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MI VECINO ES MI EX

MI VECINO ES MI EX

Status: En proceso
Genre:Comedia / Padre soltero / Amor-odio / Malentendidos / Romance de oficina / CEO
Popularitas:8.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Cuando Seraphine se muda buscando paz, jamás imagina que su nuevo vecino es Gabriel Méndez, el arquitecto que le rompió el corazón hace tres años… y que nunca le explicó por qué.

Ahora él vive con un niño de seis años que lo llama “papá”.
Un niño dulce, risueño… e imposible de ignorar.

A veces, el amor necesita romperse para volver a construirse más fuerte.

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Mi enemiga más personal

...CAPÍTULO 6...

......................

...GABRIEL MÉNDEZ ...

¿Qué ocurre cuando metes a dos exnovios traumaditos en un espacio cerrado?

Nada bueno.

Ella sube, se abrocha el cinturón y mira hacia adelante, como si mirar mi cara pudiera provocarle estreñimiento.

—Relájate —le digo, encendiendo el motor—. No muerdo.

—¿Quieres una lista de razones por las que debería dudarlo? —responde ella, sarcástica, brazos cruzados.

Pongo reversa, tratando de ignorar lo mucho que me divierte verla así. Porque sí, una parte horrible y masoquista de mí disfruta cuando Seraphine me mira como si quisiera lanzarme un zapato.

Salimos del sótano.

—¿Tu carro siempre suena como si fuera a explotar? —pregunto.

—No siempre. Solo cuando decide humillarme públicamente.

Me río. No puedo evitarlo.

—No tiene nada de malo aceptarlo, Sera. Tu carro es un intento fallido de máquina.

Ella me fulmina con la mirada.

—Mi carro es un clásico.

—Tu carro es un arma biológica.

—Cállate.

Sonrío y por un momento, se siente… acogedor. Como antes. Como cuando la conocí y no imaginaba que terminaríamos destruyéndonos tan profundamente.

—¿De verdad estás saliendo con Adelina? —pregunta Sera de la nada, como si acabara de comentar el clima.

Mi sonrisa se cae tan rápido que juro escucho el golpe.

—¿Y eso es tema de relevancia para ti? —le devuelvo, más ácido de lo que pretendía.

—Solo tengo curiosidad por saber qué loca se metería contigo —responde con una serenidad que da ganas de frenar en seco solo para verla rebotar contra el tablero.

Porque en mi cabeza escucho sirenas, explosiones, un violín triste y la voz de Dios diciéndome: “te lo buscaste”.

Pongo los ojos en blanco.

—No hagas eso, ¿sí?

—¿Qué cosa? —pregunta, con la inocencia más falsa que sus pestañas postizas—. Solo te pregunté si sales con Adelina.

—Me refiero al tono, Sera. Ese tono. Como si estuvieras narrando la vida del imbécil más grande del universo. Ese que usas cuando hablas de mí como si yo fuera un error que tu ángel de la guarda dejó pasar por descuido. —bufé—. Yo no ando por ahí hablando mal de mi insensible exnovia loca.

Se gira hacia mí, con la boca entreabierta, ofendida.

—¡Yo no soy insensible! —me corrige indignada—Solo me hacías enojar mucho, Gabriel.

—Ajá —murmuro—. No sé qué culpa tenían mis maquetas para que te desquitarás con ella por tu enojo, sí, recuerdo.

Ella se cruza de brazos.

—¿Y por qué te afecta tanto decirme si salen o no?

—¿Y tú para qué quieres saberlo? ¿Estás celosa? —pregunto, disfrutando un poquito el picor que le provoca.

Ella abre la boca como si fuera a insultarme en, pero lo que sale es:

—Detén el auto. Me voy a bajar.

—No seas ridícula —frunzo el ceño, sin disminuir la velocidad—. Y no, no estoy saliendo con Adelina. ¿Feliz? De hecho, Adelina está interesada en otra persona.

Sera suspira, la molestia todavía encendida en sus ojos.

—Me ofendió lo que dijiste —admite con la voz más baja—, pero no voy a hacer un berrinche por eso.

—Ah, qué madura. Me siento orgulloso —le digo, y casi puedo ver cómo sus ojos ruedan en su órbita. Ya debería tener calambres de tanto hacerlo.

—¿Por qué siempre me respondes “días” y no “buenos días”? —pregunta de repente, como si eso fuera lo más urgente del universo.

Yo, que estoy concentrado en no chocar y en sobrevivir emocionalmente a esto.

—Porque cuando te veo no son buenos días —respondo—. Solo días. No tiene nada de buenos cruzarme contigo.

—¿Tanto me odias? —Pregunta.

—¿Yo? ¿Odiarte? —me río casi ofendido—. Por favor. Tú eres la que anda siempre a la defensiva. Me atacas por todo. Si respiro muy fuerte, te molesta. Si respiro muy suave, también. Si no respiro… bueno, ahí puede que celebres..

Ella levanta la mano como si fuera a golpearme, pero no lo hace. El silencio cae entre nosotros. Un silencio tenso, incómodo...

Y como un idiota, abro la boca otra vez.

