NO RENUNCIARÉ A NOSOTROS.

Alfonsina.

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Camino de lado a lado dentro de mi habitación matrimonial, mi marido me observa, sabe que estoy enojada y decepcionada.

_ ¿Le creíste? _ le pregunto a mi marido acerca de lo que nos dijo nuestra hija hace un momento. _ porque yo no lo hice. _ la verdad es que no creí nada.

Esa niña se cree más lista que yo, pero no lo es, porque cuando ella iba, ya yo había venido un par de veces.

_ Dijo que estaba cabalgando, sabes que le encanta hacer eso.

_ ¿Sola? _ bufo molesta.

_ Estaba con Guadalupe, ella nos lo dijo, las vimos llegar juntas. _ como siempre el le cree todo y la defiende.

_ En verdad te tiene ciego esa muchachita, es obvio que estaba con el muerto de hambre ese del hijo de Matilde.

_ No puedes asegurar algo que no viste, Alfonsina, además el hijo de Matilde se llama Alejandro, no muerto de hambre, ¿o es qué acaso aquí no se le da comida!.

_ No te quieras hacer el gracioso, Arturo, y no, no los vi, pero estoy más que segura de que estaban juntos, ellos aprovechan cualquier oportunidad para reunirse. _ busco entre uno de mis cajones y saco el cuaderno que le muestro. _ Está entusiasmada con ese chico.

_ Ellos son amigos. _ refuta el con el cuaderno en sus manos.

_ Ábrelo y dime si eso es solo de amigos.

Él abre el cuaderno y en la segunda página encuentra lo que mismo que yo vi ayer, un corazón dibujado y el nombre de Alejandro escrito en mayúsculas y debajo un “te quiero“ adornado con pequeñas mariposas de color azul, yo lo sé, estoy segura, mi hija está entusiasmada con ese muchacho, pero no lo voy a permitir, no permitiré que él envuelva a mi hija en sus mentiras y enredos, noa permitiré que mi única hija termine con un simple peón.

_ Son jóvenes, Alfonsina, esto tal vez solo sean cosas de la adolescencia, cuando crezcan se les pasará.

_ ¿Y si no? No permitiré que nuestra única hija, nuestra única heredera se enrede con un muerto de hambre, eso jamás. _ le dejo claro.

_ ¿Y qué piensas hacer? _ me pregunta dejando el cuaderno sobre la cómoda.

_ Pondré tierra de por medio, no permitiré que ese sentimiento “inocente” _ dibujo las comillas en el aire. _ Siga creciendo.

_ Va a sufrir. _ Arturo se peina el cabello con las manos.

_ Es preferible que sufra ahora a que lo haga más adelante.

_ No estoy de acuerdo.

_ Pues yo sí, y se hará a mi manera, recuerda lo que le pasó a tú hermana.

Clarisa, la hermana mayor de Arturo se casó con un pobretón, la embarazó y luego se fue con otra dejándola sin nada.

Yo misma estuve a punto de cometer una estupidez semejante a la de mi cuñada, pero mis padres intervinieron a tiempo y no lo permitieron y por eso estoy hoy aquí, siendo la esposa de uno de los hacendados más grandes e importantes de México, tengo lo que siempre soñé, estatus, poder y dinero.

Arturo niega al recordar por lo que pasó su hermana, él sabe que no fue fácil, su hermana perdió la parte de su herencia y ahora es una empleada más trabajando en una constructora en New York, y yo no permitiré que un oportunista haga lo mismo con mi hija...

_ Llamaré a mi hermana, Isabel, le diré que me consiga un cupo en un internado privado para Luciana, si es posible la llevaré está misma semana.

_ ¿California?

_ Sí, entre más lejos estén mucho mejor.

_ Es nuestra única hija, Alfonsina, yo no podría vivir separado de mi niña por tanto tiempo.

_ Es por su propio bien, Arturo, piensa, ella merece un mejor futuro digno de la heredera de la Vega.

_ ¿Por cuánto tiempo? _ pregunta mi esposo con voz quebrada, me molesta que sea tan sentimental.

_ Hasta que cumpla la mayoría de edad.

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Luciana.

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Termino mis tareas escolares y guardo todas mis cosas, pronto será la hora de la cena así que decido ducharme antes de bajar al comedor.

Me coloco un sencillo vestido en color blanco y sandalias cómodas para estar en casa, me aplico un poco de perfume, y tejo mi cabello en una trenza como me enseñó a hacerlo Matilde.

Estoy tranquila al parecer creyeron que verdad cabalgaba solo en compañía de Guadalupe, aunque no me puedo confiar tanto, si ellos le preguntan a alguno de los demás empleados, estaré en graves problemas por mentir y desobedecer.

Cuando llego al comedor ya mis padres están en la mesa, mi padre en la cabecera y mi madre a su derecha luciendo pulcra y bella como siempre, a cualquier hora del día mi madre se ve elegante y radiante, yo me ubico a la izquierda de papá quedando frente a frente con mamá quien me mira con un brillo extraño en sus ojos oscuros.

Papá se ve un poco preocupado, comemos en completo silencio, solo se escucha el sonido de los cubiertos, al terminar mi cena intento ponerme de pie para ir a escuchar comida música un rato en el estudio, pero mi padre toma mi mano y no me deja ir.

_ Necesitamos hablar algo importante contigo. _ trago grueso, un nudo se forma en mi estómago y los nervios amenazan con hacerme devolver la cena.

_ ¿Qué pasa, papá? _ lo miro y el brillo de su mirada me dice que no me gustará lo que me dirá.

_ Haremos un viaje a California. _ me tenso, allí vive la hermana mayor de mamá.

_ ¿A California? ¿Pero por qué? Acaba de comenzar el segundo periodo escolar ¿Qué haremos allá? _ preguntó confundida. _ Si quieren pueden llamar a los abuelos para que se queden aquí conmigo, vayan ustedes al viaje yo no puedo perder clases.

_ No es un viaje de vacaciones, Luciana, y tú más que nadie debe ir. _ dice mi madre dejando su servilleta en la mesa. _ Al ver qué no obedeces órdenes, que mientes con facilidad, tu padre y yo tomamos una decisión pensando en tu futuro, irás a estudiar a California.

Sus palabras son un fuerte golpe en mi pecho.

_ ¡No, no, yo no me quiero ir a ningún lado, aquí está mi casa, están ustedes, mis amigos, mi colegio, mis caballos, aquí tengo todo! _ los miro a ambos mientras me pongo de pie. _ Papá, por favor... _ pido en medio de lágrimas.

_ Es por tu bien, hija, por tu futuro. _ me dice papá con sus ojos rojos.

_ ¿Por mi bien? ¡Me quieren alejar de todo lo que conozco, de todo lo que amo!

_ Cuando seas grande entenderás que todo lo hacemos por tu bien, por amor a ti. _ me dice mamá. _ Ahora deja llorar y sube a hacer tus maletas porque nos vamos mañana.

Mi corazón se desgarra con mi llanto, un dolor agudo invade mi ser, papá intenta abrazarme, pero no lo dejo.

_ No me quiero ir...

_ Y nadie a pedido tu opinión, es una orden y debes cumplirla, así aprenderás a obedecer. _ dice mamá.

_ Todo es por mi amistad con Alejandro ¿verdad?

La mirada de mi madre me lo dice todo...