La vida de Loreta Rosietti, cambiara por completo de un día para el otro, cuando siendo ella la única testigo en presenciar el asesinato de su jefe tiene que buscar al hijo ilegitimo de este, para que se haga cargo de la compañía y le brinde su protección. Con el pasar de los días ella descubrirá que el señor O'Connor no solo era un ceo importante sino el jefe de la mafia y todo lo que parecía ser legal era solo una fachada para ocultar su verdadera identidad. Sin embargo no solo se verá envuelta en varios infortunios a medida que conoce a su protector si no que ni siquiera se imagina que el destino la pondrá de nuevo frente a un hombre que por años intentó olvidar y por el cual guarda mucho rencor o al menos eso cree.
Con tal de vengarse de su ex prometido ella hará una alianza con su nuevo jefe, pero los sentimientos que despiertan ambos hombres en ella hará que caiga en una red de confusión de la que es muy difícil salir.
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Capítulo N°10
Los rayos de sol ingresaban lentamente por la ventana, atravesando una fina y delicada cortina blanca de hilo, logrando iluminar la habitación del pequeño departamento. Loreta permanecía sentada sobre la cama, aferrada a sus rodillas y abrazándose a sí misma, intentando poner en orden sus pensamientos, mientras observaba a su hermana que dormía en una cama más pequeña junto a ella.
Lucia estaba descansando con una media sonrisa dibujada en su rostro ignorando por completo el torbellino por el que estaba atravesando su hermana mayor y se veía tan dulce y en paz que Lore sonrió aliviada, al menos alguien era feliz en esa casa.
Loreta pensó que lo mejor era que ella permaneciera al margen de todo y seguir con su rutina habitual sin perturbar la tranquilidad. de su hogar y sin involucrar a más extraños a su vida, así que sin demasiado ánimo se levantó de su cama, y acortando la distancia que las separaba acarició el cabello de Lucia y susurro.
— Descansa corazón, yo me ocuparé de todo y estaremos bien. Te lo prometo.
Decidida se dirigió al cuarto de baño con una nueva muda de ropa en sus manos, al entrar se apoyó en la puerta e intentó controlarse, estaba temblando, entonces ingresó a la regadera y tomo una ducha rápida solamente para despejarse y relajar su cuerpo que aún no asimilaba que era un nuevo día. Una vez que estuvo más tranquila se cambió de ropa y luego fue hasta la sala donde permanecía la agente de policía sentada en el sofá.
— Buenos días —saludó con amabilidad.
La agente al ver a la dueña de casa, se levantó del sofá de inmediato y respondió a su saludo
— Buenos días, ¿pudo descansar?
— No, no pegue un ojo en toda la noche.
— Lo siento, pero es normal en estos casos sufrir estrés postraumático.
Loreta conocía perfectamente ese concepto y resignada movió su cabeza en negación, ella no podía sufrir ningún tipo de estrés o trauma en este momento, así que simplemente respondió.
— No se preocupe, estoy bien.
— Loreta, podemos brindarle ayuda psicológica si así lo prefiere.
— Gracias, pero no.
Ella demasiado tenía yendo todas las semanas a las entrevistas con su hermana para comenzar un tratamiento en estos momentos. ignorando a la detective camino hasta la cocina , lleno de agua una tetera, la colocó sobre la estufa y mientras está hervía se dirigió a la sala y con determinación habló
— Señorita necesito que se retire de mi casa. Mi hermana está bajo un estricto tratamiento psicológico, ella no confía en las personas desde…—su voz se entrecorta al recordar el incendio en el murieron sus padres y del cual la niña salió ilesa casi de milagro —. Desde que murieron mis padres y no quiero arruinar el poco avance que hemos logrado en estos casi cinco años.
— Entiendo señora, sin embargo usted es una testigo protegida por el estado y no puede quedarse sola.
— Lo sé y agradezco su protección, pero mi hermana … en estos momentos es algo especial y si la ve se va a alterar. Lo siento pero ella no soporta ver a los policías, a los médicos o bomberos con sus uniformes.
— Me puedo vestir de civil y no se dará cuenta que soy agente de policía —sugirió.
— Esa idea se me cruzó por la cabeza, pero la descarté de inmediato. Lucia no confía en las personas y cada vez que conoce a alguien es un proceso de muchos días y ustedes se irán rotando de turnos, habrá un oficial diferente cada determinada cantidad de horas y eso la puede afectar.
