Narrador omnisciente.
Un día de primavera, nuestra protagonista, Luz, una chica humilde y que trabajaba en un bar de mesera, salía de su trabajo después de haber hecho doblé turno para cubrir los gastos de renta. Debido a esto Luz cruzó una calle sin prestar mucha atención, cuándo de pronto, escuchó el sonido de una bocina y ruedas sobre el asfalto chillando. No tuvo tiempo a reaccionar cuándo sintió el impacto de aquel auto.
Lo último que sintió fue el frío asfalto y como último pensamiento pasó por su cabeza, que si existía una vida después de esta, tuviese el amor de una familia.
Con ese deseo Luz dejo la vida como la conocía, pero ni en sus sueños más locos pudo imaginar lo que el destino le tenía preparado.
****
En una lujosa habitación, dormía una linda albina sobre sábanas de la más fina seda.
La chica que recién comenzaba a despertar, podía sentir que su cama era más cómoda de lo usual.
De un momento a otro entró en la habitación una chica casi de su misma edad, está era Beth, la sirvienta personal de Elizabeth Cortés (hija del duque Stefan Cortés, el hombre más temido en todo el imperio de Esmeralda).
La chica traía consigo una fuente con agua para poder bajar la fiebre de su señorita, puesto que un día antes había ido de visita al palacio y no se sabe cómo, pero Elizabeth, terminó cayendo al lago.
Si no fuese por qué justo el segundo príncipe Sebastián que paseaba por los alrededores y la vio caer, nadie se hubiera enterado de aquel evento.
Al acercarse a su señorita, Beth, pudo ver signos de que se estaba despertando, asi que sin perder tiempo se acercó un poco más y con voz suave le habló.
— ¿Señorita, cómo se siente? ¿Me escucha?
A lo que nuestra prota toda dormida respondió.
— Cinco minutos más, es muy temprano.
Luego de terminar la frase se despertó por completo, puesto que Luz vivía sola y no entendía de dónde venía aquella voz.
Se levantó de un saltó y aún somnolienta preguntó.
—¿Quién eres?, ¿Dónde estoy?¿Qué es este lugar?, ¡Está no es mi casa!
La chica abrumada por tantas preguntas no sabía que responder primero, hasta que contestó.
– Señorita Elizabeth tranquilícese, soy Beth su sirvienta personal, y estamos en el ducado Cortés, ¿Se encuentra usted bien?, ¿Quiere que llame a un médico?.
Tal vez se golpeó fuerte la cabeza al caer al lago, por eso está desorientada.
Luz quedó en blanco después de oír "Ducado Cortés", pues es el mismo nombre del hogar de la villana de su novela favorita, "Un amor para siempre".
En ella cuenta la historia de Ross, una chica humilde y bondadosa, hija de un barón que en el cumpleaños de la mayoría de edad del príncipe heredero Erick, queda totalmente enamorada de él, y él de ella, sin importar que este ya tenía un compromiso concretado nada más y nada menos que con nuestra Elizabeth.
Ellos estaban comprometidos desde antes de nacer, puesto que el emperador y el duque Cortés, eran los más grandes amigos y siempre pensaron en unir las familias.
El que nunca estuvo de acuerdo con esto fue su hijo Erick, ya que nunca le gustó mucho estar comprometido con alguien que no amaba, y que además encontraba a la señorita Elizabeth sumamente aburrida e irritable, puesto que al ser hija única era muy consentida por ambos padres.
Ella era todo lo contrario a Ross, por eso, cuando el príncipe la vio, quedó enamorado a primera vista.
Esto hizo que Elizabeth se llenará de celos y odio hacia la chica. Pues ella había intentado por años por lo menos agradarle a su prometido, pero nunca lo logro y todos sus esfuerzos se fueron a un caño cuando ella aparece en escena.
Elizabeth cegada por el odio y los celos trato varias veces lastimar y humillar a Ross, pero siempre llegaba el príncipe y la salvaba, era como si supiera que estaba tramando y él llegaba y destruía sus planes.
Cansado de esto el príncipe Eric rompe con su compromiso, sin importarle los sentimientos de Elizabeth y una semana después anuncia su nuevo compromiso con Ross.
Elizabeth no daba crédito a toda esta situación así que decide acabar con el problema de raíz, intenta envenenar a Ross, pero falla y es descubierta en su intento, por eso es rápidamente captura por los soldados reales. Cuando es presentada ante el emperador este la mira con frialdad, puesto que no puede creer que esa niña que él vio crecer haya llegado a tales extremos.