—¿Tú no sales con alguien? —pregunto, tratando de sonar casual—. Ya han pasado tres años… se que es muy duro superarme, lo entiendo. Pero no te puedes quedar sola toda la vida.

Ella suelta un sonido con la boca, Tipo pffsssks.

Sí, tal cual. una mezcla entre burla e incredulidad.

—Ya quisieras —murmura—. La verdad, gracias a ti no quiero saber nada de los hombres. Fuiste un mal referente, ¿ok? Incluso podría haber intentado con otro… —Hace un gesto con la mano que parece un dibujo de anatomía—.lo que tú ya sabes que no pudimos. Pero no quise. No quiero. Elección personal.

Casi freno en seco.

¿Es en serio? No puedo creer que lo haya mencionado como si fuera una broma, como si fuera un tema casual en una cena familiar.

—¿Había necesidad de mencionar eso, Sera? —mi voz baja, tensa—. Sabes que… es un tema sensible. Para los dos.

Ella abre los ojos un poco, como si recién se diera cuenta de lo que dijo, de lo que tocó.

—Gabriel… yo… perdón. No quise… —se muerde el labio, incómoda, culpable.

Gira el rostro hacia la ventana, como si los edificios de la ciudad fueran más fáciles de mirar que a mí.

El silencio nos apodera el resto del camino. Yo solo sigo conduciendo, con la garganta cerrada y el recuerdo de lo que pasó apretándome el pecho.

Cuando por fin giré hacia la entrada del edificio, Sera enderezó la postura, como si necesitara aire nuevo para sacudirse lo que acabábamos de tocar. No la culpo. Yo también lo necesitaba.

—Llegamos —murmuré.

Ella se baja de la camioneta como si la hubiera tenido secuestrada tres días sin agua.

Ni gracias me dice.

Desagradecida.

Yo cierro la puerta y, aunque no debería, la miro.

Dios… se veía hermosa hoy.

No sé en qué momento me acostumbré tanto a verla con el cabello largo que olvidé lo bien que le queda el cabello corto, despeinado por el viento, brillante, enmarcándole la cara como si lo hubiera diseñado un arquitecto obsesivo.

Me aclaro la garganta, incómodo con mis propias estupideces.

¿Qué mierda estás pensando, Gabriel?

Contrólate.

Es el enemigo.

EL ENEMIGO.

Sacudo la cabeza, como si eso fuera a resetear mi cerebro defectuoso.

Ella levantó la mirada y apenas vio el edificio frente a ella puso una expresión de… wow. Por primera vez desde que volvimos a coincidir, la veo genuinamente impresionada.

—¿Qué? —pregunto, intentando sonar normal—. ¿Te gusta?

Ella da un paso al frente, mirando el edificio como si fuera Disneyland para adultos funcionales.

—¿Que si me gusta? —exclama—. Gabriel, es magnifico.

La observo otra vez —error grave— y noto cómo el corte hace que su cuello se vea más estilizado, que sus labios resalten más…

Dios, necesito un golpe.

Enemiga, Gabriel.

E-ne-mi-ga.

¿Quieres que te lo deletree?

Respiré hondo, buscando mi dignidad, que aparentemente se quedó en el asiento trasero de la camioneta.

—Trabajé mucho para esto —digo, abriendo la puerta del lobby—Días, noches, fines de semana, feriados, y uno que otro intento de insomnio. La empresa salió de cero. Con cinco locos que creyeron en mí… cuando yo estaba reconsiderándolo.

Pero valió la pena.

Ella entra. Fascinada.

—Wow.

Sí. Wow.

Ese es mi bebé.

Mi empresa arquitectónica.

Lo único que me ha mantenido cuerdo desde que ella.

Ok, no. No pienso en eso.

No hoy.

Las puertas del ascensor se abren y subimos. Mientras ascendemos, le explico:

—Los del equipo inicial siguen conmigo. No me soltaron ni cuando parecía que nos íbamos a estrellar de cabeza. Dos de ellos trabajaban conmigo en la empresa anterior. Los otros tres son amigos de la universidad… de los que no creían que yo iba a terminar vendiendo empanadas en la calle.

—Siempre fuiste brillante —dice Sera, sin mirarme del todo.

Las puertas se abren en mi piso. Ella da un paso adentro… y de nuevo, se queda muda.

Una de mis expresiones favoritas.

Cuando entramos, cinco cabezas se levantan.

Cinco pares de ojos me miran y luego la miran a ella.

Y ahí voy yo, sintiendo cómo algo en mí se infla… ¿Orgullo? ¿Nervios? ¿Reflujo? No sé. Pero es incómodo.

—Buenos días —anuncio, más serio de lo normal.

Todos saludan.

Yo doy un paso al lado, señalándola.

—Ella es Seraphine Díaz—digo—. La nueva integrante del equipo. Va a ser nuestra diseñadora gráfica es una profesional en su trabajo, puntual… —miro de reojo sus ojos, que brillan ridículamente bien bajo las luces LED— …y experta en arruinar autos los lunes.

Ella me clava una mirada que podría incendiar el edificio entero.

