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Nuestra Propia Soledad

Capítulo 1

La soledad es terrible, nadie te busca, te llama o te habla. Dicen que no hay nada peor que eso pero lo hay, y es no tener dinero para subsistir, estar viviendo en las calles cual animal, ser pisoteado por todos los que pasan por las calles. Que todos te vean con claro desprecio y no poder hacer nada al respecto es horrible.
Daniela
Daniela
𝐓𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐡𝐚𝐦𝐛𝐫𝐞... —murmuró al mismo tiempo que su estómago rugía. Abrazó sus piernas en busca de calmar su hambre a la vez que quería calentar su cuerpo.
Unos pasos silenciosos fueron apareciendo hasta llegar frente a la chica, ponerse de cuclillas y esperar pacientemente a que alzara la mirada.
...
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𝐘𝐨 𝐭𝐞 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐝𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐦𝐢𝐝𝐚.
Daniela
Daniela
Alzó la mirada algo asustada por la repentina voz escuchada enfrente suyo. El hambre desapareció de inmediato pero su miedo fue en aumento. Voz grave e intimidante, a comparación de ella que sencillamente era una chica de la calle.— 𝐭𝐮... ¿𝐐𝐮𝐢𝐞́𝐧 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐭𝐮? —veía detenidamente su "rostro" el cual no era nada más que una máscara con una terrorífica sonrisa vacía color negro.
...
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¿𝐀𝐜𝐚𝐬𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚? —metió su mano al interior de su traje para mostrarle una tarjeta y entregársela, siendo una oportunidad para ver el estado de sus manos y parte de su cuerpo.— 𝐝𝐞𝐩𝐥𝐨𝐫𝐚𝐛𝐥𝐞. 𝐄𝐬𝐜𝐮𝐜𝐡𝐚, 𝐞𝐬 𝐨𝐛𝐯𝐢𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝, 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐨 𝐚𝐲𝐮𝐝𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐬𝐢 𝐥𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐚𝐬, 𝐞𝐬𝐚 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐭𝐚𝐫𝐣𝐞𝐭𝐚 —se puso de pie acomodando su traje.— 𝐭𝐞 𝐝𝐚𝐫𝐞́ 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚, 𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫𝐞́ 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐢 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐡𝐞, 𝐬𝐢 𝐚𝐜𝐞𝐩𝐭𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐚𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐢𝐨, 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞 𝐝𝐞 𝐚𝐪𝐮𝐢́.
Daniela
Daniela
Sus manos temblaban, señal de que era una mala idea siquiera pensar en aceptar su propuesta, pero no estaba en condiciones para negarse. No había comido hace días, tenía frío, la ropa que había robado se estaba desgastando tanto que ya no la cubría del frío. Estaba desesperada. Alzó la mirada en busca de explicaciones pero el enmascarado ya no estaba, había desaparecido; una semana, ese era el tiempo a esperar, si lograba sobrevivir ese tiempo podría recibir algo de comida, él lo haría pero no le dio más detalles al respecto, obvio tendría que hacer algo, puede que robar, matar, bailar o servirle eternamente hasta el día de su muerte pero no importaba, ella quería sobrevivir.
Una semana después.
Daniela
Daniela
Estaba impaciente. No importaba lo que se le cruzara en el camino, ella haría lo que fuera con tal de sobrevivir un día más. Escuchó pasos acercándose hacia su persona, pero no era el enmascarado que estaba esperando, más bien, un grupo de borrachos que iban caminando por ahí; para su suerte todavía no la veían así que hizo su cuerpo lo más pequeño que pudo queriendo pasar desapercibida. No funcionó. El trío se detuvo enfrente suyo, la levantaron bruscamente haciéndola gemir de dolor; el aroma a alcohol la estaba ahogando, no importaba si vivía en las calles, no había tenido el coraje de entrar a las drogas ni al alcohol, cosa que la mantenía viva todavía. ¡𝐒𝐮𝐞𝐥𝐭𝐚𝐦𝐞!
Borracho 1
Borracho 1
𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐬𝐮𝐜𝐢𝐚 𝐯𝐚𝐠𝐚𝐛𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐞𝐬 𝐛𝐨𝐧𝐢𝐭𝐚 —sonrió con maldad junto a sus amigos.— 𝐛𝐮𝐞𝐧𝐨 𝐥𝐢𝐧𝐝𝐚, 𝐡𝐨𝐲 𝐬𝐢́ 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨𝐬 𝐯𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐭𝐢𝐫 —apretó el agarre caminando en dirección opuesta a la que estaban.
Daniela
Daniela
¡𝐇𝐞 𝐝𝐢𝐜𝐡𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐬𝐮𝐞𝐥𝐭𝐞𝐬! —con la poca fuerza que tenía pateó su pantorrilla con la punta de su pie logrando que la soltara. Retrocedió dudosa para terminar corriendo lejos de ahí hasta perderlos de vista. Ocasionalmente se giraba hacia atrás para ver si no la estaba siguiendo pero en un mal paso terminó por tropezar y caer de cara al pavimento.
