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El Lobo Exiliado

El Lobo Exiliado

Status: En proceso
Genre:Hombre lobo / Magia / Brujas / Mundo mágico / Poderosas criaturas sobrenaturales
Popularitas:5.3k
Nilai: 5
nombre de autor: @ngel@zul

Desterrado. Marcado. Silenciado.

Kael fue expulsado de su manada acusado de traición, tras una emboscada que acabó con la vida del Alfa —su padrastro— y la Luna —su madre—. Desde entonces, vive apartado en las sombras del bosque, con cicatrices que hablan más que su voz perdida.

Naia, una joven humana traída al mundo sobrenatural como moneda de pago por su propia madre, ha sobrevivido a la crueldad del conde Vaelric, un vampiro sin alma que se alimenta de humanos ignorando las antiguas leyes. Ella logra lo imposible: huir.
Herida y agotada, cae en el territorio del lobo exiliado.

Kael debería entregarla. Debería mantenerse lejos. Pero no puede.

Lo que comienza como un refugio se transforma en un vínculo imposible. Y cuando el pasado los alcanza— con el nuevo Alfa, su medio hermano sediento de poder, y Vaelric dispuesto a recuperar lo que cree suyo— Kael ya no puede quedarse al margen.

Porque esta vez, no está dispuesto a ceder...

NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una pregunta sin respuesta

(Naia)

Desperté con un estremecimiento que no supe si provenía de mi cuerpo o del eco de un sueño olvidado. El murmullo del viento se colaba por la entrada de la cueva, trayendo consigo el aroma húmedo de la tierra mojada y el lejano crujir de ramas. Abrí los ojos con lentitud, reconociendo las sombras que ya me resultaban familiares: las paredes rugosas, la hoguera reducida a brasas y, a pocos pasos de mí, la silueta inmensa de Kael.

Estaba sentado en cuclillas, con la espalda encorvada como un animal que vigila. Su respiración era profunda, rítmica, y aun en la semipenumbra podía ver cómo el calor de su cuerpo parecía dominar al frío del invierno. Tenía los brazos cruzados, pero no de relajación, sino de contención: como si su propia fuerza necesitara ser amarrada para no desbordarse.

Me incorporé despacio. El movimiento hizo que un leve quejido escapara de mi garganta; Kael giró la cabeza hacia mí. Sus ojos, como dos brasas encendidas, se clavaron en los míos con una intensidad que me dejó sin aliento.

—Hola… —murmuré, y de inmediato seguí hablando —Disculpame por haberme metido en tu cama, pero... sentí ruidos y tuve miedo. —expliqué, él se quedó observándome.

No respondió. Nunca lo hacía. Pero su silencio tenía peso, un significado que iba más allá de la ausencia de palabras. Era un silencio que escuchaba, que contenía.

Me descubrí observándolo con demasiada insistencia. La forma en que sus hombros parecían soportar el peso de un mundo entero, el trazo marcado de las cicatrices que el fuego de la hoguera apenas dejaba entrever bajo sus tatuajes, la dureza de su mandíbula que se tensaba como si mordiera palabras invisibles. Había algo en él que no encajaba con la idea de un ser exiliado.

Recordé entonces lo que Iriel —la que me había dado la estaca para defenderme de Vaelric— me había contado: que en este mundo, todos tenían un compañero o compañera destinado, un vínculo tan profundo que ni la sangre ni la distancia podían quebrar. Y me pregunté si tal vez Kael...¿Acaso él tendría a alguien esperando por él, en alguna parte? La idea me provocó una punzada extraña, como un temor irracional.

Y por un instante me permití un pensamiento fantasioso, casi infantil: ¿cómo sería él si me mirara de esa forma, como una compañera destinada? ¿Sería su silencio todavía tan impenetrable, o sus ojos revelarían la ternura que se adivinaba, escondida, bajo la fiereza de su mirada? Imaginé la fuerza de sus brazos no solo como armas, sino como un refugio. Y ese pensamiento, absurdo o no, me arrancó un estremecimiento que nada tenía que ver con el frío de la cueva.