— Tiene razón, debemos cambiar las guardias.
— Lo siento, solo estoy pensando en su bienestar, no quiero que se retraiga de nuevo si llega a ver a algún policía en nuestra sala. No quiero que recuerde el accidente de mis padres y entonces, todo lo que logré en este tiempo se tire a la basura. Perdón si esto es complicado pero no deseo volver a estar con mi hermanita en ese estado. En estos momentos no tengo la cabeza para soportar a una niña que no me habla, no come, no duerme y se encierra en un mundo imaginario que creó en su mente y del cual me costó horrores sacar —explicó con desesperación y sus ojos se cristalizaron—. Comprenda, no digo que se vayan de la calle y me quiten la custodia, solo pido que no estén aquí en mi sala, invadiendo mi espacio y el de Lucia—resignada al ver la expresión de la agente sugirió—. El patrullero puede permanecer estacionado en la calle o alguien puede hacer la guardia en el pasillo, solo le suplico que no permanezcan dentro de mi casa.
La agente presentía que algo grave había visto la niña para estar traumatizada de esa manera entonces preguntó
— ¿Puedo saber cómo murieron sus padres?
La tetera comenzó a silbar al mismo tiempo que Loreta suspiraba profundamente, entonces asintió.
— Por favor tome asiento, aún es muy temprano y Lu no se despierta hasta el mediodía, así que le serviré una taza de té.
— Gracias.
Cinco minutos más tarde ambas mujeres estaban sentadas en la mesa tomando la infusión, cuando la agente volvió a insistir con el tema.
— Loreta si no le molesta y solamente para comprender a qué nos enfrentamos con la niña ¿ me puede contar sobre el accidente de sus padres?—interrogó antes de beber un sorbo del té de hierbas.
— De acuerdo, hace cinco años vivía en la Toscana, en un pueblo que se dedica a la cosecha de uvas y elaboración de vinos. En ese entonces estaba comprometida con uno de los empleados de mi padre, Antonio y estaba inmersa en la organización de nuestra boda por tal motivo viajaba continuamente a la ciudad, porque la organizadora de bodas siempre tenía ideas nuevas y todo se debía comprar aquí, —sonrió con melancolía recordando lo feliz que era—. Mi mundo giraba en torno a mi boda, mis proyectos y era sumamente feliz, pero de repente mi vida ya no era la misma y todo se volvió un calvario.
— ¿Por qué?¿Qué pasó?
— Era un viernes como cualquier otro faltaba, una semana para el gran día cuando después de estar unas horas con Antonio , él me acompañó a la terminal de ómnibus y nos besamos como si no hubiera un mañana, entonces acuno mi rostro entre sus manos y mirándome a los ojos me dijo…. “Pase lo que pase, siempre te amaré”… Yo no entendía sus palabras pero presentía que algo no estaba bien, sus ojos estaban opacos, sin su brillo habitual y su voz se quebró con el último adiós que pronunció. En ese momento llegó mi autobús y lo tome sin imaginar que esa sería la última vez que mis labios tocaron los suyos y que mis oídos oirán su voz.
— ¿La abandonó?
— Sí, pero yo lo ignoraba, era la última prueba del vestido, mi ilusión y emociones estaban a flor de piel y me concentré en disfrutar ese momento y le juró que era la novia más hermosa del mundo, en ese entonces mi cabello era más corto y lo usaba más oscuro así que mis ojos verdes resaltan y se veían tan llenos de vida
— Me imagino que sería una novia preciosa —la animó al ver su semblante entristecido.
Loreta se incorporó, caminó por la sala, en busca de respuestas que nunca llegaban a su mente y mirando a la agente, susurro.
— Creo que mi belleza no era suficiente, o mi amor, o mis atenciones, de igual manera él se fue y hasta ahora no sé porqué y juro que daría lo que fuera por tenerlo enfrente y que me de sus motivos —las lágrimas caían sin control como cada vez que recordaba ese día.
— Lo siento, no quise ser tan indiscreta.
— Descuida, es parte de mi vida y la acepto. Ese bastardo se llevó lo mejor de mí y lo peor de todo es que aún lo amo—confesó, entonces secó sus lágrimas y volvió a tomar asiento en su lugar.
Aún había mucho por conversar y ella necesitaba desahogarse con alguien y pese a su uniforme, la oficial le inspiraba confianza.