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¡Le Vendí Mi Virginidad!

¡Le Vendí Mi Virginidad!

Status: Terminada
Genre:Amor a primera vista / Novia subastada / Amor-odio / Contratadas / Venderse para pagar una deuda / Completas
Popularitas:13.7M
Nilai: 4.5
nombre de autor: Ana de la Rosa

En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.

NovelToon tiene autorización de Ana de la Rosa para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap. 6

La penumbra de la habitación apenas disimulaba la silueta de Sorimar, envuelta en la audaz lencería negra que la señora le había entregado. Cada susurro de la tela contra su piel era un tormento, un recordatorio de la farsa que estaba a punto de vivir. El golpe en la puerta fue un trueno en su pecho, un latido desbocado que amenazaba con rasgarle el alma.

Al otro lado de la puerta, Eykel, con el corazón blindado por el desprecio, suspiró con frustración. En su mente, la imagen de su padre apostando por una mujer tan joven, le hervía la sangre.

Abrió la puerta, sus ojos se clavaron en ella. Un silencio abrumador se instaló en el aire.

Sus miradas se encontraron, y el mundo pareció detenerse en ese instante.

"Es increíble", pensó él, con una furia fría anidándose en su pecho. La analizó como si analizara un contrato millonario; Ella estaba ahí, tan relajada, tan cómoda, sin importarle entregar su virginidad a un extraño. Una mujer sin pudor, sin dignidad, una interesada. Él siempre había escuchado que las mujeres son delicadas con su virginidad, pero a la mujer que tenía enfrente solo le importa el dinero.

Su voz, gélida y cortante, rompió el silencio. —Señorita, póngase algo más de ropa.— permaneció de pie con las manos en los bolsillos.

Sorimar estaba embobada, era el hombre perfecto, y su fragancia amanerada inundó el espacio. Su postura gritaba poder y control absoluto. Ella, con el corazón en un puño, intentó proyectar una coquetería que no sentía. — ¿Cómo así? ¿No entiendo? Creí que mientras menos ropa, mejor.

El conjunto de encaje negro, casi transparente, revelaba la exquisita curva de su cuerpo. Ella luchaba por mantener la calma, por mostrar una tranquilidad que no existía. Por dentro, los nervios la devoraban.

— Entre nosotros no pasará nada.— sentenció Eykel, sus ojos desnudándola con una intensidad que la hizo temblar.

— No quiero jugar al gato y al ratón. Vamos a salir de esto lo antes posible. No hay necesidad de amanecer juntos.— respondió ella, la exasperación tiñendo su voz. — Cuanto antes, mejor. Ahí están los preservativos.

Eykel no podía dejar de admirar su belleza. En otras circunstancias, ya la tendría debajo de él.

— No me estás entendiendo.— aclaró él, su voz grave. — No te voy a tocar. Estoy aquí por un pequeño error.

Las palabras de Eykel fueron un golpe seco, sal en la herida, un vacío helado en el pecho de Sorimar. Si él no quería tener intimidad con ella, se esfumaban sus planes. El dinero, el único salvavidas al que se aferraba, se le escapaba de las manos. Se paró frente a él, con la determinación ardiendo en sus ojos. Acortó la distancia, desafiante.

— Óyeme bien, no me importa la razón por la que estás aquí.— espetó ella, la voz apenas un susurro cargado de veneno. — No me importa si no quieres estar conmigo, pero no estoy dispuesta a perder ese dinero. ¿Me escuchaste?

En ese instante, sus miradas se cruzaron, y una corriente eléctrica, una atracción indomable, recorrió sus cuerpos. Una sensación desconocida, peligrosa.

Eykel quedó impresionado con sus ojos, y ella, ella se sentía pequeña frente a él.

— ¡Vaya!— exclamó él, el desdén en su voz. — Al menos no disimulas tu ambición.— se cruzó de brazos.

— ¿Piensas que estoy aquí por gusto?— replicó ella, su orgullo herido.— Pues no.