Daniela
Daniela
Se apoyó sobre sus manos para levantarse viendo un par de zapatos brillantes color negro enfrente suyo, alzó la mirada encontrándose con el enmascarado que le entregó una tarjeta misteriosa con un número atrás.— 𝐯𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐞...
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No dijo nada, solo la veía con detenimiento teniendo sus manos detrás de su espalda. Al escuchar pasos apresurados cerca de donde él estaba alzó la vista viendo a dos hombres detenerse a varios metros de donde estaban ellos.
Borracho 3
Borracho 3
𝐓𝐮... ¡𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐫𝐚! —tosió un poco jadeante a la vez que agachaba un poco la cabeza, volvía a alzarla y una bala perforaba su cabeza matándolo al instante.
Daniela
Daniela
¡𝐄-𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚!
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La ignoró por completo apuntando su arma hacia el otro borracho, quien terminó por orinarse encima.— 𝐥𝐚 𝐦𝐞𝐫𝐜𝐚𝐧𝐜𝐢́𝐚 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐭𝐨𝐜𝐚.
Borracho 5
Borracho 5
¡𝐏𝐞𝐫𝐝𝐨́𝐧𝐚𝐦𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚! —alzó los brazos aterrado a la vez que daba pasos en retroceso.— ¡𝐄𝐥𝐥𝐚 𝐧𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐝𝐮𝐣𝐨! ¡𝐕𝐢𝐯𝐞 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐥𝐥𝐞𝐬! ¡𝐋𝐨 𝐡𝐢𝐳𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫! —de nada sirvieron sus súplicas, ya que al dar un paso más hacia atrás recibió una bala directo en la cabeza que lo mató al instante.
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𝐍𝐨 𝐭𝐞 𝐦𝐮𝐞𝐯𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐪𝐮𝐢́ 𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐝𝐫𝐚́𝐬 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐨. Guardó el arma pasando alado de la chica en el suelo viendo el lugar con tranquilidad, sus alrededores y pensando que tal vez los amigos de los difuntos ya se habrían ido de escuchar los disparos, pero, él tenía la ventaja de la situación ya que ellos estaban borrachos, y un borracho no piensa, solo actúa.
Daniela
Daniela
Aterrada se puso de pie marcándose en el camino, pero aún así avanzó hacia los dos borrachos que yacían en el piso. Muy en su interior esperaba que todo fuera parte de una broma, un juego pesado y de mal gusto que personas desconocidas decidieron hacerle a una chica sin hogar, pero no, ellos de verdad estaban muertos, la bala seguía en el interior de sus cráneos y además había un pequeño charco de sangre debajo de ellos que se iba haciendo cada vez más grande. 𝐂𝐚𝐫𝐚𝐣𝐨... —cayó de rodillas por la impotencia, el agotamiento y en parte el alivio de saber que ellos ya no le harían nada.— ¿𝐄𝐧 𝐪𝐮𝐞́ 𝐦𝐞 𝐡𝐞 𝐦𝐞𝐭𝐢𝐝𝐨...? Llevó sus manos a su cara quitándose poco a poco el sudor de la misma, moviendo algunos cuantos mechones que estorbaban a su vista y terminando por soltar un pequeño suspiro. No creyó ver cómo asesinaban a alguien enfrente suyo jamás, pero tal vez debió imaginarlo dadas sus circunstancias.
Un disparo más.
Daniela
Daniela
Su cuerpo dio un pequeño brinco llevando sus manos de manera automática hacia sus oídos, donde los tapó con fuerza queriendo evitar escuchar los otros disparos acompañados de gritos desgarradores que pedían auxilio. 𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫... 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚... —susurró llena de terror comenzando a temblar.
Borracho 1
Borracho 1
𝐏𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫... —murmuró a lo lejos generando eco gracias a la amplia calle en la que estaba.— 𝐚𝐲𝐮́𝐝𝐚𝐦𝐞...
Daniela
Daniela
Apenas se giró a ver de dónde y de quién provenía esa voz vio cómo el enmascarado apareció detrás del hombre que suplicaba por ayuda y disparó a su cabeza sin dudar.
Daniela
Daniela
Ya no sabía si sentir asco, temor o lástima por aquel hombre, tenía miedo del enmascarado, pero así como tenía miedo de él también lo tuvo de esos borrachos. No quería pensar de manera negativa o con una mentalidad retorcida pero... 𝐓𝐚𝐥 𝐯𝐞𝐳 𝐬𝐞 𝐥𝐨 𝐦𝐞𝐫𝐞𝐜𝐢́𝐚𝐧...
...
