Caminaba de un lado a otro, pensaba en todas las posibilidades de hacerme daño, mi habitación no era muy grande así que solo daba unos cuantos pasos para luego girar sobre mis pies y caminar hacia el otro. Miraba el techo, luego el suelo, finalmente agarre mi celular para ver si alguien me escribía un texto para hacerme razonar, pero no había nada, solo notificaciones de las redes sociales que avisaban cuando alguien subía una foto.
Todo paso muy rápido y me sentía con un peso manos, pero al mirar mi brazo me vinieron todos los recuerdos encima, cuando mi padre hizo una promesa y la rompió en el primer momento que tuvo la oportunidad, todos los sucesos que habían pasado solo en un solo año.
Lagrimas se formaron en mis ojos trate de resistirme, de que no cayeran, pero fue en vano, no quería sentirme débil y fue exactamente lo que pasó.
A la mañana siguiente me desperté y vi sangre en el suelo, no me sorprendía porque sabía de donde provenía.
-¡Vas a llegar tarde!- La voz me mamá me saco de mi mundo.
Veo la hora y eran las 7:47 a.m. -Si, lo siento, me quede dormida, bajo en 5.
Al bajar mi madre despedía a mi hermana, Sofia, ella era muy bonita, tenía las cejas definidas, los ojos con un café claro y un cuerpo definido por sus curvas, vi el sofá y estaba mi hermano, Matías, era alto, delgado, su pelo siempre me pareció muy lindo y medio oscuro, tenía una sonrisa amplia, no como yo que ni so reía, él era el mayor, por lo cual yo era la del medio. Mi madre por el contrario tenía el pelo super claro, casi llegando a rubio y unos ojos verdes que le lucían hermosos con su piel blanca.
-¡Ahí estas!- dijo casi gritando.
-Si, lo siento, no dormí bien.
-¿Quieres quedarte en casa por hoy?- pregunto.
-No esta bien, en algún momento tendré que presentarme a la escuela.- dije sonando un poco apagada mi voz- iré a bañarme y estaré lista en 10 minutos.
-Yo te llevo,- escuche a mi hermano decir- tengo que ir pasa esa dirección, además vamos en la moto.
Moví mi cabeza haciendo le saber que sí y me apresure al baño.
Me estaba bañando y me limpie la sangre de mi brazo que estuve tapando todo el tiempo que estuve en la sala.
Camino a la escuela veía pasar los autos a mi lado y el viento rozaba mi rostro, me sentía libre, sin preocupaciones, sin problemas, pero llegamos a la escuela. No era que no me gustara la escuela, al contrario, me encantaba, sobretodo las clases de matemáticas y filosofía, pero sabía que los profesores me iban a preguntar como estaba y todo eso.
Entre a la escuela y choque con Alicia, la popular de mi salón, me hizo desprecio y continuo a insultarme.
-¿Sabes cuanto costo este bolso gucci?- quede mirándola solamente- exacto, no sabes, porque eres pobre y entraste a esta escuela por becas que solicito tu madre.
- Tienes toda la razón, -dije sin ofenderme- pero me aceptaron por mi inteligencia y no porque mi madre pago más.
Se enfureció y me abofeteó. Me salió una sonrisa de arrogancia y me lance encima de ella. Lo bueno de mi familia era que mi hermano me había enseñado a defenderme de abusivos y no peleaba a tirones de cabello, si no, que tiraba golpes con mi puño cerrado.
Llegaron varios profesores y me separaron de ella, estaba llorando y haciéndose la víctima para que solo me castigarán a mi, pero paso un chico e intervino.
-Disculpe Sr. Jones, pero Alicia comenzó todo, ella- apuntandome- había llegado hace unos minutos cuando la empezó a fastidiar.
-No necesito tu ayuda -dije mirándolo fría.
-¡Basta!- exclamo el Sr. Jones- quien fuera la que empezó da igual, van a estar castigadas hasta después de clases.
-Oh vamos, -dije con una mirada incredula- sabe que ella siempre me molesta y a todas las chicas que no se pueden defen...
-¡SILENCIÓ!- grito y nos llevo a nuestra sala de clases.
Ya había terminado todas las clases y me dirigía a donde el Sr. Jones para mi castigo, cuando el chico que antes había intervenido por mi, se me cruzó.