En el juicio se le acusa a Elizabeth de intento de asesinato junto con todo lo demás. Por la gran amistad que el emperador tiene con el duque, ella solo es exiliada del imperio, algo que no dejo muy contento al príncipe heredero, pero no podía darse el lujo de perder el apoyo del duque Stefan Cortés y su fuerza militar.
Luego de que Elizabeth fuera exiliada el príncipe Erick y Ross se casaron y vivieron felices por siempre. Mientras que Elizabeth un año después de su exilio decidió terminar con su soledad dándole paso así a su muerte.
POV Elizabeth...
En lo personal nunca me gustó la villana, por su obsesión no pudo ver la maravillosa vida que tenía, unos padres amorosos, un Ducado próspero y gente que se preocupaba por su bienestar. Yo, por otro lado, soy huérfana, siempre estuve sola y tuve que trabajar toda mi vida para poder comer.
Ahora no sé ¿cómo paso?, ni sé ¿cómo llegué hasta aquí?, pero yo no cometeré los mismos errores que Elizabeth. Voy a cambiar mi final y voy a ser feliz en esta nueva oportunidad que me dio el destino...
Mientras que Elizabeth seguía perdida en sus pensamientos, Beth, se ponía cada vez más nerviosa, ya que su señorita luego de esa breve charla quedó muda y perdida. No solamente no hablaba sino que tampoco escuchaba.
Ya había pasado más de 20 minutos, y seguía es estado de shock.
En ese momento a Beth le brillaron los ojos cuando vio la fuente con agua que anteriormente tenía en sus manos y que luego de entrar a la habitación la había dejado en un mueble cerca de la puerta.
Con paso decididos Beth se acercó al mueble, tomo la fuente, se acercó a su señorita y justo cuando estaba a punto de tirarle el agua para que despierte, Elizabeth habló.
—¿Disculpa cómo dijiste que me llamaba?, solo para confirmar.— al salir de su estado miró a Beth con curiosidad y preguntó. –
¿Qué estabas por hacer?.
Beth se congeló justo en ese momento y respondió.
— Señorita por fin, ya me estaba asustando. Y... y... Yo iba a tirarle un poquito de agua fresca para que se despierte de su trance.— Elizabeth estaba sorprendida por lo que Beth estuvo a punto de hacer, pero antes de poder protestar o regañarla por su comportamiento ella volvió a hablar.—Y respondiendo a su pregunta, usted es Elizabeth Cortés, hija del duque Stefan Cortés y la duquesa Lizbeth Cortés, princesa heredera del imperio Esmeralda.
Enserio señorita estoy muy preocupada por usted. Mejor llamó al médico para que la revise y de paso aviso a los duques que ya despertó.
Antes de que Elizabeth pudiera decir otra vez algo, Beth ya había salido de la habitación.
Resignada solo le quedó esperar a que viniera el dichoso médico. Mientras tanto se sentó en la cama y se puso a pensar que haría a partir de ahora, mientras que con sus ojos registraba la habitación en la que se encontraba. De pronto su vista recayó en un gran espejo con marco de madera con un lindo diseño.
Sin perder tiempo se levantó y camino hacia el espejo, cuando llegó se quedó asombrada de la imagen que veía reflejada. Pues en su vida pasada ella no era fea, pero Elizabeth era una belleza de otro nivel.
Elizabeth tenía el pelo color blanco con tonalidades en verde agua, ojos grises y una figura que a cualquiera volvería loco.
Era una chica sumamente hermosa que tendria entre unos dieciséis o diecisiete años, pero si sus sospechas eran ciertas, eso quería decir que tenía muy poco tiempo para cambiar su final, ya que en la novela el compromiso se rompe cuando Elizabeth tiene diecisiete años y a los dieciocho ella muere.
Tenía que idear un plan para acabar con ese compromiso antes de que la trama empiece y ella quedé como la Villana del cuento.
Mientras que Luz seguía perdida en sus pensamientos, las puertas de la habitación se abrieron de golpe dando pasó a los duques. Luego del estruendo que hicieron las puertas al abrirse de golpe, lo primero que sintió nuestra prota, fueron unos brazos fuertes rodeándola y una voz gruesa que le decía.
— Hija mía, no sabes el susto que le pegaste a este pobre viejo.
— Ya Stefan deja a la niña tranquila, la estás asfixiando.
En ese momento Elizabeth sintió como el abrazo perdía fuerza, pero aun así, el duque no la soltaba.