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𝐀𝐬𝐢́ 𝐞𝐬, 𝐯𝐞𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨 —se fue acercando lentamente a la chica guardando el arma dentro de su traje para sacar un pequeño frasco de un contenido desconocido.— 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐮 𝐩𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚.
Daniela
Daniela
Ella no veía su rostro, pero por un momento creyó que el tono con el que lo había dicho era uno alegre. Esperaba estar loca que a creer que alguien tan cínico como él tenía las emociones suficientes como para escucharse un poco feliz.— 𝐝𝐞... 𝐧𝐚𝐝𝐚...
...
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Colocó el frasco frente a la chica para rociarlo haciendo que ella poco a poco fuera cerrando los ojos hasta caer inconsciente sobre el suelo. Una vez ella quedó inconsciente la cargó sobre uno de sus hombros sacando un celular y marcando a un número desconocido.— 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 100 𝐡𝐚 𝐚𝐜𝐜𝐞𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐚 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐫. 𝐕𝐨𝐲 𝐞𝐧 𝐜𝐚𝐦𝐢𝐧𝐨.

Capítulo 2

𝑩𝒖𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒊́𝒂𝒔, 𝒋𝒖𝒈𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒏𝒐. 100
Daniela
Daniela
Despertó tras escuchar que alguien le hablaba al oído, por lo que miró a su alrededor en busca del causante de que se su sueño se viera interrumpido; sin embargo, lo que vio la dejó sin palabras. Era un enorme cuarto cerrado llena de literas de por lo menor 5 pisos de alto, estaban rodeando ese lugar en media luna dejando el centro vacío a la vez que lo hacían con lo que parecía ser la entrada principal. ¿𝐐𝐮𝐞́ 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨𝐬 𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐨? —murmuró intentando bajar notando que ella era la que estaba al final de todas las camas en la litera que estaba. Con cuidado fue bajando por un lado gracias a las escaleras que había.
Los demás iban bajando también de sus respectivas camas, unos más confundidos que otros pero a fin de cuentas estaban en la misma situación.
En cuanto todos estuvieron al centro de la habitación sonó algo similar a una campana, por lo que confundidos miraron hacia el techo viendo lo altos que eran, demasiados como para siquiera imaginar en alcanzarlo con sus propias manos.
Parlante
Parlante
𝐒𝐞𝐚𝐧 𝐛𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐢𝐧𝐬𝐭𝐚𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚. 𝐀 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐬𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐧𝐚𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐞𝐳𝐜𝐚𝐧 𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐜𝐮𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨. La puerta principal se abrió dejando a la vista a un grupo de personajes con traje rojo brillante y una máscara negra con una figura dibujada en color blanco. 𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐚𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮́𝐧 𝐭𝐢𝐩𝐨 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐭𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬, 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐬𝐞𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬. 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐨𝐛𝐞𝐝𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐞𝐧 𝐝𝐢𝐫𝐞𝐜𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐞𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚𝐝𝐨𝐬. 𝐓𝐞𝐫𝐜𝐞𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐥𝐬𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐭𝐫𝐚𝐞𝐧 𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐦𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐫𝐞𝐜𝐡𝐚𝐬 𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞 𝐦𝐮𝐭𝐮𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐲 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐮𝐞𝐛𝐚𝐬, 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨, 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐢𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚́𝐫𝐬𝐞𝐥𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐢𝐧𝐝𝐞𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞𝐧 𝐚𝐪𝐮𝐢́. 𝐂𝐮𝐚𝐫𝐭𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐚 𝐥𝐚 𝐭𝐞𝐜𝐧𝐨𝐥𝐨𝐠𝐢́𝐚 𝐚𝐝𝐪𝐮𝐢𝐫𝐢𝐝𝐚, 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐥𝐬𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐧 𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐥𝐞𝐬 𝐡𝐚 𝐨𝐭𝐨𝐫𝐠𝐚𝐝𝐨 𝐮𝐧 "𝐝𝐨𝐧"; 𝐬𝐢𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐨, 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐬𝐞 𝐝𝐨𝐧 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐡𝐞𝐫𝐢𝐫 𝐚 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐞𝐦𝐩𝐥𝐞𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐨 𝐬𝐞𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬. 𝐐𝐮𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚: 𝐧𝐨 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧 𝐝𝐢𝐯𝐞𝐫𝐭𝐢𝐫𝐬𝐞.
no. 12
no. 12
𝐅𝐨𝐫𝐦𝐞𝐧 𝐟𝐢𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐢́𝐫𝐜𝐮𝐥𝐨𝐬, 𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐚𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐫.
Algo dudosos fueron pasando entre las filas tomando sus respectivos alimentos, aunque en realidad no eran algo tan llamativo o lujoso como se lo imaginaron pero era mejor que nada.