Me mordí el labio. ¿Acaso podría alguien como él… desearme?

La pregunta me atravesó como un cuchillo en mitad de la noche. Y, sin embargo, no hallé en mi interior la certeza de rechazarla.

Kael se levantó. Su sombra se proyectó gigantesca contra la pared rocosa. Caminó hacia mí, cada paso pesado como un golpe de tambor. Instintivamente, retrocedí unos centímetros, pero no por miedo, sino porque su sola presencia me abrumaba. Se detuvo a poca distancia y bajó la mirada hacia mí.

Extendió una mano. La piel curtida, marcada por cicatrices, se ofrecía torpe, insegura. No era un gesto de amenaza. Era… algo más. Dudé unos segundos antes de colocar mi mano en la suya.

El contacto me estremeció. Estaba ardiendo, como si dentro de él no corriera sangre, sino lava. Y aun así, esa calidez no quemaba: envolvía, resguardaba.

—Kael… —susurré, probando en voz alta su nombre, como si nombrarlo fuera la única manera de anclarlo a mi realidad.

Él cerró los ojos apenas un instante, como si mi voz tuviera el poder de desgarrar una herida que no se veía.

Entonces lo entendí. Su mutismo, sus cicatrices, su destierro… no eran solo marcas físicas. Eran la prueba de una condena más profunda, un dolor que había arrancado de raíz algo vital. Y, sin embargo, aquí estaba, compartiendo su refugio conmigo, permitiéndome existir dentro de sus fronteras.

Me recosté contra la pared, pero no solté su mano. Y él tampoco retiró la suya. Permanecimos así, suspendidos en un silencio que ya no era vacío, sino un puente invisible. Afuera, el viento aullaba entre los árboles, como recordándonos que el mundo era peligroso, cruel, impredecible. Dentro, la cueva respiraba con nosotros.

Mis párpados comenzaron a pesarme, pero no quería dormir. Temía que, al despertar, descubriera que todo había sido un espejismo. Kael se inclinó apenas hacia mí, lo suficiente para que pudiera sentir el calor de su cuerpo, el olor de su piel mezclado con humo y bosque.

Mi corazón latía con violencia. Su proximidad me revolvía por dentro, una mezcla de consuelo y amenaza que no sabía cómo nombrar. Quise apartarme, pero mi cuerpo no respondió. Y en ese instante comprendí la verdad que hasta entonces había evitado: algo en mí empezaba a necesitarlo.

Él se apartó de golpe, como si hubiera sentido el mismo vértigo. Dio media vuelta y volvió a sentarse junto al fuego. Su espalda ancha era ahora un muro entre los dos, un recordatorio de la distancia que debía existir.

Pero yo sabía lo que había visto en sus ojos antes de que girara: un destello breve, un deseo contenido a la fuerza.

Me llevé la mano al pecho, intentando calmar el temblor de mis propios latidos. Había una herida invisible entre nosotros, una frontera que ninguno de los dos parecía dispuesto a cruzar… y, sin embargo, cada noche, cada mirada, cada gesto, la línea se borraba un poco más.

Cerré los ojos. El sueño me arrastró despacio, y en el último instante, antes de caer en la oscuridad, tuve la certeza de que aquel vínculo que se estaba formando entre nosotros —sin importar lo que fuera— no tardaría en reclamar lo que nos pertenecía.

Desperté nuevamente con la sensación de haber estado vigilada por la calma misma. Kael estaba en la entrada de la cueva, sentado sobre una roca, mirando hacia el bosque. Su perfil se recortaba contra la claridad del sol que se colaba entre las hojas de los árboles.

Avancé con cuidado, arrastrando la manta conmigo. Él no se movió, aunque supe que había notado mi presencia.