— Estoy bien.
Fue lo único que logró decir, puesto que el hombre no la quería soltar. Justo al rescaté apareció un señor como de unos 60 años con bata blanca, supuso que sería el médico.
— Permiso su excelencia, pero necesitó hacer mi trabajo, ¿Me permite revisar a la señorita?.
— Por supuesto, verifiqué que todo esté bien por favor.
Contestó el duque dándole paso al doctor para que hiciera su revisión.
Justo en ese momento llegó Beth y dijo en un tono preocupante.
— Por favor compruebe bien la cabeza de mi señorita, ella no sabe quién es. Cuando despertó me hizo muchas preguntas raras, yo creo que se golpeó la cabeza.
Al terminar de hablar se escuchó el jadeo por parte de la duquesa e inmediatamente comenzó a llorar, el duque se acercó a abrazarla y mientras la consolaba le decía.
— Tranquila mi amor, todo va a estar bien. Nuestra hija es fuerte.
El médico seguía haciendo su trabajo hasta que terminó y de manera calmada dijo.
– La señorita se encuentra bien, solo tiene un golpe en la cabeza, pero nada de que preocuparse, con los días la inflamación bajará.
Ahora señorita Elizabeth ¿sabe usted qué paso? ¿Cómo cayó al lago?
Y justo cuando terminó de hablar una puntada en la cabeza la hizo gemir del dolor. Al ver su estado el médico volvió a hablar.
— Está bien, no se esfuerce los recuerdos irán llegando solos. ¿Recuerda algo más? ¿Sabe quién es usted?.
POV Elizabeth
Y justo en ese momento se me prendió el foquito de las ideas, después de todo fingir que no recuerdo nada no era tan mala idea. Así que sin más respondí.
— Disculpe, pero no, no sé quién soy.—Y eso fue suficiente para que los duques me volvieran a abrazar. Con voz tranquila, trate de que se calmarán un poco, así que agregue.—Perdón por ponerlos así, pero no era mi intención hacerlos sentir mal.
Y era cierto, pero no podía arriesgarme a qué supieran que no soy Elizabeth. En cambio, de esta manera podía justificar mi comportamiento y mi cambio de actitud con mi perdida de memoria.
La duquesa fue la primera en hablar.
—Ya, ya cariño tú no tienes la culpa de nada con el tiempo irás recuperando todos tus recuerdos. ¿No es así doctor?.
—Si, si por supuesto.
Respondió el médico temeroso de la mirada asesina que le dedicó la duquesa. El duque, por otro lado, no me soltaba, hasta que decidió hablar.
— Bueno no importa, lo importante es que estás con vida y con nosotros. Los recuerdos volverán con el tiempo y si no es de esa forma haremos memoria nueva.
No pude contener mis lágrimas y también me puse a llorar, ya que al contrario de lo que puedan pensar, no eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de felicidad. Siempre estuve sola y ahora que me encuentro rodeada de dos personas que me van a brindar su amor incondicional, si la anterior Elizabeth no lo supo apreciar lo que tenía, yo no voy a desaprovechar esta oportunidad, siempre quise una familia, así que los voy a amar como ellos se merecen.
Luego de que el médico dejará el ducado, el duque Stefan envío una carta al palacio informándole al emperador sobre la situación. No tardó en llegar dicha carta al palacio, justo en ese momento, en el despacho del emperador, se encontraba la emperatriz. Cuando terminaron de leer la carta, prepararon todo y partieron rumbo al ducado juntó a sus dos hijos.
Estos lejos de estar preocupados por la delicada situación de Elizabeth, se encontraban molesto por interrumpir sus actividades diarias, puesto que creían que era todo un montaje que estaba creando la chica para causar más empatía a sus padres.
El segundo príncipe Sebastián no odiaba a Elizabeth, pero tampoco sentía empatía por ella. Por más que se conocían desde niños, nunca fueron cercanos, y el día que Elizabeth cayó al lago solo la salvó como lo hubiera hecho por cualquier persona.
Por otro lado, el príncipe heredero fastidiado por la situación decidió romper el silencio.
– ¿Padre porqué tenemos que ir al Ducado Cortés? ¿No sabe que hoy teníamos práctica con el general de la primera división del ejército?
— Si padre, ¿por qué tengo que ir yo?, de Erick se entiende, ya que es su prometido, pero ¿yo que tengo que ver?.
El emperador molesto por su actitud de niños berrinchudos respondió.