Daniela
Daniela
𝐔𝐧 𝐬𝐢𝐦𝐩𝐥𝐞 𝐩𝐚𝐧 𝐲 𝐲𝐨𝐠𝐮𝐫𝐭 —susurró viendo a algunos participantes con algo de duda hasta que fue su turno en una fila, por lo que solo estiró sus manos esperando a que le dieran de comer.
no. 58
no. 58
Por unos breves instantes se quedó en completo silencio viéndola, seguido de observar a los demás jugadores, aunque no a todos sino a unos pocos. 𝐸𝑙 𝑗𝑒𝑓𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑔𝑢𝑠𝑡𝑜𝑠 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑖𝑐𝑢𝑙𝑎𝑟𝑒𝑠 —pensó entregándole algo similar a un desayuno a la chica, quien le sonrió mientras se iba de ahí contenta por recibir un pan.
Los participantes fueron pasando durante otros minutos para que al final los 632 jugadores tuvieran sus respectivos alimentos. Comían en silencio absoluto mientras los círculos y el cuadrado los veían fijamente.
Algo similar a una compuerta se abrió en el techo dejando ver una enorme alcancía con forma de cerdo transparente y con luces en su interior, algo que evidentemente no pasó desapercibido para ningún participante.
no. 12
no. 12
𝐄𝐥 𝐦𝐨𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐧 𝐚𝐪𝐮𝐢́ 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬. 𝐒𝐨𝐥𝐞𝐝𝐚𝐝, 𝐭𝐫𝐢𝐬𝐭𝐞𝐳𝐚, 𝐚𝐛𝐚𝐧𝐝𝐨𝐧𝐨, 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐞𝐜𝐨𝐧𝐨́𝐦𝐢𝐜𝐨𝐬, 𝐝𝐞𝐮𝐝𝐚𝐬 𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐭𝐚𝐧 𝐦𝐢𝐬𝐞𝐫𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐯𝐢𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐨𝐛𝐥𝐢𝐠𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐚 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐥𝐥𝐞 —nadie lo notó gracias a la máscara, pero su mirada se centró en una pelinegra que había dejado de comer solo para escucharlo hablar.— 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧 𝐭𝐨𝐭𝐚𝐥 𝐝𝐞 9 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬 𝐝𝐮𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞 9 𝐝𝐢́𝐚𝐬, 𝐚𝐪𝐮𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐩𝐚𝐬𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧 𝐞́𝐱𝐢𝐭𝐨 𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐫𝐚́𝐧 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐢𝐧𝐦𝐞𝐝𝐢𝐚𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞. 𝐄𝐧 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐥𝐬𝐞𝐫𝐚𝐬, 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐯𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐝𝐞 𝐝𝐢𝐬𝐭𝐢𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐢́𝐬𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨, 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐨 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐢𝐬𝐭𝐢𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐢𝐝𝐢𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐲 𝐞𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐚𝐧 𝐞𝐬 𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐚 𝐞𝐬𝐚𝐬 𝐩𝐮𝐥𝐬𝐞𝐫𝐚𝐬, 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐫𝐞𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐞𝐜𝐧𝐨𝐥𝐨𝐠𝐢́𝐚 𝐚𝐬𝐢́ 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢́ 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐢𝐫 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐞𝐬 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐢𝐭𝐞𝐧 𝐩𝐨𝐫 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨, 𝐚𝐮𝐧𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞 𝐜𝐮𝐚𝐥𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫 𝐦𝐚𝐧𝐞𝐫𝐚 𝐧𝐨 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐚́𝐧 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫𝐥𝐨. 𝐓𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐞𝐜𝐭𝐨 𝐚 𝐥𝐚 𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐜𝐢́𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐜𝐡𝐨, 𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐧 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐬𝐞𝐚 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐬𝐞 𝐢𝐫𝐚́ 𝐚𝐜𝐮𝐦𝐮𝐥𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐦𝐨𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐢𝐧𝐝𝐢𝐯𝐢𝐝𝐮𝐨 𝐞𝐧 𝐝𝐨́𝐥𝐚𝐫𝐞𝐬.
Dinero, con esa palabra todos sus problemas serían resueltos, y si hablaba de dólares sería todavía mejor, no importaba de dónde vinieran la mayoría, el dólar era internacional y tenía un gran valor a nivel comercial así que de tan solo imaginar cuánto les podrían dar por un jugador. La vida humana no valía mil dólares, bien podrían ser miles o cientos así que era una gran ganancia para los jugadores.
Claro que iban a jugar con tan buen incentivo.