Lo mire y solo pase por su lado ignorandolo.
-Hola, disculpa, quiero saber ¿por qué hace un rato no aceptaste mi ayuda?
Solo lo observe y dije con determinación- porque no necesito a nadie y menos a un chico que intervenga por mi.
-Ok, solo intentaba ayudar.- dijo triste.
-Gracias, pero no necesito tu ayuda, te repito. - dije sonando fría como de costumbre.
Seguí mi camino, pero el chico me siguió. Tenía la manga de mi suéter levanta y no note que se me veían mis heridas.
-¿Por qué lo haces?- dijo mirando mi brazo.
-A ti no te interesa.- dije escondiendo mis heridas.
-Se lo que estas sufriendo, también lo hago.
Se levantó la manga de su camisa y vi las cicatrices, algunas eran reciente, como de algunas semanas.
-Me tengo que ir, estoy
-Castigada, -termino por mi- lo se, estaba ahí ¿recuerdas?
-Solo déjame en paz.
-Yo también estoy castigado, al parecer decirle la verdad a las maestras era un delito escolar. Soy Klaus, por cierto.- dijo estirando la mano hacia mi.
-Lizet.- dije agarrando su mano y sacudiendo.
-Un gusto Lizet, espero hacerme un buen amigo tuyo.
-No puedo esperar.- dije con sarcasmo.
Al llegar a casa se encontraba Sofía con algunas de sus amigas. Revise la sala para ver si encontraba a Matías, pero fue en vano. Había tomado un turno extra en su trabajo, no entendía como lo podía hacer, ya no dormía casi nada. Tenía la universidad en la mañana, luego en turno de la tarde en su trabajo que no sabía exactamente que era y luego iba a cuidar a Mateo, un anciano que lo contrato para que estuviera con él, tenía mucho dinero al parecer, porque le permitía pagar la mensualidad de la universidad, pero el otro trabajo le permitía traer dinero a la casa.
Sofía y yo teníamos dinero ahorrado para poder hacer nuestro negocio, pero no se podía enterar Matías y mucho menos mamá, ya que decían que nuestra única responsabilidad era estudiar.
-Hola- dije llegando a la cocina, donde estaba Sofía solamente.- ¿y tus amigas?
-Se fueron, han estado un poco raras, creo que me están mintiendo.
-¿Enserio?- dije sorprendida, porque a lo contrario de mi a Sofía no le era difícil hacer amigos.
-Si, se siente raro, no tengo a los mismos amigos y ellas están actuando como hipócritas.
-Lo siento, pero solo te falta poco para que podamos estar juntas, madre ya hablo con la directora y te aceptaran con las notas que tienes.
- Ya quiero estar contigo, eres mi única amiga que no se puede alejar de mi, aunque lo quiera.
-Pero no quiero, tonta, tu eres mi única amiga y no podría aunque quisiera, reemplazarte.- nos dimos un abrazó.
-Si alguien nos pillara seria muy raro, ya que nos estamos llamando amigas y somos hermanas.- dice sonriendo.
-También lo he pensado.-le devuelvo la sonrisa.
Paso una semana y Sofía ya iba a entrar en mi escuela, solo que un año atrás de mi. Estábamos emocionadas, por fin estaríamos junta y como ella sospechaba, sus amigas hablaban muy mal cuando ella no estaba.
Me estaba apurando para poder llegar temprano a la escuela ya que era el primer día de Sofía y seria super raro que llegara tarde.
-Lizet, tenemos que irnos ahora o llegaremos tarde.
-¡Ya voy!- dije mientras bajaba, ella usaba unos jeans ajustados y una blusa que le quedaba fenomenal, mientas yo solo usaba un pantalón buzo y un suéter ancho.- ¿Lista?
-No- dice nerviosa.
-¡perfecto!- vámonos.
Llegamos y le indique por donde tenía que ir. Estaba caminando por el pasillo y me tope a Klaus, era normal porque nos habíamos hecho buenos amigos, el me entendía y no me juzgaba. Me queda viendo con la boca abierta.
-¿Qué?- pregunto.
-¿Quién era la diosa con la que estabas caminando?- esa pregunta me sorprendió.
