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MI VECINO ES MI EX

MI VECINO ES MI EX

Status: En proceso
Genre:Comedia / Padre soltero / Amor-odio / Malentendidos / Romance de oficina / CEO
Popularitas:8.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Cuando Seraphine se muda buscando paz, jamás imagina que su nuevo vecino es Gabriel Méndez, el arquitecto que le rompió el corazón hace tres años… y que nunca le explicó por qué.

Ahora él vive con un niño de seis años que lo llama “papá”.
Un niño dulce, risueño… e imposible de ignorar.

A veces, el amor necesita romperse para volver a construirse más fuerte.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿Que pasó anoche? Parte uno

...CAPÍTULO 8...

...----------------...

...SERAPHINE DÍAZ ...

La suavidad de las sábanas me abraza como si quisiera convencerme de quedarme ahí para siempre. Un rayo de sol me cae justo en la cara y gruño, frunciendo el ceño.

Meto la cabeza debajo de la almohada y murmuro, con voz ronca:

—No, mamá… no quiero ir a la escuela…

El murmullo rebota contra la tela… y algo se siente raro. Demasiado raro.

Abro los ojos de golpe. El mundo gira. Una punzada asesina me atraviesa la cabeza.

—Ay… puta madre —susurro llevándome una mano a la frente.

Cuando intento incorporarme, la habitación empieza a enfocar. Y no. No. Esta habitación no es mía. Es demasiado bonita, demasiado grande… demasiado lujosa.

Mi estómago da un salto mortal.

Mi mano va inmediatamente a los bolsillos del pantalón. Excepto… no hay pantalón.

Solo llevo puesta una camiseta blanca enorme.

—Qué… —juego nerviosamente con la basta de la camiseta— ¿Qué mierda?

Automáticamente reviso lo importante: ropa interior.

Sigo teniendo ropa interior.

Suelto el aire tan fuerte que casi me mareo de nuevo.

Me dejo caer al borde de la cama, intentando no entrar en pánico, pero la ansiedad ya se está abriendo paso. Busco mi teléfono desesperada y lo veo en la mesita de noche. Lo agarro.

10:00 am.

—¡Dios mío! —exclamo.

Me levanto de golpe. Error. La habitación gira otra vez y tengo que sostenerme en la pared.

¿Dónde carajos estoy?

Camino unos pasos, observando los muebles, el diseño, los ventanales… y entonces lo reconozco.

La distribución del departamento.

—No. No no no no no no… ¡NO! —me llevo las manos a la cabeza.

Estoy en territorio enemigo. En su departamento.

En el del cucarachón de Gabriel.

Un millón de pensamientos ridículos me cruzan el cerebro:

¿Me revolqué con mi ex?

¿Lo llamé? ¿Él me llamó?

¿Me teletransporté? ¿Me abdujeron?

¿¡Qué hice, por Dios!?

Justo en ese momento, escucho el sonido de la puerta.

Gabriel entra al apartamento con ropa deportiva, sudado, respirando entrecortado como si hubiera corrido una maratón. El cabello lo tiene mojado, pegado a la frente.

Me mira, deja las llaves en la mesa de la entrada y dice con total tranquilidad:

—¿Te sientes bien?

—¿Qué carajos pasó anoche? —escupe mi boca antes de que pueda contenerme.

Él ni se inmuta. Camina hacia la cocina como si todo fuera absolutamente normal.

—Tómate algo para la resaca, al menos. Te veo sufriendo. Dame un momento, te preparo algo.

—Gabriel —lo sigo con la mirada, histérica—¿pasó algo entre nosotros? ¿Hicimos algo?

Él se voltea apenas, con una sonrisa lenta, maliciosa, que me da ganas de lanzarle las chanclas en la cara.

—¿No recuerdas nada?

Niego con la cabeza, sintiendo otra punzada en las sienes.

—¿Qué hice anoche?

—La pregunta es qué no hiciste anoche —se cruza de brazos, apoyándose en la barra—. Y tranquila: no pasó nada entre nosotros. Solo te traje.

Mi alivio es tan grande que casi me tiro al piso a agradecerle a Dios, Alá, Buda y al universo entero.

Pero entonces miro mi camiseta gigante.

—¿Y mi ropa? ¿Por qué estoy vestida así?

Él suelta un suspiro divertido antes de responder:

—Porque te vomitaste encima. Completita. Toda tu ropa quedó para tirarla directamente al basurero, ni me inmuté en lavarla.