Daniela
Daniela
Miraba la alcancía más que motivada, decían que el dinero hacía girar el mundo y era verdad, ya muchos estaban interesados en sus palabras solo por escuchar las palabras dinero y dólar. Pero fuera de eso hubo otros detalles que le llamaron la atención. La primera era que todos eran de distintos países, por lo que se fijó en varios jugadores notando su respectiva bandera junto a su número de jugador. La segunda cosa que le llamó la atención fue la pulsera, tenía la tecnología lo suficientemente avanzada como para traducir varios idiomas al mismo tiempo, aparte de que según la voz en el parlante la pulsera les había dado un "don" ¿Sería algo así como las películas de acción? ¡𝐃𝐢𝐬𝐜𝐮𝐥𝐩𝐞! —alzó la mano avanzando de inmediato hacia el cuadrado ante la vista de todos.— 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐥𝐭𝐚𝐯𝐨𝐳 𝐝𝐢𝐣𝐨 "𝐝𝐨𝐧" ¿𝐀 𝐪𝐮𝐞́ 𝐝𝐨𝐧 𝐬𝐞 𝐫𝐞𝐟𝐢𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐞𝐱𝐚𝐜𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞?
no. 12
no. 12
No habló, se quedó en completo silencio haciendo enfadar poco a poco a la chica, quien iba apretando los puños pero según la voz no podían herirlos, en parte estaban a salvo, pero aunque ellos no pudieran ser heridos por esos simples jugadores, sí que podían hacerlo entre ellos para una descarga de ira o averiguar sus dones.
Parlante
Parlante
𝐂𝐮𝐚𝐝𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐧𝐨. 12, 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐫𝐦𝐢𝐭𝐢𝐝𝐨 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐧𝐨. 100
no. 12
no. 12
𝐃𝐨𝐧, ¿𝐐𝐮𝐞́ 𝐞𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞𝐧 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐚 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚?, 𝐮𝐧 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐫𝐠𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐫 𝐞𝐬𝐞 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫. Se dio media vuelta dirigiéndose a la salida seguido de los círculos dejando todavía más dudas en los participantes, quienes apenas vieron que la puerta se cerró comenzaron a murmurar acerca de su supuesto don.
Daniela
Daniela
Miró su pulsera detenidamente, parecía un decorativo común y corriente, pero pensar que eso podría darle algún poder para poder ganar simples juegos era más que suficiente para ella. 𝐡𝐞𝐲 —presionó un botón de su pulsera haciendo que se viera un pequeño punto verde.— 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞𝐬... —el punto parpadeó pasando de eso a un par de ojos animados con el mismo color de antes.— 𝐯𝐚𝐲𝐚 𝐭𝐞𝐜𝐧𝐨𝐥𝐨𝐠𝐢́𝐚 —sonrió algo burlona caminando hacia un lugar algo apartado teniendo varias miradas sobre su persona.— ¿𝐓𝐮 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐫𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞́ 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐲 𝐜𝐨́𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐭𝐚𝐫𝐥𝐨?
𝑺𝒐𝒍𝒊𝒄𝒊𝒕𝒖𝒅 𝒂𝒄𝒆𝒑𝒕𝒂𝒅𝒂. 𝑱𝒖𝒈𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 𝒏𝒐. 100. 𝑵𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆: 𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍𝒂. 𝑵𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅: 𝒎𝒆𝒙𝒊𝒄𝒂𝒏𝒂. 𝑬𝒅𝒂𝒅: 20 𝒂𝒏̃𝒐𝒔. 𝑭𝒆𝒄𝒉𝒂 𝒅𝒆 𝒏𝒂𝒄𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐: 18 𝒅𝒆 𝑭𝒆𝒃𝒓𝒆𝒓𝒐. 𝑨𝒍𝒕𝒖𝒓𝒂: 1.53 𝒄𝒎. 𝑷𝒆𝒔𝒐: 40 𝒌𝒊𝒍𝒐𝒈𝒓𝒂𝒎𝒐𝒔. 𝑨𝒍𝒆𝒓𝒈𝒊𝒂𝒔: 𝒏𝒊𝒏𝒈𝒖𝒏𝒂. 𝑯𝒂𝒃𝒊𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔: 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐. 𝑻𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒊𝒎𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒋𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒓𝒖𝒆𝒃𝒂: 06:00:00 𝒉𝒐𝒓𝒂𝒔, 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓 𝒑𝒂𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒑𝒓𝒖𝒆𝒃𝒂 𝒅𝒆 𝒑𝒂𝒓𝒕𝒊𝒄𝒖𝒍𝒂𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒊𝒆𝒏𝒄𝒆. 𝑮𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔.
Parlante
Parlante
𝐉𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐧𝐨. 100 𝐩𝐞𝐭𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐚𝐜𝐞𝐩𝐭𝐚𝐝𝐚 —arriba de la puerta principal apareció un reloj con el tiempo de 6 horas retrocediendo.— 𝐞𝐧 6 𝐡𝐨𝐫𝐚𝐬 𝐬𝐞𝐫𝐚́𝐧 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐜𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫 𝐚 𝐜𝐚𝐛𝐨 𝐞𝐥 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐚́𝐜𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐫 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐮𝐥𝐚𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬, 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐫. 𝐆𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬.
Daniela
Daniela
𝐓𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐛𝐫𝐨𝐦𝐚.

Capítulo 3

Parlante
Parlante
𝐉𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 001 𝐚𝐥 032 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐫 𝐚𝐥 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐦𝐩𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫. 𝐑𝐞𝐩𝐢𝐭𝐨, 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬 001 𝐚𝐥 032 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐫 𝐚𝐥 𝐨𝐭𝐫𝐨 𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐦𝐩𝐨.