Perfecto. Equilibrio natural restaurado.

—Ignórenlo —dice Seraphine, con su sonrisa de “estoy siendo amable porque hay testigos”—. Es un pésimo comediante y un mentiroso certificado.

Mis socios se ríen. Traidores.

Diego, mi proyectista, se acerca emocionado.

—¡Seraphine! ¡Bienvenida! Gabriel nos habló de ti.

Yo cierro los ojos.

Mátame. Quémame. Lánzame por el hueco del ascensor…

Ella levanta una ceja.

—¿Ah, sí? ¿Y qué dijo?

No, no, Diego, te lo ruego, no abras esa boca.

—Pues que eras… —Diego piensa, moviendo los dedos como si buscara la palabra apropiada—…intensa.

Yo me quiero evaporar.

Ella sonríe. Peligrosamente tranquila.

—¿Solo intensa? —pregunta ella—. Qué considerado de tu parte, Méndez.

Todos se ríen otra vez. Míseros traidores.

Trago saliva y trato de recomponerme.

—Bueno —digo, palmoteando mis manos para recuperar la autoridad que acabo de perder—. Seraphine estará trabajando en la identidad visual de la firma. Cualquier cosa que necesiten, háganmelo saber a mí o a ella.

Los cinco asienten, organizándose de nuevo.

Seraphine mira el espaciocon ojos gigantes, curiosos, fascinados…

Mi firma no tenía oficinas tradicionales.

Nada de “oficina del jefe”, ni puertas cerradas, ni esas peceras de vidrio donde uno finge que trabaja.

No.

Yo tiré todo eso a la basura desde el día uno.

El espacio era abierto, luminoso, enorme.

Los escritorios eran amplios, cada uno aislado por divisiones de vidrio templado que reducían el ruido y daban privacidad sin convertir el lugar en una morgue corporativa. Técnicamente no tenía oficina… pero todos aquí sabían quién mandaba.

Es decir:

No necesitaba una puerta para que supieran que si movían mi café, ardía Troya.

Aun así, teníamos tres salas de juntas repartidas por el piso, todas insonorizadas, con pantallas gigantes y mesas donde cabía medio ejército si queríamos.

Yo había invertido más en esas salas que en mi propia cama.

Prioridades.

Y claro… ver su cara de sorpresa me da una satisfacción absurda.

Ella me mira.

Yo miro a cualquier lado que no sea ella.

—¿Y dónde trabajo? —pregunta.

—Te muestro —respondo, caminando hacia su escritorio recién montado—. Está junto al mío.

—Qué conveniente —murmura, cruzándose de brazos.

—Qué coincidencia —corrijo, con una sonrisa.

1
Nancy Parraga
una mujer que no se valora y permite que un hombre la veo como objeto sexual es deprimente y mal ejemplo para las mujeres
Nancy Parraga
Adelina no se respeta ese hombre la he dicho tantas veces que no tienen nada y ella sigue de arrastrada
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
creo que ella estuvo embarazada y perdió al bebé y el idiota la llama madre frustrada que odioso
Nancy Parraga
no estarán bien hasta que no saquen lo que sea que lesxpaso
Nancy Parraga
es claro que hay un ciclo sin cerrar y algo que no terminan de culminar
Nancy Parraga
por tus miedos la rompiste la dejaste en sus peores momentos y ahora eso se llama cobardía
Nancy Parraga
Que el hijo se escapara y fuera donde Sera no es culpa de ella es tuya por imbécil y ya le jodiste la vida una vez la dejaste y ahora la culpas le pones sobrenombre no la respetas y todavía te crees con derecho a acusar
Nancy Parraga
🤭🤭🍿🎵
Nancy Parraga
Dios dale respiro a la pobre mujer
Nancy Parraga
Por eso es todo el lío creo yo
Nancy Parraga
Creo que algo de ella al parecer no puede tener bebé o perdió cuando estuvo el el cínico de Gabriel
Nancy Parraga
Será podrá ser un desastre pero no es ninguna mustia como el idiota de Gabriel
Nancy Parraga
Gabriel alejate no le hagas mas daño por qué aquí tu eres el único desastre en la vida de Sera
Nancy Parraga
Todas creen que Sera esta loca, pero no es así, es Gabriel que sabiendo lo que ocultan el es el culpable por qué la provoca si el sabe que el fallo como ex hasta por respeto si aún entre ellos hay tensión debe de ser más precavido y no idiota
Nancy Parraga
Sera alejate de tu ex ya has experimentado su egoísmo por qué te gusta torturarte
Nancy Parraga
Gabriel es un idiota de primera
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ellos tienen mucho dolor hasta resentimiento en uno al otro creo que necesitan una buena charla o un psicólogo para que superen todo lo que vivieron y no resolvieron
💞Agustina Intriago 💕🌙
Creo que ya bastante daño le ha hecho a Sera para que ella tenga que aguantar a semejante idiota, cínico descarado
💞Agustina Intriago 💕🌙
No hay hombre más cínico que Gabriel, el es el responsable es su hijo y va a reclamar cuando el no tiene derecho ni autoridad moral para reclamos
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