Siento que el alma se me cae a los pies.

—O sea… ¿me quitaste la ropa? ¿Me desnudaste?

Él me dedica una expresión de “¿va, en serio?”.

—Sera… ya nos hemos visto desnudos. Te conozco hasta el alma. Además, no te iba a dejar dormir empapada de vómito.

—¿Y por qué no estoy en mi apartamento? —digo entre dientes, una vena latiendo en mi cuello.

Gabriel se frota el puente de la nariz, como si la resaca fuera mía pero el cansancio emocional fuera suyo.

—¿En serio no te acuerdas de nada? ¿Ni siquiera de cómo dejaste mi reputación por los suelos? ¿Y de que Adelina ahora probablemente quiere matarte?

—¿Qué? —mi voz se vuelve un chillido pequeño pero muy angustiado—. ¿QUÉ HICE?

Él me mira unos segundos, resignado. Se apoya en la barra y dice:

—Ok. Siéntate. Te voy a contar lo que pasó anoche.

......................

...Horas antes…...

...GABRIEL MÉNDEZ ...

La música estaba tan alta que sentía el bajo directo en el pecho. Adelina bailaba pegada a mí, moviéndose con ese ritmo lento y seguro que siempre tiene cuando se pasa un poco de tragos.

Yo estaba cómodo, ligero, sin pensar en nada.

Hasta que ella se inclinó hacia mi oído y susurró:

—Gabriel… creo que me volví a pasar. Deben ser los tragos.

Me acerqué más, nariz con nariz, sin dejar de bailar.

—No hay problema —le dije bajito—. Ni que fuera la primera vez que esto pasa.

Ella sonrió, avergonzada, rozando mi nariz con la suya.

—¿Es muy obvia la situación de nosotros dos? Lo digo por las preguntas de tus amigos…

Me separé un poco, mirando al techo. Esas malditas luces estroboscópicas parecían burlarse de mí.

—Pues… ¿a quién le importa, Adi? —dije sincero, sin drama—. No tenemos nada serio. No es mentira que somos amigos y que tengamos algunos derechos… ya es cosa de nosotros. Tú sabes cómo es.

Ella asintió, mordiéndose el labio y sonriendo.

—Está bien.

Seguimos bailando unos minutos más, cómodos en esa zona gris.

Cuando regresamos a la mesa, varios ya habían vuelto. Otros venían detrás. Todo normal.

Hasta que vi a Sera tambaleándose. La botella de tequila en una mano. Los ojos rojos y vidriosos.

Me acerqué de inmediato.

—Sera, ¿estás bien?

Ella levantó la mirada y me empujó con fuerza.

—¡Eres un desgraciado! —gritó, tan alto que varias mesas voltearon—. ¡UN HIJO DE PUTA! ¡La peor escoria que existe!

La mesa entera se quedó muda. Adelina dejó de respirar.

—Sera… —di un paso—. ¿Qué—

—¡TÚ FUISTE LA PEOR PAREJA QUE PUDE TENER! —soltó, con la voz quebrándose—. ¿Cómo pudiste abandonarme así?

Puta madre.

Los ojos de todos se abrieron al mismo tiempo.

Ni un solo integrante del grupo sabía que Sera y yo habíamos sido algo y claramente, Sera estaba a punto de contarles todo.

—¿Qué hice mal, ah? —seguía diciendo ella, empujándome de nuevo, golpeándome el pecho con las manos—. ¿Fue porque no podía tener un bebé? ¿Porque no te servía como material de novia?

Sentí que me arrancaban el aire.

Adelina dio un paso atrás.

Luciana puso una mano en su boca.

Los chicos intercambiaban miradas algo incómodos.

Yo intenté tomarle las manos para calmarla.

—Sera, basta, estás borracha, hablemos—

—¡NO ME TOQUES! —me empujó con tanta fuerza que caí contra el respaldo del sofá—. ¡ME CAMBIASTE POR ESA! —señaló a Adelina con el dedo tembloroso.

Adelina palideció.

Luciana se acercó rápido para agarrarla de los hombros.

—Sera, cariño, ven, siéntate…

Pero Sera le quitó la mano de un manotazo y agarró la botella de tequila que estaba en la mesa. En ese segundo, mis alarmas internas se encendieron.

—No, no no no— dije avanzando.

Demasiado tarde.

Ella se volteó. Con paso rápido. Desesperado y se dirigió directo a la tarima del DJ.