Los jugadores de esos números avanzaron ante la atenta vista de sus compañeros.
Una vez los jugadores nombrados se movieron de donde estaban originalmente, el campo de tierra sobre el que estaban se fue dividiendo dejando una separación de por los menos 20 metros de longitud y una profundidad de 30 metros, aunque debajo suyo había una red.
Parlante
Parlante
𝐀 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫𝐞́ 𝐥𝐚𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚𝐬. 𝐋𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 033 𝐚𝐥 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐧𝐭𝐞 632 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫𝐚́𝐧 𝐝𝐞 𝐜𝐫𝐮𝐳𝐚𝐫 𝐡𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐚𝐧̃𝐞𝐫𝐨𝐬, 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐞𝐫𝐯𝐢𝐫𝐚́𝐧 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐞𝐜𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐨𝐜𝐚𝐬𝐢𝐨́𝐧; 𝐬𝐢𝐧 𝐞𝐦𝐛𝐚𝐫𝐠𝐨, 3 𝐝𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐨𝐬 𝐛𝐮𝐬𝐜𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐥𝐚 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚 𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐬𝐭𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐝𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐜𝐫𝐮𝐳𝐚𝐫, 𝐨 𝐬𝐞𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡𝐚𝐫𝐚́𝐧 𝐜𝐚𝐞𝐫. 𝐃𝐞𝐛𝐞𝐧 𝐜𝐫𝐮𝐳𝐚𝐫 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐥𝐢́𝐦𝐢𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐦𝐞𝐝𝐢𝐚 𝐡𝐨𝐫𝐚.
Parlante
Parlante
𝐈𝐧𝐢𝐜𝐢𝐞𝐧.
Tiempo restante: 00:29:47 minutos.
Chico 1
Chico 1
¡𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐬 𝐭𝐮 𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚! —gritó un chico avanzando ferozmente hacia la jugadora no. 100 para comenzar a empujarla cerca del barranco.— ¡¿𝐔𝐧 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐮𝐞𝐛𝐚, 𝐞𝐧 𝐬𝐞𝐫𝐢𝐨?!
Daniela
Daniela
𝐍𝐨 𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚, 𝐲𝐨 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐢́𝐚 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐬𝐢 𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐮𝐩𝐞𝐫𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐞𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐚𝐥.
Chico 1
Chico 1
¡¿𝐘 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐬𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐫 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐮𝐧 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐬𝐢𝐛𝐥𝐞?! —la empujó con fuerza haciéndola caer a escasos centímetros del barranco.— 𝐝𝐞𝐣𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐩𝐨𝐬, 𝐬𝐞𝐫𝐚́ 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐧𝐬𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐫𝐮𝐳𝐚𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐯𝐞𝐫𝐢𝐠𝐮𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐜𝐮𝐫𝐢𝐨𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝.
Chico 2
Chico 2
𝐂𝐢𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐛𝐨𝐜𝐚 𝐲 𝐬𝐚𝐥𝐭𝐚 —dijo alguien detrás del primer chico para darle una fuerte patada haciendo que cayera en la red.— ¿𝐓𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐛𝐢𝐞𝐧? —le ofreció una mano para ayudarla a ponerse de pie.
Daniela
Daniela
𝐄𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐚𝐥 𝐯𝐞𝐳 𝐬𝐢́ 𝐟𝐮𝐞 𝐦𝐢 𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚, 𝐝𝐢𝐠𝐨... 𝐲𝐨 𝐭𝐮𝐯𝐞 𝐜𝐮𝐫𝐢𝐨𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝, 𝐥𝐞 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐞́ 𝐚 𝐥𝐚 𝐩𝐮𝐥𝐬𝐞𝐫𝐚... 𝐬𝐨𝐲 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐞𝐥𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐜𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨, 𝐝𝐞 𝐌𝐞́𝐱𝐢𝐜𝐨.
Yeon Jun
Yeon Jun
𝐍𝐨 𝐥𝐞 𝐡𝐚𝐠𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐬𝐨, 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐮𝐧 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐲 𝐞́𝐥 𝐞𝐬𝐭𝐚́ 𝐥𝐨𝐜𝐨. 𝐒𝐨𝐲 𝐘𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧, 𝐝𝐞 𝐂𝐨𝐫𝐞𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐮𝐫.
Parlante
Parlante
𝐉𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫 528, 𝐞𝐥𝐢𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨.
Yeon Jun
Yeon Jun
𝐁𝐮𝐞𝐧𝐨, 𝐥𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐢́𝐚 𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐦𝐞𝐫𝐞𝐜𝐢𝐝𝐨, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐬𝐞 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨, 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐫𝐮𝐳𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐮 𝐨𝐭𝐫𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐞𝐫𝐚.