-Es mi hermana.
Me quedo viendo sorprendido y solo sonrió nerviosamente.
-Lo siento, no quería decirle así, solo que ella es hermosa y tiene unos ojos muy lindos y camina como si estuviera en una pasarela y tod...
-Para, enserio para, ella es linda, y tiene unos ojazos, pero le podrás decir todo eso en el receso.
Me miro con entusiasmo y con una sonrisa que mostraba unos perfectos y blancos dientes. No había notado que era lindo, tenía pelo castaño claro y unos ojos verdes, más verdes que los míos, era mucho más alto que yo y tenía que tirar mi cabeza hacía atrás para poder ver su cara. Tenía sus músculos definidos y se le notaban cuando andaba con camisas.
Llegó el receso y salimos de la sala con Klaus, estaba muy emocionado de conocer a Sofía, me dijo como se presentaría y como le diría lo hermosa que era, de vez en cuando me pedia disculpas por hablar tan abiertamente de ella frente a mi.
Pasamos por la cafetería y vendían chocolates, me encantan los chocolates así que me compre uno.
-Aquí estas- dijo Sofía- ya quería salir de esa sala, había una chica que fue a repartir unos volantes para el baile, lo que me pareció raro ya que es en dos meses.
-Si, Aquí son muy coordinados y no quieren que nada salga mal.- en eso recuerdo que Klaus estaba conmigo.
-Hola- dice Klaus.
-Sofía el es Klaus, mi amigo y Klaus ella es...
-Sofía, tu hermana.- me interrumpe.
-Hola, Lizet no te menciono.
-Auch- dijo poniendo las manos en su pecho dramáticamente.- eso dolió.
-Todavía estoy considerando que seas mi amigo, no es nada personal.- me río mientas como un pedazo de chocolate.
-Ella puede ser muy cruel cuando quiere.- dijo Sofía.
-Créeme que lo se, pero me he acostumbrado,- dice haciendo una pausa- tenía pensado que solo me junto con ustedes y quería invitarlas a mi casa, estará mi hermano, pero no los molestara.
Sofía me da una mirada suplicante.
-Ok, vamos a ir, pero solo por un rato- digo, la cara de Sofía y Klaus se iluminaron.
-Entren y siéntase cómodas, están en su casa.- dice Klaus.
Su casa era hermosa y grande, tenía una pintada azul que resaltaba de las demás, todas las otras eran color blanco. Pasamos a su sala y era mucho más grande que la de nuestra casa, nos indico el sofá para que fuéramos a sentarnos y obedecimos.
-Voy a buscar unos refrescos y algunas cosas para comer.- dice entusiasmado.
-¿Te puedo acompañar?- la pregunta de Sofía me sorprendió.
-Claro, si Liz esta de acuerdo.
-Si, solo no se demoren.- asintieron y fueron a la cocina.
Camine donde había un mueble con varias fotos, me resultaba conocida la cara del padre, pero no sabía de donde.
Escuche algunos pasos y volteé.
Un chico de unos dos o tres años mayor que yo me quedo viendo, era alto tenía el cabello alborotado y era negro, unos ojos azules muy profundos, tenía músculos muy definidos y un tatuaje de dragón en su brazo que tapaba cicatrices. Pensé que me iba a saludar, pero en cambio su expresión se volvió fría, no sabia lo que expresaban, no me dejaba ver más allá de la superficie. Tenía puestos unos pantalones negros y una polera manga corta negra que hacia que le resaltarán sus ojos.
Me sentí incomoda con sus ojos sobre los míos, no decía nada solo me miraba.
Me fui a sentar al sofá y subí mis mangas sin darme cuenta que había dejado a la vista mis cicatrices, él todavía me estaba mirando, pero no le tome importancia.
Aleje un mechón de pelo y lo puse detrás de mi oreja. Él se me acerco.
-¿Quién eres?- pregunto frio.
- Soy la amiga de Klaus.- su mirada se relajo un poco.
-¿Él te invito?- su pregunta era tan estupida.
-No, solo lo seguí como la acosadora que soy y me cole en su casa.
-Sarcasmo, bonita manera de empezar una conversación.
- Solo por tu pregunta estupida.- dije en un susurro.