Me senté a unos pasos de distancia, temerosa de invadir su espacio. El silencio entre nosotros era espeso, pero ya no incomodaba tanto como antes. Había aprendido que en su mutismo había más significado que en mil palabras vacías.

—No entiendo cómo sigues aquí… —murmuré, más para mí que para él.

Kael giró la cabeza apenas, lo suficiente para que nuestros ojos se cruzaran. Me sostuvo la mirada y luego la apartó, como si la respuesta a mi frase fuera demasiado peligrosa para expresarla, incluso con gestos.

Me quedé un rato en silencio, escuchando el crujido lejano de las ramas. Finalmente, decidí hablar.

—¿Sabes algo? —dije, buscando las palabras exactas —Iriel me contó una vez que aquí todos tienen un compañero.

Kael, alzó nuevamente su mirada, y me prestó atención.

— Y yo me preguntaba...Si de verdad existe eso del compañero destinado… —dije, recordando la conversación — Tú, ¿tienes una?

Mis palabras se perdieron en el aire. Por un segundo creí ver en su rostro un destello de dolor, un endurecimiento repentino de su mandíbula.

Me arrepentí de inmediato.

—Perdón. Creo que no debía...

Kael no respondió. Pero apretó el puño con tal fuerza que sus nudillos se marcaron como huesos blancos bajo la piel curtida. Luego se levantó de golpe y se alejó hacia los árboles, dejando en el aire una tensión que me encogió el corazón.

Lo seguí con la mirada hasta que se perdió entre las sombras.

Me abracé a la manta, temblando sin frío. ¿Había tocado algo prohibido o doloroso para él?

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Carola 😈🇦🇷
nos vas a matar de tanta tensión 😬 qué no la descubran 🙏
Carola 😈🇦🇷
porque noble pregunta que clase de criatura es?
✨✨Esmeralda Guzman✨✨
ojalá Kael y Naia terminen de darse cuenta que lo que está sucediendo es el amor más puro que pueda surgir entre ellos dos los dos son almas con cicatrices que curar y que mejor curarse mutuamente
Carola 😈🇦🇷
abrir con ella kael, tenes derecho, tú es un envidioso, prueba sabe que sos mejor, no lo dejes que te siga haciendo daño, no le des. ese poder😥
Carola 😈🇦🇷
me encanta la novela y no si estoy lista😬😬😬😬😬😬
Carola 😈🇦🇷
y ahi de nuevo el inseguro, ya esta hombre, eso si tenes que decirle quien sos
Carola 😈🇦🇷
nos saliste terco kael, récords lo que decía tu madre , lo demás no importa
Carola 😈🇦🇷
ella debe darse cuenta que si existen los vampiros, cabe la posibilidad que kael sea un ser sobrenatural y no humano, aparte esta fen, como ella no se da cuenta ?
Carola 😈🇦🇷
hay no sos más fuerte que eso, confía en ella mostrale quien sos, ella te va a comprender
Carola 😈🇦🇷
me encanta la novela, felicitaciones 👏🏾
Carola 😈🇦🇷
no hombre , acordate lo quebt2 dijo tú madre
eva quispe
Es una historia diferente, es fresca y excitante, me encanta como va
Carola 😈🇦🇷
están iguales.
Carola 😈🇦🇷
Noooo hombre todos tenemos derecho amar y los dioses no se equivocan como lo dijo tú madre que te amaba mucho
Carola 😈🇦🇷
el tiene miedo y siente lo mismo que vos , ojalá se sanen mutuamente
Carola 😈🇦🇷
No creo que ella te juzgue, ha. vivido ya demasiado
Carola 😈🇦🇷
pero si lo echo, porque quiere que venga a la reunión
Claudia Patricia Cruz Saa
No entiendo porque Kael sé quedó cerca , sí lo desterrados sé hubiera ido al mundo de los humanos
Carola 😈🇦🇷
ojalá Selene le hable
Carola 😈🇦🇷
si por Dios escucha a tu madre
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