Pensaron en maneras de cruzar que no implicaran tener que lanzarse para ser descalificados y poder ahorrarse ese problema.
Entre todos intentaron dar opciones e incluso pensaron en hacer movimientos algo extraños como los superhéroes de las historietas pensando que tal vez eso podría ayudarles.
En unos minutos ningún participante vio nada, pero uno de ellos, una chica, logró algo.
Chica 1
Chica 1
¡𝐔-𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐬𝐩𝐚! —exclamó llamando la atención de todos, incluso de los primeros 32 jugadores que estaban al otro lado.— ¡𝐀𝐜𝐚𝐛𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐜𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐬𝐩𝐚! —después de su descubrimiento comenzó a dar brincos de felicidad sobre su lugar.
Parlante
Parlante
𝐅𝐞𝐥𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐧𝐨. 394, 𝐡𝐚𝐳 𝐬𝐢𝐝𝐨 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐧𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝, 𝐮𝐧𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐦𝐚́𝐬 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐮𝐬𝐭𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐭𝐨𝐦𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 4. 𝐄𝐥𝐞𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝
Mientras ella festejaba su descubrimiento junto a los demás, en el barranco sobre la red estaba el jugador descalificado recientemente, el número 528, quien estaba más que furioso por el hecho de que un jugador cualquier se haya enojado con él cuando en realidad la verdadera culpable no era nadie más que la chica que hizo que se iniciara ese maldito juego.
Chico 1
Chico 1
¡𝐓𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐧 𝐞𝐧 𝐦𝐢 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐝𝐢𝐣𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝! —apretó con fuerza sus puños mientras se ponía de pie con dificultad caminando sobre la red avanzando hacia la pared más cercana. La única regla era cruzar al otro lado, sí, lo descalificaron pero no por eso se iba a detener, aparte de que no dijeron nada de los jugadores descalificados.— 𝐦𝐚́𝐬 𝐭𝐞 𝐯𝐚𝐥𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐩𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚... 𝐦𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫.
Conforme los minutos pasaban poco a poco iban cruzando algunos participantes hacia el otro lado mientras que los jugadores que habían sido separados desde el principio los iban juzgando con la mirada. No les habían dado un papel muy importante pero era mejor que tener que esforzarse a cruzar una longitud tan grande.
Ya solo quedaban cerca de 130 jugadores esperando por cruzar, entre ellos Daniela, quien todavía no lograba descubrir su habilidad, aunque como compañeros, algunos de habilidad útil para ese juego los estaban ayudando a cruzar a pesar de que la gran mayoría todavía no encontraba su habilidad oculta.
Yeon Jun
Yeon Jun
𝐃𝐞𝐣𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐚𝐲𝐮𝐝𝐞𝐧, 𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 𝐬𝐞 𝐯𝐚 𝐚 𝐚𝐜𝐚𝐛𝐚𝐫, 𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐮𝐞𝐛𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐲𝐚 𝐭𝐞𝐧𝐝𝐫𝐚́𝐬 𝐦𝐚́𝐬 𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐫 𝐞𝐬𝐞 𝐝𝐨𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐯𝐞 𝐥𝐨𝐜𝐚.
Daniela
Daniela
𝐏𝐚𝐫𝐚 𝐦𝐢̈ 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐧𝐭𝐞, 𝐬𝐢 𝐞𝐬 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐛𝐞𝐧𝐞𝐟𝐢𝐜𝐢𝐨𝐬𝐨 𝐦𝐞 𝐚𝐲𝐮𝐝𝐚𝐫𝐚́ 𝐞𝐧 𝐥𝐨𝐬 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬, 𝐲𝐨 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐭𝐨 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬 𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐝𝐞́ 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫.
Yeon Jun
Yeon Jun
¿𝐍𝐨 𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐱𝐚𝐠𝐞𝐫𝐚𝐬?, 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐨 𝐧𝐢 𝐬𝐢𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐬𝐨𝐧 𝐭𝐚𝐧 𝐚𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐨𝐬𝐨𝐬.
Daniela
Daniela
Prefirió ya no decir nada, no quería discutir con alguien a quien acababa de conocer y que aparte la salvó de haber sido descalificada, pero no podía evitar enojarse dado que él no conocía su situación, ella tampoco sabía nada de él aparte de su nombre y nacionalidad, pero aún así tenía sus propios motivos.
Tiempo restante: 00:11:26 minutos. Jugadores que faltan por cruzar: 74 Descalificados: 1 . . . 0
Chico 1
Chico 1
¡𝐄𝐬𝐭𝐨𝐲... 𝐚𝐪𝐮𝐢́! —ese repentino grito llamó la atención de los pocos participantes que quedaban del lado inicial del "precipicio".— ¡¿𝐂𝐫𝐞𝐢́𝐬𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐥𝐢𝐛𝐫𝐚𝐫𝐢́𝐚𝐬 𝐭𝐚𝐧 𝐟𝐚́𝐜𝐢𝐥 𝐝𝐞 𝐦𝐢?! ¡𝐏𝐮𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐦𝐮𝐲 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐯𝐨𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐦𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫! —su respiración era agitada, sus manos estaban sangrando pero no por eso se detuvo a descansar, al contrario, avanzó hacia la chica apartando al coreano para terminar por sujetarla a ella del pecho de la sudadera.— ¡¡𝐓𝐞 𝐯𝐨𝐲 𝐚 𝐞𝐧𝐬𝐞𝐧̃𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐥𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐣𝐚𝐦𝐚́𝐬 𝐯𝐚𝐬 𝐚 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫!!