—¿Qué mierda…? —murmuré, siguiéndola entre la multitud.

La vi subir las escaleras como si fueran una autopista.

Casi se cae.

El DJ la vio con ojos de pánico.

—¡HEY! —le gritó él— ¡No puedes estar aquí!

Ella sonrió.

Eso me dio miedo.

—Claro que puedo. Soy la EX del desgraciado de ahí —señaló directamente hacia mí—. Y hoy lo vamos a FUNAR EN VIVO.

El DJ intentó quitarle el micrófono, pero Sera lo agarró con ambas manos y lo jaló como si estuviera arrancando Excalibur.

Y lo logró.

El sonido chilló por todos los parlantes. Yo puse las manos en la cabeza.

—Sera. Baja. Ya.

Ella me ignoró completamente.

Le dio un trago gigantesco a la botella y con el micrófono en la mano dijo:

—BUENAAAAS NOCHES, GENTE SIN HOGAAAAR.

La multitud rugió de emoción porque pensaron que era parte del show.

Yo sentí que me moría.

—Hoy quiero dedicarle unas palabras al hombre que me rompió el corazón —la voz le tembló—¡A GABRIEL!

La gente gritó “¡GABRIEEEL!”.

Yo deseé evaporarme.

—Ese hombre que ven ahí… —ella tambaleó, levantando la botella— …ese… ese es un CHUPASANGRE DE LO PEOOOOOOOR.

El DJ intentaba cortarle el audio.

Pero ella le dio un manotazo y accidentalmente tiró una de sus tornamesas al piso.

—¡MI BEBÉ! —gritó el DJ.

Sera siguió.

—¿Saben cómo terminé? —se puso una mano en la frente dramáticamente— ¡LLORANDO COMO UNA MAGDALENA! Él me dejó sin explicaciones y ahora sale con una barbie reciclada.

La gente hizo “Uuuuuuh”.

Adelina abrió la boca como si le hubieran dado una bofetada.

—¡SERA, BÁJATE YA! —grité.

Ella me miró desde el escenario.

Me sonrió.

La sonrisa de “voy a hacer estupideces”.

Soltó la botella en el piso.

La botella se rompió.

La gente aplaudió como si fuera una coreografía.

Sera agarró el micrófono con ambas manos y empezó a bailar como si estuviera poseída por el espíritu de Shakira y un demonio del caos.

Se movía sensualmente, casi cayéndose cada tres segundos y de repente, agarró a un tipo cualquiera del público. Alto. Musculoso. Con cara de “¿qué está pasando?”.

—Bésame —le dijo.

Y el imbécil la BESÓ.

Con T-O-D-O.

La gente gritó.

Los flashes iluminaban todo.

El DJ lloraba por su tornamesa muerta.

Yo no recuerdo cuándo fue que empecé a empujar gente para subir.

Pero cuando logré llegar, el tipo ya tenía las manos donde NO debía.

—¡HEY! —lo empujé— ¡Lárgate!

El tipo levantó las manos.

—¡Ella me besó a mí, bro!

Yo quería romperle la cara. Pero primero tenía que detener a la loca que me estaba arruinando la vida.

La cargué. Literal. Como saco de papas.

—YA SE ACABÓ EL SHOW —grité al DJ.

La gente aplaudió como si hubiera terminado un concierto.

Yo bajé del escenario cargando a Sera como si fuera una bolsa de papas extremadamente problemática, borracha y emocionalmente volátil, cuando de pronto:

—¡BAJAAAAAME! —me gritó en el oído.

—Sera, basta. No puedes ni caminar—

—¿QUE ME BAJES TE DIJE, IMBÉCIL!

Empezó a golpearme la espalda. Pero no eran golpes normales.

No.

Eran manotazos a lo “niño de cinco años haciendo berrinche porque no le compraron helado”.

—¡SUÉLTAME, SUÉLTAME, SUÉLTAMEEEE!

—Sera, te vas a caer—

—¡PREFIERO MORIRME QUE ESTAR EN TUS BRAZOS!

De repente…Me muerde como si fuera un perro.

—¡¿Que te pasa?! —di un brinco involuntario.

—¡ESO TE PASA POR PERRO! —me gruñó desde mi hombro.

No tuve otra opción.

La bajé.

Porque pensé genuinamente que si no la soltaba, me arrancaba un pedazo.

En cuanto sus pies tocaron el suelo, me sacó la lengua.

