Tal Vez Lo Nuestro Era Conocernos, Pero No Estar Juntos

Semanas después

Raramente todo iba perfectamente. Creo que me hacía falta pensar un poco en mí y no en los demás...

Me enfoqué en mí y en mis estudios. Mis notas subieron, y ahora soy una de los mejores promedios de mi salón. Si me lo preguntan, eso me reconforta muchísimo. Empecé a tener una relación más sana y confiable con mis amigos, y ya no tenía que fingir mi sonrisa, porque aunque no siempre estaba feliz, mis sentimientos ahora eran sinceros. Solo con quienes me inspiran confianza. Para los demás, mi corazón sigue teniendo una armadura inquebrantable.

Obviamente, hay un fantasma que me persigue hasta en los sueños, pero he sabido sobrellevarlo y verlo como un NPC en mi vida: un personaje secundario en la historia de mi existencia, alguien que no influyó ni influye en ella. Como siempre, en esta vida hay días buenos y días malos, recaídas y levantadas. Aunque cueste un poco, lo importante siempre es levantarse, sacudirse el polvo y seguir adelante con la frente en alto.

Esto no es una historia con un "Vivieron felices para siempre", porque en la vida real esa mierda no existe. No llega un príncipe a salvar a la damisela asustada. En esta historia no necesitamos príncipes ni caballeros, porque somos lo suficientemente fuertes para salvarnos a nosotras mismas del pozo profundo lleno de oscuridad, dudas y heridas.

Hombres, valoren a la mujer que da todo por ustedes, para que después no regresen arrepentidos y arrastrándose por perdón.

Josh —Mira, la cosa es la siguiente: vengo ante ti primero para pedirte disculpas. Sé que ya hace bastante rato que no tenemos ningún contacto, pero durante todo ese tiempo me di cuenta de que cometí un grave error. Hoy pensé muy bien las cosas y entendí que tenía que darte la cara como hombre y pedirte perdón por haberte juzgado y haberte puesto en la situación en la que te puse sin conocer bien los hechos. Sé que no es bien recibida mi presencia ante ti, y eso lo entiendo perfectamente, pero tomo el valor de pedirte perdón por mis acciones y mis actos en el momento en que sucedieron. Sé que no tienen justificación, pero hablando con mi mamá, ella me dio a entender muchas cosas.

Dentro de todas esas, me dijo que aunque haya pasado lo que pasó, aún estaba a tiempo de pedir perdón por la equivocación. Y de verdad, no tengo pena ni tampoco siento que estoy perdiendo el valor al hacerlo, pero sí siento que hago un buen trabajo conmigo mismo al dar este paso. Porque sé muy bien lo que pasó, y aun así yo renuncié.

De verdad, pido disculpas por haberme dejado llevar por chismes y cuentos falsos. Porque a día de hoy, a casi fecha de mi cumpleaños, razono y pienso en mi equivocación. Y estaría muy agradecido si usted me perdona. La verdad, no sé qué pase después de esto, pero sí sé que muchas cosas en mí cambiarán. Porque sé que, aunque no haya sido la mejor persona en su momento, aprendí mi lección.

Y sí, él también volvió. Y sí, le di mi perdón, porque era algo que desde hace mucho ya tenía. No le guardaba rencor (tal vez un poco), pero no el suficiente como para odiarlo. Días después desapareció diciendo: "No quiero que te vuelvas a ilusionar". Diría que es un hijo de puta, pero su mamá no tiene la culpa del mocoso tan pendejo que parió.

Vuelvo y repito: no lo odio. Y soy lo suficientemente estúpida como para volverle a hablar. Solo que esta vez estoy enfocada en mí, en mi vida y en mejorar como persona. Quien se quiera ir, se va. Y quien se quiera quedar, se queda. No estoy para agradarle a todo el mundo ni para ser una "queda bien". Soy una mierda de persona que aparentemente siente mucho... pero igual.

No hay un "felices por siempre", pero hay una mujer que vivió su primera decepción amorosa y se superó a sí misma. No hay un final feliz, amoroso y romántico, pero eso es muy cliché para la vida real.

Sigo creyendo que el amor es hermoso en todas sus facetas. Solo hay que saber escoger a la persona correcta, aquella que no te haga dudar de tu valor ni de tu luz.

Y sin más, el final de esta pequeña historia...