Letícia Miller es una excelente secretaria de un magnate rico y arrogante, un hombre que puede tener a cualquier mujer que desee en cualquier momento.
Se encuentra en apuros cuando su hijo, Pierre Miller, fruto de una noche que nunca olvidará —ya que estaba en un evento de negocios de la empresa en la que trabaja—, se enferma. Esa noche, alguien le jugó una mala pasada, drogándola y encerrándola en una habitación donde también había un hombre misterioso drogado. En ese momento ella aún era virgen, y se culpa por haber sido tan descuidada ese día. De esa noche nació Pierre.
Para conseguir la suma que su hijo necesitará y salvar su vida, ¿seguirá Letícia el único consejo de su colega o intentará otra opción?
¿Letícia salvará a su hijo Pierre a cualquier costo, o descubrirá quién es el padre del niño y pedirá su ayuda?
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Capítulo 21
Antes de la cena subimos y arreglamos todo en el cuarto de Zac, y yo fui a ducharme, me puse ropa suelta y esperé a que Zac se duchara.
Después bajamos y cenamos conversando sobre nuestro día de mañana, todos quieren ir a la piscina, y celebrar el alta de Pierre, entonces dije que voy a llamar a Roberta, y ellos aprobaron.
Cenamos y cada una se recogió para sus cuartos, también agarramos a nuestro pequeño, lo limpiamos, y Zac lo acostó para dormir, y yo fui al baño a cambiarme de ropa, me puse una camisola y un Robby encima y estaba cepillándome los dientes cuando Zac entra.
Lavo mi boca, y Zac se acerca por detrás de mí, y hunde su rostro en mi cuello, su barba sin afeitar me deja erizada. Él besa mi cuello y me ablando en sus brazos. Él muerde despacio el lóbulo de mi oreja, arrancando de mí un gemido bajo. El deseo sexual y las ganas de saber dónde todo aquello daría.
Las ganas que tengo de él, no me dejaron correr, por más que mi subconsciente gritara para que yo hiciera eso, que era errado, no conseguía, quería continuar con mi plan de mantener distancia de él, ¿pero a quién quiero engañar? Yo lo quiero también, y ni que sea solo por esta noche, voy a aprovechar.
Él pone sus manos en mi trasero y me levanta, colocándome encima del mostrador del lavabo. Quita mi hobby, no dejando de hacer un camino con sus dedos sobre mi piel y sutilmente baja la alza de mi camisola.
Sus ojos se posan en mis senos que estaban rígidos, lo quería a él lo más rápido posible, yo sé que me arrepentiría de eso más tarde. Él aboca uno de mis senos y chupa bien despacio, dando mordiscos y lamidas.
Mi interior gritaba por más, su otra mano está en mi otro seno, acariciando y apretando el pezón. Él para y sale distribuyendo besos por mi cuerpo, pasando por la barriga, después llega bien cerca de mi vagina y para, mirando firme para mí.
Zac - puedo.
Él pidiendo mi permiso, es la cosa más linda, La sonrisa en los labios de él era muy encantadora.
Leticia - Por favor, no pares...
Pido, mañosa. Zac ríe, y no espera ningún segundo, apenas pone mi braguita para el lado y su boca juega con mi clítoris.
Leticia - haa, Dios mío......
Su lengua desciende hasta mi entrada, penetrándome. Gemo con fuerza cuando él chupa mi clítoris, trayendo temblores a mi cuerpo.
Zac - Estás tan mojada, sabrosa... Quiero verte gozar en mi boca.
Zac juega con su lengua, dejándome muy loca, y cuando iba a colocar el dedo, aseguro su mano, y niego con la cabeza.
Zac - no voy a lastimarte, amor.
Leticia - no tuve a nadie más después de ti.
Zac - lo sé, prometo no ir hondo, ¿puedo?
Leticia - promete.
Zac - prometo, todo lo que quieras.
Zac vuelve a chuparme dejándome gimiendo y pongo la mano en la boca, para no despertar a nuestro hijo. Y él coloca uno y después el otro dedo, en mi c*ño, sin ir hondo.
Zac - hoo, qué delicia, Leticia, porra, tu vagina es tan apretada, ya estoy loco, quiero mucho que seas mi mujer.
No sé lo que él quería decir con eso, pero no me importa mucho, sé que él solo está hablando eso, por el deseo sexual que lo mueve, entonces quiero aprovechar, y sentir cómo es ser deseada de verdad por un hombre.
Él pone sus labios en mi clítoris, succionando y después pasa la punta de la lengua, haciendo movimientos circulares, excitándome aún más.
Leticia - eso, haa, Zac.
Zac - goza en mi boca, mi amor, goza.