Intentó darse la vuelta, pero él la detuvo, sus manos firmes se posaron en su cintura. La cercanía de su cuerpo, la fuerza imponente de él, la hizo temblar de nerviosismo.

— Suéltame.— imploró, nerviosa.

Él pudo notar debilidad en su rostro, pero su mirada seguía retándolo.

— Tengo todo el derecho a tocarte. ¿O qué creíste, que esta noche ibas a rezar? Te voy a soltar porque no me gustan las mujeres de tu tipo, y para que respires tranquila, ya deposité el dinero.— la soltó rápidamente, como si su piel fuera fuego.

Sorimar se alejó de él, sentándose en la cama para recuperar el aliento. La tensión entre ellos era demasiado palpable.

— Uf, qué alivio.— dijo ella, y un suspiro tembloroso escapó de sus labios. — Entonces no hay ningún problema.

Ambos guardaron silencio, pero seguían mirándose con una intensidad que desafiaba los límites.

Sin embargo, Sorimar tenía una duda, la cual quería aclarar. — Ya que estamos más relajados, te voy a hacer unas preguntas: ¿Por qué pagaste tanto dinero? ¿Por qué no dejaste que tu papá ganara?

Esa pregunta le recordó el motivo por el cual estaba allí. Él se sentó en el sofá, pasándose las manos por la cara. Respiró hondo, negó con la cabeza, sintiendo una batalla interna librándose en su interior.

— No tengo que responderte… Pero lo voy a hacer. Eres una mujer hermosa, pero la belleza no lo es todo. Pagué esa cantidad de dinero para que mi papá no ganara. No iba a permitir que él rebajara a mi madre con una mujer como tú. — su voz era un látigo, cargada de desprecio y repugnancia.

Esas palabras le dolieron, fueron una bofetada sin manos, pero no mostraría debilidad. — ¡Wao! ¡Ya veo!— exclamó ella, la burla tiñiendo sus palabras. —¿Y cómo soy yo, según tú?

Sentada en la cama, observaba la fría indiferencia de Eykel, una barrera infranqueable entre ellos.

— Una interesada sin dignidad. Por eso estás aquí. Ya no tenemos nada de qué hablar.— Se levantó para salir, la puerta se abrió ante él, pero su voz lo detuvo.

— ¿Eso es lo que piensas de mí? ¡Ok! Eres libre de suponer lo que quieras. Yo creo que eres un poco hombre, y no te estoy juzgando.

La acusación fue un golpe directo a su masculinidad. Eykel, un hombre en todo el sentido de la palabra, no podía permitir que una mujer hermosa pusiera su hombría en tela de juicio. Era una humillación insoportable. Se detuvo en seco, se dio la vuelta y la miró, el ceño fruncido, el labio superior mordido en un gesto de furia contenida.

— ¿Por qué supones que soy poco hombre?— La pregunta flotaba en el aire, cargada de una amenaza silenciosa.

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Gizlaine
me encantó la historia, felicidades autora
Gizlaine
Si
Micaela Machado
excelente novela me encantó muchísimo
Maby Isela Moreno
Excelente
Susi Lorenzatti
Una de las mejores, felicitaciones 👏🥰🔥🇦🇷
Ester Gonzáles Rodriges
bonita historia, continúe escribiendo y bendiciones para usted
Ester Gonzáles Rodriges
Excelente
Crisbel
Si de fácil 😭
Ester Gonzáles Rodriges
Excelente
Noerlin Mata
Me encanto, este libro .😍
Alexander Ballesteros
muy buena
Antonia
Muy bonita novela
Yomaira Pacheco
muy bonito gracias felicidades
Dolo Pavon
Excelente
indiecitajaque@hotmail.com
buensima gracias autora
Noris Edith Moreno Labastide
Ay dios mio cm gozo cn ese luchy 😂😂😂😂 esos 2 van a quedar juntos
Sami Gadea
excelente 🌹 me encantó de principio ah fin
Sami Gadea
excelente 🌹 me encantó de principio ah fin
Yuri Perez
jajajaja 😂🤣
Yuri Perez
Luchi 😭
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