— Hijos malcriados, primero que todo no tengo por qué responder a sus absurdas preguntas, pero ya que están interesados le diré, la señorita Elizabeth además de ser la futura emperatriz es mi ahijada y no puedo no preocuparme por su salud. Segundo como bien dijo tu hermano eres su prometido y tienes que estar pendiente de su bienestar. Y como tercero, pero no menos importante, por qué soy su padre y se hace lo que yo digo. Así que cuando lleguemos al ducado cambian esas caras y se van a mostrar preocupados por la señorita Elizabeth. ¿Está claro?.
_<
Al terminar esa breve charla, el carruaje volvió al silencio hasta llegar al Ducado.
Una vez allí la familia real fue anunciada y tanto el duque como la duquesa se sorprendieron por su llegada.
Al llegar a la entrada de la gran mansión, el carruaje estacionó y el primero en bajar fue el emperador, corrió prácticamente a abrazar a su amigo a quien consideraba como su hermano y pregunto.
— ¿Cómo está ella?, ¿Se encuentra en reposo? ¿Qué dijo el médico? ¿Es tan grave la situación?. Traeré a los mejores médicos del imperio para que traten a mi ahijada. Si eso haré, está decidido.
El duque le causaban un poco de alegría ver a su amigo genuinamente preocupado por su hija, pero decidió contestar antes de que siguiera con el interrogatorio.
— Calma Federico ella está dentro de lo que se puede, bien. Solo que el médico no asegura que su estado actual sea permanente.
Hay que esperar, ver cómo evoluciona con el paso de los días, pero no hablamos de eso aquí, pasen por favor, majestad, príncipe heredero, segundo príncipe.
Saludo el duque con una reverencia. Por más que el era cercano al emperador únicamente con el olvidaba las formalidades.
—Ya Stefan, ¿cuántas veces te tengo que decir que me llames por mi nombre?
— Está bien Clarisa, prometo intentarlo, pero por favor pasen, mi esposa y mi hija se están preparando, ya saben cómo son las mujeres. Pasemos al jardín mientras pido algo de té y postres
— Claro, pasemos.
Dijo el emperador para luego tomar la mano de su esposa y siguiéndolos también entraron los príncipes.
Al llegar al jardín, todos tomaron asiento en un hermoso kiosco dónde ya estaba preparada una mesa con té y postres. Mientras los sirvientes servían sus tazas, llegó la duquesa luciendo un hermoso vestido azul cielo.
— Saludos majestades, saludos príncipes.
Clarisa se levantó de su asiento, tomó sus manos y con voz afligida preguntó.
— Lizbeth cariño ¿Cómo te encuentras?, ¿Cómo está mi niña?, y deja las formalidades, somos casi familia.
La duquesa sonrió tras las palabras de su mejor amiga y contestó
— Estoy bien Clarisa y tu niña parece estar bien, tiene que volver a adaptarse y ver cómo evoluciona con el paso de los días.
Antes de que la duquesa pudiera decir algo más con respecto a la salud de su hija, la hermosa albina llego al jardín y saludo a todos de la manera más respetuosa que pudo.
— Saludos majestades, saludos príncipes...
Antes de que Elizabeth terminará de hablar, ya estaba siendo rodeada por dos personas, estás eran los emperadores, que ni bien Elizabeth se terminó de acercar a ellos la abrazaron.
Elizabeth o mejor dicho Luz, se sentía un poco incómoda y abrumada con tanta demostración de cariño. No es que ella sea reacia a ese tipo de demostraciones, sino que en su vida pasada nunca tuvo a alguien que se preocupará por ella así de esta forma.
Como el duque pudo ver la incomodidad de su hija decido intervenir. Anteriormente el también había sentido su rechazo a las muestras de cariño, pero no le tomó tanta importancia, pero ahora pudo ver lo realmente incómoda que se encontraba su hija, así que mejor decidió intervenir.
–Federico, Clariza, por favor dejen a mi hija respirar, la están ahogando.
Los emperadores lo miraron molestos, pero decidieron soltarla porque podían notar lo rígida que se encontraba la chica.
Para alguien el comportamiento de Elizabeth no fue desapercibido y ese fue el príncipe heredero que pensaba.
– ( Humm.. si que se está apegando al papel. En otro momento hubiese corrido chillando a abrazar y a saludar a mis padres en su intento de caerme bien. Vamos a ver cuánto le dura el teatro)
Esos eran los pensamientos de Erick, pues él no se termina de convencer del cuento de la perdida de memoria, pero no quería tener otra discusión con su padre por eso, solo se guardó sus opiniones y siguió observando a Elizabeth en silencio.
