Malas Decisiones.!

Era consciente de que no debía involucrarme con nadie, ya que mi tiempo en el país sería muy breve, pero me resultaba imposible resistirme.

Mi cuerpo, atraído por la chica, nos llevó a la pista de baile. Como si todo el universo estuviera de mi lado, la música cambió a algo más relajado. La chica tenía las manos frías, como el hielo.

La abracé suavemente de la cintura, deslizándome por su delicada figura, mientras ella envolvía mi cuello con sus brazos, quedando nuestras caras muy cerca una de la otra.

Desde la perspectiva del personaje Nova:

Había observado en numerosas ocasiones a otras personas disfrutar de ese tipo de baile.

El suave roce del hombre hizo que mi piel se erizara al instante. Con timidez, coloqué mis manos en su cuello.

Mi corazón palpitaba con tanta fuerza que tenía miedo de que él pudiera escucharlo, de tan cerca que estaba de mí.

El baile era suave, su perfume entraba en mi nariz como una droga.

Sus manos me acariciaban la espalda suavemente, alterando todo mi ser.

¡Yo tengo novio! exclamé sin pensarlo, aunque pensé que el hombre me soltaría de inmediato y se marcharía.

Sin embargo, sucedió todo lo contrario: se acercó aún más a mí.

Y, ¿puedes decirme dónde está tu novio en este momento? ¿No debería estar a tu lado? - dijo el hombre a mi oído, provocando que se me erizara la piel.

Sus manos, en un instante, estaban en mi rostro, llevando su boca a la mía. Yo jamás había dado un beso; mi madre me lo tenía prohibido.

Mis ojos se cerraron y no pude resistirme; mi cuerpo se sentía ligero.

El beso fue lento, pero rebosante de pasión, una emoción que pude sentir en mi estómago.

En este momento, no me interesa nada más que pasar un tiempo a solas contigo, dijo el hombre mientras su cuerpo se acercaba al mío, acelerando mi respiración y sintiendo sus fuertes brazos rodear mi cintura.

Vamos, te llevaré a un lugar más tranquilo, me dijo mientras me tomaba de la mano.

Yo lo seguía, sintiendo que mis instintos me estaban ganando.

Al salir por la parte de atrás, un auto negro y lujoso nos estaba esperando.

—¡Vamos, súbete! —dijo el hombre.

Lo miré, deseaba hacerlo, quería irme con él, aunque en ese momento ni yo misma entendía por qué.

Subí al auto con un poco de torpeza, ya que me sentía muy mareada.

Bajé la falda de inmediato al darme cuenta de su mirada fija en mis piernas.

—Richard, conduce lo más rápido que puedas hacia mi apartamento —dijo el hombre, posando su mano sobre mi muslo.

Sentí que mi respiración se detenía por un momento debido a su toque.

En pocos minutos, llegamos al lugar y detuvimos el auto.

Caminaron hasta el elevador, donde empezaron a besarse apasionadamente.

Al abrirse el elevador, entramos a un departamento donde el hombre cerró la puerta. Me miró por unos momentos y, en ese instante, me sentí un poco nerviosa cuando bajó los tirantes de mi vestido blanco, dejando al descubierto mis senos.