-Trato de hacerles preguntas tontas a las personas para ver su reacción, me sorprendes, por lo general lo dejan pasar.
- Si, bueno yo no.- dije burlandome.
-Ya veo, ¿y por qué estas aquí sola?- pregunta extrañado.
-Solo espero a Klaus, esta en la cocina con Sofía, dijo que traería algo para comer y tomar.
-¿Quién es sofía?- preguntó.
-¿Tengo qué responder a eso?
-No si no quieres, pero entonces tendrían que irse.
-¿Y por qué?- pregunte desafiandolo.
-Porque es mi casa y puedo hacer lo que quiera.
Se acercó a mi y me puso muy nerviosa, yo retrocedi, pero el seguía acercándose, lo trate de alejar tomándolo del pecho, pero no se movió ni un centímetro.
En eso llega Kalus con Sofía y lo interrumpen.
-¿Lizet?- me doy vuelta donde estaban ellos.- ¿esta todo bien?
-Si, esta todo bien.- digo pasandome mis manos húmedas por mi pantalón buzo.
-¿Segura?- pregunta Klaus.
-Si, segura.
-Klaus, ¿no me presentas a tus invitadas?- dice.
-Ems... si,- hace una pausa- ella es Lizet apunta a mí y ella es Sofía.- ofrece una sonrisa a ella- él es mi hermano Shane.
-Hola,- nos dice- pero Me tenias que haber preguntado antes de invitar a alguien aquí.
-¿Por qué? Esta también es mi casa.- reclama Klaus.
-Ok, voy a estar en la sala de star.- dice Shane.
-Pero yo iba a ir ahí.- dice Klaus.
-Entonces vamos, yo jugare en la consola y tú puedes ocupar los demás juegos.
-¿Qué jugaras?- pregunta Sofía.
-Boxing.
-Liz es muy buena, no sabes cuanto a ganaba en ese juego.- ella sonreía y yo le di una mirada asesina.
-Entonces, te desafío, si tu ganas, los dejare tranquilos y si yo gano se devolverán a su casa.- me dice jugueton.
-Si quieres que nos vallamos solo dilo, porque no jugare a nada contigo.- mis palabras salieron sin esfuerzo alguno.
-Ustedes no se van a ninguna parte.- dice Klaus.
-Nos vamos, no es por ti, se ve que a tu hermano no le caímos bien.-lo volteo a verlo.- tampoco quiero dañar su ego.
Todo me quedaron mirando mientras tomaba mis cosas para irme a mi casa.
-Le dire a Esteban que las valla a dejar.- dice Klaus.- Yo las puedo acompañar.
-Ok.- dice Sofía.
Esteban era el chófer de ellos.
Al llegar a casa vi que estaba Matías y me sorprendió verlo en casa por la hora que era. Eran ya casi las 20:00 p.m. y el se tenía que ir a donde Mateo, el anciano, a cuidarlo.
Fui a habitación subiendo las escaleras a dejar mis cosas, para luego bajar a comer y encontrarme con Matías haciendo la cena.
-¿No tienes que ir al trabajo?- pregunte confundida.
-He creo qu-que soy mill-millonario.- tartamudeo.
Fruncí el ceño para luego mirarlo incrédula.
-¿De qué hablas?, vas a llegar tarde por culpa de tus sueños.
-Mírame, no estoy bromeando.- dijo con sinceridad a lo que yo me confundí.
-¿Cómo?- pregunte perpleja.
-Hoy fui a trabajar donde Mateo, pero el no estaba, pregunte donde se había ido y un doctor me dijo que el había fallecido, trate de conseguir algún contacto familiar, lo que fue en vano porque no hay nadie a quien llamar.- hizo una pausa- me dejo su herencia a mi, sus casas y su mansión, sus autos, su dinero, sus empresas. Yo no-no se que hacer.- rompió en llanto.
Trate de calmarlo, muchos se hubiesen alegrado, pero él no, él lo quería, para Matías no era un trabajo cuidar a Mateo, era como pasar tiempo con su padre, él lo más cercano a un padre para Matías que el verdadero.
-Yo-yo no se que decir, lo siento por tu perdida.- dije pasándole una mano por su espalda.