El emperador al ver que ninguno de sus hijos se levantaba para saludar a la señorita habló.
– ¿Será que mis hijos no piensan saludar a la señorita?
Los miró fijamente y ambos príncipes sintieron un escalofrío recorre su espalda.
Rápidamente se levantaron y con una leve inclinación saludaron a Elizabeth.
–¿Cómo está My lady? esperó que se recupere pronto.
– Gracias por su preocupación y sus buenos deseos príncipe.
— My lady espero su pronta recuperación.
POV Elizabeth
Lo dijo en el tono más frío que halla llegando a escuchar en toda mi vida, se le notaba en cada poro de su piel el desprecio que sentía por Elizabeth. ¿Pero que crees principito? yo no soy Elizabeth y no te voy a tener que soportar por mucho .
— Disculpen pero debido a mi accidente no logro recordar nada. Pero cuando me fue anunciada su llegada mi doncella me dijo que uno de ustedes era mi prometido, si no es molestia me podrían decir ¿cuál de ustedes es?.
Claro qué sabía perfectamente quién era, pero tenía qué a pegarme al papel de la desmemoriada.
Me dio tanta vergüenza hacer aquella pregunta, qué sin darme cuenta tenía la cara roja.
Ambos príncipes se miraron entre sí y luego a sus padres, estos también quedaron sorprendidos por esa pregunta, pero en medio de su sorpresa el emperador les hizo una seña para que contestarán.
Erick dió un pasó al frente y se presentó formalmente.
— Soy yo my lady, príncipe heredero Erick Monterrey para servirle.
Odiaba tener que seguirle el juego a "la chiquilla", como él le llamaba a Elizabeth, pero no podía ser descortés frente a sus padres y frente a los duques que observaban muy atentos toda la situación.
Mientras qué Eric me saludaba había tomado mi mano y depositado un beso en el dorso de esta, cosa que me desagrado y con una mueca de disgusto en mi rostro retire mi mano con delicadeza. Este pequeño detalle solo fue observado por dos personas, uno fue el príncipe heredero y el otro fue el segundo príncipe que estaba a su lado, y no podía creer lo que Elizabeth acababa de hacer, ella que siempre estuvo detrás de su hermano mayor rogando por una mirada aunque sea, ahora estaba despreciando el cortés saludo de su hermano.
Pero antes de que alguno pudiera decir o hacer algo más, dije.
— Un gusto, emm... ¿Le molestaría acompañarme a dar un recorrido por el jardín? digo para conocernos un poco más, claro está si a mis padres no le molesta.
— Claro que no cariño, es normal que quieras conocer un poco más a tu prometido.
— Siendo así, la sigo señorita.
— Mejor lo sigo a usted, no vaya a ser que con mi pérdida de memoria nos terminemos perdiendo los dos.
Se podían escuchar las risitas de Clariza y Lizbeth, ellas eran las más contentas con este compromiso.
Mientras que caminaban por el hermoso jardín, Erick se aseguró de estar bien lejos de los oídos curiosos, para poder expresar lo que pensaba.
— Sabía que todo esto no era más que un montaje de su parte para llamar mi atención. Puede que engañaras a todo el mundo, pero a mí, no. Basta con ver que en la primera oportunidad que tuvo pidió un paseo a solas conmigo. Ahora le hago una pregunta señorita Elizabeth ¿Que pretende con todo esto? Si piensa que con esto yo le voy a prestar atención está totalmente equivocada, puede engañar a todos, pero a mí nunca.
Mientras el príncipe descargada todas sus frustraciones y disgusto contra mí, yo solo lo miraba fijamente con una cara neutra esperando a que terminara de hablar. Una vez lo hizo, lo miré desafiante y contesté.
— ¿Terminó?—El príncipe desconcertado no supo que contestar, se mantuvo en silencio y yo volvi a hablar.—Bueno veo que sí. Primero que todo, lo invité a dar un paseo para ver qué tipo de relación teníamos, pero creo que nunca fui de su agrado. Segundo no pretendo nada, solo quería ver tu actitud lejos de su familia y de la mía, yo tampoco le creí nada esa cara forzada de preocupación, y tercer a partir de este momento príncipe Eric le informo que no se tiene que preocupar más por mí, eso es todo, no siendo más voy a regresar con mi familia.
Al terminar de hablar me di la vuelta para regresar con mi familia, pero una mano sujeto mi brazo, y mirando al responsable de esta, el chico hablo.