Daniela
Daniela
Lo que cualquier otra persona hubiera hecho en esa situación de miedo hubiera sido correr, disculparse, comenzar a temblar o quedarse en estado de shock esperando ser golpeados o insultados por la persona enfrente suyo. Pero ella no. Tenía miedo, muchísimo, pero había vivido situaciones todavía más peligrosas que estar apunto se ser golpeada por un desconocido. Cosas que nadie se hubiera imaginado.
Chico 1
Chico 1
Una vez la sujetó de la sudadera no dudó en alzar su puño contra ella ignorando los gritos de súplica porque se detuviera.— 𝐒𝐢 𝐭𝐚𝐧 𝐬𝐨́𝐥𝐨 𝐧𝐨 𝐡𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐝𝐨...
Yeon Jun
Yeon Jun
¡𝐄𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚! ¡𝐍𝐨 𝐥𝐨 𝐡𝐚𝐠𝐚𝐬! —no había sido lanzado muy lejos, pero aún así fue una distancia considerable, por lo que apenas se compuso se puso de pie resbalando y corriendo para detener al chico.
Chico 1
Chico 1
Su puño se envolvió en llamas azules, las cuales eran consideradas todavía más peligrosas que las naranjas con rojo. Él no temía golpear a una mujer, ya lo había hecho anteriormente, pero no porque lo haya querido, sino porque las circunstancias lo llevaron a hacer eso.
Daniela
Daniela
El puño ya estaba rozando su cara, el calor iba en aumento, de inmediato lo supo, si no lo esquivaba o salía a flote su habilidad moriría calcinada. Con agilidad y algo de temor alzó una de sus manos llevándola hacia el antebrazo del chico enfrente suyo haciendo que terminara por golpear al aire y a la nada por supuesto. Fue un gran puñetazo, una enorme llama y un gran poder destructivo que de no ser porque el lugar en el que estaban era grande hubiera quemado el escenario por completo.
Parlante
Parlante
𝐅𝐞𝐥𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐧𝐨. 528, 𝐡𝐚𝐳 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨 𝐭𝐮 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝, 𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐚́𝐬 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐢𝐬𝐭𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐨𝐜𝐮𝐩𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 9. 𝐋𝐥𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐚𝐳𝐮𝐥𝐞𝐬.
Chico 1
Chico 1
Él por el contrario no estaba escuchando lo que se había anunciado por todo el lugar respecto a su habilidad descubierta. Ni siquiera estaba interesado en eso, más bien, estaba intrigado por saber de dónde había provenido esa ráfaga de aire frío que envolvió su brazo al momento en que ella lo tocó.
Parlante
Parlante
𝐅𝐞𝐥𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐣𝐮𝐠𝐚𝐝𝐨𝐫𝐚 𝐧𝐨. 100, 𝐡𝐚𝐳 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐭𝐨 𝐭𝐮 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝, 𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐚́𝐬 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐢𝐬𝐭𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐚𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐨𝐜𝐮𝐩𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 6. 𝐕𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨.
Daniela
Daniela
Apenas el puñetazo de fuego golpeó el aire ella se alejó del chico mostrando su mano abierta hacia los pocos que todavía estaban de ese lado para detenerlos, los cuales fueron retrocediendo lentamente.
Chico 1
Chico 1
𝐄𝐫𝐞𝐬... 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐬𝐮𝐞𝐫𝐭𝐮𝐝𝐚... —fuera de enojarse como cualquiera hubiera imaginado, él sonrió; fue una sonrisa pequeña, casi imperceptible pero a la vez lo suficientemente visible como para que todos los espectadores lo miraran con cierto asombro.— 𝐞𝐱𝐢𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐯𝐚𝐧𝐜𝐡𝐚 —ahora su gesto pasó de ser gentil a amenazador.
Daniela
Daniela
Apenas sintió la amenaza avanzó a él a una increíble velocidad para terminar por golpear su mentón con fuerza logrando hacerlo desviar su rostro a la vez que terminaba por perder el equilibrio y caer inconsciente. 𝐒𝐢́... 𝐲𝐚 𝐦𝐞 𝐡𝐚𝐧 𝐝𝐢𝐜𝐡𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐝𝐞𝐦𝐚𝐬𝐢𝐚𝐝𝐚 𝐬𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞...

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