-No se como lo haré, él estaba solo y yo no estuve para él cuando me necesito. Lo voy a extrañar, Liz, lo voy a extrañar tanto, sus sonrisas, su apoyo, sus consejos, su orgullo hacia mi. Lo voy a extrañar.
-Lo se, solo trata de pensar que a él no le gustaría verte así, vamos yo te acompaño al velorio y todo eso.
-¿Lo arias por mi?- pregunta mirándome.
-Aria cualquier cosa por ti y lo sabes.
Nos abrazamos fuerte mente y estuvimos así por un rato. En eso llega mamá y nos ve, al parecer ella sabía de que se trataba porque abrazo a Matías con mucha pena.
Ya era viernes y la despedida había sido linda para Mateo, el testamento decía que Matías no podía tomar el control hasta que terminara la universidad para que no se alejara de los estudios.
Estaba en la escuela, pensaba en como mucha gente se va y nadie la extraña, si eso pasaría conmigo, pensé en mis abuelos que me habían dejado hace un par de meses y mire mis cicatrices. Todo lo que yo los quería me obligo a ser fría, a no dejar entrar a todos en mi corazón, ya no sonreía como cuando esta con ellos y por eso nos tuvimos que cambiar de casa hace unos 2 meses. Nuestra casa no era la más grande, pero tampoco pequeña, se sentía como un hogar.
Se estarán preguntando que paso con mi papá, él iso una promesa, era su obligación cumplirla, tenía todo planeado para nuestra familia, íbamos a volver a ser una después de once años, pero el tenía que arruinarlo todo y eso dolio.
Estaba esperando a Klaus que había ido a buscar unos dulces a la cafetería con Sofía cuando aparece él en todo su esplendor.
Caminaba hacia mi y todas las chicas de la escuela se le quedan viendo con la boca abierta, él andaba con unos jeans negros, una polera gris y una chaqueta de cuero. Su pelo por en cambio lo llevaba desordenado y se veía bien.
-Hola, monstruo.- dice burlándose.
-Hola, tú.
-¿Te habían dicho que eres muy antipática?- pregunta mirándome.
-Si, pero no me interesa lo que diga la gente.
En eso se nos acerca una chica alta, rubia y delgada, me dio una mirada asesina, pero a Shane le coqueteaba.
-Hola, guapo- dice la chica y yo volteé los ojos- me preguntaba si vendría a la fiesta de hoy en la noche, será en el club cereza, es de mi padre así que puedes ir y tomar lo que quieras yo invito.
-Ems... tal vez, pero si mi amiga quiere ir yo voy,- me mira y yo le hago un gesto con la cabeza de que no.- esta invitada, ¿cierto?
-Si, pero que se arregle un poco, porque parece una niña de la calle.
Frunci el ceño y Shane noto que la chica quería burlarse de mi.
-Para mi esta perfecta,- dijo mirandola- ella se puede vestir como quiera, porque no es ni tu problema ni el mío.
-Obvio que lo se, -dijo excusándose- disculpa.- me miro con unos ojos de cachorra.
-Si, lo que sea.- dije con un tono frío.
La chica se despidió de Shane y se alejo, él me miraba con una sonrisa de boca cerrada y se le formaban unos hoyuelos en sus mejillas.
-¿Cúanto tiempo te resistirás a mí?
-¿Perdón? -dije perpleja.
-Me refiero, soy el chico más apuesto que ha entrado en esta escuela y ni si quiera voy aquí. -me dice jugando.
-No me atraen los arrogantes con egos grandes.
-No es ser arrogante cuando dices la verdad.-declara.
-Si, claro.
Luego de discutir con Shane llego Klaus y Sofía, se les veía felices, pero cuando miraron hacia mi dirección, la expresión de Klaus fue de culpa.
Mientras se iban acercando Shane se acerco a mi oreja susurrando.
-Algún día vas a ser mía y cuando llegue ese momento ten por seguro que jamás vas a querer irte de mi lado.- su voz sexy iso que me dierán escalofríos.
Me aje de él y note la sangre en mis mejillas, me estaba sonrojando contra mi voluntad. No quería que el tuviera ese poder sobre mí, era muy frustrante.
-¿Interrumpimos algo?- pregunta Klaus.
-No, todo esta bien.-respondo.
-Si, todo bien. -dice con una mirada cómplice Shane.