— ¿Que quiere decir con que no tengo que preocuparme más por usted?
— Ya lo vera príncipe, con su permiso.
Me liberé de su agarré y regresé con nuestras familias. Este principito estaba loco si pensaba que a mí me iba a tratar igual que a la dueña original de este cuerpo.
Narrador omnisciente.
Elizabeth regresó junto a su familia y trás ella venía el príncipe con una expresión complica en la cara. No entendía a qué se refería Elizabeth, pero presentía que no era nada bueno, ya que esa chica solo sabía causarle problemas.
— Regresé.
Lo dijo con una sonrisa en su rostro, que iluminaba todo el lugar. Se sentó junto a sus padres y mientras tomaba el té pregunto.
— Padre ¿Le puedo hacer algunas preguntas?.
— Claro cariño¿Dime de qué se trata?.
— Es sobre el compromiso — Al terminar la frase, la mesa quedó en silencio total , pero sin importar nada ella continúo.—¿Yo estaba de acuerdo con casarme con el príncipe heredero?
— Porsupuesto que si mi cielo, tu estabas muy enamorada del príncipe.
—¿Estás segura madre de que era amor y... no sé cariño de hermanos?–La emperatriz casi se ahogó al escuchar estás palabras, pero aún así Elizabeth continúo.– Es que yo por más de que haya perdido mis recuerdos a ustedes siento que los amó, a los emperadores los quiero como a unos tíos, a mi doncella Beth la quiero como a una amiga. Pero luego del paseó por el jardín que compartí con el príncipe me di cuenta que no siento absolutamente nada por él y no creo habrelo sentido nunca. No sé como fue mi comportamiento antes, pero mis sentimientos no mienten y tal vez solo me comporté como una niña tratando de obtener la atención de su hermano mayor.
Al terminar de hablar los emperadores estaban mudos al igual que los duques, pero el príncipe se veía sumamente enojado, no podía creer lo que Elizabeth acababa de decir, ya que él sabía que ella estaba loca por él y que dijera tales palabras era algo que su ego no era capaz de soportar. Así que sin fijarse quien estuviera frente a ellos estalló y dijo.
—Ja,ja,ja... ¿Cariño de hermanos? ¿Es una maldita broma? ¿Me vas a decir que todo esté tiempo me estuviste fastidiado solo por capricho de una niña que quería mi atención como hermano? Ja,ja,ja...Deja de mentir Elizabeth, ¿Si está es tu nueva forma de llamar mi atención? ya te dije que no la obtendrás así .
Puedes engañar a todo el mundo menos a mí.
Una vez que terminó de hablar se dió cuenta del grave error que cometió, puesto que los duques y los emperadores estaban furiosos con él, por sus palabras tan hirientes para la chica. Pero antes de que alguien pudiera regañarlo Elizabeth dijo.
— A ésto me refiero, se ve que ninguno de los dos está de acuerdo con este compromiso. Padres, emperadores recapaciten en este acuerdo no nos obliguen a vivir una vida donde no allá amor y tener que soportarnos solo por compromiso. Por mi parte, yo no me quiero casar con alguien a quien no amó.
Yo quiero que el hombre que elija como esposó me miré con amor y ternura como usted padre mira a mi madre, o como el emperador mira a su emperatriz.
— El amor puede llegar con los años es sol...
— Disculpé emperatriz, pero ¿cuántos años más tengo que esperar? Tengo entendido que nos conocemos desde niños y si esos sentimientos no llegaron no creo que pueda pasar jamás. Miré al príncipe, él no perdió la memoria, pero tampoco parece quererme ni como amiga.
Entonces, ahora les pregunto ¿Es eso lo que quieren? una vida vacía y sin amor para sus hijos. Piénselo, por mi parte me retiró, no me siento bien madre.
— Claro cariño, no hay problemas, luego te comunicó que decisión tomamos .
— Si Elizabeth, ve a descansar todavía no te has recuperado por completo. Por mi parte prometo pensarlo y darte una respuesta cuánto antes.
— Gracias Majestad, con su permiso.
Luego de esas últimas palabras, Elizabeth, se fue del lugar con una sonrisa en el rostro, si bien no cancelaron el compromiso, sabes que es cuestión de tiempo. Con todo lo que les dijo los puso a pensar.
Una vez Elizabeth se fue el primer en hablar fue el duque.
— Federico sígueme a mi despacho tenemos que hablar...
Download MangaToon APP on App Store and Google Play