—¡Eeeeh! —dijo, haciendo un gesto con las manos como si me estuviera toreando— ¡Toreroooo!

Y salió corriendo.

—¡SERA! ¡NO CORRAS! —pero claro, correr detrás de una borracha que cree que es james bond es inútil.

Ella llegó a la mesa y apuntó directamente a Adelina con el dedo más tembloroso y agresivo del continente.

—TÚ… —dijo arrastrando las palabras— tú si puedes tener hijos… ¿cierto?

Adelina se congeló.

Todos nos quedamos petrificados.

Yo deseé que viniera un meteorito y me borrara de la existencia.

—ES QUE ERES PERFECTA, ¿NO? Por eso me dejó… por eso me cambió por tiiiii, Miss Universooooo.

Adelina parpadeó muy rápido, pobre.

Ni siquiera sabía cómo reaccionar.

—Sera… yo… —balbuceó.

Pero Sera levantó las manos.

—¡NO TE JUSTIFIQUES! ¡YO SÉ! ¡YO SÉ QUE TODO ES TU CULPA!

Sebastián, tratando de ser útil por primera vez en su vida, se acercó a Sera.

—A ver, Sera, ven, tranquilicémonos un poquito…

Ella se volteó y le metió un manotazo directo en la nariz.

Sebastián gritó como si lo hubieran apuñalado.

—¡MI NARIZ! ¡ME LA DESCROSTASTE! ¡ME LA CAMBIASTE DE LUGAR!

Sera lo vio confundida.

—Ay perdón… pensé que eras el ANIMALUCHO ese —y me señaló a mí.

Yo puse las manos en la cintura.

—¿Animalucho? ¿En serio?

—¡CALLATE, GABRIEL! —bramó con los ojos rojos.

De pronto Sera giró hacia Adelina con una mirada asesina.

Y se lanzó. Como si estuviera entrando al versus final de Mortal Kombat.

—¡A MI, NO ME IGNORAAAAAS, BARBIEEE! —le gritó mientras corría hacia ella.

Adelina dio un chillido y retrocedió, protegiéndose con el bolso.

Luciana gritó:

—¡SERA, NOOO!

Yo salí disparado para interceptarla.

1
Nancy Parraga
una mujer que no se valora y permite que un hombre la veo como objeto sexual es deprimente y mal ejemplo para las mujeres
Nancy Parraga
Adelina no se respeta ese hombre la he dicho tantas veces que no tienen nada y ella sigue de arrastrada
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
no estarán bien hasta que no saquen lo que sea que lesxpaso
Nancy Parraga
es claro que hay un ciclo sin cerrar y algo que no terminan de culminar
Nancy Parraga
por tus miedos la rompiste la dejaste en sus peores momentos y ahora eso se llama cobardía
Nancy Parraga
Que el hijo se escapara y fuera donde Sera no es culpa de ella es tuya por imbécil y ya le jodiste la vida una vez la dejaste y ahora la culpas le pones sobrenombre no la respetas y todavía te crees con derecho a acusar
Nancy Parraga
🤭🤭🍿🎵
Nancy Parraga
Dios dale respiro a la pobre mujer
Nancy Parraga
Por eso es todo el lío creo yo
Nancy Parraga
Creo que algo de ella al parecer no puede tener bebé o perdió cuando estuvo el el cínico de Gabriel
Nancy Parraga
Será podrá ser un desastre pero no es ninguna mustia como el idiota de Gabriel
Nancy Parraga
Gabriel alejate no le hagas mas daño por qué aquí tu eres el único desastre en la vida de Sera
Nancy Parraga
Todas creen que Sera esta loca, pero no es así, es Gabriel que sabiendo lo que ocultan el es el culpable por qué la provoca si el sabe que el fallo como ex hasta por respeto si aún entre ellos hay tensión debe de ser más precavido y no idiota
Nancy Parraga
Sera alejate de tu ex ya has experimentado su egoísmo por qué te gusta torturarte
Nancy Parraga
Gabriel es un idiota de primera
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ellos tienen mucho dolor hasta resentimiento en uno al otro creo que necesitan una buena charla o un psicólogo para que superen todo lo que vivieron y no resolvieron
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ya bastante daño le ha hecho a Sera para que ella tenga que aguantar a semejante idiota, cínico descarado
💞Agustina Intriago 💕🌙
No hay hombre más cínico que Gabriel, el es el responsable es su hijo y va a reclamar cuando el no tiene derecho ni autoridad moral para reclamos
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