-Liz queremos hablar contigo. -dice Sofía.
-Dime, ¿pasa algo? -pregunto preocupada.
-Solo relájate y escucha. -dice Klaus.
-Mira, yo, nosotros, -mira a Klaus haciendo una pausa- he, trate de decírtelo antes, pe-pero era difícil.- yo sabia donde iba esta conversación y no me gustaba para nada.
-Mira, nosotros- empieza Klaus- estamos juntos, como novios y eres la prima en saberlo oficialmente, junto con Shane.
-Bu-bueno creo que esta bien, ¿los tengo que felicitar o algo?
-Si quieres, -hablo Shane- pero yo les daré un consejo que van a escuchar muchas veces, tienen que usar condón, aunque estén hirviendo de deseo, porque no queremos que unas hormonas formen un bebé.
-¡Shane!- exclamé con exasperación- ¡solo cállate!, ese no es un consejo, tiene 15 años.
-Ok, me callo, pero no me voy a sentir culpable si es que tienen un bebé, porque les di el 'consejo'.- dice haciendo comillas con los dedos.
Al parecer Shane venia a buscar a Klaus para llevarlo a la casa, lo cual nos conllevo a nosotras, ya que Klaus no podía dejar que nos fuéramos a pie para nuestra casa, porque según él, todos iban a mirar a Sofía y él no quería eso. Ellos se fueron en los asientos de atrás y yo iba de copiloto.
-¿Pongo musica?- pregunto.
-Porfavor, ya no soporto los sonidos de besos.
Prendió la radio y puso un CD, me sorprendió cuando escuche One Direction, puso la canción que menos esperaba. Kiss you.
Cantamos a todo pulmón y me sentí bien estando con él. Llegamos a mi casa y se bajo Sofía con Klaus primero, cuando iba abrir la puerta para bajar, la mano de Shane me agarro el brazo por sorpresa.
Nos miramos por unos segundos y pase la lengua por mis labios inconscientemente, él como un reflejo lo iso también.
Su mirada paso de mis ojos a mis labios en menos de un segundo, comencé a ponerme nerviosa, Shane subió su mano hacia mi cara, toco mi mejilla y un escalofrío agradable recorrió mi cuerpo, su pulgar le iso masaje a mi labio inferior, su mirada soltaba deseo y su respiración se hacia cada vez más pesada al igual que la mía, era como si nos tuviéramos resistiendo a algo.
-Tengo que irme. -dije casi en un susurro.
-Algún día vas a ser mía, monstruo y ese momento no esta lejos de llegar.
Bajo su mano perdimos todo contacto físico, pero su mirada no dejaba la mía.
-Te pasare a buscar a las nueve, dile a Sofía que también tiene que ir.
Me había olvidado completamente de la fiesta y cuando por fin mi cerebro funcionaba bien respondí.
-Yo no quiero ir a esa fiesta. -me quedo viendo y solo sonrió, se le formaron esos hoyuelos tan bonitos que tiene en una risa fuerte y sexy.
-No te estoy preguntando, te estoy avisando, y espero que edtes lista cuando pase por ti.
-¿Y si no? -pregunto desafiando.
-No querrás comenzar algo que no puedes.
Baje del auto y llame a Sofía para que nos entraramos, me sorprendió ver a Matías parado en el marco de la puerta mirando lo que pasaba, quede helada al ver su expresión, su mirada era fría y solo se dirigía hacia mí.
Estaba entrando a la casa e iba a subir las escaleras cuando Matías me llamo a la sala.
-¿Qué hacías con el chico del auto?
-Es el hermano de Klaus, mi amigo. -respondí, me sentía culpable, pero no sabía el porque.
-Solo ten cuidado, tiene muy mala reputación en la universidad.
-Solo me trajo a casa, nada más.
-¿Segura? -dice mirándome.
-Bueno...-digo mirándolo con suplica- hoy hay una fiesta, él pasara por mi y por Sofía, es la primera fiesta que voy en esta ciudad y solo quiero divertirme.
-Solo pueden ir si me prometes que no dejaras que algún chico te haga daño, porque no podría verte sufrir de nuevo.
-Tranquilo, ahora se como cuidarme.
Download MangaToon APP on App Store and Google Play