreír, están mis padres, mis tías y mis hermanas, buscando la forma de levantarme el animo, hasta mi pequeña sobrina se esfuerza por que su tía vuelva a sonreír, pero mi mente no escucha esa algarabía, esas risas que tanto amaba escuchar, solo ve fijamente ese celular con desesperación, mi mayor temor se habia hecho realidad, el miedo de perderlo, el temor de que se alejara era cierto, mi intuición no habia fallado, ahora si lo habia perdido para siempre y sentía que sin él mi vida no tiene ningún sentido.
Intento levantarme de mi cama ya no puedo más, me cuesta respirar, el peso de mi cuerpo y las pastillas que me suministran no me dejan parar, caigo de la cama y mi familia llega a ayudarme, vuelvo a la cama y sigo pensando en esos mensajes que ya no voy a poder enviar, en esa sonrisa que no voy a poder ver, en esa voz que ya no voy a poder escuchar, mis pensamientos en ese momento solo son para él.
Aprovecho que mi cuerpo me da un poco de energía y me levanto de mi cama, intento fingir una sonrisa para que nadie se preocupe, entro al baño y cierro la puerta, las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos, el llanto se apodera de mi, y una voz en mi cerebro me dice: “Hazlo, ya no vale la pena seguir viviendo, él ya no esta”.
Empiezo a buscar en el botiquín del baño allí encuentro una cuchilla de hoja, bajo la tapa del baño y me siento, miro mi mano izquierda y empiezo a cortarme, ya no puedo más, mi vida no tiene sentido, todas las personas que están a mi alrededor solo me buscan cuando me necesitan, y él a quien creí diferente hizo exactamente lo mismo que los demás.
Miro mi mano sangrar, las heridas arden aunque aún no son muy profundas, es momento de acabar con todo este sufrimiento, cuando me dispongo a profundizar la herida, mi hermana se acerca a la puerta del baño, empieza a gritar:
-Karen abre la puerta, estás bien-.
Mi llanto aumenta y suelto la cuchilla, mi hermana abre la puerta y empieza a llorar al verme herida, mi familia no lo podía creer, mis padres miran desesperados, mi pequeña sobrina llora porque su tía se corto y yo en ese momento perdí el sentido de mi vida.
Es necesario conocer como empezó todo, porque he llegado a este punto, y yo misma se los voy a contar
Mi nombre es Karen, tengo 27 años, soy una chica con grandes curvas,muy grandes en realidad, he tenido problemas desde niña por mi peso, en el colegio me molestaban mucho por lo mismo, por lo que mi autoestima es muy baja e intento ser invisible para los demás, vivo con mis padres, tengo una hermana y una sobrina que es mi adoración, amo leer, me gusta escribir y me encanta hacer manualidades, siempre he trabajado por mi cuenta, tambien cocino y me gustan los números.
Siempre había soñado con encontrar el amor de mi vida, con formar una familia, con conocer ese hombre especial pero no había sucedido, quizás yo misma he puesto barreras para que esto ocurra, soy muy insegura, tengo pocos amigos, no salgo casi de mi casa, no me gusta el ruido, ni las fiestas, por mi peso me he cohibido de muchas cosas.
La verdad desde niña he sentido inseguridades al respecto, solo recuerdo frases que escuchaba de mis padres o de los médicos a los cuales iba cuando me enfermaba, "crees que un hombre se fijará en ti", "sigue comiendo así y nunca vas a conseguir novio", "así nadie te va a querer" y miles de cosas más que se han quedado guardadas en mi memoria.
A mi edad tengo mucha curiosidad sobre muchas cosas, no solo pienso en tener un noviazgo bonito, salir de paseo, salir a comer, sino también en ese primer beso, en tener relaciones sexuales con un hombre, tengo muchos dudas y creo que ha llegado el momento de experimentar otras cosas en mi vida.
Siempre he sido una mujer que piensa mucho las cosas antes de hacerlas, pero esta vez tome una decisión algo alocada para lo que acostumbro hacer, con mis mejores fotos abrí una cuenta en una página de citas, si suena loco pero quizás allí pueda conocer al hombre de mis sueños.
No niego que mi rostro es bonito, en general las mujeres gorditas tenemos una cara hermosa, mi cabello es castaño oscuro, mis ojos cafés, en realidad me gusta mi rostro y al maquillarlo se ve mejor aún, con mis mejores fotos y mi mejor sonrisa creo la página, pongo lo que me gusta hacer, respondo algunas preguntas y al parecer todo marcha muy bien.
Pasan los dias y empiezan a llegar muchas solicitudes, esto es extraño para mi, llegan mensajes de diferentes hombres, de todas las edades y con diferentes personalidades, intento hablar con algunos para mirar si existe una conexión, pero unos solo hablan de sexo, otros al pedir una foto de cuerpo entero desaparecen, otros buscan amigas y esto se vuelve en algo desgastante y aburrido.