Cuando no consigo más aguantar, Zac, mueve sus dedos más rápido, más sin ir tan hondo, y gozo en sus dedos, que insistía en estocar en mí, rápido y ritmado.
Zac - Eso, linda, goza para mí.
Zac susurra, en mi clítoris, y vuelve a succionar él y gozo de nuevo. Él quita su dedo de mí y lo coloca en la boca, lamiendo todo mi líquido.
Zac - Tan dulce como la miel.
Dice, deleitándose. Aquella escena solo me deja con más deseo sexual por mi jefe, y el padre de mi hijo. La palabra Jefe, vino con todo en mi cabeza...
Leticia - mierda...
Salgo de encima del mostrador, y salgo del baño corriendo. Y él viene atrás.
Zac - Leticia, qué pasó, no acabamos con nuestra broma.
Zac dice con las manos en la cintura.
Leticia - no podemos, disculpa.
Zac - ¿Y por qué no? Somos libres, Leticia.
Leticia - eso fue un tremendo error, disculpa.
Zac - un error, tú me quieres.
Leticia - Zac, a ti te gusta tener sexo con rubias, y chicas de programas, y no soy una de ellas.
Él mira para mí, irritado, y se acuesta en la cama sin hablar más nada. Y vuelvo para el baño. Cerrando la puerta.
¿Pero qué hice? Nada de eso era para acontecer, qué burrada. Agarro mi hobby y lo visto nuevamente, y voy para la cama perdida en pensamientos, sin mirar para Zac, que también está tan perdido, cuánto yo, y luego adormezco.
Despierto con la luz del sol en mi rostro, quedo algunos minutos asimilando sobre lo que aconteció ayer, percibiendo la mierda que hice. Zac estaba sacando a Pierre de la cuna, me siento, y miro para él.
Leticia - buenos días.
Zac - buenos días, mamá.
Él se sienta de mi lado. Y me mira, como si esperara algo de mí.
Leticia - no quiero que el clima quede extraño entre nosotros, Zac.
Zac - y no va a quedar, trabajamos juntos, ¿pero cómo será ahora?.
Leticia - tú eres el padre de mi hijo, tienes acceso libre allá en casa, vamos a mantener así, como tú mismo dijiste, tú solo estás atraído por mí, y no quiero sentirme herida, Zac.
Zac - Leticia, no arreglé a nadie, desde que supe de ustedes, estoy, sí atraído por ti, no voy a negar.
Leticia - no quiero ser tu atracción, Zac, eso tú sientes por las chicas que tienen sexo contigo en la oficina, nos estamos dando tan bien.
Zac - solo no desistas de nosotros.
Leticia - nosotros, somos eso, padre, madre e hijo, y siempre seremos.
Zac - no voy a desistir de ti.
Leticia - lo que sientes por mí.
Zac - no sé qué decirte, quisiera, pero no sé lo que estoy sintiendo.
Leticia - es eso, atracción, mira amé aquello, que hizo en el baño, sentir ser deseada, es algo que nunca sentí, y me gustó mucho, de lo que hizo.
Zac - quisiera haber hecho más.
Leticia - entonces paramos en la hora cierta, y si aconteciera algo más, y lo que sería el día de hoy.
Él niega con la cabeza, alisando la barriga de nuestro hijo, y me mira triste.
Leticia - no te pongas triste, está bien.
Zac - si pudiera escoger, tú formarías una familia conmigo.
Leticia - ese padre maravilloso que tú eres, sí, pero el jefe que me mostró, nunca, más ese hombre que veo aquí, ahora, te escogería mil veces.
Nuestro asunto murió, y fui a ducharme con Pierre, y después Zac, entró, y bajamos para un bello desayuno, de los dioses.
Leticia - buenos días, personal.
Melinda - buenos días, cuñada.
Leticia - jajaja, boba.
Me agacho cerca de la Doña Jeane.
Leticia - hola, mira quién va a ir a plantar con nosotros hoy, la señora está preparada para meterse en la tierra, aprieta mi mano.
Doña Jeane aprieta, y Zac se emociona.
Leticia - muy bueno, después del café te llevo con tu nieto, está bien.
Ella aprieta de nuevo y sonríe.
Me levanto y Zac me agradece casi llorando, y seco las lágrimas de él.
Leticia - nada, después mando la cuenta.
Zac - no sé lo que hago contigo.
Leticia - yo sé.
Doy una guiñada para él, y él sonríe.
Zac - después tú corres.
Miguel - buenos días, quién va a correr, también quiero.
Yo y Zac caemos en la carcajada.
Leticia - el Zac, él dijo que está un tiempo sin correr, cree.
Miguel - creo, entonces corrida de aquí a poco en la cinta.
Zac me mira feo, y sentamos.