Despues de muchos dias de intentarlo empece a pensar -Creo que fue una pésima idea el hacer esto, mejor voy a borrar la cuenta- antes de hacerlo vi una nueva notificación, era otro hombre no se porque me dio tanta curiosidad y la abrí, al ver la foto, aquella simple foto de ese hombre con esa hermosa sonrisa mis ojos se iluminaron, mi corazón empezó a latir descontrolado y sin pensarlo dos veces la acepté.
Esa noche en la que estaba dispuesta a acabar con esa locura apareció él, no sé porqué su sonrisa me llevó al cielo, si solo esa sonrisa ilumino mi vida, pero no lo niego en el fondo de mi alma sabía que esa misma sonrisa me iba a llevar al infierno, me iba a mostrar las mas profundas tinieblas, pero ya no había marcha atrás en ese momento comenzó una nueva etapa en mi vida, y aunque tenía miedo decidí tomar el riesgo, que gran error.
Santiago ese era su nombre, tenía 29 años, economista, padre de un niño de 6 años, que había llegado recientemente a vivir a un pueblo a dos horas de distancia de la ciudad en la que yo vivo.
Nunca en mi vida había hablado con un hombre que me tratara de la manera como él lo hacia, era cariñoso, atento, educado, me hablaba con respeto, aseguraba que siempre me iba a tratar como una reina y asi lo hacia.
Esa noche en la que acepte su solicitud y le di mi número de celular, empezó todo, ese día hablamos hasta la madrugada, de todo y de nada, me hacía reír y mucho, le conté algunas cosas de mi vida y el hizo lo mismo, era como un sueño y en ese momento no me quería despertar.
Al día siguiente todo en mi era diferente, había algo dentro de mi que me decía que todo iba a cambiar, pero había otra parte de mi que decía que no me hiciera ilusiones que seguramente no volvería a hablar con él, pero las cosas no fueron así, esa mañana recibí un hermoso mensaje de él y mi rostro se iluminó.
Pasaron ocho días entre charlas y risas y el dijo que había llegado el momento de conocernos en persona, para mi era muy pronto pero eran más mis ganas por conocerlo, por verlo que me hicieron decirle que si, quedamos en encontrarnos ese día en un centro comercial, el quedo en llamarme para recogerme pero esa llamada nunca llegó.
Una desilusión si la primera de muchas, en ese momento yo pensaba que era mejor así, que dejara de ser tonta que era imposible que un hombre así se fijará en mi, no le hice caso y ese día seguí con mi vida con total normalidad.
Esa misma noche apareció, me dijo que había estado conociendo algunos lugares de mi ciudad, que eran muy bonitos, yo no quise comentar nada, no pude preguntar el porqué no me llamó o no me aviso que no podríamos vernos, esa ocasión la deje pasar, a nadie le comente nada sobre él, mi familia me veía con el celular más de lo acostumbrado pero no les pareció extraño.
Los días pasaron y seguíamos hablando, llegó la navidad y el año nuevo, esos días hablamos de las costumbres que tenían cada uno con sus familias, le desee feliz navidad y en fin de año también un buen inicio.
Para mi era como tener un nuevo amigo con el que podía hablar de todo, que me escuchaba y me hacía reír, eso me hacía feliz pero mi corazón se estaba haciendo ilusiones que no debía.
Después de fin de año, el desapareció por unos días, no lo niego me dio tristeza, saben lo peor que pueden hacer es acostumbrarse a hablar con alguien a diario, el número de celular por el cual hablábamos desapareció, al parecer era el fin, la dicha me había durado poco, aunque ya guardaba ciertas esperanzas, seguí como si nada.
Un día apareció de la nada al antiguo chat, si a ese en el que nos conocimos, mi corazón palpitaba de felicidad, otra vez comenzó todo, las conversaciones eran cada vez más entretenidas, todo parecía ir muy bien, siempre me decía que era una mujer hermosa y que cualquier hombre sería muy afortunado en tenerme como novia.
Ya no lo podía ocultar más, mi manera de ser estaba cambiando, mi rostro siempre reflejaba una sonrisa, no sé porqué pero empecé a arreglarme más, a maquillarme, cambié mi forma de vestir, mi familia notaba esos cambios y veían como sonreía cada vez que tenía mi celular en las manos.
había llegado el momento, una mañana mientras desayunabamos le conté a mis padres de él, mi hermana estaba entre impresionada y preocupada, mi mamá se sorprendió mucho, mi papá parecía extrañado, lo más doloroso de aquel día fue cuando el me preguntó que si el joven con el que hablaba su sabía que tan gorda estaba, no lo niego eso aumento mis inseguridades y mis miedos.
Así fueron pasando los días, él sacó cosas de mi que yo no sabía que tenía, tanto buenas como malas, y tenía la confianza de decírselo tanto que hasta tuvimos una diferencia porque pensamos de un tema de manera opuesta, una mañana recibí un buenos días algo temprano, el día anterior habíamos tenido una pequeña discusión y yo empecé la conversación disculpándome con él, en ese momento me contó que se encontraba en una sala de urgencias porque tenía muy alta el azúcar, si al parecer por excesos en la juventud desarrollo esa enfermedad, ahora ¿que va a pasar?
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